La inflación, que alcanzó altos niveles el año pasado (6.77%), debido al gasolinazo y a la depreciación del peso, entre otros factores, no sólo propició que cayera el poder adquisitivo del ingreso laboral, también golpeó con mayor fuerza a los productos de primera necesidad incluidos en la canasta básica, particularmente huevo, papa, chile, tomate, plátano y azúcar, cuyos precios se dispararon entre 20 y 73%.
A fines del año pasado, en los estados de Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Morelos e Hidalgo, más de la mitad de la población percibía un ingreso con el que no podía conseguir lo necesario para sobrevivir, y entre finales de 2016 y el mismo periodo del año pasado, el ingreso laboral real de los mexicanos cayó 2.5%.
Estas nuevas cifras, dadas a conocer este miércoles por el Consejo Nacional para la Evaluación de las Políticas de Desarrollo Social (Coneval), echan por tierra una vez más los discursos triunfalistas del gobierno de Peña Nieto, quien se jactó de haber disminuido el número de pobres, citando el Informe sobre Medición de Pobreza 2016 que publicó el organismo el año pasado.
Cuando presentó el documento, su director, Gonzalo Hernández Licona, subrayó que si bien existía una ligera mejora desde el informe anterior –que mostraba que dos millones de mexicanos se habían sumado a la pobreza durante los primeros dos años de mandato de Peña Nieto–, tal situación se debía a la baja tasa de inflación observada entre 2014 y 2016.
El funcionario insistió en que la elevada inflación del año pasado podría generar una nueva escalada de la pobreza en el país. Ello mostró que la variación del número de pobres está determinada por los precios y no por la fallida estrategia de combate a la pobreza.
De enero de 2017 al mismo mes de 2018, la línea de bienestar mínimo en las ciudades pasó de mil 371 pesos mensuales por persona a mil 490 pesos –un incremento de 119 pesos–, mientras que en el campo aumentó 86 pesos, al pasar de 975 a mil 61 pesos.
En diciembre de 2012, cuando Peña Nieto asumió la presidencia de México, la canasta básica en las ciudades costaba a cada persona mil 158 pesos mensuales, equivalente a 37 pesos por día. Al concluir su quinto año de gobierno se elevó a 48 pesos por día.
Según las cifras oficiales, entre diciembre de 2012 y enero de este año, los precios de la papa y del limón se duplicaron, mientras que el valor de la carne de res, pescado, cebolla, jitomate, naranja, plátano y azúcar se disparó en más de 40%.
En el mismo lapso, la llamada línea de bienestar –que suma a la canasta alimentaria el gasto en algunos servicios– se incrementó 25%. En las ciudades pasó de 2 mil 388 a 2 mil 989 pesos y en el campo de mil 532 a mil 933 pesos. Y el precio del transporte fue el que más creció: 37%.
El Coneval estima que para tener un nivel de vida digno –es decir, no estar en la pobreza–, un mexicano citadino requiere actualmente de por lo menos 96 pesos diarios, y un habitante de las zonas rurales necesita al menos 62 pesos.
Sin embargo, entre el momento en que Peña Nieto tomó el poder y diciembre del año pasado, el salario mínimo diario creció apenas 18.5%, al pasar de 67.5 a 80 pesos.