2/10/2014

OXFAM. Desigualdad Ecónomica y Secuestro Democrático (2/2)


Reporte Económico
David Márquez Ayala
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El informe de Oxfam arriba a las siguientes:

Conclusiones

La enorme y creciente concentración de ingresos y riqueza que están experimentando muchos países supone una amenaza mundial para las sociedades estables e inclusivas por una razón muy simple: una distribución desequilibrada de la riqueza desvirtúa las instituciones y debilita el contrato social entre las instituciones y el Estado.
Los controles y contrapesos establecidos para garantizar que se escucha la voz de la mayoría de la población tienden a debilitarse. La concentración de los ingresos y la riqueza obstaculiza la materialización efectiva de la igualdad de derechos y oportunidades, ya que dificulta la representación política de los colectivos desfavorecidos a costa de beneficiar a los sectores acaudalados.
Incluso algunas de las personas que pertenecen al 1% más rico de la población reconocen que es necesario reducir estas desigualdades. Casos conocidos son los de Bill Gross, fundador de PIMCO (una empresa internacional de gestión de inversiones) y Warren Buffett (un magnate de los negocios estadounidense). El aumento de la desigualdad, una tendencia que no ha dejado de crecer en los últimos 30 años, debe revertirse.

Recomendaciones
Las personas que participan en el Foro Económico Mundial de Davos tienen en sus manos el poder de revertir el rápido incremento de la desigualdad. Oxfam hace un llamamiento para que se comprometan a:
• No utilizar paraísos fiscales para evadir impuestos ni en sus propios países ni en otros países en los que invierten y operan;
• No utilizar su riqueza económica para obtener favores políticos que supongan un menoscabo de la voluntad política de sus conciudadanos;
• Hacer públicas todas las inversiones de las que sean beneficiarios efectivos;
• Respaldar una fiscalidad progresiva sobre la riqueza y los ingresos;
• Exigir a los gobiernos que utilicen su recaudación fiscal para proporcionar a los ciudadanos sanidad, educación y protección social universales;
• Reclamar que todas las empresas que poseen o controlan ofrezcan un salario digno a sus trabajadores; (en vez de la destrucción sindical como política en curso) (Gráfico 3).
• Exigir a otras élites económicas que también se adhieran a estos compromisos.
Oxfam reclama que un objetivo principal para el desarrollo mundial post 2015 sea:
• La eliminación de la desigualdad económica extrema en todos los países. Este objetivo debería incorporar una supervisión coherente de la participación en la riqueza (y el ingreso) del 1% más rico de la población en todos los países.
Oxfam ha realizado también recomendaciones puntuales con el objetivo de fortalecer la representación política de las clases media y baja, para así alcanzar una mayor igualdad. Estas recomendaciones incluyen:
• Una mayor regulación de los mercados; y
• Poner freno a la capacidad de la población rica para influir en los procesos políticos y en las políticas que mejor responden a sus intereses.
La combinación concreta de las políticas necesarias para revertir el aumento de las desigualdades económicas debe adaptarse a los diferentes contextos nacionales. No obstante, el ejemplo de los países desarrollados y en desarrollo que han conseguido reducir la desigualdad económica nos ofrece algunos puntos de partida, entre los que destacan:
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• La fiscalidad progresiva;
• La adopción de medidas firmes contra el secreto bancario y la evasión fiscal;
• Las transferencias redistributivas y el fortalecimiento de las acciones de protección social;
• La inversión en el acceso universal a la atención sanitaria y la educación;
• El fortalecimiento de los umbrales salariales y de los derechos de los trabajadores.
• La eliminación de las barreras a la igualdad de derechos y oportunidades de las mujeres.

Opinión
Al margen de que consideramos un tanto ingenuo que Oxfam haya dirigido un texto como éste al Foro Económico de Davos - que de siempre ha sido puntal del neoliberalismo depredador, monopolista, y concentrador, y por lo tanto representa la antítesis de todo lo que Oxfam propone - coincidimos en forma y fondo con su análisis y propuestas, enfocando el mensaje a los ciudadanos del mundo, los únicos capaces de cambiar el rumbo.
Muchas veces hemos documentado la profunda inequidad distributiva del ingreso en México y otras partes del mundo, pero sólo hasta ahora contamos con cifras de la concentración mundial de la riqueza (los recursos) que son su resultante... y son abrumadoras.
El mecanismo redistributivo principal en las economías de mercado es el Impuesto sobre la Renta (ISR), cuando éste es fuertemente progresivo en los altos ingresos personales concentrados (como lo era hasta 1980), y alto para las utilidades de las empresas por un lado, y por el otro cuando se garantiza la asignación de estos ingresos en inversión productiva básica (energía, irrigación, comunicaciones, crédito accesible, fomento económico,...), y en inversión social (salud, educación, agua y saneamiento, seguridad social, servicios públicos a bajo costo).
Con su mal llamada "reforma fiscal" de 2013, México perdió - como era de esperarse -otra oportunidad de modernización fiscal y convergencia con las naciones avanzadas al subir taimadamente de 30 a 35% la tasa máxima del ISR para los altos ingresos personales cuando las 20 economías más avanzadas aplican una tasa promedio de 49% (Gráfico 4), y al mantener el ISR a las utilidades de las empresas en 30% cuando en países como Estados Unidos y Japón aplican una tasa del 40%.
Nada indica, por lo demás, que exista una intención real del gobierno de cobrar bien los impuestos justos que corresponden al 1% más privilegiado ni a los corporativos, de acabar con los privilegios y combatir a fondo la elusión y la evasión fiscal, como tampoco de dejar de exprimir a la clase media, ni de dilapidar la riqueza e hipotecar el patrimonio y el futuro del país.
En México se ha roto el contrato social basado en la inclusión, la equidad y el progreso compartido, así como en la defensa y preservación de los recursos naturales y el patrimonio público que son propiedad de la Nación, de todos nosotros, y nadie tiene derecho a convertirlos en riqueza de usufructo privado.
El hecho es que mientras no rescatemos a México de su secuestro por las élites y logremos una democracia que llegue a la economía, todo irá de mal en peor.
www.vectoreconomico.com.mx

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