El presidente electo de Estados Unidos se ha propuesto gobernar con una visión militarista, al tiempo que el presidente de México pretende ceder a las presiones del Ejército y la Marina para que intervengan ya no sólo en tareas de seguridad pública, sino de “preservación de las instituciones y el estado de derecho”, lo que definen como orden interno.
Peña está a punto de concretar el control de los puertos del país a la Marina. Sólo es cuestión de trámite en la Cámara de Diputados. El poder civil, en este caso la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, cedió el control que tuvo por décadas a través de la Marina Mercante.