6/01/2013

“Los feminicidios están en medio de las nuevas formas de guerra”



El 17 y 18 de mayo se realizó en la Biblioteca Nacional (ciudad de Buenos Aires) la reunión regional sobre Violencias de género en contextos de terrorismo de Estado y conflictos armados, organizada por la Universidad Nacional de Quilmes. En la conferencia de apertura disertaron Line Barreiro –politóloga paraguaya que integra el Comité CEDAW- y Rita Segato –antropóloga argentina especializada en violencia-.

COMUNICAR IGUALDAD- Éstos no son los temas que se tratan cuando hay dictaduras y 
dest1barreiro2violaciones masivas de derechos. Estos temas se investigan gracias a que tenemos contextos democráticos, gracias al movimiento feminista y al movimiento de derechos humanos” empezó su disertación la politóloga feminista Line Barrerio durante la conferencia de apertura de la reunión regional sobre Violencias de género en contextos de terrorismo de Estado y conflictos armados, organizada por la Universidad Nacional de Quilmes. Barreiro integra desde el 2011 el Comité de Expertas/os de la Convención de las Naciones Unidas sobre Todas las Formas de Discriminación hacia las Mujeres (comité CEDAW, por sus siglas en inglés).

Barreiro –que investigó en su país la represión de la dictadura de Alfredo Stroessner, que gobernó Paraguay durante 35 años, entre 1954 y 1989- comentó las dificultades de visibilización de la violencia específica de género en el marco de la complejidad y el horror de los delitos de lesa humanidad: “Optamos por reconstruir sólo dos casos de represión por año, eran 70 en total, porque habían sido 35 años de dictadura. Yo no quise hacer más porque quedé lesionada emocionalmente. Y, aun siendo yo una feminista activa, no podía visualizar de la misma forma las represiones a comunistas que las violaciones a mujeres. Es cierto que teníamos menos documentación sobre las mujeres, pero igual nos costaba”.

Elizabeth Jelin decía que las mujeres entramos a la búsqueda de los desaparecidos por la lógica del afecto y que de esa forma entramos a la lógica política –continuó-. Pero la lógica del afecto no es poca cosa, es la lógica por la que muchas mujeres fueron objeto de violaciones a sus derechos. Y no hablo de la gran tortura, sino de cuando iban a llevar la comida y las tocaban, hubo múltiples formas de violación de los derechos humanos de las mujeres durante la dictadura. En Paraguay una  mujer pobre escribió el libro Una rosa y mil soldados; ella fue esclava sexual durante el estronismo y cuenta cómo traían a niñas campesinas para servicio sexual de los jerarcas del régimen. No hay suficiente investigación sobre este tipo de cosas, sobre quiénes no eran militantes o sindicalistas, son personas que no acceden hoy todavía a reparaciones.”
dest2barreiroSobre el juicio en Guatemala que el 10 de mayo culminó con la condena de 80 años de cárcel para el ex dictador de ese país Efraín Ríos Montt -por los delitos de genocidio y crímenes de lesa humanidad, ocurridos entre 1982 y 1983- dijo Barreiro: “No es cualquier condena, sino a un dictador que fue presidente luego en la Asamblea Legislativa y que sigue siendo una de las personas mas poderosas de Guatemala. En su cobertura del juicio, el diario El País de España dijo que lo más notable del proceso judicial había sido el testimonio de las 16 mujeres del pueblo ixil que relataron las violaciones que habían padecido frente a sus comunidades con el objetivo de destruirlas pero también destruir a estos pueblos. Esto fue fundamental para incorporal la violación sexual como delito de lesa humanidad”. Vergonzosamente, el Tribunal Constitucional de Guatemala anuló pocos días después esta condena.

Barreiro también adelantó que dentro del Comité CEDAW están terminando de armar una resolución sobre prevención del conflicto y postconflicto en la que quizá podría aparecer –por primera vez en el marco de CEDAW- la conceptualización específica de la violencia sexual en estos contextos.

Continuidad de la violencia

Rita Segato comenzó su ponencia confesando: “Quiero abandonar todo el tiempo el tema de la violencia y no lo consigo. Trato de buscar temas más felices porque una también tiene que vivir”.
Luego se refirió a las leyes sobre violencia y a la eficacia simbólica del derecho, uno de los dest3segatotemas trabajados en sus textos. “Siempre tuve fe en la eficacia nominativa, no normativa, de la ley y de algunas sentencias –afirmó-. Es difícil capturar en una sentencia y en una ley las sutilezas de los agravios, pero la eficacia performativa, simbólica, del derecho es muy importante. En nuestra región vemos un avance en la legislación sobre violencia y la proliferación de políticas públicas y organizaciones no gubernamentales sobre el tema, pero también vemos la imposibilidad de frenar la violencia de género. En Brasil se asesina a una mujer cada dos horas y en la región están  los siete países con más feminicidios del mundo.”

Y vinculando su mirada sobre la violencia al tema del evento, planteó un escenario de continuidad de la violencia desde la época de la conquista de América, vinculado a la modernidad. “Si miramos las cosas desde la perspectiva de las personas pobres y no blancas, y especialmente desde las mujeres, no hay percepción de cambio de la justicia desde la dictadura hasta el presente. No hay un ‘nunca más’. Hay una historia de violencia que viene de la conquista y permanente colonización, primero de los imperios ultramarinos y luego de los estados nacionales, en extremo patrimonialistas en su visión. Cuando la gente no blanca mira hoy al policía, a los organismos que monopolizan la violencia por parte del Estado, los ven con el mismo terror que mirábamos los disidentes en épocas de dictadura. Las democracias que tenemos son sólo las reales, posibles, y son de muy baja potencia.”

Vinculado a la continuidad de la violencia, se refirió a la existencia, en la actualidad, de “escenarios bélicos” no definidos de esa manera. “Hay que pensar en las nuevas formas de guerra que están apareciendo. 

Estamos en América Latina en un escenario bélico que no tiene definición, difuso, que se expande en espacios no definidos. Brasil, por ejemplo, se presenta como un país sin guerra, pacífico, pero si se comparan las tasas de homicidios cada cien mil habitantes con las de los 12 países en estado de conflicto interno, Brasil está en segundo lugar luego de Iraq. Y ahí, en medio de esas cifras, están los números de las mujeres asesinadas cada dos horas”.

Al referirse específicamente a la violencia contra las mujeres, cuestionó las leyes sobre el tema que abordan en exclusividad los episodios que suceden dentro de los hogares. “La ley que tenemos en Brasil, la María da Penha, se llama contra la violencia doméstica; pero estos crímenes cada dos horas que hay en Brasil no pueden ser todos dentro de los hogares. Hay una guerra no declarada, sin nombre, dentro de la cual el aumento de los feminicidios está asociado a estas nuevas formas de guerra. Debemos empezar a pensar en la creciente existencia de un ‘paraestado’. En algunos países de Centroamérica se está viendo que hay un progresivo aumento de asesinatos de mujeres, que se acerca a los de hombres, y están aumentando los asesinatos que no son domésticos, que no tienen que ver con la interpersonalidad. Debemos entender cómo funciona el patriarcado simbólico por detrás de estos números, sino no podemos actuar.”

Foto de izquierda a derecha: Rita Segato, María Sonderéguer y Line Barreiro

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