2/05/2015

Una hoguera para Marcelo Ebrard

Política Zoom
Ricardo Raphael
¿Cuándo se ha visto en un sistema democrático que una comisión parlamentaria responsable de investigar hechos de gravedad se niegue a escuchar a la parte inculpada?


No fui yo, fue Marcelo. Así cuentan que acusó Miguel Ángel Mancera cuando en Los Pinos le preguntaron quién había filtrado a la prensa los datos sobre la Casa Blanca (de las Lomas), contenidos en el Registro Público de la Propiedad. 
En su respuesta, el antiguo colaborador de Ebrard se cobró varios agravios viejos. Tuvo la ocurrencia de señalar a su antecesor —un exiliado político en Siberia— como responsable de la improbable conspiración. 
Sin cuestionar nada, en ese momento comenzó a fabricarse una venganza con olor a linchamiento. Desde una oficina próxima al Presidente se instruyó para que las investigaciones sobre la Línea 12 del Metro tuvieran consecuencias penales y sus llamas alcanzaran el más alto nivel en el anterior gobierno de la ciudad. 
Durante abril del año pasado, la Cámara de Diputados creó una comisión especial para dar seguimiento a los recursos federales destinados a la construcción de la Línea Dorada. Esa instancia, integrada mayoritariamente por priístas, resultó un instrumento a modo para proceder con la vendetta. 
Cabe decir que en un principio acarrearon también leña para la hoguera diputados de izquierda y de derecha, próximos a Héctor Serrano, secretario de Gobierno del DF. 
Sin embargo, el domingo pasado, la extraña alianza entre Mancera y Los Pinos hizo agua. La dirigencia perredista a nivel nacional entendió que el fuego amigo entre amarillos terminaría incendiando a todo el Sol Azteca. 
Después del costo que ha implicado para el PRD la tragedia de Ayotzinapa, la desbarrancada de otro cuadro no es purga recomendable. 
Esto explica por qué los diputados priístas se quedaron prácticamente solos con su pira de fuego, un informe de trabajo de pobrísima factura. En vez de ofrecer argumentos técnicos, jurídicos o administrativos —abocados a explicar lo ocurrido durante la construcción de la Línea 12— ese texto exhibe en cada párrafo la chueca intencionalidad política que inspiró a los verdugos. 
No se trata de una investigación seria y para muestra un botón: no se recogen en sus páginas las declaraciones de la parte acusada porque ésta nunca fue llamada a comparecer. 
En la era de los juicios orales tal cosa se mira ridícula. Peor aún resultó el espectáculo de los diputados que optaron por cerrarle el micrófono a Marcelo Ebrard, una vez que el ex funcionario asistió por voluntad propia para presentar su defensa. 
¿Cuándo se ha visto en un sistema democrático que una comisión parlamentaria responsable de investigar hechos de gravedad se niegue a escuchar a la parte inculpada? 
Esa instancia perdió toda credibilidad por sus modos y la saña notoria de sus fines. Si la convicción sobre la culpabilidad de Ebrard era completa, ¿por qué negarle el uso de la voz? 
Quien haya propuesto desde Los Pinos embarcarse en esta peregrina aventura habría de ser juzgado por su rotunda impericia política: antes de ponerse en marcha la boba venganza, el ex jefe de Gobierno andaba exiliado de la escena pública; pero ahora sus enemigos, amarillos y tricolores confundidos, lo han traído de vuelta. 
La memoria es tan corta que los artífices torpes olvidaron cómo le fue a Vicente Fox cuando también quiso utilizar a una comisión de diputados para impedirle a López Obrador participar como candidato. 
Si la PGR no le sigue la corriente a los instigadores, Ebrard será legislador a partir de septiembre de este año. 
ZOOM: alguien podría aconsejarle al Presidente que encargue a Virgilio Andrade, flamante secretario de una Secretaría que no existe (Función Pública), para que investigue lo sucedido con la Línea 12 del Metro. Acaso en esta otra tarea sí encontrará a un culpable. 

@ricardomraphael

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