9/09/2015

La caída petrolera será compensada con la recaudación; baja la estimación del PIB


uis Videgaray entregó al Congreso los Criterios generales de política económica
Crecimiento menor al esperado y caída de petroprecios en 2016

César Camacho (PRI), Jesús Zambrano (PRD) y Luis Videgaray, ayer en San Lázaro
Roberto González A., Roberto Garduño y Enrique Méndez
 Periódico La Jornada


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La economía mexicana enfrentará en 2016 un entorno externo en el que el balance de riesgos se ha deteriorado. En el plano interno, el ejercicio estará marcado por una esperada recuperación del mercado y la existencia de presiones en materia fiscal relacionadas con la necesidad de reducir la deuda pública y el efecto de la caída en el precio de petróleo.

El anterior es el marco presentado por el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto en los Criterios generales de política económica 2016 (CGPE), entregados este martes a la Cámara de Diputados por Luis Videgaray Caso, secretario de Hacienda.
El entorno descrito traerá en consecuencia un crecimiento menor al previsto por la propia Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) hace seis meses, así como una disminución en el precio esperado del petróleo de exportación.
En 2016, el producto interno bruto (PIB), la medida más amplia del comportamiento económico, crecerá entre 2.6 y 3.6 por ciento –con una media de 3.1–, prevé el gobierno federal en los criterios entregados ayer al Congreso. Hace seis meses, Hacienda calculó que el PIB del siguiente año tendría un repunte de entre 3.3 y 4.3 por ciento. Para el próximo año, de acuerdo con el documento entregado ayer, el precio promedio del petróleo mexicano de exportación será de 50 dólares por barril, cinco dólares menos que el previsto hace seis meses en los llamados Precriterios, documento que por ley Hacienda hace llegar a la Cámara de Diputados al finalizar marzo.
Donde el marco macroeconómico contenido en los criterios no incluye modificación es en la inflación esperada, que será de 3 por ciento en 2016, en línea con la meta establecida por el Banco de México (BdeM). El déficit público –la diferencia entre ingresos y gastos– bajará de 1 a 0.5 por ciento del PIB, y si se considera la inversión de empresas del Estado disminuirá también en medio punto, de 3.5 a 3 por ciento del producto.
Para 2016, el gobierno federal espera un tipo de cambio –variable relevante del presupuesto, dado que determina el monto en moneda nacional de los ingresos petroleros, que son cobrados en dólares– promedio de 15.9 pesos por dólar, apenas diferente al promedio esperado para 2015, de 15.6 pesos por unidad de la divisa estadunidense.
El gobierno federal espera, como se señala en los CGPE, que la economía de Estados Unidos, destino de 8 de cada 10 dólares de exportaciones nacionales, crezca 2.7 por ciento en 2016, ligeramente arriba del 2.3 esperado para este año.
Otra fuente de crecimiento el año próximo se dará a partir del fortalecimiento del mercado interno, impulsado –prevé– por el aumento del empleo formal, la expansión del crédito, el incremento del salario real, es decir, descontado el efecto de la inflación, y una mejoría paulatina de la confianza de los consumidores. También espera que se estabilice la producción de petróleo, cuya caída ha tenido un impacto negativo en el PIB de este año.
El ejercicio fiscal, considera, será fundamental para el desarrollo económico del país, dado que en ese año ‘‘se combinan diversos factores que presionan a las finanzas públicas en un entorno de alta volatilidad financiera internacional’’.
En ese sentido plantea que, como tema de la ejecución de la política económica, el gobierno federal enfrenta retos como contener el crecimiento de la deuda pública –que en el caso del sector público federal aumentó en 10 puntos del PIB de diciembre de 2012 a junio pasado, hasta representar 42.2 por ciento del tamaño de la economía– y poner el saldo en una trayectoria decreciente respecto del PIB, mediante la reducción del déficit entre ingresos y gastos.
Ante una caída sustancial en el precio internacional del petróleo, que se estima permanente y que está acompañada de una plataforma de producción en México históricamente baja, y un panorama externo complejo y volátil, el país ‘‘debe refrendar su compromiso con finanzas públicas sanas, y la implementación oportuna de la agenda de reformas estructurales’’.

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