7/26/2014

¿Es posible el desarrollo sostenible sin alcanzar la igualdad de género?



Madrid, 17 jul. 14. AmecoPress/Blog Humanum.- Esta pregunta, aparentemente sencilla, esconde tras de sí la necesidad de abordar con eficacia la igualdad de género en la nueva agenda de desarrollo posterior a 2015. No es solo por una cuestión de justicia, sino por la necesidad de hacer cumplir la agenda de desarrollo con eficacia.

Siempre que abordamos una estrategia de desarrollo surge una pregunta obligada: ¿debe la igualdad de género ser una perspectiva transversal o sectorial? En mi opinión, la experiencia nos dice que parece conveniente garantizar las dos miradas: un objetivo concreto de igualdad de género, así como targets e indicadores fundamentales que obliguen a la construcción de políticas de género que contengan medidas específicas para tener en cuenta a la mitad de la población en educación, políticas económicas, acceso a la tierra y a la energía, a la política, en la salud, etc.

Hasta ahora, este ha sido el sentir mayoritario para “desbloquear el potencial de las mujeres como motores del desarrollo sostenible”, donde se reafirma la idea de que un enfoque integral y transformador es una necesidad urgente para hacer frente a las barreras estructurales para la igualdad de género y sentar una base sólida para la futuro.

La clave ahora está en aprender de la experiencia de los ODMs y fortalecer las herramientas que no han permitido avanzar en igualdad todo lo que hubiera sido deseable.

¿Cuál ha sido el cumplimiento de los ODMs en materia de igualdad? La respuesta es desigual:

- Se ha conseguido avanzar la paridad entre los géneros en la enseñanza primaria, aunque solo 2 de 130 países han logrado esa meta en todos los niveles educativos.

- Se ha avanzado en el acceso al empleo. En todo el mundo, el 40% de los trabajos remunerados en otros sectores distintos al agrícola están ocupados por mujeres.

- Hemos avanzado en el acceso a los espacios públicos. Aún así, el 31 de enero de 2013 la proporción media de mujeres parlamentarias del mundo apenas superaba el 20%.

Sin embargo, los ODM no consiguieron abordar temas fundamentales tales como la violencia contra las mujeres, el trabajo de cuidado no remunerado, el control de la mujer sobre los bienes y propiedades, la discriminación salarial y sexual, la salud y los derechos reproductivos, y la desigual participación en la toma de decisiones públicas y privadas en todos los niveles. Tampoco consiguieron avanzar lo suficiente en mortalidad materna.

Cuáles son los retos que debemos abordar en esta nueva agenda:

La transversalidad, detallando targets específicos de igualdad de género en cada uno de los objetivos.

La implementación, consiguiendo transformar los objetivos en políticas públicas con recursos suficientes que contemplen objetivos específicos de inclusión y empoderamiento de las mujeres en todas las esferas.

La medición y rendición de cuentas, construyendo una verdadera revolución de los datos desagregados por género los indicadores que nos permitan medir en cada momento la realidad y poner el acento en aquello que no nos hace avanzar.

En definitiva, si queremos conseguir un verdadero desarrollo sostenible, es necesario que la agenda post 2015 se centre en abordar los factores estructurales que son la base de la desigualdad basada en el género, incluyendo las normas y actitudes sociales que discriminan a las mujeres. El reto ya no es solo ser eficaces y avanzar, sino mantener la firme convicción de que no nos podemos permitir un solo paso atrás. En el último siglo hemos visto caer muchos muros.

Que el siglo XXI haga caer el muro de la desigualdad de una vez por todas.

Foto: Archivo AmecoPress. La autora Leire Pajín.

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