4/15/2017

Trata no es problema social en Cuba, pero tampoco es el Paraíso


   Buscan percibir más el riesgo, porque tiende a enmascararse


 La trata de personas no es un problema social en Cuba y no llegan a la docena los casos que recoge el país en sus informes anuales, aunque “ocurren cosas que no encajan con nuestras aspiraciones” y  es necesario  “lograr una mayor percepción del riesgo, ya que el fenómeno tiende a enmascararse y presentar diferentes matices”.

Este es el panorama que reconocen diversas voces en la isla caribeña sobre el problema de la trata de personas: la doctora en Ciencias de la Comunicación y directora de la Editorial de la Mujer, Isabel Moya Richards, los editorialistas de Juventud Rebelde Susana Gómes y Enrique Milanés, y la ministra de Justicia, María Esther Reús.

Las versiones fueron publicadas a propósito de la visita que realiza a la isla la Relatora Especial de Naciones Unidas sobre los Derechos Humanos de las Víctimas de Trata, especialmente Mujeres e Infancia, Maria Grazia Giammarinaro, quien fue invitada por las autoridades para hablar sobre el Informe 2016 sobre el enfrentamiento jurídico-penal a este y otros delitos relacionados con la explotación o con el abuso sexual.

El informe fue discutido por la Relatora en su encuentro con la titular del Ministerio de Justicia, María Esther Reus, y con integrantes del Parlamento Cubano, incluidas legisladoras y legisladores de la Comisión de Atención a la Juventud, la Niñez y la Igualdad de Derechos de la Mujer.

PERCIBIR EL RIESGO

La Ministra de Justicia, aseguró en una conferencia de prensa posterior al encuentro, que la Relatora Especial consideró que el Plan Nacional de Cuba contra este problema global –centrado en tres pilares fundamentales: la prevención, el enfrentamiento y la atención a las víctimas- tiene una “adecuada concepción” y reconoció la voluntad política del país para enfrentarlo.

Informó también que se creó una Comisión para el seguimiento al cumplimiento y ejecución del Plan de Acción, en la que participan varias estructuras del Estado, en coordinación con la comunidad y la familia. Y dijo que hay un compromiso para enfrentar el fenómeno en una estructura multifactorial y multisectorial liderada por el  ministerio que encabeza. 

Insistió, sin embargo, en la necesidad de lograr una mayor percepción del riesgo, porque el fenómeno tiende a enmascararse y presentar diferentes  matices. Hay que trabajar también en la preparación de todos los sujetos que intervienen en la atención a la niñez, la familia, las mujeres, y en sectores de la sociedad cubana como maestros, médicos y juristas.

OJO ATENTO VS. REZAGOS MACHISTAS

Desde la visión de una experta, la Doctora en Ciencias de la Comunicación Isabel Moya Richards, directora de la Editorial de la Mujer, profesora, el empoderamiento de las mujeres y las políticas públicas son las herramientas, “las fortalezas” con que se enfrenta la trata en la isla, pero “es necesario mantener el ojo atento para detectar los rezagos machistas y las deficiencias en la educación sexual, que son importantes factores de riesgo para la población”.

La también profesora de la  Universidad de La Habana y autora de libros sobre sexualidad y género, dice en entrevista con Juventud Rebelde, que también hay que vigilar “las oportunidades dudosas que invitan a un viaje de negocios que puede derivar en estafa moral y física”, “ya que se han abierto las  posibilidades para intercambiar con el mundo, nuestras mujeres, niñas, y toda la población”.

Además, dice, “no se puede creer en cualquiera que en Internet anuncie un trabajo en el exterior o llegue con una propuesta tentadora”

Asegura que la incidencia de trata es muy baja en su país, que no es un problema social ni masivo, como revelan los informes del Estado, que hablan de 9 ó 10 casos al año, cuando en el Continente los países tienen promedios de 200 ó 300 casos denunciados.

SANCIÓN A PROXENETAS

Explica también que la trata en la Isla, “solo se ve con fines sexuales, no se manifiesta con explotación laboral, fines de extracción o comercialización de órganos ni trabajo esclavo.

La explotación, detalla, “se da sobre todo en la relación proxeneta-prostituta. Si la relación es consentida, el delito es el proxenetismo. En Cuba no está sancionada la persona que decide prostituirse, pero sí los proxenetas, y no solo quien directamente se beneficia del comercio sexual, sino de los indirectos: el que renta el taxi o alquila la casa, por ejemplo.

Y agrega: “pero cuando no hay consenso y esa persona es obligada a tener relaciones sexuales por chantaje o violencia física, se considera, además del delito de proxenetismo, trata de personas. Y también es penalizado”.

En suma dice, las fortalezas contra la trata son el empoderamiento de las mujeres y la voluntad política de proteger a la ciudadanía, así como cero impunidad y tolerancia, en donde destaca el trabajo que realiza desde la comunidad la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), con acciones como visitas a los arrendadores de viviendas y centros nocturnos, espacios propicios en otros países para la trata.       

Asegura que no se detienen sólo a abordar las consecuencias, sino las causas e intenta eliminar estereotipos y prejuicios, con campañas de comunicación mejor pensadas. Pero, señala, “hay que seguir trabajando porque, como dice Virginia Woolf, es más difícil asesinar a un fantasma que a una realidad”.

SI CUBA FUERA PARAÍSO…

Si Cuba fuera el Paraíso, ya no haría falta la Revolución, señalan los articulistas de Juventud Rebelde, Susana Gómes y Enrique Milanés,  al comentar el reconocimiento que hace el Estado cubano de casos de trata de personas en la isla.

Por eso, dicen  ante la trata “requerimos mayor percepción del riesgo porque, por muy pocos que sean los casos y nulas que sean aquí las mafias, también tenemos esos grupos que en todo el mundo son más vulnerables: las mujeres, los niños y los migrantes irregulares. Para el proyecto que enarbolamos, una sola víctima es demasiado”.

Aseguran que el gobierno nada tiene que ocultar sobre el tema y recuerdan que desde 2013 hay informes anuales sobre cómo enfrentan el problema. Dicen que mientras que otros países trabajan como “apagafuegos” ante la crisis que provoca la trata de personas, el suyo se empeña en impedir que se incrementen sus bajos números.  Y destacan el papel de las organizaciones civiles que, junto con las autoridades, protegen a las personas de mayor fragilidad. Cuba “asume la cooperación a lo interno y lo exterior como una herramienta primordial”.

Mañana, 14 de abril, la Relatora Especial de Naciones Unidas sobre los Derechos Humanos de las Víctimas de Trata, especialmente Mujeres e Infancia, Maria Grazia Giammarinaro, dará una conferencia de prensa al concluir su visita a Cuba, en donde dará su versión.
  


Imagen retomada del portal de Prensa Latina
Por: Guadalupe Gómez Quintana Cimacnoticias | Ciudad de México.- 

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