1/08/2009

La violencia contra las mujeres se aprende socialmente


María Teresa Pérez Vázquez
Segunda y última parte

Por Argelia Herrera Gutiérrez/corresponsal

Villahermosa, Tab., 7 enero 08 (CIMAC).- En México tenemos la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia como una forma de avanzar en ese problema, pero hace falta también trabajar, sensibilizar a los hombres sobre los efectos de su violencia ejercida contra ellas, porque ¿qué pasa con ellos, por qué violentan?

Esto es algo que ellos tienen que reflexionar, tienen que pedir ayuda y tomar decisiones para dejar de dañar de esta forma a las personas que dicen querer, afirma María Teresa Pérez Vázquez, antropóloga, socióloga, investigadora y feminista, entrevistada por Cimacnoticias al término del Taller de Violencia de Género que brindó a funcionarias y funcionarios del Gobierno de Tabasco.

-- ¿La violencia, se hereda o se aprende?, porque hay personas que dicen “yo nací violento, porque mi padre y mi abuelo lo fueron y yo lo heredé”.

-- Se aprende, definitivamente, pues las mujeres no estamos asesinando a hombres en ciertos estados o en ciertos lugares de la República. Claro que se aprende y tiene que ver con un privilegio masculino donde se les aprueba y se promueve que tienen que ejercer violencia de tal o cual forma. Esto tendríamos que prevenirlo con las otras generaciones, con las niñas y niños que están en esta socialización.

SUMISIÓN E IGLESIA CATÓLICA

-- ¿La sumisión que culturalmente se nos ha enseñado estará tomada de la mano de la iglesia? ¿Hasta donde puede influenciar esta situación en la ciudadanía mexicana?

-- En México hay una fuerte cultura religiosa, lo que es cierto es que en este sentido tendríamos que hablar de la jerarquía católica, no de todas las iglesias, porque es la que asume que las mujeres tenemos un lugar diferenciado, que tenemos menos valor, que tenemos que estar en casa. Hay una serie de mensajes morales dirigidos especialmente a las mujeres.

-- Se nos ha enseñado que desde Adán y Eva las mujeres mienten, engañan, seducen, llevan al hombre por el camino del error, ¿qué tanto influye esto en esa violencia que ahora estamos recibiendo?

-- Claro que influye, porque se les pide a las mujeres que no tengan prácticas, por ejemplo, de placer, porque se supone que si venimos desde allá entonces algo hemos cometido y tenemos que pagar. Esto afecta a las mujeres con la culpa, por el pecado y la violación de la norma. Pero ahí están los deseos, el acceso al placer es también un derecho a las mujeres, no es nada más para la población masculina de la sociedad. La Iglesia católica sí ha tenido un papel muy importante en limitar incluso los derechos sexuales y productivos de las mujeres y esa también es una forma específica de violencia hacia las mujeres.

-- Se nos enseña que las mujeres que debemos tener “los hijos que dios nos dé”…

-- Exactamente: no usar métodos anticonceptivos, no acceder al placer, tampoco a la interrupción legal del embarazo. Pero las mujeres tenemos derecho sobre nuestro cuerpo, de lo contrario estamos siendo violentadas.

DAÑO SOBRE DAÑO

-- ¿Sufre daño a su salud mental una mujer violentada, que diariamente está escuchando insultos, agresiones o que está siendo físicamente o sexualmente agredida por su propia pareja?

-- Por supuesto, pueden llegar al suicidio, a matar al agresor o a sufrir trastorno mental. Eso es importante, porque las mujeres viven entonces en una depresión permanente y no pueden acceder al mismo desarrollo que los hombres, ya que no actúan igual.

“Quiero puntualizar que en los hechos de violencia es sumamente importante que nosotros tengamos claro que el responsable de la violencia es quien esté ejerciendo la violencia, no quien la recibe. Pero las mujeres creen, por todos los mensajes que reciben del agresor, que ellas son las responsables de la violencia, “no me tienes lista la comida”, “no te pones la falda más larga”, “no tienes relaciones sexuales conmigo…”

“Esto tiene que ver con que ella tendría que ser libre de tomar sus decisiones propias, de su cuerpo, de su sexualidad, de su vida. Cuando el agresor nos está pidiendo algo, nos está violentando, esa es responsabilidad de él, no de las mujeres”.

-- Y cuando esta mujer que recibe violencia decide pedir ayuda, le preguntan “¿qué le hiciste para que te esté agrediendo así?”. Y esa inquisición es también una descarga de violencia.

-- Por supuesto, a esto le llamamos re-victimizar a las mujeres, a esto me refería yo con la violencia institucional, cuando las mujeres llegan a pedir ayuda y se les dice esto, se las re-victimiza, es decir se ejerce violencia nuevamente sobre ellas. Por eso las mujeres no queremos pedir ayuda.

-- ¿La violencia que vive una mujer, cómo la afecta en su trabajo, en sus relaciones interpersonales con sus amistades, con sus hijos e hijas?

-- La afecta en todos los sentidos. Primero, en que no va a relacionarse con nadie y por tanto no va ser escuchada, va perdiendo los niveles de apoyo. También le afecta en la relación con las y los hijos, con la pareja, con la familia, en el trabajo, porque su forma de producir no va a ser la misma, ya no piensa con claridad, porque se aboca a la sobrevivencia.

-- ¿Cuál es la responsabilidad de los medios de comunicación en la violencia hacia las mujeres, al presentarlas desnudas, estereotipadas?

-- La forma central en esos mensajes de los medios es que la mujer es un objeto para el sexo que se toma o se deja. Por eso es importante que trabajemos con la parte cultural, preguntándonos ¿qué mensajes se están enviando y cómo violentan a las mujeres?

“El trabajo para erradicar la discriminación hacia las mujeres, que provoca la violencia de género, es responsabilidad de la Iglesia, de los órganos de justicia, de la familia. Necesitamos que la educación tenga visión de género, que los medios de comunicación no privilegien lo masculino y discriminen lo femenino. En suma, que la sociedad en general y los gobiernos se esfuercen por dar a las mujeres una vida libre de violencia, concluye la socióloga y feminista Teresa Pérez Vázquez.

09/AH/GG

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