7/22/2014

Padres creen “proteger” a sus hijas con matrimonios tempranos



   Alternativa errónea ante violencia sexual entre refugiados sirios

El matrimonio forzoso y temprano de niñas sirias en Jordania se ha duplicado desde que empezó la guerra, advirtió la organización internacional a favor de la infancia Save the Children.
 
Una cuarta parte de los matrimonios entre la población refugiada siria registrados en Jordania son con niñas menores de 18 años, según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
 
Save the Children alertó que la pobreza extrema y el miedo creciente a la violencia sexual en las comunidades de población refugiada siria hace que algunos padres sientan que la única opción que tienen para proteger a sus hijas es casarlas.
 
El matrimonio infantil ya se daba en Siria antes de la guerra, representando un 13 por ciento del total de matrimonios, pero según las últimas cifras el porcentaje se ha duplicado en las niñas que han tenido que huir a Jordania, y la mitad de ellas (un 48 por ciento) han sido obligadas a casarse con un hombre al menos 10 años mayor que ellas.
 
“El matrimonio infantil es devastador para las niñas”, explicó David del Campo, director de Cooperación Internacional de Save the Children.
 
“Las niñas que se casan antes de los 18 años tienen más posibilidades de experimentar violencia de género y tienen un acceso mucho más limitado a servicios de salud reproductiva y sexual, lo que supone un grave peligro para ellas durante su vida reproductiva”.
 
El informe detalla una serie de razones por las que las familias eligen el matrimonio temprano para sus hijas. Como refugiadas, las familias sirias tienen pocos recursos y pocas oportunidades económicas. Además, están muy preocupadas por la necesidad de proteger a sus hijas de la amenaza de la violencia sexual.
 
Con esa presión, algunas familias creen que el matrimonio infantil es la única forma de proteger a sus niñas y mejorar la economía familiar.
 
Las niñas que abandonan el colegio tienen más posibilidades de contraer matrimonio temprano y al revés, las niñas que se casan tienen más posibilidades de abandonar el colegio. Las niñas suelen dejar las clases para cuidar de su marido y de su casa o para tener hijos.
 
El informe también destaca la oposición firme de algunas familias, con casos de madres que se niegan a que sus hijas se casen. El motivo principal es que quieren que sus hijas terminen sus años de educación.
 
“Estas niñas, que tan sólo por haber tenido que huir de su país han pasado por más de lo que cualquier menor debería pasar, tienen muchas posibilidades de sufrir trastornos mentales derivados del aislamiento social, el estrés y el abuso”, añadió del Campo.
 
“Pero las secuelas del matrimonio forzoso pueden ser tanto físicas como mentales, y a veces mortales. Las consecuencias de que las niñas comiencen a tener relaciones sexuales mientras sus cuerpos se están desarrollando son devastadoras: las niñas menores de 15 años tienen cinco veces más posibilidades de morir en el parto que las mujeres que se han desarrollado por completo”.
 
Existen soluciones para prevenir el matrimonio infantil, que pasan por brindar herramientas a las niñas que les permitan aumentar su autoestima y tomar decisiones por sí mismas; apoyar económicamente y con incentivos a ellas y a sus familias para que no recurran a estas prácticas; educar y sensibilizar a las familias y a las comunidades; asegurar que las niñas tengan acceso a una educación de calidad, y fomentar políticas y leyes que aseguren la protección de los derechos de las niñas.
 
Save the Children tiene en marcha programas de sensibilización para niñas, niños, adolescentes y sus padres en Jordania, con un enfoque en la prevención del matrimonio infantil.
 
Uno de los testimonios incluidos en la campaña de la organización es de Nadia, de 16 años: “Me casé cuando tenía 15. Me obligaron a casarme porque mi familia y yo –10 personas– compartíamos una casa muy pequeña con sólo dos habitaciones. Tuvimos que casarnos, fue un día lleno de lágrimas y tristeza más que de alegría. Yo quería estudiar medicina en la universidad y llegar a ser doctora. Dejé el colegio sin terminar el curso y vinimos a Jordania. Todo quedó destruido”.
 
“Me preocupo mucho por mi hija y pensé que si se casaba iba a estar bien cuidada. Aquí en el centro de actividades nos han enseñado los peligros del matrimonio temprano. He visto el impacto que tiene en las niñas del campo y no voy a dejar que mi hija se case con la persona equivocada, aunque nos quedemos en el campo 20 años”, explicó Zada, una madre que participa en los programas de sensibilización de Save the Children en Jordania.
  
Redacción Cimacnoticias/AmecoPress | Madrid.-

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