8/15/2015

Cobertura de feminicidio en Narvarte, sin ética periodística



   Académicas y comunicadoras critican falta de respeto a víctimas


El manejo informativo de la prensa mexicana sobre el feminicidio de Alejandra Negrete Avilés, Nadia Vera Pérez, Yessenia Quiroz Alfaro y Mile Virgina Martín, perpetrado el pasado 31 de julio en esta capital, no respeta los Derechos Humanos (DH) de las mujeres, ni es un ejercicio ético del periodismo, denunciaron hoy académicas, informadoras y abogadas.

Lo anterior como parte del foro “Comunicar el feminicidio: debates éticos”, al que convocó el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (Ceiich), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En el evento se discutió el trato mediático que la prensa oficial, “amarillista” y “progresista” han hecho del feminicidio de cuatro mujeres y el asesinato del fotorreportero Rubén Espinosa Becerril, cometidos en la céntrica colonia Narvarte.

Aimée Vega Montiel, investigadora del Ceiich, señaló que este caso dejó al descubierto como ningún otro que la forma en la que se comunica la violencia de género dista mucho de promover un ejercicio ético, que se caracterice por la diversidad de fuentes, el análisis de los hechos, la protección a los DH de las víctimas, y el manejo de información veraz y oportuna.

Por el contrario –observó–, la cobertura informativa de los hechos dejó entrever una práctica periodística que usa informaciones falsas, basadas en rumores y plagadas de estereotipos “sexistas, clasistas y racistas”.

La también integrante de la Alianza Global de Medios enlistó prácticas negativas y discriminatorias en las que incurrieron los medios de comunicación al informar sobre este caso. Entre ellas: la estereotipación, invisibilización, revictimización, naturalización, individualización, “hiperrepresentación”, el eufemismo y el sensacionalismo.

Como botón de muestra –detalló Vega Montiel–, al difundir las imágenes de las víctimas ellas fueron “cosificadas y transformadas en objetos sexuales”, además de que sus nombres fueron invisibilizados, ya que fueron los últimos en ser difundidos por los medios después del nombre del fotoperiodista asesinado Rubén Espinosa.

La experta dijo que la revictimización de las cuatro mujeres asesinadas se puede ejemplificar con una nota del diario Reforma, en la que se difunde que “a todas les gustaba la fiesta”, con lo que el diario deja entrever que ellas crearon las condiciones para que ocurriera el crimen en su contra.

A ese estigma se suma la versión que difundieron algunos medios de comunicación sobre un presunto “crimen pasional”, por lo que se pretende deslindar al Estado y a los agresores de los hechos.

Además, los medios en general retomaron la violencia de género como un suceso y no como un problema estructural.

Aimée Vega también criticó que varios medios impresos publicaran las fotografías de las víctimas tal como fueron encontradas en el departamento.

La experta señaló la responsabilidad del Instituto Federal de Telecomunicaciones (Ifetel) para transversalizar el enfoque de género en la regulación a los medios de comunicación, así como la importancia de que los mismos medios utilicen manuales y reproduzcan buenas prácticas para ejercer un periodismo que respete los DH.

Por su parte, Lucía Lagunes Huerta, directora de Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC), enfatizó que en el caso de feminicidio de las cuatro mujeres las “filtraciones” de las autoridades judiciales a los medios deben ser castigadas por el Estado.

Apuntó que la cobertura mediática del feminicidio no cumple con los principios de precisión, independencia, humanidad e imparcialidad, que caracteriza a un periodismo responsable. Destacó que, al contrario, la narrativa de los medios difunde un “espectáculo de la violencia contra las mujeres y una pedagogía de la crueldad”.

No obstante, acotó, el tema resulta “un gancho” para la audiencia y se resaltan el morbo y los estereotipos de género. Puso como ejemplo que CIMAC recopiló 786 textos periodísticos publicados en 2011 y 2012 sobre feminicidio en seis diarios nacionales (entre ellos El Sol de México, El Universal, Reforma y La Jornada), donde los casos se trataron  como “hechos aislados”, sin referencia a la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV), y sin ser objeto de análisis editorial.

La periodista con más de 20 años de experiencia en el gremio detalló que no basta respetar los DH de las mujeres en el cuerpo de las notas, sino que este enfoque debe estar presente en las cabezas, las fotografías que se difunden, y en la ubicación de esta información al interior de los periódicos.

Recordó que en la Legislatura federal pasada quedó rezagada en la Cámara de Diputados una iniciativa para reformar la LGAMVLV a fin de que incluyera el término de “violencia simbólica”, que se refiere a un manejo responsable y de respeto a la dignidad y la vida de las mujeres, por parte de los medios de comunicación.

Lagunes Huerta también señaló la responsabilidad de los representantes de las industrias de comunicación en la reproducción de estas prácticas, quienes han hecho muy poco por mejorar las condiciones de trabajo de las periodistas, y garantizarles la paridad al interior de las empresas de medios.

En conjunto, la jurista e investigadora Cynthia Galicia Mendoza, la  académica Gloria Ramírez Hernández y la periodista Elia Baltazar coincidieron en que el Estado mexicano tiene múltiples responsabilidades para garantizar una comunicación respetuosa y responsable sobre el feminicidio en el país.

En primer punto, remarcaron, el Estado tiene que responder a las recomendaciones que ha recibido a nivel internacional sobre qué va a hacer para generar estadísticas sobre feminicidio y desaparición de mujeres, además de un diagnóstico sobre esta problemática en México.



CIMACFoto: César Martínez López
Por: Angélica Jocelyn Soto Espinosa
Cimacnoticias | México, DF.- 

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