La autopista Palenque-San Cristóbal de las Casas no es un proyecto nuevo. Nació en el periodo del gobernador Juan Sabines Guerrero (2006–2012), pero hoy, como muchos otros megaproyectos a lo largo y ancho del territorio nacional, se resucita en el sureste mexicano de la mano del actual gobernador Eduardo Ramírez, quien actúa en alianza con el gobierno federal.
El viejo sueño empresarial denominado Centro Integralmente Planeado Palenque (CIPP)-Cascadas de Agua Azul, respaldado en ese momento por el presidente panista Felipe Calderón, no pudo concretarse debido a la resistencia de las comunidades organizadas del Modevite y de las bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
La represión en aquellos años no detuvo las movilizaciones que
impidieron que continuara el trazo carretero, pero, en 2019, el Congreso
de Chiapas lo resucitó y rebautizó con el nombre de Eje Carretero Transversal Pijijiapan-Palenque
,
un proyecto que se conecta con el Tren Maya (sobre el cual, por cierto,
el gobierno federal acaba de reconocer la destrucción medioambiental
que provocó su construcción).
Para legitimar la escalada de la megacarretera, el gobierno de
Chiapas impulsó una consulta el pasado 23 de marzo, pero, advierte el
Modevite, se trata de una consulta amañada que se realizó en las cabeceras en lugar de las comunidades afectadas por la obra
, que pertenecen a los pueblos tseltal, tsotsil y mestizo.
Las comunidades basan su defensa en algo que parecería no muy difícil
de entender: Su derecho a la libre determinación, al territorio y a
vivir en armonía con la naturaleza, en un medio ambiente sano, seguro y
sustentable. Desde sus orígenes, reclaman, esta autopista ha sido un proyecto discriminatorio, racista y excluyente de quienes trabajamos la tierra y habitamos el territorio
.
Tiempos turbulentos
nerviosismoque durante semanas se mantuvo en los mercados internacionales devino en histeria y ayer, en cadena y por segundo día consecutivo, se desplomaron tras el banderazo oficial de la guerra comercial declarada por el salvaje de la Casa Blanca, quien alegremente decidió quitar los alfileres con los que medianamente se sostenía la economía global.
Habrá sangre, presagian analistas financieros y subrayan su advertencia por el galopante riesgo de una recesión que sacudiría al planeta. Todo, por la alocada decisión de una sola persona, Donald Trump, quien ha puesto a parir a la comunidad de naciones.
Algunos mandatarios quedaron pasmados por la decisión del presidente
de Estados Unidos; otros (como los besa suelas Javier Milei, Nayib
Bukele y Daniel Noboa) agradecieron que sólo nos aplicó el 10 por ciento
,
y potencias reclamaron la medida de Trump, con las islas de los
pingüinos (Heard y McDonald, ubicadas en la Antártida) en primer lugar,
mientras otras, como China, replicaron esa resolución (aranceles
adicionales de 34 por ciento a productos estadunidenses), por violar gravemente
los derechos e intereses legítimos de nuestro país en una acción
unilateral que viola gravemente las regulaciones de la Organización
Mundial del Comercio y socava el sistema multilateral de comercio basado
en reglas
.
Lo cierto es que los mercados internacionales tienen los pelos de
punta y están al borde de un infarto: se desplomaron el financiero, el
bursátil y el cambiario. De acuerdo con un análisis del banco JP Morgan,
la decisión de imponer aranceles a todo y a todos equivaldría a al mayor incremento de impuestos desde la Segunda Guerra Mundial
, de tal forma que las probabilidades de que la economía mundial entre en recesión a finales de año pasaron de 40 a 60 por ciento
por la decisión de Trump.
En el balance, los principales índices de la bolsa neoyorquina se
desplomaron entre 6 y 5.5 por ciento, y de acuerdo con los Bloomberg la
caída ha significado la pérdida de cerca de 5 billones de dólares en valor
.
Se reporta que los principales corporativos de la tecnología
registraron quebrantos multimillonarios: Apple, alrededor de 280 mil
millones de dólares; Nvidia, más de 145 mil millones y Amazon, 142 mil. Y
en medio del terremoto financiero, el presidente de la Reserva Federal,
Jerome Powell, advirtió que los aranceles resultaron mayores de lo esperado
, por lo que la inflación tenderá a incrementarse, al igual que el desempleo, mientras la economía estadunidense se desacelera.
En otras plazas, la caída fue sostenida: en Japón, el índice Nikkei cayó 3 por ciento, y 1.5 el Hang Seng de Hong Kong. Los mismo en las bolsas europeas: París (2.26 por ciento), Fráncfort (1.84), Milán, (1.79), Londres (1.28) y Madrid (5.83).
En el caso de nuestro país, el principal indicador de la Bolsa Mexicana de Valores se desplomó 4.87 por ciento, mientras los precios accionarios de algunas empresas cayeron entre 15.83 por ciento (Vista Energy) y 7.22 por ciento (Proteak). Las de Grupo Peñoles, de la familia Bailleres, bajaron 14.85 por ciento, y 7.61 por ciento las correspondientes al Grupo Financiero Inbursa, de Carlos Slim. Ello, mientras la cotización del peso se depreció 52 centavos frente al dólar, moneda ésta que a su vez cayó a un nivel no reportado desde hace tres años.
Bien lo advierte el canciller Juan Ramón de la Fuente: estamos inmersos en tiempos turbulentos
, en nuestro país y el mundo, y si en el primer round de la guerra comercial México jugó bien sus cartas y medianamente la libró (en la creencia de que la Casa Blanca le da trato preferencial
,
lo que habrá que ver), no hay que cantar victoria ni bajar la guardia,
porque la pelea continua, especialmente cuando es por todos conocido que
el contrincante es un cavernícola.
Todo eso y más ha provocado la decisión unilateral y caprichosa de una sola persona –para muchos, patadas de ahogado de un imperio que se desmorona– en un planeta habitado por alrededor de 8 mil millones de seres humanos, a los que nadie tomó en cuenta, y si ello ha sido posible es porque el grueso de los gobiernos y las instituciones en el mundo vergonzosamente se han sometido a las órdenes de Estados Unidos, dejando de lado la verdadera alternativa para sus respectivos pueblos: multilateralismo, respeto y negociación entre iguales.
Las rebanadas del pastel
Históricamente, a la comunidad de naciones le ha costado muchísimo las salvajadas políticas, económicas y sociales del inquilino en turno de la Casa Blanca, y esta situación permanecerá mientras aquella se lo siga permitiendo. ¿Hasta cuándo?
En este país la celebración se realiza los primeros días de abril y se llama el Festival de Qingming o el Día de la limpieza de tumbas, que es una tradición que implica rendir homenaje a los ancestros.
Esta festividad comparte muchas similitudes con la celebración del 2 de noviembre en México: las familias limpian las tumbas y cuelgan flores de colores en las lápidas. Sobre el sepulcro montan una ofrenda en la que colocan papel que tiene triángulos y figuras recortadas –como el papel picado–.
Ponen comida, por ejemplo, los tradicionales dumplings – jiaozi, en mandarín, empanadas rellenas de carne cocidas al vapor–, frutas: mandarinas, manzanas, plátanos y kiwis; tomatitos cherry, panes y galletas de arroz, trozos de pastel, caramelos, cigarros, botellas de licor, tazas con té y hasta palillos para comer.
En la tradición oriental destacan los fajos de billetes falsos encima de las tumbas o se pegan frente a los nichos para que los ancestros tengan bienestar, incluso algunos hacen dibujos de celulares para que tengan conexión con el más allá. Estos papeles eran quemados, pero las autoridades prohibieron esta práctica para evitar la contaminación.
Uno de los panteones más famosos de Pekín es el cementerio revolucionario de Babaoshan, en el distrito de Shijingshan, donde descansan líderes históricos de China. Es uno de los más concurridos durante el Qingming, pues recibe a miles de personas que acuden a barrer las tumbas de sus difuntos. Esta práctica se hace en silencio o con oraciones; algunos ponen música a bajo volumen y cantan en un susurro para sus muertos. Se trata de una celebración familiar, íntima y de mucho respeto.
De acuerdo con testimonios, en las casas chinas también se venera a los difuntos, se escriben sus nombres y las familias encienden incienso; sin embargo, no acostumbran montar ofrendas como en México.
Pese a la solemnidad que implica la celebración, en Pekín se llevan a cabo diversas actividades para conmemorar el Qingming, pues además se trata de un día de asueto para los chinos. En algunos parques, como el Templo de la Nube Blanca, se realizan ceremonias con música tradicional, que también se convierten en un foco de atracción turística.
Las Autoridades del gigante asiático refieren que la festividad
también es para celebrar la llegada de la primavera, ya que es el día en
que la naturaleza despierta vistiendo el mundo de verde; todo es nuevo, limpio y fresco
.
Este esfuerzo se desplegará a través de una multitud de iniciativas como Cosechando Soberanía, Alimentación para el Bienestar, Liconsa, Fertilizantes para el Bienestar, Producción para el Bienestar y Productora de Semillas del Bienestar. La primera canalizará créditos a 300 mil pequeños y medianos productores con una tasa de interés de 9 por ciento (menos de la mitad de lo que suelen cobrar los bancos), y se espera que para 2030 llegue a 750 mil beneficiarios. Los créditos tendrán cobertura en caso de imprevistos climáticos y se otorgarán junto a acompañamiento técnico agrícola, investigación y sanidad animal y vegetal, semilla de alta calidad, así como garantías de acceso a un mercado justo, aspecto imprescindible para paliar la pobreza rural acentuada por los grandes márgenes de ganancia de los intermediarios. Fertilizantes para el Bienestar y Producción para el Bienestar llegarán a alrededor de 2 millones de pequeños productores.
En conjunto, estas instituciones y programas buscan aumentar la producción de maíz blanco, frijol, arroz y leche hasta revertir el estancamiento y los retrocesos padecidos durante el periodo neoliberal. Para el maíz blanco, semilla que constituye la base de la dieta mexicana, el objetivo es alcanzar el cien por ciento de autosuficiencia con un millón 200 mil toneladas, 17 por ciento más de lo que se produce hoy. Debe recordarse que, mediante una reforma constitucional presentada por la mandataria, este grano ya se encuentra protegido del empuje de las trasnacionales que buscan remplazar los maíces nativos con semillas transgénicas cuyo impacto en la salud sigue siendo objeto de controversia.
Lo que es incontrovertible es que el herbicida más empleado en los cultivos transgénicos es un cancerígeno prohibido en muchos países y por el cual su propietaria ha debido pagar miles de millones de dólares en indemnizaciones. Asimismo, está comprobado que el régimen de monocultivo en que se siembran todos los transgénicos por motivos de rentabilidad, aunado a los plaguicidas y herbicidas, es causante de una caída catastrófica en la biodiversidad, al aniquilar a las especies vegetales nativas y a toda la cadena alimentaria dependiente de ellas.
La autosuficiencia y la soberanía alimentaria son metas irrenunciables para garantizar el acceso a los nutrientes como un derecho humano y no como una mercancía dependiente de los vaivenes de los mercados internacionales, que responden únicamente a la búsqueda de ganancias. Asimismo, constituyen pilares de cualquier esfuerzo de combate del cambio climático y de resiliencia ante sus efectos, y cobran una importancia máxima incluso en momentos en que nuestro principal socio comercial, que es también el origen de la mayor parte de nuestras importaciones agrícolas, ha emprendido una guerra arancelaria que aumentará los precios y trastocará las cadenas de suministro.
Por todo lo anterior, es de saludarse el lanzamiento de una nueva serie de medidas de apoyo al campo con énfasis en los productores marginados, y cabe esperar que se implemente con éxito para bien de todos los mexicanos.
última palabra
Con Donald Trump ha quedado claro que no le interesa tener una última palabra. Por tanto, pretende someter a negociaciones perpetuas y perversas a los otros países. Claro que, como dice su vocera, siempre está abierto a escuchar las solicitudes de quitas a las tarifas impuestas a distintos países, a los que por cierto les ha puesto aranceles diferenciados, justo para llevarlos al terreno que le conviene, que es la negociación de uno por uno, lo cual le aleja de esas engorrosas y riesgosas negociaciones multilaterales o incluso trilaterales.
El presidente Trump no se inmuta siquiera por incurrir abiertamente en agravantes como son la alevosía y ventaja. Así que no hay engaño porque ha dejado claro que puede cambiar las reglas y los compromisos cada vez que se le antoje, sencillamente porque cree tener el poder para hacerlo. Pero mientras impera esa arbitrariedad, en el mundo se irán gestando antídotos contra esa barbarie desatada: el juego es más complejo de lo que supone Donald Trump.
Eduardo del Castillo V.
Recuerdo que, ante la magnitud numérica –un millón de personas–, los que asistimos a la concentración en la que una multitud le mentaba la madre a los diputados, jueces y Vicente Fox, vimos una diferencia con otras protestas de esos años. Las frases que la gente escribió en cartulinas, en los parabrisas de sus coches, en mantas eran de una contundencia pocas veces vista. Incluso el arreglo entre la indignación y la broma dio paso a una teatralidad súbita: un caballo hecho con huacales por algunos comerciantes de un mercado se juntó por la dinámica de la marcha con un joven disfrazado de Quijote. Había ahí, además de la indignación contra Fox, representado por Javier Vega Memije –todavía me acuerdo de su nombre–; Juan de Dios Castro, de Acción Nacional, casi en representación de Manlio Fabio Beltrones, del PRI, y la SCJN de Mariano Azuela, una comprobación de la propia fuerza de la respuesta multitudinaria.
Al mitin convocado el 24 de abril se le llamó originalmente marcha del silencio
,
como la del 13 de septiembre de 1968 en repudio a la represión, pero
fue todo menos eso, porque brotó de ella la felicidad de que éramos
mucho más de lo calculado y casi seguros de que podíamos ganar. Lo
hicimos a mediano plazo: el entonces jefe de Gobierno de la capital del
país fue desaforado, pero Fox se desistió de meterlo a la cárcel. Optó
por el fraude electoral que llevaría a Felipe Calderón a tomar posesión
en 2006 y que desataría la cruenta guerra contra el crimen
que,
en realidad, intentó ser una limpieza social. El movimiento no triunfó
hasta 2018, pero se transformó y creció en las sucesivas presidencias de
la izquierda. Aunque muy parecido a sus orígenes, hoy el obradorismo es
mucho más rico.
Revisando textos de esos años, me encontré con un pequeño cuaderno
que publicamos en 2006 varios fotógrafos coordinados por Frida Hartz.
Rosa Albina Garavito recopiló las frases de la gente que asistió y yo
traté de escribir un primer acercamiento a lo que era, sin duda, un
movimiento político nuevo: el obradorismo. De las frases que se
recopilaron de los manifestantes y que leo ahora, después de 20 años, me
quedo con estas: Vamos a triunfar desaforadamente
; “ Peje El Toro será Presidente”; Todos ellos tienen fuero, lo que no tienen es vergüenza
; Fox, baja ya el telón, la farsa ha terminado
; Prefiero ser labrador que Fox terrier
; Todos somos López, hasta Jennifer
; A ustedes les da más miedo emitir la sentencia que a mí escucharla
; La facultad de decidir es nuestro derecho
.
De las imágenes resuenan, después de dos décadas, las de Omar
Meneses, de las mujeres en la valla viendo el desempeño de la sesión en
la Cámara de Diputados, enjugando una lágrima para, segundos más tarde,
levantar el puño; las de Cecilia Candelaria, de un dibujo en una
pancarta que dice: ¿Cuál cambio?
, en la que al derecho se ve la
cara de Salinas de Gortari y al revés la de Fox; la de Ernesto Ramírez,
de un cartel con el rostro de López Obrador al que le pusieron un
sombrero de verdad, y otra, también de Candelaria, en la que un hombre
lleva un retrato de Felipe Ángeles con la frase No se puede privar a
los demás de la libertad sin perderla uno mismo. No se puede impartir el
terror sin estar poseído por el terror
. La frase del general, que
muchos años después sería el nombre del aeropuerto de López Obrador,
casi presagia lo que sería esa época hasta 2018.
De mi texto, recupero algunos párrafos que hoy me parece que tienen ecos: “‘ Peje El Toro es inocente’ es la fórmula por todo Reforma cuando el Nosotros los pobres encuentra continuidad en ‘Primero los pobres’, y el hecho de que los perseguidores de Andrés Manuel lo disminuyan con ‘el señor López’, sólo lo refuerza como un hombre común, el ciudadano en el que la gente ve un signo de identidad: ‘Todos somos López’, dice una hoja de papel pegada a la carriola de un bebé. Los López son los que esperan en la antesala del Ministerio Público, que hacen filas en las ventanillas de jubilación o se apretujan en el subterráneo que nacionaliza el término ‘metrosexual’”.
Otra que recupero al vuelo: El lopezobradorismo surge como una
forma de defender el derecho del personaje a participar en la elección
de 2006. Es el derecho de todos. De ese lado de la nación, la ciudadanía
es algo que se ejerce desde las calles; la política no se termina en
los políticos, ha llegado la hora de los siempre esperanzados. Y surge
toda una respuesta cultural al desafuero: las sentencias de la gente, no
las de los jueces. Llenas de humor y desparpajo, las frases que la
gente va escribiendo a mano en un diario colectivo de la afrenta son
legión, pero sobre todo son significativas de un ánimo esperanzado en el
poder de la palabra escrita sostenida en pancartas improvisadas por la
ciudadanía. Hay agravio, pero todavúa más esperanza
.
Y finalmente: “Desde algo tan lejano como 2004, el lopezobradorismo había hecho visible a un país que estaba llegando a su límite de hartazgo por la falta de resultados de la política y los políticos. Ahí seguían los miles esperando un cambio, no sólo en los derechos sociales, sino sobre todo en lo cultural: donde los pobres, los morenos, los viejos, las mujeres no fueran nacos, invisibles, los nunca escuchados y jamás atendidos. Un nuevo lugar donde el chiste de moda –¿por qué a AMLO le dicen el Whiskas? Porque ocho de cada 10 gatos lo prefieren– no dé risa, sino convoque a la incomodidad. El obradorismo es, desde las jornadas contra el desafuero, ese malestar. Un recelo necesario”.
Todavía se escuchan los ecos.
gente común y corriente, como el suscrito, no alcanzó a percibir la grandeza de la intención.
Dicha observación nos incitaba a dudar de que la entidad federativa que cuando pierde arrebata
fuese una realidad y, a partir de la toma de posesión del hombre, dejaría de serlo.
Pasaron los años –seis para ser precisos– y la gente común y corriente
llegó a la conclusión de que, tan negativo resultado, más bien sugería
un pequeño error de imprenta en el origen: en vez de leer refundar
debimos haber leído refundir
.
El hombre procedía de la presidencia municipal de Tlajomulco, misma
que había alcanzado gracias al respaldo de López Obrador, a quien
traicionó por dejarse seducir por un grupo de empresarios conservadores,
preocupados por el ridículo y los panistas –especialmente el último de
ellos, de sobrenombre Etilio
– que en plena euforia le había mentado la madre a todos los que no lo respaldaban.
Era evidente que el PAN no podía ganar y se fabricó, con éxito, la candidatura de Alfaro enarbolando un ideario tomando prestadas las letras MC, que preconizaban un incoloro e inodoro Movimiento Ciudadano.
El caso es que la fuerza conservadora recuperó el gobierno del estado y no lo ha soltado. Sin embargo, debemos reconocer que el actual, lejos está del despotismo que caracterizó al de Alfaro. Pablo Lemus Navarro es muy diferente a su antecesor, quien, por cierto, tenía otro candidato para sucederlo.
Entre otras cosas, procede de una ordenada familia de clase media que vivió de una prestigiada tienda de instrumentos musicales y un tío fue uno de los mejores futbolistas que en México han sido.
Alfaro, por su parte, desciende de un ex presidente de la Federación de Estudiantes de Guadalajara y el último rector de dicha estirpe que padeció la Universidad.
La retahíla de acciones censurables y subrepticias que le comportaron pingües ganancias al gobernador que acaba de salir, lo ponen en el filo de la navaja y a menos de que el sucesor lo proteja, debería acabar mal. Temas hay muchos que, esperábamos, salieran a la luz paulatinamente, pero las circunstancias se adelantaron y es de suponer que deberá explicar el extraordinario desarrollo de la delincuencia organizada durante su sexenio.
No es Teuchitlán, entre la población de Tala y de Ahualulco, al
poniente de Guadalajara, el único sitio que tiene embarrados restos de
la presencia del narcotráfico y cosas peores. Al noreste de nuestra
ciudad capital, aquella orgullosa tierra que conocemos como Los Altos,
ya hace tiempo que se ha convertido en un paraje dominado por la
delincuencia, que contó con el disentimiento de las autoridades
estatales, agravado por el hecho de que la zona roja
se extiende a
Aguascalientes, Zacatecas y, sobre todo, Guanajuato que, según parece,
se ha vuelto el paraíso de la delincuencia organizada.
Hay que tomar en cuenta la situación del llamado Norte de Jalisco: Bolaños, Colotlán, Chimaltitán, etc., que es una tierra donde la miseria y la complejidad del terreno están que ni mandados a hacer para las actividades clandestinas. De ahí, sin embargo, no se dice prácticamente nada. ¿Y qué decir de la colindancia con Michoacán? Esta entidad le echa la culpa a Jalisco y éste a su vez se lo revierte.
El tema del entrañable pueblo de Teuchitlán, tanto del rancho Izaguirre es la punta de un iceberg
de podredumbre comarcal que, si se investiga con más cuidado, tiene mucho por ofrecer.
Alfaro no asoma ni las narices; su sucesor ha dado la cara como debe hacerlo un hombre honrado. Uno de sus problemas mayores debe ser discernir entre quiénes de su entorno pueden tirar la primera piedra. Al hombre le quedan cinco años y medio de gestión, con la mejor de las intenciones. Sería una pena que le echaran a perder sus proyectos.
Supongo que también los jaliscienses deberíamos dar la cara junto a él y abrir la boca para manifestar lo que pensamos.
Gracias a la invitación de Gaby Pulido, que coordinó Memorias de infancias del exilio chileno en México, a quien Maipy Duarte entregó los primeros testimonios que reunió, incluidos los nuestros, entonces iniciamos.
Al leer cada uno de los escritos, junto con Angie Santa María Daffunchio, con quien hicimos equipo los tres para llevar a cabo el cuidado de la edición, el diseño, la obra gráfica y la diagramación –incluso para redactar este escrito–, nos inundaron un amor profundo y compromiso porque esta es nuestra propia historia con nuestros entrañables amigos del exilio.
La portada: construcciones de casas que se agrupan, haciendo un todo de fragmentos como si fueran nuevos hogares de culturas abrazadas que se dan, países latinoamericanos rotos por las dictaduras, así va este libro. Y en la contraportada, una rosa de Carlos Payán.
Nos conmovieron profundamente los escritos de amigos tan queridos, ecos en las palabras compartidas de cada uno. Los haikús de Graciela Corona, la transcripción de la novela testimonio de José Miguel González Casanova, a quien sus amigos chilenos en la primaria del Colegio Madrid a sus ocho años le narraban el vivido golpe de Estado.
Al leer cada testimonio, la forma de construirse y construir desde la fragmentación, desde diversas maneras de ver y entender la realidad, comprendimos que estos escritos no podían recibir un formato rígido y estandarizado para editarse ni para su diseño, tanto por el sentir del desarraigo como por la pertenencia, y como por el trazo con que se dibujan estas infancias, entre fantasías, sueños, despedidas, juegos, ternura, inocencia, sorpresa, miedo…
La idea del diseño es crear una atmósfera del color de la infancia en
medio de la tristeza, el desconcierto, junto a la magia de lo
desconocido, la esperanza y supervivencia ante la injusticia, lo
entrañable. Por ello, pausas y espacios visuales que ofrecen a cada
texto su lugar particular junto a la fotografía de cada autor en unidad
con la diagramación y los dibujos de Temok, en un recorrido donde se
pasean por entre las páginas en estampas milagritos
, motivos en repujado: México y Chile, conformando un espacio infantil de juego, sorpresas, movimiento.
Incorporamos, gracias al bello prólogo de Beatriz Gutiérrez Müller, el título de esta obra.
Fuimos siempre inseparables
, escribe Diego Zemelman Schmauk al final de su testimonio con que cierra el libro, la última página.
Palabras en este libro que nos dejan tarea como humanidad, que no debieran desaparecer de nuestro lenguaje, de nuestra vida: inseparables, país hermano, refugio, trabajo, escuela, seguridad, vínculos de vida y para siempre, parte de mí, extrañar, amistad, amar, ser libre, libertad, comunidad, enamorarnos, hermandad, solidaridad, integridad, dignidad, compañerismo, dolor compartido, lazo de afecto. Y otras palabras que sí debieran desaparecer, pero no como lo intentó la dictadura, sino desaparecerlas porque no deben repetirse nunca: prisioneros, campos de concentración, huir, escondernos, matanza, traición, torturados, desaparecidos, quemados, rotos, jodidos, presos.
Entonces, este libro se puede leer como pasajes, momentos, instantes o impactos de vida, la vida profunda, con encuentros, pérdidas, separaciones… En este contexto, mantenemos la edición más allá de la sintaxis y la propia semántica, de la puntuación y de los tiempos verbales: los que no se han ido o que se encuentran en los recuerdos como si hoy fuera ayer y a la inversa. Creemos, con Foucault, que el enunciado es siempre un suceso que ni la lengua ni el sentido pueden agotar por completo.
Porque no es lo mismo: Junto a Salvador Allende
, que: Junto con Salvador Allende
. Ni es lo mismo: Las fuerzas de seguridad no lo permitían
que: Las fuerzas de seguridad no lo permitieron
.
“Nuestras familias eran perseguidas, huir, escondernos, luego el asilo, después el exilio; muchos de los nuestros cayeron en las garras de las ‘hienas’, los agentes de la dictadura. Con mis hermanos sufríamos por nuestra abuela Laura Allende, diputada, hermana del tío Chicho, el famoso apodo de Allende, junto a la tía Marianne, que fueron llevadas prisioneras a uno de los tantos campos de concentración de Pinochet.” Cristóbal Pascal.
A pesar del dolor que sentimos, México nos recibió con su
explosión de colores y alegrías; con sus olores distintos, con su maíz y
su gente risueña. Familias solidarias nos han tendido la mano, tratando
de hacernos sentir menos ajenos a este país. Quisiera volver a ser la
niña que no sabía de traiciones, matanzas y torturas.
Solveig Dahm Ortúzar.
Vivimos innumerables cosas juntos, crecimos juntos, unidos. Ahora
me doy cuenta, después de leer este libro, que los quiero más de lo que
creía. Que los extraño más.
Mauricio Uribe.
Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y ex presidente Andrés Manuel López Obrador, gracias por haber hecho posible esto, por preservar esta memoria.
Para efectos prácticos, la figura de Donald Trump es, ante todo, continuidad. Es un rostro más de la larga cadena de presidentes estadunidenses cuya principal agenda ha sido promover, proteger e imponer los intereses de su país sobre los del resto del mundo. Los matices se encuentran en las formas, pues mientras para los anteriores mandatarios la diplomacia, la propaganda y la hegemonía cultural eran los instrumentos que facilitaban el cumplimiento de estos intereses, desde su primer mandato Donald Trump optó por los instrumentos de las amenazas y la demagogia.
Contrariamente de lo que algunos pregonan, el hecho de que Trump haya optado por este peculiar estilo de gobernar no obedece exclusivamente a su personalidad (aunque este factor, sin lugar a dudas, juega un papel importante) sino, ante todo, a variables locales e internacionales.
Desde el punto de vista local, es de sobra conocido que, por lo menos
los últimos 25 años, la calidad de vida del estadunidense promedio ha
venido disminuyendo. Contrariamente a la realidad que conocieron las
generaciones posteriores a la Segunda Guerra Mundial, las últimas no han
conocido la movilidad social, la posibilidad de comprar una vivienda
propia ni de planear una vida al margen de los vaivenes económicos.
Además, estos ciudadanos –muchos de ellos blancos
y protestantes– se encuentran experimentando una epidemia
de adicciones a estupefacientes, lo cual refuerza la sensación de que esa sociedad está al borde del abismo.
En el escenario internacional, Estados Unidos no las ha tenido todas consigo. Por lo menos desde finales de la primera década de 2000, también ha estado perdiendo liderazgo en materia económica, energética, militar y geopolítica, gracias al fortalecimiento de China, Rusia, India e Irán, al mismo tiempo de la degradación de sus aliados estratégicos como Japón, Reino Unido y la Unión Europea.
Debido a estas contradicciones históricas, la figura de Donald Trump no es otra cosa más que la aparición y consolidación de una figura política, cuyo peculiar liderazgo concentra el malestar de algunos sectores políticos, empresariales y, sobre todo, de una ciudadanía que al escuchar las majaderías, los vituperios racistas y las amenazas, sus angustias, temores, resentimientos y frustraciones, adquiere consuelo.
Por desgracia, la solución que proponen Trump y los empresarios que lo acompañan no radica en formular políticas que disminuyan las distancias entre los de mayor y menor ingreso; tampoco en consolidar diversos programas de gobierno en favor de los sectores más vulnerables, mucho menos consolidar reformas fiscales que obliguen a las corporaciones a retribuir lo correspondiente al erario. Contrariamente, se vislumbra un ataque a la de por sí precaria y casi inexistente salud pública, exclusiones fiscales a las grandes trasnacionales e indiferencia ante las insultantes ganancias de las armerías y el capital financiero.
El segundo mandato de Trump se abre paso como un gobierno cuya intención es utilizar la fortaleza de un liderazgo, con métodos permitidos y no permitidos, para que las compañías reinviertan en Estados Unidos y de esta manera posibiliten de nuevo que ese país esté en condiciones de imponer su hegemonía a todo el orbe.
En esta clave es como debe leerse el acercamiento de Trump con Moscú, pues para efectos prácticos, la capitulación de Ucrania le retribuye enormes bonos a Washington, ya que Kiev le entregará tierras con minerales raros como pago del financiamiento de la guerra contra Rusia. Además, las compañías estadunidenses se verán beneficiadas con jugosos negocios, y por si fuera poco, la humillación de la guerra perdida la cargarán Ucrania, Reino Unido, Alemania y Francia.
El particular estilo de gobernar de Donald Trump está abriendo puertas que los propios estadunidenses no habían querido abrir en el pasado, porque si bien es cierto que siempre han velado por sus intereses, antes se preocuparon por cuidar las apariencias: promovían la democracia, la libertad y los derechos humanos para justificar las intervenciones más allá de que derivaban siempre en muerte y destrucción.
Con sus descalificaciones a los migrantes, pobres y los pueblos no anglosajones, Trump contribuye a erosionar la creencia de que para dominar y coaccionar se requiere aplicar métodos de persuasión, seducción y hasta de recompensa. Por el contrario, con el multitudinario apoyo tras sus espaldas, Trump refuerza la percepción de que es posible y viable, políticamente, aplicar la utopía de las clase empresarial estadunidense: clasificar a los humanos de acuerdo con categorías, prescindir de los menos aptos y en una de esas, hasta eliminarlos.
No exageran aquellos que establecen paralelismos entre Trump y el fascismo. Donald Trump ha abierto puertas, y el huevo de la serpiente anida dentro.
Don Pablo escribió el libro mientras era director de la Escuela
Nacional de Ciencias Políticas y Sociales (1957- 1965), periodo en el
cual se convirtió en facultad. El dato no es menor, no sólo por lo que
implica escribir un libro de tal profundidad al tiempo que se dirige una
institución académica, sino por la amplia mirada y diálogo
internacional e interdisciplinario que González Casanova imprimió a la
facultad y a sus propios trabajos. Como ejemplo, hay que recordar la
creación del Centro de Estudios Latinoamericanos, que recibió a
importantísimos exponentes del pensamiento crítico latinoamericano.
Angélica Cuéllar escribe que don Pablo siempre fomentó que los estudiantes realizaran trabajo práctico, que fueran a las fábricas, a los mercados, al campo
.
Esta fuerte relación entre la teoría y la realidad, entre el concepto y
el dato empírico, serían una de las características de La democracia en México,
donde el autor lograra identificar las diferencias entre el país formal
y el país real, así como relaciones de explotación de tipo colonial
dentro de un mismo Estado-nación.
El libro aparece además en un contexto marcado por el triunfo de la revolución cubana (1959) y el surgimiento de luchas por la liberación nacional en Latinoamérica. Para apoyar dichas causas, el propio González Casanova impulsó, junto a personalidades como Lázaro Cárdenas y Carlos Fuentes, la conformación del Movimiento de Liberación Nacional, en 1961. Por aquellos años, el pensamiento social latinoamericano estaba marcado por una profusa producción teórica, artística y literaria en la que destacaban dos líneas de horizonte político: el desarrollismo difundido desde la Cepal, y el dependentismo como corriente crítica que fortalecía las vías al socialismo. En el ámbito nacional, fue la época del movimiento ferrocarrilero, con sus presos políticos, y del movimiento de los médicos y la abierta represión del Estado. La democracia en México sería un libro premonitorio de un sentir popular que más tarde se materializará en el movimiento de 1968.
Sin dejar sus orientaciones políticas, don Pablo buscó que éstas no se convirtieran en prejuicios para sus investigaciones, por lo que en La democracia en México realiza un análisis riguroso de las relaciones económicas, políticas y sociales que caracterizaron al México de su época. Combinando teorías, métodos y técnicas de investigación, el autor somete a revisión estructuras de poder, sociales y políticas, y el desarrollo económico del país. Los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y también la Federación, los estados y los municipios, así como el Ejército, los sectores empresariales y la religión serían temas de análisis de González Casanova.
En 1966, don Pablo sería nombrado director del Instituto de
Investigaciones Sociales (IIS), que por estos días cumple 95 años de
existencia. Al respecto, Ricardo Pozas Horcasitas, escribe: “ La democracia en México
fue también parte de la agenda temática de los cambios introducidos por
González Casanova en el rediseño de la agenda de investigación del
IIS”. En 2015, al conmemorar los 50 años de la aparición del libro, don
Pablo afirmará: Más que un programa de investigación, mi obra ha
girado en torno a un programa de lucha... hacia la construcción de la
alternativa
.
Mucho ha pasado desde la publicación del libro. Los estudios sobre la democracia se han visto enriquecidos con el paso del tiempo. En nuestro país, diferentes especialistas han reflexionado sobre la transición democrática, la alternancia en el poder, la democracia desde abajo y también sobre las amenazas a la democracia en las décadas recientes. Un común denominador existe en esos nuevos trabajos: La democracia en México es punto de partida o referencia necesaria. En los próximos meses, en el IIS-UNAM realizaremos un ciclo de conversatorios para analizar los aportes, vigencia y retos de La democracia en México a 60 años de su publicación (https://www.iis.unam.mx/95-aniversario/).
Escribía González Casanova en sus palabras preliminares en 1963: Reconocer
nuestra realidad, acabar con los fantasmas que nos asustan, con las
simulaciones, con la retórica y la propaganda que nos enajenan, con la
falsa idea de que la mejor manera de amar a México es ocultar sus
problemas; buscar así una acción política que resuelva a tiempo, cívica,
pacíficamente, los grandes problemas nacionales es el principal
objetivo político que buscamos
.
*Sociólogo
Hijos míos, nuestros vecinos están locos y el barrio se ha vuelto peligroso e imprevisible. Tranquilos, no pasa nada, pero por si acaso, vamos a acumular comida para tres días por si les da el siroco y deciden atacarnos. Si el objetivo es calmar y transmitir seguridad a la prole, el fracaso será absoluto. Si se trata más bien de escampar el miedo y abrir de par en par la puerta a la ansiedad, el éxito será rotundo, ¿cierto?
Las explicaciones de escenarios políticos y económicos complejos mediante metáforas domésticas son un recurso muy manido, así que disculpen desde ahora la falta de originalidad. Pero es una forma sencilla de abordar la decisión de la Comisión Europea de exhortar a la ciudadanía a preparar un kit de supervivencia para 72 horas que permita salir indemnes de una invasión militar o un desastre producido por la crisis climática. No son cosas ni parecidas, pero eso no viene al caso, porque a lo que hemos venido aquí es a infundir miedo. Y para eso nos sirven tanto los rusos como las inundaciones.
El pánico. Alguien en la Unión Europea ha decidido que, ante los nervios generados por la aparente renuncia estadunidense a la tutela que ha ejercido durante tres cuartos de siglo, la solución debe ser armarnos hasta los dientes. Pero aquí nadie quiere ir a la guerra; los ejércitos europeos no logran reclutar suficientes soldados y ningún hijo de vecino está dispuesto a renunciar a un pedazo del estado de bienestar en nombre del gasto militar. Así que se impone crear un contexto social de histeria que presente como inevitables medidas extraordinarias que de lo contrario serían inaceptables. Doctrina del shock emitida en vivo y en directo.
Bien mirado, no tiene ni pies ni cabeza, pero a estas alturas ya sabemos que es el relato el que sepulta al dato. Hay suficiente evidencia para establecer que la industria militar es un acelerador de la crisis climática, por lo que rearmarse para hacerle frente es un evidente tiro al pie. Y qué decir de la amenaza rusa. ¿De veras alguien cree que Putin va a atacar a un país de la OTAN? Sin exculpar de nada a un gobierno ruso que ha atacado abiertamente otro país y que, apoyando esta semana a la ultraderechista francesa Marine Le Pen tras su inhabilitación por malversación de fondos, ha vuelto a recordar quiénes son sus aliados en Europa occidental, hace falta creerse muy fuerte la propaganda de uno mismo para imaginarse a soldados rusos atacando a un país de la alianza atlántica.
Pero es más, incluso si lo hiciera, ¿la treintena de países que, sin contar a Washington, forman esta entente militar serían incapaces de defenderse con los recursos actualmente disponibles? En 2023, según cifras del Stockholm International Peace Research Institute (Sipri), la suma de los gastos militares de los 27 países de la Unión Europea fue de 287 mil 596 millones de dólares, doblando ampliamente el gasto militar ruso, que se quedó en 126 mil 473 millones.
Del mismo modo, los países comunitarios disponían de un millón 856 mil militares y paramilitares en activo, de nuevo por encima del millón 703 mil a disposición de Moscú. Es lógico pensar que, operativamente, la maquinaria rusa está bastante más engrasada que 27 ejércitos independientes, pero el problema, entonces, no es de volumen de gasto militar, que ya es alto, por mucho que Trump se queje, sino de integración política y militar. Este es el debate que tienen que dar los socios de Bruselas: ¿qué tipo de integración garantiza a los europeos una voz propia y fuerte en el mundo? ¿Qué hay que hacer para lograrla? ¿Están los estados dispuestos a ceder más soberanía?
Pero este debate se quiere liquidar a cañonazos. Y lo peor es que la inseguridad se instala, por supuesto, en nombre de la seguridad. La guerra comercial lanzada ya sin medias tintas esta semana no hará sino alimentar el discurso del miedo. Sin embargo, pese a todas las incertidumbres que nos acechan, los europeos vivimos en una de las esquinas más seguras del mundo, si no la que más. No se lo debemos a los ejércitos. Si me permiten aparcar por un instante los privilegios heredados de un pasado colonial, se lo debemos a un sistema de bienestar que, cada vez con más excepciones, nos garantiza que alguien nos va a cuidar cuando enfermamos sin preguntarnos por nuestro monedero; que alguien va a educar a nuestros hijos e hijas como el bien más preciado que tiene el futuro de una sociedad, sin que tengamos que pedir ningún crédito para financiarlo; que alguien nos va a abonar una pensión digna cuando ya hayamos trabajado suficiente. La seguridad no va de armas, va de tener la certeza de que vas a tener una mano a tu alcance cuando vengan mal dadas. Recuperando una frase que, como tantas otras, ha sido adjudicada a Churchill, no sabemos si con demasiado fundamento, la seguridad y la democracia van de tener la garantía de que, si llaman a tu puerta a las seis de la mañana, la única opción sea el lechero.
La seguridad es incompatible con el miedo por definición. Una sociedad con miedo no será nunca una sociedad segura.
Las modificaciones al artículo 4º de la Constitución, reconocen que
siendo México centro de origen y diversidad del maíz, éste es un elemento
de identidad nacional, alimento básico del pueblo de México y base de
la existencia de pueblos indígenas y afromexicanos
. Establece que su
cultivo en el territorio nacional debe ser libre de modificaciones
genéticas producidas con técnicas que superen las barreras naturales de
reproducción o la recombinación, como las transgénicas
.
Lo aprobado es relevante y significativo para México y para el mundo. Ha sido una de las reivindicaciones que levantaron los pueblos que crearon el maíz desde que se comprobó la contaminación del maíz nativo con transgénicos en 2001, punto que se plasmó en los resultados del primer Foro en Defensa del Maíz, convocado por CECCAM en 2002.
Desde entonces hasta el presente, la Red en Defensa del Maíz realizó
un sinfín de acciones para defender, afirmar y proteger el maíz nativo,
la milpa y la autonomía de las comunidades, bases que lo sostienen.
Realizó procesos y talleres para diagnosticar la contaminación
transgénica, entender sus causas y compartir estrategias para proteger y
descontaminar el maíz, articularse a nivel nacional e internacional con
otras organizaciones para la defensa del maíz campesino, exigiendo su
prohibición en México y Mesoamérica por ser un riesgo inaceptable a la biodiversidad y a la soberanía alimentaria en todo el mundo
(https://www.ceccam.org/node/2049).
La lucha contra el maíz transgénico en México es de muy amplio espectro, participan desde los pueblos que crearon el maíz hace 10 mil años y lo siguen cuidando como parte integral de sus modos de sustento y culturas, así como cientos de organizaciones civiles, sociales, ambientales, pastorales, culturales, científicas que han contribuido con acciones, denuncias y documentos. Las luchan han abarcado acciones locales, rurales y urbanas, protestas y denuncias internacionales en varios foros de Naciones Unidas, lo cual llevó, por ejemplo, a que el Convenio de Diversidad Biológica cuestionara al gobierno de México sobre la falta de protección del grano en su centro de origen. Intenté reflejar dos décadas de luchas, debates y actores en pugna en el libro de mi autoría Maíz, transgénicos y transnacionales (https://tinyurl.com/4rd24k9n).
Los cultivos transgénicos están controlados por cuatro trasnacionales: Bayer (dueña de Monsanto), Syngenta, Corteva (fusión de DuPont y Dow) y Basf. En 2012, ante la inminente autorización del gobierno para la siembra comercial de maíz transgénico a favor de estas, la Red en defensa de Maíz, junto a organizaciones de estudiantes, campesinas y científicos manifestaron enérgicamente que no lo permitirían y declararon una moratoria popular contra el maíz transgénico (https://tinyurl.com/2kh8w68y).
En 2013, se presentó una demanda colectiva firmada por 52 personas y 22 organizaciones para detener la liberación de maíz transgénico en el país. La Demada Colectiva Maíz obtuvo una suspensión legal que se mantuvo hasta el presente, aunque tuvo que librar una batalla desigual frente a más de 100 impugnaciones y ataques legales por parte de las trasnacionales.
De 2011 a 2014, en el marco del Tribunal Permanente de los Pueblos
capítulo México, se realizaron seis sesiones con cientos de personas y
expertos nacionales e internacionales, referidas a la violencia contra
los pueblos del maíz y las amenazas al maíz nativo y la soberanía
alimentaria (No toquen nuestro maíz
, https://tinyurl.com/3teset3m).
En la sentencia final de dicho tribunal se demanda que el Estado mexicano debe asumir
su responsabilidad, frente a las generaciones pasadas, presentes y
futuras, como centro de origen del maíz y adoptar todas las medidas
necesarias para garantizar la conservación del maíz nativo como fuente
principal de alimentación y como elemento cultural de cohesión y
articulación social. Debido a la gravedad de los riesgos a que se somete
al centro de origen global del maíz, sustento de los pueblos que lo
crearon para bien de toda la humanidad, y siendo México el reservorio
genético de este pilar de la seguridad alimentaria mundial, se debe
prohibir la siembra de maíz transgénico en el país
(https://tinyurl.com/muryph5c).
Crecen todo el tiempo evidencias reflejadas en artículos científicos sobre los daños al ambiente y a la salud provocados por los cultivos transgénicos y los agrotóxicos asociados a ellos. El Expediente sobre maíz genéticamente modificado y sus efectos, compilado por el Conahcyt en 2024 recoge muchas de ellas (https://tinyurl.com/23dh3tuc).
En ese contexto de vasta resistencia y presión popular, el gobierno de México publicó dos decretos gubernamentales en 2020 y 2023 restringiendo la siembra y consumo de maíz transgénico en México. Pese a ser limitados y a que México tenía el derecho, los argumentos y la razón, el gobierno de Estados Unidos y las trasnacionales obligaron a derogar dichos decretos usando mecanismos del T-MEC (https://tinyurl.com/2uc58hab).
La prohibición constitucional de siembra de maíz modificado genéticamente en México es un paso importante. La defensa real del maíz desde sus pueblos seguirá, como siempre (https://tinyurl.com/5yyf4wm4).
En 1966, la contrabajista Orin O’Brien fue contratada por la Orquesta Filarmónica de Nueva York (dirigida en ese entonces por Leonard Bernstein), convirtiéndose así en la primera mujer en formar parte de ese legendario conjunto sinfónico. En diversas ocasiones, el propio Bernstein reconoció públicamente los méritos musicales de O’Brien, quien recientemente se jubiló después de 55 años de servicio en la OFNY. Con ese motivo, la cineasta Molly O’Brien (sobrina de la contrabajista) realizó un documental titulado La única chica en la orquesta ( The Only Girl in the Orchestra, 2023), con el fin ostensible de poner de relieve la presencia pionera de su tía.
El primer gran defecto del filme (una falla que se ha visto en otros
proyectos análogos, incluso mexicanos) es el afán protagónico de la
directora, una criticable insistencia en aparecer en el documental que
hace aún más evidente su escaso conocimiento musical y sus escasos
recursos creativos para generar el menor interés en su tía, su entorno y
su circunstancia. Hay en el documental algunos apuntes útiles sobre el
sexismo en el medio musical y un par de afirmaciones reflexivas de Orin
O’Brien que bien pudieron dar pie a una exploración menos vacua y
superficial del asunto. Dice la protagonista que nunca le interesó
destacar como solista y que prefirió por ello el anonimato colaborativo
de la sección de contrabajos, y no tiene inconveniente en designar a sus
contrabajos como mascotas y a sus alumnos como hijos. Su frase más
contundente: Yo tocaba y tocaba sin cesar porque la música me ayuda a organizar mis sentimientos
.
La película de Molly O’Brien carece detestimonios de las colegas de la contrabajista, de los directores con quienes trabajó, de personajes importantes en su carrera, lo cual genera un vacío conceptual importante. Tampoco hay aquí consideraciones sobre otras intérpretes semejantes a la protagonista, o sobre el desarrollo del rol de las mujeres en las orquestas. Muy significativamente, a la directora no se le ocurrió mencionar, ni siquiera de paso, a otras importantes pioneras del mundo orquestal como la violinista Madeleine Caruzzo o la clarinetista Sabine Meyer, con lo que perdió la oportunidad de poner la historia de Orin O’Brien en un contexto más amplio y universal. En vez de ello, la realizadora dedica demasiado tiempo a temas inocuos, como el de una mudanza de la contrabajista, que ni viene al caso ni añade cosa alguna al personaje o a su sitio en el mundo orquestal y musical. A esto hay que añadir que los fragmentos de música están filmados y editados con nulo conocimiento de causa, y que Molly O’Brien comete errores crasos como presentar a un alumno de su tía que anuncia que va a tocar la Quinta de Beethoven, y en el soundtrack suena la Séptima, o incluir secuencias en las que la imagen y la música están fuera desincronía. Quizá la falla fundamental de La única chica en la orquesta está en que la directora Molly O’Brien no toma una posición, no ofrece un punto de vista, no se compromete ni con su tía ni con la música ni con su materia fílmica.
Esta película mediocre y mal hecha, producida por Netflix y realizada sin pasión, sin convicción y sin conocimiento musical, fue premiada recientemente con un Óscar como mejor cortometraje documental. Ello confirma, por una parte, la inexorable decrepitud y decadencia de los miembros de la anquilosada Academia y, por la otra, el hecho de que en estos tiempos la calidad y el rigor se ignoran y se tiran a la basura, en favor de dudosos criterios de conveniencia coyuntural y de la más pedestre corrección política. ¿Qué otra cosa puede esperarse cuando la impresentable comedieta de pastelazo Anora, de Sean Baker, es multipremiada y designada como la Mejor Película del año?
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