La cúpula de la Policía Federal en el Gobierno de Felipe Calderón ha sido involucrada directamente con el crimen organizado, al que debía combatir, durante la primera audiencia de Genaro García Luna. Se trata de Luis Cárdenas Palomino y Ramón Pequeño Garcí
Ciudad de México, 24 de enero (SinEmbargo).– Los nombres de los “súper policías” de Felipe Calderón Hinojosa salieron a relucir en la primera audiencia del juicio contra Genaro García Luna, el Secretario de Seguridad Pública de esa administración (2006-2012). Sergio Villarreal Barragán, alias “El Grande”, lugarteniente de los Beltrán Leyva, se presentó la mañana de este lunes como el primer testigo e involucró en el cobro de sobornos no sólo a García Luna, sino también a su mano derecha, Luis Cárdenas Palomino, quien junto con a otro mando policial, Ramón Pequeño García, fueron acusados en Estados Unidos de recibir sobornos millonarios del Cártel de Sinaloa, los mismos señalamientos que pesan contra el enjuiciado.
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Redacción/SinEmbargo
De acuerdo a los fiscales estadounidenses, tanto García Luna como Cárdenas Palomino —preso en el Altiplano por tortura— “permitieron al Cártel de Sinaloa operar con impunidad en México” durante años. No obstante, cuando ambos se desempeñaban como mandos de la extinta Policía Federal fueron reconocidos por el entonces Presidente Felipe Calderón quien confío en su Secretario de Seguridad la estrategia de su guerra contra el narcotráfico.
Los nombres de otros agentes salieron a relucir, como el de Ramón Pequeño García, quien sigue prófugo, y el de exoficial de policía de alto rango, Édgar Millán Gómez, un alto mando señalado de ser aliado de un subgrupo del Cártel de Sinaloa dirigido por Guzmán Loera, y quien fue asesinado en 2008.
Cárdenas Palomino, por ejemplo, fue galardonado en dos ocasiones por el Presidente Felipe Calderón. La primera ocasión fue el 19 de agosto de 2009 cuando le entregó la Medalla al Valor. Dos años después, el 2 de junio de 2011, le daría la Medalla al Mérito Policial, en un evento con motivo del Día del Policía en el que pidió reivindicar “a los buenos policías” y convertir a esta profesión en “un verdadero sacerdocio cívico”.
En aquel 2 de junio, el Presidente Calderón incluso habló de limpiar la imagen de las corporaciones policiales y destacó precisamente la labor emprendida al frente de la Policía Federal por García Luna —uno de sus hombres de confianza—, de quien ahora se ha desmarcado. En ese entonces tanto Genaro García como Luis Cárdenas Palomino, su entonces jefe de la División de Seguridad Regional de la Secretaría de Seguridad Pública, se encontraban en la cúspide del reconocimiento policial, un pedestal del cual han caído llevando consigo la credibilidad de la Policía que presumía Felipe Calderón.
El primer día propiamente del juicio en una corte de Brooklyn contra Genaro García Luna dejó la primera acusación directa contra el exfuncionario, por parte de un líder narco, “El Grande”, y varios detalles sobre las supuestas reuniones donde se realizaban los millonarios pagos –y otros regalos– que criminales le entregaban al llamado “súper policía” a cambio de protección, impunidad y otros beneficios.
La Fiscalía ha dicho que tiene otros 70 testigos, entre quienes se encuentran varios testigos cooperantes. Se espera que en los próximos días testifiquen figuras como Édgar Valdez Villarreal, un narcotraficante que en su momento también señaló los supuestos vínculos de García Luna con el crimen organizado. Pero también hay expectativa de otros testimonios como el de Iván Reyes Arzate, quien fuera el enlace principal entre las agencias de inteligencia estadounidenses y mexicanas, y quien se declaró culpable de conspirar para traficar cocaína en un tribunal federal en Brooklyn.
Genaro García Luna, Luis Cardenas Palomino e Iván Reyes Arzate fueron tres de los principales elementos de la extinta Policía Federal que implementaron la estrategia de seguridad en el Gobierno de Felipe Calderón Hinojosa.
Reyes Arzate se declaró culpable en octubre pasado de recibir un soborno a cambio de asistir al cartel de la droga El Seguimiento 39, asociado con el Cártel de Sinaloa, —con éste último también se presume que tenía vínculos García— para enviar cocaína desde México a Estados Unidos.
“Al aceptar miles de dólares en sobornos a cambio de información sobre las investigaciones de las fuerzas del orden sobre El Seguimiento 39, Arzate forjó una deplorable alianza con traficantes de droga”, dijo en el texto el Fiscal del distrito este de Nueva York, Breon Peace, que señaló que el excomandante “traicionó” así al “pueblo de México que había jurado proteger”.
PEQUEÑO GARCÍA Y CÁRDENAS PALOMINO
Los fiscales que llevan el caso de García Luna también acusan a Ramón Pequeño García, otro exelemento de la Policía Federal, y a Luis Cárdenas Cárdenas Palomino de brindar protección al Cártel de Sinaloa, que comandaron Ismael “El Mayo” Zambada y Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera. El Departamento de Justicia dice que ambos “aceptaron millones en sobornos” para proteger al grupo delictivo.
En México, personal de la Marina Armada de México detuvo el 5 de julio a Cárdenas Palomino, extitular de la División de Seguridad Regional de la Policía Federal y extitular de la AFI, en Naucalpan, Estado de México.
La Fiscalía General de la República lo acusa de tortura contra cuatro detenidos en 2012, entre ellos el hermano y un sobrino de Israel Vallarta, víctima de un montaje al igual que la ciudadana francesa Florence Cassez.
En julio, el abogado de la familia Vallarta, Héctor Alberto Pérez Rivera, reveló en entrevista con Aristegui Noticias que un Juez federal también giró una orden de aprehensión contra Pequeño García por su probable responsabilidad como autor material de torturas.
En julio de 2015, Pequeño García fue cesado de su cargo por instrucción del entonces Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
Desde el año pasado la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda informó que congeló las cuentas de Cárdenas Palomino y Ramón Pequeño, considerados junto a García Luna como “súper policías” del Gobierno de Felipe Calderón. Actualmente está prófugo.
Iván Reyes Arzate, apodado “La Reina”, fue durante mucho tiempo el enlace principal entre las agencias de inteligencia estadounidenses y mexicanas. Hoy es clave en el caso contra Genaro García Luna, el secretario de Seguridad Pública de Felipe Calderón Hinojosa.
La Justicia de EU señala que Arzate participó en noviembre de 2016 en una reunión con líderes del crimen organizado y compartió con ellos información de investigaciones de las autoridades de Estados Unidos a cambio de un pago de 290 mil dólares, monto por el que también acordó colaborar con el narcotráfico.
El mando policial formaba parte desde 2003 de la Unidad de Investigaciones Especiales de la Policía Federal, el área dedicada a combatir al crimen organizado en colaboración con los agentes de la DEA. Cinco años después, en 2008, ya en el Gobierno de Felipe Calderón fue promovido como el responsable del departamento, convirtiéndose así en uno de los hombres de máxima confianza de García Luna.
Estaba previsto que Reyes Arzate, que fue comandante desde 2008 a 2016, fuera puesto en libertad y deportado a México el 27 de enero de 2020 tras cumplir una condena de 40 meses en Chicago por filtrar información confidencial a un cartel de droga mexicano. Sin embargo, días antes la Fiscalía de Nueva York le presentó más cargos, y su caso fue asignado al juez Brian Cogan, que presidió el juicio de Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”, al que condenó a cadena perpetua.
La Fiscalía federal vincula el caso de Reyes Arzate con el de García Luna, acusado de narcotráfico por este mismo tribunal de Nueva York. De acuerdo con la acusación, Reyes Arzate ocupó su cargo en la época en la que García Luna fue el secretario de Seguridad de México, entre 2006 y 2012, y ambos recibieron sobornos del crimen organizado.
-Con información de Romina Gándara y Monserrat Antúnez
Obed Rosas
Es licenciado en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón de la UNAM. Estudió, además, Lengua y Literatura Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras.
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