7/03/2009

Ética para la nueva era

2009-07-03


Ninguna sociedad tanto en el pasado como en el presente, vive sin una ética. Como seres sociales, necesitamos elaborar ciertos consensos, cohibir ciertas acciones y crear proyectos colectivos que dan sentido y rumbo a la historia. Hoy, debido a la globalización, se constata el encuentro de muchos proyectos éticos, no todos compatibles entre sí. De cara a la nueva era de la humanidad, ahora mundializada, se siente la urgencia de una base ética mínima que pueda conseguir la aceptación de todos y hacer así viable la convivencia entre los pueblos. Veamos sucintamente cómo se han formulado las éticas en la historia.

Una fuente permanente de ética son las religiones. Éstas animan valores, dictan comportamientos y dan significado a la vida de gran parte de la humanidad, que, a pesar del proceso de secularización, se rige por una cosmovisión religiosa. Como las religiones son muchas y diferentes, las normas éticas también varían. Difícilmente se podría fundar un consenso ético basado solamente en el factor religioso. ¿Qué religión tomar como referencia? La ética fundada en la religión tiene, sin embargo, un valor inestimable por referirla a un último fundamento que es el Absoluto.

La segunda fuente es la razón. Fue mérito de los filósofos griegos el construir una arquitectura ética fundada en algo universal, precisamente la razón, presente en todos los seres humanos. A las normas que rigen la vida personal las llamaron ética y a las que presiden la vida social las llamaron política. Por eso, para ellos, la política es siempre ética. No existe, como entre nosotros, política sin ética.

Esta ética racional es irrenunciable, pero no cubre toda la vida humana, pues existen otras dimensiones que están más acá de la razón, como la vida afectiva, o más allá, como la estética y la experiencia espiritual.

La tercera fuente es el deseo. Somos, por esencia, seres de deseo. El deseo posee una estructura infinita. No conoce límites y es indefinido por ser naturalmente difuso. Cabe al ser humano darle forma. En la manera de realizar, limitar y dirigir el deseo, surgen normas y valores. La ética del deseo casa perfectamente con la cultura moderna que surgió del deseo de conquistar el mundo. Adquirió una forma particular en el capitalismo con su afán de realizar todos los deseos. Y lo have excitando de forma exacerbada todos los deseos. La realización de deseos se relaciona con la felicidad, pero actualmente, sin freno ni control, puede poner en peligro la especie y destruir el planeta. Necesitamos incorporarla en algo más fundamental.

La cuarta fuente es el cuidado, fundado en la razón sensible y en su expresión racional, la responsabilidad. El cuidado está ligado esencialmente a la vida, pues ésta, sin cuidado, no se mantiene. De ahí que haya una tradición filosófica que viene de la antigüedad, de la fábula-mito 220 de Higinio, que define al ser humano como un ser esencialmente de cuidado. La ética del cuidado protege, potencia, preserva, cura y previene. Por su naturaleza no es agresiva y cuando interviene en la realidad lo have tomando en consideración las consecuencias benéficas o maléficas de la intervención. Es decir, se responsabiliza de todas las acciones humanas. Cuidado y responsabilidad andan siempre juntos.

Esta ética es imperativa hoy. El planeta, la naturaleza, la humanidad, los pueblos, el mundo de la vida (Lebenswelt) están reclamando cuidado y responsabilidad. Si no trasformamos estas actitudes en valores normativos difícilmente evitaremos catástrofes en todos los niveles. Los problemas del calentamiento global y el conjunto de las distintas crisis sólo serán resueltos en el espíritu de una ética del cuidado y la responsabilidad colectiva. La ética de la nueva era.

La ética del cuidado no invalida las demás éticas, sino que las obliga a servir a la causa principal que es salvaguardar la vida y preservar la Casa Común para que siga siendo habitable.

Leonardo Boff



Ethics for the New Era

Leonardo Boff
Theologian
Earthcharter Commission


No society, either past or present, lives without an ethic. As social beings, we need to develop a certain consensus, restrain certain actions and create collective projects that give meaning and direction to history. Today, due to globalization, we see the interaction of many ethical systems, which are not all mutually compatible. Given the new era of humanity, now globalized, there is an urgent need for a minimum ethical base that is acceptable to all, in order to facilitate coexistence among peoples. Let us briefly look at how ethics have been formulated throughout history.

Religions are a permanent source of ethics. They encourage values, dictate behavior, and give meaning to the lives of a large portion of humanity, that, in spite of the process of secularization, is governed by a religious world view. Since religions are many and varied, the ethical norms also vary. It would be difficult to establish an ethical consensus based only on religion. Which religion would we take as a reference point? An ethic founded on religion, however, has an inestimable value, because it references the ultimate foundation, that is, the Absolute.

The second source is reason. One accomplishment of the Greek philosophers was to build an ethical structure founded on something universal, namely reason, which is present in all human beings. They called the norms that rule personal life ethics, and those that preside over social life, politics. That is why, to the Greeks, politics is always ethical. They did not have, as we do, politics without ethics.

This rational ethic cannot be abandoned, but it does not cover all of human life, because there are other dimensions that are pre-rational, as the emotional life, or post-rational, such as aesthetics and the spiritual experience.

The third source is desire. We are, by nature, beings of desire. Desire possesses an infinite structure. It does not know limits and is undefined because it is naturally diffused. It behooves human beings to give it form. Norms and values appear in the way desire is realized, limited and directed. The ethics of desire melds perfectly with the modern culture that arose from the desire to conquer the world. It acquired a particular form in capitalism, with its drive to satisfy all desires. And it accomplishes this in a manner that exacerbates all desires. The realization of desire is equated with happiness, but in truth, without restraints or controls it can put the species in danger and destroy the planet. We need to integrate it into something more fundamental.

The fourth source is caring, founded in sensible reason and in its rational expression, responsibility. Caring is essentially linked to life, because life without caring cannot be maintained. This is why there is a philosophical tradition that derives from antiquity, the 220 fable-myth of Higinius, that defines the human being as an essentially caring being. The ethics of caring protects, strengthens, preserves, heals and prevents. By its nature, it is not aggressive and when it intervenes in reality it takes into account the benefic or malefic consequences of the intervention. In other words, it is responsible in all human actions. Caring and responsibility always go together.

This ethic is imperative now. The planet, nature, humanity, the peoples, the world of life (Lebenswelt) are calling for caring and responsibility. If we do not transform these attitudes into normative values it will be difficult to avoid catastrophe at all levels. The problems of global warming and the collection of different crises will only be resolved in the spirit of an ethic of collective caring and responsibility. The ethics of a new era.

The ethic of caring does not invalidate the other ethics, but makes them serve the principal objective, which is to safeguard life and preserve our Common Home, so that it may continue being inhabitable.

Leonardo Boff

Free translation from the Spanish by
sent by Melina Alfaro, done at
REFUGIO DEL RIO GRANDE, Texas
*********************************************


No hay comentarios.:

Publicar un comentario