3/11/2015

Política y muerte


La indiferencia con la que se ven estos acontecimientos trágicos no sólo tiene que ver con la indiferencia de gobierno sino también con la muy lamentable apatía social.


lasillarota.com

Muchos muertos en pocos días. Hoy hacer política en México puede convertirse en una tragedia, no sólo porque la muerte acecha a algunos ya en la silla de mando, sino también para quienes pretenden cargos de responsabilidad pública.

Todos son vistos como fuente de apoyo o de contrariedad para el crimen organizado o para adversarios políticos, para sus partidos políticos o para sus enemigos personales;  o acaso también porque algunos tienen cola que les pisen: Y se las pisan. A saber. Es el caso de los municipios.  

Nos queda claro que en México la democracia sigue pendiente. Que nuestra cultura democrática tiene mucho que ver con más de setenta años de no ejercerla y, por lo mismo, es incipiente y débil. Con muchos vicios heredados y otros más nuevos e insospechados.

El entuerto puede ser doloroso, por lo que ya se ve desde que comenzó el proceso de instrumentación legal e institucional. Sueños y decepciones pronto, como también se ve.

Hoy ya no basta con la exhibición de vidas privadas y virtudes públicas… y todo eso que ya está siendo una forma sucia de hacer política; costosa manera de mirarse unos a otros para exhibirse en debilidades sin fortalezas, sobre todo si la exhibición es la del adversario político…

Pero ya se va  a más. De un tiempo a esta parte la violencia o la muerte parecen tener permiso. Esto es así porque en apenas unos cuantos días en diferentes partes del país se ha asesinado o intentado asesinar a militantes, candidatos o gente de gobierno.

El miércoles 18 de febrero asesinaron a Carlos Martínez Villavicencio, precandidato del Partido de la Revolución Democrática a la diputación de Tlaxiaco, Oaxaca. Hombres armados atacaron la camioneta en la que viajaba junto con dos personas más. Había sido alcalde en 2008 cuando ganó con el Partido Unidad Popular, del Movimiento Unificador de Lucha Triqui (MULT) y también fue diputado estatal de Oaxaca.

El jueves 19 asesinaron en Acapulco, Guerrero, a Guillermo Cisneros Chegue, ex regidor y militante del PAN. Al político le dispararon en dos ocasiones fuera de su negocio; en noviembre pasado mataron a su hermano en el centro del puerto.

La madrugada del viernes 20, fue asesinado el hijo de Conrado Lafarga, ex dirigente municipal del PRI.  De acuerdo con el Portal Río Doce, los hechos ocurrieron alrededor de las 00:38 horas cuando fue interceptado al bajar de su vehículo en Culiacán, Sinaloa. Hombres armados intentaron secuestrarlo y al resistirse le dispararon en varias ocasiones.

Horas antes, Cecilia Izaguirre, dirigente del PRI y coordinadora de Desarrollo Social del municipio de Lagunillas, fue acribillada. Tenía 61 años y  era suegra del candidato a la presidencia municipal.

Miguel Ángel García Covarrubias, Procurador General de Justicia de SLP informó que la señora Izaguirre murió luego de que un hombre le disparo a la camioneta donde viajaba, junto a su chofer, en el cruce del río Pinihuán.

Y apenas el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, el vehículo en el que viajaba la alcaldesa de Matamoros, Tamaulipas, Leticia Salazar Vázquez, del PAN, fue agredido por hombres que le dispararon. No lo consiguieron, asesinarla. La autoridad dice que detuvo a cuatro de los agresores quienes –dijeron, según declaración de autoridad- que se confundieron porque pensaban que en el vehículo viajaban integrantes de una pandilla criminal enemiga… Aún no se conoce el resultado de las investigaciones y hay contradicciones.

El 9 de marzo fue muerto Ricardo Mendoza Palacios, militante del PAN en el Cerro del Pedimento, jurisdicción de Santa Catarina Juquila, Oaxaca. En medio de los sucesos en los que también hubo heridos, está la administración de los ingresos en el lugar al que llegan miles de peregrinos cada día y que tan sólo ahí, en El Pedimento, significan 10 millones de pesos anuales. 

En todo caso el tema es más serio de lo que se supone en este ambiente nacional de crimen e impunidad. Ocurre que al final de cuentas no pasa nada. Que según esto, deberíamos estar acostumbrados a este tipo de información que ya pasa desapercibida debido al vértigo del todo, aquí y ahora.

La indiferencia con la que se ven estos acontecimientos trágicos no sólo tiene que ver con la indiferencia de gobierno sino también con la muy lamentable apatía social. Y hay razones: Frente a acusaciones, frente a demandas, frente a reclamos sigue el la espera, la lentitud, la desviación informativa y el silencio: No pasa nada…

Así que todos estos muertos y agraviados son parte de estadística; no son parte de la responsabilidad de gobierno y no son parte de las preocupaciones de quienes debiéramos estar atentos a esta descomposición de nuestro cuerpo político y de nuestro cuerpo social.

¿Cuántos más faltan todavía antes de las elecciones trágicas del 7 de junio? ¿Cuántos más están en peligro sin saberlo?  Este es el tiempo que nos tocó vivir.

Y, como dijera Ixca Cienfuegos en La región más transparente: “Aquí nos tocó, qué le vamos a hacer”… Sí, pero no. Algo se tiene que hacer para hacer cumplir la ley y terminar con la impunidad y la corrupción, fuente de todos los pesares nacionales de hoy, y que ya son tragedia.  

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