12/05/2018

Desde Marcelo Ebrard, historias sobre un centro de espionaje

Creó el centro M-3
Data de la gestión de Ebrard la historia reciente del espionaje
La PGJ ya investiga el material hallado en un sitio clandestino en el Centro, desde donde se vigilabaa funcionarios y ciudadanos

La historia del espionaje del Gobierno de la Ciudad de México, según algunas investigaciones, data de la administración de Marcelo Ebrard, quien inició la vigilancia cuando menos de la mayoría de los miembros de su administración, con la creación de un centro de inteligencia llamado M-3, que se ubicaba en alguno de los edificio de Insurgentes y Paseo de la Reforma.
Hasta donde se ha podido saber, y han confirmado diversas fuentes, el M-3 lo encabezaban Ebrard, Meyer Klip y quien fue nombrado jefe de la policía judicial, Miguel Amelio Gómez –los tres empiezan su nombre con M–, pero también se asegura que ese organismo fue cerrado y se transformó en una oficina que trabajó legalmente: el Centro de Control y Confianza del gobierno de la capital del país.
Aunque no se ha podido saber con certeza, algunas declaraciones colocan a Alberto Esteva –especialista en investigaciones de seguridad nacional que trabajó en la Secretaría de Gobernación de 1986 a 1989 y tuvo un importante cargo en la Procuraduría General de Justicia de esta ciudad– como uno de los responsables del desaparecido M-3.
Con ese nombre, M-3, el organismo desapareció sin que nadie hiciera preguntas, e incluso el edificio donde operaba, pero poco tiempo después, cuando menos desde 2013, inició sus operaciones el centro que se hallaba en el Centro Histórico y donde se halló un sofisticado equipo para clonar teléfonos celulares, hacer escuchas privadas y geolocalización; además de un software que permite hacer análisis financieros y da acceso a la información de la Unidad de Investigación Financiera.
No obstante, las investigaciones aseguran que al mando de unos 30 o 40 policías de investigación se hallaba Gustavo Caballero Torres, quien se desempeñaba como jefe de la policía cibernética de la PGJ.
El espionaje en la Ciudad de México era, para muchos, algo común. Casi todos los funcionarios retiraban los teléfonos celulares de las mesas de conversación cuando iban a tratar algún asunto importante. Otros le ponían humor al asunto y luego de advertir a su interlocutor que eran escuchados, decían, por ejemplo: Un saludo a los pájaros en el alambre, que a ellos también les interesa la polaca.
Ernestina Godoy, quien ya está al mando de la Procuraduría General de Justicia (PGJ), ha señalado como una de sus prioridades la investigación de todo el tema del centro de espionaje descubierto apenas unos días antes de su nombramiento. Los agentes que estaban comisionados en las calles de Manuel Márquez empezarán a ser llamados a declarar sobre el asunto y los documentos y las citas de video y de audio que alcanzaron a ser confiscadas, están en análisis por un grupo especializado que formó de inmediato la ex diputada local.
El gobierno de Claudia Sheinbaum recibirá toda la información que se tiene hasta ahora con los nombres de cada uno de los actores que llenaron el escenario de las escuchas y, hasta donde se sabe, los representantes del gobierno que salen y los que llegan trabajarán en conjunto para resolver el caso lo antes posible, porque es prioridad.
Por lo pronto, hay algunas preguntas que saltan de inmediato: ¿Cómo se pagaba el local ubicado en el Centro Histórico si no estaba oficialmente registrado? ¿Cómo le pagaba el gobierno de Marcelo Ebrard? ¿Qué decisiones de gobierno se tomaron con base en la información recabada?

Periódico La Jornada

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