10/18/2013

Jazz : Gerry López en México



Antonio Malacara

El bebop tiene bisnietos y… por supuesto, todo ellos conservan gestos y rasgos del patriarca: ese aire (ese ventarrón) de riesgo y libertad, ese virtuosismo de apariencia desenfrenada, pero meticuloso a plenitud, escrupuloso en medio de cualquier arrebato. Por momentos, los brochazos son el común denominador, pero nunca, en absoluto, han dejado de usar los pinceles.

Éstas son apenas las imágenes desbordadas de un solo corte, el primero, del nuevo disco de Gerry López: Gerry López & Fro Trio, grabado en 2012 en el Bop City Jazz Studio de París, Francia, donde Gerry radica desde julio de 2011, cuando llegara como representante de nuestro país en el Año de México en Francia. Y aunque la idea original era dar tres conciertos y regresar (que ya en sí era todo un logro en su embrionaria carrera), el chaval decidió matricularse en el Conservatorio Superior de París (está por terminar sus estudios de arreglo y composición) y probar suerte con su sax alto entre la comunidad jazzística francesa, que desde siempre ha tenido un marcado rigor selectivo para aceptar músicos extranjeros.

Pero Gerry no sólo fue aceptado en el conservatorio y en la comunidad. Un año después fue reconocido como el mejor saxofonista y el mejor grupo de jazz en el Concurso Nacional de Jazz de Francia (La Jornada, 9/07/2012), y en este 2013 acaba de ganar también el concurso Tremplin Saint Germain Des Prés, el acto y trampolín más importante de la escena jazzística parisina (nomás).

Hoy Gerry López es uno de los principales protagonistas (valga el pleonasmo) del jazz francés, alternando al mismo nivel con Chick Corea o Medeski, Martin & Wood en conciertos locales. Y fue con este sorprendente perfil que el precoz maestro (25 años de edad) realizó una gira por la República Mexicana del 19 de agosto al 21 de septiembre, en la cual visitó Chihuahua, Ciudad Juárez (su ciudad natal), Parral, Zacatecas, Colima, Puebla, el Distrito Federal, Querétaro y Xalapa, con una propuesta vanguardista y sin concesiones que puso de pie a propios e impropios.

A Sam el caricaturista y a mí nos invitó a presentar su nuevo disco en el Zinco Jazz Club, y en medio de la lluvia y el vino tinto pude ratificar que Gerry sigue siendo la persona sencilla e inteligente que salió de estas tierras hace dos años, y que se ha posicionado meteóricamente en la escena internacional sin perder piso (por acá hay tres o cuatro personajes que suben un escalón y les da mal de montaña).
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Gerry López, uno de los protagonistas del jazz francésFoto Tomada de Internet


Pero regresando al Fro Trio (el segundo compacto en su haber), habría que apuntar que además de su excelencia instrumental, Gerry López es un compositor impresionante. Cuatro de los seis temas del disco son de su cosecha, y ahí, además de los bisnietos del bop, encontramos los ritmos cruzados que convergen entre los ecos de los ancestros y los gritos del porvenir, con líneas melódicas de carácter étnico (Pont Saint Louis), con una suerte de suite de colores ocre y rítmicos de ritual mesoamericano (Vert), con armonías lúdicas de brillantes colores (Little Martin) y con un tema realmente conmovedor, donde los compases rediseñados del África y el Caribe en general, y de la Dominicana en particular, imponen un diálogo lleno de lucidez y colmado de sutilezas entre sax, contrabajo y batería.

El asombro y la fortuna crecen todavía más cuando llegamos al quinto track y nos encontramos con Let’s cool one, homenaje a los pilares, a la tradición, un nuevo rostro de la belleza reinventando a Thelonious Monk con la guitarra invitada y cómplice de Nacho Alcántara (otro mexicano en París).

El saxofonista juarense logra sonar con congruencia y lógica visceral tales, que del conducto del sax empiezan a surgir, una tras otra, pequeñas y agitadas geometrías, tan frenéticas y sólidas y apasionadas, que no logramos entender cómo pueden flotar simultáneamente con tanta pulcritud y elegancia. Porque igual transita entre largas líneas y torrentes de notas y compases sobrepuestos, que se refugia en la quietud y el reposo iluminado del cool de pasado mañana.

Aunque lo de menos es entender todo esto. Lo importante es que la música de Gerry López se filtra en una suerte de ósmosis por todos los canales disponibles o insinuados del cuerpo y del alma. Y todos felices. Salud.

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