7/12/2012

Infundios absolutos” y llamado al diálogo


Utopía


Eduardo Ibarra Aguirre

La descalificación innecesaria para confrontar a millones de electores que impugnan el resultado de la elección presidencial por la compra de votos, fue privilegiada por los estrategas de Enrique Peña Nieto y el “candidato triunfador” –como lo denominan machaconamente en Televisa– la pronunció en tono rijoso: “es un montaje, una mentira y una afirmación sin sustento, sin prueba alguna; infundios absolutos, (que) parecieran convertirse en verdad y engañan o generan confusión y duda en varios, entre ellos el jefe del Ejecutivo federal”.
El otrora gobernador del estado de México se llevó entre los pies a quien hasta hace unos días llamaba “el señor presidente de la república”, sólo porque Felipe Calderón declaró, el lunes 9, que la compraventa de voluntades, “así sea una, 10, 100 o mil, es simplemente inaceptable y debe castigarse”.
Corto en los números quedó el primer panista del país, pero tocó una fibra tan sensible para los intereses políticos y económicos del Grupo Televisa que los intelectuales orgánicos del consorcio que dirige Emilio Azcárraga Jean, literalmente se le echaron encima a quien durante seis años defendieron en forma lacayuna, pues algunos directivos presumían en privado “Nosotros lo hicimos presidente”. La historia pareciera repetirse, ahora como drama o como tragedia.
La compra de votos es práctica ordinaria en el México de la longeva transición a la democracia (1978-2012), pero no privativa de un partido aunque abundantes testimonios indican que el Revolucionario destacó como ninguno. La experiencia con Eruviel Ávila como candidato a gobernador y Peña Nieto como titular del Ejecutivo mexiquense, resultó ejemplar porque votantes de bajos recursos económicos recibieron lo que más necesitaban y sin que ellos lo pidieran. Un trabajo de indagación tan meticuloso como perverso.
Por eso escupe al cielo el esposo de Angélica Rivera al decir que si alguno en el tricolor “recurrió a este tipo de prácticas para coaccionar el voto, soy el primero en condenarlas, porque no caben en el México democrático”. No cabe la hilarante condena cuando se presenta como “candidato triunfador”, es preciso comprometerse con penalizarlas. La resistencia es previsible porque toca al corazón de la partidocracia.
Un día más tarde, Peña Nieto presentó a Luis Videgaray Caso y a los exgobernadores de Hidalgo, Miguel Osorio Chong y Jesús Murillo Káram, como integrantes del equipo de su oficina. Osorio asumirá la coordinación de diálogo y acuerdo político, justamente tras que su jefe abonó a todo lo opuesto, agraviando a la mayoría absoluta de los electores que, no debe olvidarlo, no sufragaron por él.
Con este discurso esquizofrénico, Enrique Peña, propone pasar de la etapa de la participación ciudadana en la elección a otra en la que aporten a la construcción de una democracia de resultados. No podemos, dice, agotar el esfuerzo de los ciudadanos en las urnas. Y acaso tiene razón porque en ellas no se expresa la voluntad ciudadana.
Los tres nombramientos se produjeron un día antes de que Andrés Manuel López Obrador anunció que trabajará por la invalidez de la elección ante el Tribunal Electoral, donde el magistrado presidente reiteró, con una sonrisa que no pudo contener, que “las presiones no influyen” al TEPJF como lo demostró, personalmente, en 2006.
Más espacios de encuentro que de confrontación auspiciaría la oficina de Peña Nieto con propuestas como la de crear una comisión anticorrupción, la reforma al Instituto Federal de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos y la creación de una instancia autónoma que supervise la contratación de publicidad entre los gobiernos y los medios de difusión.
Acuse de recibo
En torno a Evitar el conflicto poselectoral (6-VII-12), Norma Falcón Ruiz pide que “se debe cumplir con la democracia, ya que somos mexicanos, ciudadanos, que conformamos la sociedad activa por el interés de terminar con los viejos prejuicios que nos rodean (…)”. En tanto que Arturo Sandoval aclara que “la pregunta –publicada aquí– de si debe anularse la elección, la hace Ramsés Ancira en una encuesta que aparece en su blog”… Gustavo Cortés Campa denuncia, a propósito de Electores descontentos y movilizados (9-VII-12): “En las mamparas de lona que circundan la Alameda, que se utiliza como pizarrón por los manifestantes, se puede leer una proclama en tono imperativo: ‘Haz patria y mata a Peña’. Una pancarta de los manifestantes del sábado (7) invita a la reflexión: ‘Si no tienes el valor de sumarte, ten la decencia de callarte’. Fuera de que lo único ‘decente’ es el silencio, sucede que quien no se suma, por definición es un cobarde que elude los terribles peligros de participar en una manifestación (…)”… Para Juan Carlos Ruiz Guadalajara, de San Luis Potosí, SLP, “La evidencia es irrefutable: Estamos ante la compra masiva de votos más grande y vergonzosa de la historia de México. Peña Nieto y su partido violaron con creces los topes de campaña. La elección presidencial debe ser anulada”.
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