10/26/2019

El silencio de la UNAM en el caso Lesvy


 En los 2 años con 5 meses que van de la incansable lucha de sus padres Araceli Osorio y Lesvy Rivera, para obtener justicia y que el feminicidio de su hija Lesvy ocurrido en las instalaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), no quede impune, la máxima casa de estudios fue la gran ausente en todo el proceso judicial; lejos de exigir justicia para una de sus estudiantes, le apostó al olvido del caso.
Pero el de Lesvy no es el único hecho de violencia contra universitarias, pues posterior al asesinato de la joven, han salido a la luz más situaciones de violencia al interior de la UNAM: violaciones sexuales y otro asesinato cometido en las instalaciones del CCH Oriente, todos ellos ante el silencio y omisión de las autoridades universitarias.
Luego de aquel 3 de mayo de 2017 que estremeció a la comunidad estudiantil universitaria quien se enteraba del hallazgo del cuerpo sin vida de una mujer en una caseta telefónica ubicada frente al Instituto de Ingeniería con un cable de teléfono enredado en su cuello y lesiones visibles, la reacción de las autoridades de la UNAM, fue tardía y poco comprometida.
Tras la publicación en la cuenta de Twitter de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, (PGJ) sobre el hallazgo de la joven donde aseguró a través de varios tuits “que el día de los hechos, la pareja se reunió con varios amigos en CU, donde estuvieron alcoholizándose y drogándose”, “El novio con quien la víctima vivía, informó que él trabajaba en el área de intendencia de la Preparatoria 6”, “su madre y su novio aseguraron que ella ya no estudiaba desde 2014, y dejó sus clases en CCH Sur, donde debía materias”, la UNAM también desconoció a Lesvy como parte de la comunidad universitaria.
Lesvy era estudiante en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Plantel Sur, también formaba parte de la Estudiantina Femenil de la UNAM, y Jorge Luis González Hernández, su expareja y hoy declarado culpable del feminicidio, se desempeñaba como trabajador de intendencia de la UNAM. 
Fue hasta días después del hallazgo del cuerpo y debido a la presión de la comunidad de universitarias, que el rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers emitió un escueto comunicado donde dijo “sentirse en deuda con la comunidad universitaria por no haber podido eliminar aquella violenta realidad. Son las mujeres quienes más sufren. Son ellas las que miran por encima del hombro para cerciorarse de que pueden caminar seguras, y también son ellas las que más han luchado para erradicar esta lacerante realidad”.
Se comprometió a reforzar la vigilancia al interior de la casa de estudios y conformó un grupo de académicas expertas en violencia de género que seguirían de cerca las indagatorias del caso.
Este grupo interdisciplinario lo integraron la presidenta de la Comisión de Equidad de Género del Consejo Universitario, Leticia Cano Soriano; del Centro de Investigaciones en Estudios de Género, la doctora Lourdes Enríquez; de la Federación Mexicana de Universitarias, la doctora Ydalia Pérez Fernández; de la Cátedra UNESCO en Derechos Humanos, la doctora Gloria Ramírez Hernández; y del Instituto de Investigaciones Jurídicas, la doctora Alicia Elena Pérez Duarte.
El grupo se comprometió con cuatro acciones que no sólo atendían al feminicidio de Lesvy sino que abarcaban la violencia que viven las universitarias:
  • Seguimiento de las mesas de discusión del “Protocolo de atención de casos de violencia de género” en la Universidad
  • Impulsar un protocolo de actuación con perspectiva de género para el personal de seguridad
  • Incluir en la licenciatura en Ciencias Forenses una materia de elaboración de periciales en distintas especialidades con perspectiva de género
  • Gestionar acciones académicas de difusión, reflexión y debate en torno a la prevención de la violencia de género. 
Todo ello se redujo a esporádicos pronunciamientos donde condenaron la manera en que la PGJ dirigía la investigación; a la realización de algunos foros en la UNAM y la develación de una placa en memoria de Lesvy en su primer aniversario luctuoso.
La participación institucional de la UNAM se desdibujó mientras los familiares proseguían la lucha por la verdad y justicia, acompañados de las jóvenes universitarias.
Pasaron ya 2 años, y hasta ahora, ni las académicas, ni las autoridades de la Universidad Nacional se han pronunciado respecto a la investigación y fallo del Tribunal, que este jueves 24 de octubre leerá la sentencia definitiva por la que condenó a 45 años de prisión al feminicida de Lesvy, su expareja.

El deslinde

Durante el juicio oral que comenzó el pasado 9 de septiembre en el Juzgado del Reclusorio Oriente, compareció ante el Tribunal de Justicia el coordinador de vigilancia de la UNAM, Teófilo Licona Ferro, quien refirió que “no recordaba” la participación que tuvo en el levantamiento del cuerpo de Lesvy, y evadió responder los cuestionamientos de los agentes de la PGJ y de las abogadas de la familia de la víctima, sobre el protocolo que se sigue en este tipo de casos.
Nuevamente las estudiantes tuvieron que presionar a las autoridades universitarias. Mientras el juicio seguía su curso, entregaron una carta a la abogada general, Mónica González Contró, en la que exigieron que se dejara de anteponer el supuesto prestigio de la Universidad sobre la vida de las mujeres, y que los funcionarios convocados a testificar en el juicio de Lesvy lo hicieran con apego a la verdad de los hechos y sin omisión. 
A pesar de las resistencias de quienes comparecieron por parte de la UNAM, quedó expuesto ante el TSJ que el personal de vigilancia de la Máxima Casa de estudios no preservó la escena del crimen, lo que derivó en la pérdida de evidencia fundamental para llegar a la verdad de los hechos.
A las audiencias, que fueron públicas y que iniciaron el 9 de septiembre y culminaron el 11 de octubre, no asistieron ni la abogada general, ni un representante de la Rectoría, ni del grupo de académicas.

Una violencia que no acaba

El feminicidio de Lesvy Berlín parece no haber sido suficiente para detener los graves casos de violencia contra mujeres en la UNAM. Entre los más recientes está una denuncia por una violación tumultuaria contra una estudiante del CCH Plantel Sur de la UNAM, en el caso podrían estar involucrados sus propios compañeros de clase.
También está el asesinato aún sin esclarecer de Aidée Mendoza Jerónimo, la estudiante de 18 años del CCH Plantel Oriente a quien le impactó una bala cuando tomaba clases el 29 de abril de 2019. A diferencia de la presión de la Academia en el caso de Lesvy, por la muerte de Aidée Mendoza no ha existido pronunciamiento ante la opacidad con la que lleva las averiguaciones la PGJ. La familia ha acusado también que no cuenta con el acompañamiento de la Máxima Casa de Estudios.
Pese a su compromiso y responsabilidad de garantizar la seguridad de sus estudiantes dentro de sus instalaciones, y más en el caso de la violencia de género, la UNAM ha guardado un silencio lastimoso para la comunidad estudiantil y para las familias de las víctimas, lo que contribuye a la impunidad.

Ciudad de México.

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