3/11/2018

¿Logros del Seguro Popular?


Gustavo Leal F.*

En enero 2018, de gira por Acapulco y mientras inauguraba el Hospital General, el presidente Peña Nieto anunció que éste Seguro atenderá cuatro nuevos padecimientos: cáncer de esófago, trasplantes de hígado, corazón y pulmón. Ellos cuestan, aseguró, hasta 4 millones de pesos en una institución privada. Y remató enfatizando: debemos sentirnos realmente orgullosos de los avances que como nación hemos tenido en distintos ámbitos.
En el I nforme 2015 de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), correspondiente al análisis de la Cuenta Pública 2013, consta que cuatro millones de personas mayores de cinco años carecen de acceso a servicios de salud; no tienen Issste, IMSS o Seguro Popular. Por ello, exhorta a la Comisión Nacional de Protección Social en Salud (administradora del Seguro Popular), a que investigue las causas por las cuales no se ha logrado la cobertura universal, un objetivo de ese seguro.
El informe aprecia también que para el año 2013 el Seguro Popular tenía 50.2 millones personas mayores de cinco años afiliadas, equivalentes a 49.3 por ciento de la población, en tanto que otros 47.8 millones (46.9 por ciento) era derechohabiente de alguna institución de seguridad social.
También observa que los afiliados tienen una menor cobertura de padecimientos que los derechohabientes del IMSS-Issste: mientras que éstos tienen garantizada la atención de cualquier enfermedad que presenten, en el Seguro Popular se cubren sólo 344 padecimientos, 285 esenciales y 59 de alta complejidad. Y las 344 enfermedades cubiertas por el Seguro Popular representaron 2.4 por ciento de los 14 mil 176 padecimientos registrados en el catálogo de la Clasificación Internacional de Enfermedades y Problemas relacionados con la Salud (CIE), elaborado por la OMS”.
La ASF destaca que el objetivo de reducir los gastos en salud de la población más pobre del país no se ha cumplido, ya que todavía 46 por ciento de los hogares afiliados al Seguro Popular paga de su bolsillo la atención médica, hospitalaria o medicamentos”. Esto contrasta con 19.5 por ciento que se promedia en los países de la OCDE a la que México pertenece.
Pero increíblemente, por irreal, en La brecha de la salud ( Nexos, 2/2018), Julio Frenk y colaboradores sostienen que la ampliación del gasto público –junto con la puesta en marcha del Seguro Popular– permitió extender la cobertura de la protección social en salud. El número de mexicanos con seguro público, afirman, pasó de alrededor de 40 millones en 2002 (41 por ciento de la población total) a 98 millones en 2015 (82 por ciento).
Y que con la ampliación de la protección y la disminución de la pobreza, el porcentaje de hogares con gastos catastróficos por motivos de salud se redujo de 2.7 por ciento en 2004 a 1.7 en 2014, mientras que el porcentaje de hogares con gasto empobrecedor por los mismos motivos disminuyó de 1.3 a 0.6 por ciento en el mismo periodo.
El fantástico recuento prosigue ostentando que, a pesar de que el total de hogares creció durante el periodo, el número absoluto de familias que sufrió un quebranto económico por motivos de salud se redujo de un máximo de 3.7 millones al año a 2.7 millones. Y es que el mayor avance se dio en los hogares que estaban excluidos de la seguridad social convencional.
También presumen que todos estos cambios influyeron de manera positiva en las condiciones de salud de la población: México pudo alcanzar en 2015, ostentan, casi todas las metas en salud de los Objetivos del Fin de desarrollo del Milenio. ¿Deveras?
Claro que, a pesar de este quimérico escrutinio macro y su mercadotécnico lenguaje inaugurado durante el foxismo, las prioridades sanitarias nacionales siguen estando mucho peor, justamente con y por ese multicuestionado Seguro Popular.
Según el Informe General Ejecutivo. Cuenta Pública 2016 de la ASF, en cuanto a infraestructura, equipamiento y disposición de recursos humanos, de 2004 a 2016, justo todo el periodo de vida del malhadado Seguro Popular, aumentó 37.9 por ciento la cantidad de unidades médicas de consulta externa y de hospitalización, y 59.8 la de médicos y enfermeras enfocados a atender a los derechohabientes de las instituciones de seguridad social y a los beneficiarios del Sistema de Protección Social en Salud (Seguro Popular). Sin embargo su crecimiento no fue proporcional al incremento de 97.8 por ciento de la población con acceso a servicios públicos.
Además de que –en el mismo periodo– la ASF detectó que la mortalidad hospitalaria se disparó ¡2 mil 400 por ciento! Esos resultados sugieren, comunica, que probablemente la eficiencia de la atención médica en las instituciones públicas estaría presentando importantes deficiencias.
En tanto, la Cofepris reconoce la existencia de 16 mil consultorios adyacentes a farmacias con consultas que cuestan entre 20 y 50 pesos. Y hay quien estima que hasta 65 por ciento de quienes recurren a ellos son derechohabientes de alguna institución pública.
Sin embargo, el Inegi-Santaella aprende, y pronto, del Coneval-González Licona. Como los fantásticos logros del Seguro Popular de Frenk, ahora resulta, según el Inegi-Santaella, que los mexicanos se consideran satisfechos con los indicadores del bienestar autoreportado de la población urbana. Y por lo que toca a su estado de salud, faltaba más, el Inegi-Santaella garantiza que su valoración entre enero 2017 y enero 2018 es exactamente la misma: ¡8.3! ¿En qué Mexico viven? ¿Logros del Seguro Popular para Mead y Anaya?
*Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco

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