El amanecer colectivo, explicó Educa en la conmemoración de sus tres décadas de trabajo, forjó
una sociedad civil viva y actuante vinculada a la causa de los pueblos
indígenas, los movimientos de mujeres, la iglesia progresista, los
jóvenes y las minorías
, justo donde germinan la lucha, la esperanza y las alternativas.
Muchos de los procesos organizativos actuales en Oaxaca no podrían
entenderse a cabalidad sin el acompañamiento e involucramiento de este
piso/puente/red que potencia conocimientos y saberes de la mano de las comunidades, organizaciones y movimientos
. Ejemplo de esto es el acompañamiento a las comunidades zapotecas en su lucha contra diversos proyectos mineros.
En los Valles Centrales, recuerda Educa, a finales del sexenio de
Ulises Ruiz Ortiz, el gobierno impuso a sangre y fuego el proyecto
minero San José de la minera Cuzcatlán, filial de la empresa canadiense
Fortuna Mining (antes Fortuna Silver Mines). En los primeros años de la
explotación comercial de este proyecto, fuimos testigos de la dolorosa
ruptura del tejido social, que culminó con el asesinato de dos
defensores del territorio
. Pero las comunidades vecinas, lejos de paralizarse, organizaron el Frente No a la Minería por un Futuro de Todas y Todos y la empresa, que cuenta con 80 mil hectáreas concesionadas y todo el apoyo gubernamental, no ha podido expandir sus actividades
.
La lucha es integral, no sólo contra una empresa o una amenaza
latente, se trata de procesos comunitarios en los que se exige el respeto al derecho a la libre determinación, al territorio y al medio ambiente sano
.
Y es así como las comunidades han logrado avanzar para detener los más
de 30 proyectos mineros que intentan imponerse en contra de su voluntad.
Celebrar la lucha es celebrar a las comunidades que resisten y las tres décadas de Educa. Enhorabuena.
ortodoxo
propuestas innovadoras, eficientes y que se apoyen en la tecnología, y enfocándose en el combate a la elusión y evasión fiscal.
Se trata, dice la mandataria en su exposición de motivos, de dejar atrás el neoliberalismo ortodoxo
, que la 4T rechaza por el daño que ha producido al pueblo mexicano
, y reorientar al país hacia una economía moral con bases sólidas
, que se reflejan en
finanzas públicas sanas, buenos fundamentos macroeconómicos y, lo más
relevante, la reducción histórica de la pobreza operada en la
administración anterior
, lo que no sólo significa una mejora para el pueblo mexicano, sino la
posibilidad de hacer funcionar la economía partiendo de un enfoque
basado en el bienestar de las personas y no sólo en las reglas del
mercado
.
De la numeralia que aparece en su paquete económico, resalta lo siguiente: el producto interno bruto crecerá entre 2 y 3 por ciento; la inflación sería de 3.5 por ciento; se reducirá el déficit presupuestario de 5 a 3.2 por ciento; el tipo de cambio promedio alcanzaría 18.5 pesos por dólar; el precio promedio del barril mexicano de exportación se fijó en 57.8 dólares (12.9 menos que en 2024); la producción de petróleo rondaría el millón 891 mil barriles diarios (de los que apenas 3.9 por ciento correspondería a producción privada); y la plataforma de exportación de crudo sería de 892 mil barriles diarios.
En la presentación de la Iniciativa de Ley de Ingresos de la Federación 2025, la presidenta Sheinbaum subraya que el
segundo piso de la Cuarta Transformación cuenta con la base de una
economía sólida recibida de la administración anterior y a partir de la
cual seguiremos fortaleciendo las finanzas públicas y avanzando en el
proyecto de nación que nuestro movimiento postula. Para ello, es muy
importante mantener un equilibrio razonable de la deuda pública y
fomentar el uso responsable de los recursos con los que contamos para
potenciar la infraestructura pública que genera bienestar para las
personas, particularmente las más vulnerables
.
De acuerdo con los Criterios Generales de Política Económica,
en 2025 el crecimiento económico del país provendrá, principalmente, de
la demanda interna. El consumo seguirá aumentando por factores
internos y por diversas políticas públicas que promoverán su incremento.
Dentro de los primeros, destacan un mercado laboral dinámico e
inclusivo, con aumentos salariales que compensen adecuadamente a los
trabajadores y les brinden una mayor capacidad de compra sin que esto
genere disrupciones en la formación interna de precios
.
Además, el gobierno federal continuará el impulso de la inversión
pública por medio de diversos proyectos de infraestructura
aeroportuaria, carretera, ferroviaria y portuaria, y de energía, que
mejorarán las redes de comunicación, aumentarán la integración económica
de las regiones del país y promoverán el desarrollo de las cadenas de
proveeduría. Asimismo, se fomentará la comunicación y coordinación entre
los sectores público y privado para facilitar la logística en la
construcción de los proyectos como los Polos de Desarrollo para el
Bienestar. Estas inversiones permitirán la generación de empleos de
calidad, una mayor competitividad de las empresas nacionales frente a
los mercados globales y la disponibilidad de mayor energía para la
producción
.
Las rebanadas del pastel
No tiene límite, porque va de ridículo en ridículo: ya ni sus amigos
lo soportan, porque Javier Milei (quien viajó a Estados Unidos con el
único propósito de tomarse una foto con su idolatrado Donald Trump en
una reunión organizada por el futuro presidente estadunidense, The AFPI
Gala at Mar-a-Lago) tomó el micrófono, le cortaron el sonido, lo
callaron y en cuestión de minutos lo bajaron del atril, dada la cantidad
de sandeces que escupe por minuto, amén de que nadie le hacía caso. La
presentadora le dijo abajo
y el sólo atinó a decir Ok
. Eso
sí, logró su tan ansiada placa con el cavernícola que en breve se
instalará en la Casa Blanca. Y como el citado, muchos más.
Twitter: @cafevega, cfvmexico_sa@hotmail.com
Se dispondrá a gobernar un lustro más, un séptimo periodo presidencial desde que llegó al poder en el verano de 1994, tres años después del colapso soviético. A diferencia de las anteriores elecciones en las que, tras imposibilitar la postulación de las figuras principales de la oposición, quiso dar cierta imagen de legitimidad a su relección y sufrió una derrota demoledora por el hartazgo de la población que creyó que su voto se respetaría, esta vez sólo tendrá como rivales a comparsas que van a competir entre ellos en lanzar elogios al único que, a su juicio, merece guiar el país a un futuro luminoso.
Hace cinco años cientos de miles de personas –Bielorrusia tiene menos habitantes que la ciudad de Moscú– llenaron las calles de Minsk y otras ciudades bielorrusas para protestar por el monumental fraude que robó el triunfo a Svetlana Tijonovskaya, hasta que la represión desmedida extinguió poco a poco la inconformidad, al menos de modo público.
Símbolo de aquellas protestas, otra valiente mujer, Maria Kolesnikova, que en 2020 fue coordinadora de campaña del candidato Viktor Babariko, hasta que lo encarcelaron, se negó a abandonar el país y rompió su pasaporte en la frontera.
Por eso, el régimen bielorruso la condenó a 11 años de cárcel por extremismo
y, al no declararse culpable, se le aisló en la cárcel de todo contacto
con el exterior. Deteriorada su salud, no se excluye que Kolesnikova
tire la toalla, ocasión que Lukashenko sin falta va a usar para mostrar
su magnanimidad y anunciar su indulto.
Cinco años después de eliminar a todo rival político, Lukashenko afirma: ni
Dios quiera que una mujer gobierne Bielorrusia. Aquí tiene que ser
comandante en jefe del ejército. Es un trabajo muy duro, nada ceremonial
y hay que proteger a la mujer. Sin restar méritos a su papel, su misión
es estar a nuestro lado
.
Con esta cavernaria visión del mundo, está convencido de que sólo él es digno de gobernar.
Estados Unidos Primero), es evidente que se avecinan tiempos turbulentos en el espacio latinoamericano.
Como se ha señalado en este espacio, el talante agresivo de Trump no tiene por qué ser una catástrofe mientras haya gobernantes decididos a plantarle cara de manera firme e inteligente, sin entrar en confrontaciones estériles, pero también sin ceder un ápice de soberanía. Lamentablemente, son contados los dirigentes latinoamericanos con la capacidad y la voluntad para emprender esa tarea y, aunque México sí tiene un Ejecutivo con esas características, es inevitable experimentar la desolación que se vive al sur, con administraciones surgidas de golpes de Estado –Perú–, elegidas de manera formalmente democrática pero al servicio de las oligarquías –Argentina, Chile, Ecuador–, que han mantenido a los ciudadanos de modo casi ininterrumpido bajo el yugo del Estado de excepción –Ecuador–, traidoras de todas las causas que abanderaron para ser elegidas –Chile– y que han emprendido el desmantelamiento sistemático de sus países para entregarlos a los grandes capitales locales y foráneos –Argentina–.
Los mandatarios chileno y argentino, Gabriel Boric y Javier Milei, supuestamente ubicados en las antípodas ideológicas, se han encontrado abrazados en su apoyo fanático a los intentos de Washington por derrocar al chavismo en Venezuela y apoderarse de las mayores reservas de petróleo del planeta mediante un gobierno títere. En Ecuador, Daniel Noboa ha probado por enésima ocasión el daño que infligen los multimillonarios cuando se hacen del poder político, mientras en Perú Dina Boluarte se mantiene en la Casa de Pizarro gracias a un pacto cupular que recurre a la fuerza ante el abrumador rechazo popular al Ejecutivo y el Legislativo. Caso aparte es el de Bolivia, donde gobierna un mandatario legítimo, pero acosado por una lucha fratricida que este diario ha relatado con un sentido solidario hacia el pueblo boliviano.
Todas estas tensiones coinciden, además, con movimientos geopolíticos
de gran calado, como la toma del testigo por parte de China ante el
abandono occidental del Sur Global, como exhibió esta semana la
inauguración en Perú del megapuerto de Chancay como punto de partida
para forjar un nuevo corredor terrestre marino entre China y América
Latina y conectar el gran camino inca y la ruta marítima de la seda del
siglo XXI
, según expresó el presidente Xi Jinping. En este contexto,
los mandatarios derechistas que se alinean con Trump en espera de que
ello favorezca la llegada de inversiones y el espaldarazo financiero de
Washington, harían bien en recordar que esa fórmula ya fue ensayada por
el neofascista Jair Bolsonaro en Brasil durante el primer término del
magnate, y que se saldó con un estrepitoso porque Trump no cree en la
reciprocidad ni ve a quienes le rinden pleitesía como aliados, sino como
vasallos.
Proyectos educativos desde la revolución de 1910 a la 4T
El Círculo de Reflexión, Análisis y Participación, Colectivo Buzón Ciudadano A. C., invitan a la reflexión y análisis: Proyectos educativos desde la revolución de 1910 a la 4T. Con el licenciado en Educación Óscar Isidro Bruno. La cita es este sábado 16 de noviembre a las 12 horas. En el parque del Cartero José Refugio Ménes, de la colonia Postal, cerca del metro Villa de Cortés y de la parada del Metrobús Álamos, atrás del mercado.
El Buzonero a. c. youtube, El Buzonero. Facebook, Círculo de Reflexión Buzón Ciudadano a. c. Twiter
Imelda Beristain, Víctor Flores, Rosa María Almanza, Luciano Aguilar, Salvador Munguía, Marú Nieto, Xóchitl Salazar, Inti Ernesto Salas, Tania Jiménez, Yolanda Macedo, Esperanza Espinosa, José Ramón Puente, Carolina Hdz. Calvario, Óscar Rojas, Víctor Iván Nadia B. Olivares, Martínez, Katia Rueda y Antonio Villegas
Al término de la guerra interna aquella, que duró de 1936 hasta principios de 1939, en la cual el bando respaldado abiertamente por nazis y fascistas de la civilizada Europa resultó vencedor, sobre el gobierno legítimamente constituido en forma de República, la cifra de personas de todas las edades que salieron hacia Francia fue superior al medio millón, donde, por cierto, tampoco fueron bienvenidos. En el país de la fraternidad, la legalidad y la igualdad también había muchos fachas...
A ello se sumó después la invasión alemana a este país que dio lugar a
que, de un modo o de otro, muchos españoles volvieran a su patria: a
unos les fue mal y a otros peor. Pero un poco más de la mitad, que si lo
hubieran hecho habrían incrementado sobremanera la larguísima lista de
fusilados, se quedaron fuera en calidad de refugiados
.
No todos, para su fortuna, permanecieron en Francia; pues no pocos pudieron marchar a otros países, principalmente a México, donde, a la postre, llegaron más de 40 mil.
Los calificativos que merecieron estos de sus paisanos afectos al
nuevo régimen, fueron de lo peor: no los bajaban de asesinos, ladrones,
inmorales, etc. Pero con el tiempo, a pesar de la férrea censura, se
fueron filtrando noticias de méritos y éxitos individuales de algunos de
tales refugiados que dieron lugar a que se dijera que había habido algunos buenos
y procuraron su regreso.
El más sonado de esos traidores fue José Ortega y Gasset, quien
volvió pronto y además gestionó, con poco éxito por cierto, el retorno
de algunos discípulos. Además el que se hacía llamar caudillo de España por la gracia de Dios
empezó a hacer cuanto pudo para que el gobierno de México lo
reconociera y se olvidara de la República que sobrevivía simbólicamente
en el exilio precisamente mexicano…
Nuestro país fue la gran piedra en el zapato del dictador quien se fue a la tumba con la espina clavada donde les platiqué. El caso es que los calificativos se atenuaron y empezaron los apapachos: los antiguos rufianes se convirtieron en hermanos que se habían equivocado...
La muerte de Franco, precisamente cuando se cumplía el 65 aniversario
de la Revolución Mexicana, destapó la voluntad de regresar de quienes
dejaban de ser refugiados
: ahora eran hijos pródigos distinguidos
que podían volver cundo quisieran.
Hoy se ha generalizado en España la idea de que los antiguos forajidos
fueron una suerte de evangelizadores de México, gracias a los cuales
este país se desarrolló de manera extraordinaria… la frase de que los
refugiados españoles sacaron a México de atrás de la cortina de nopal
o la idea de que fue una oleada tan o más valiosa que la evangelizadora
de la época colonial ya corre por España con entera libertad y, con
frecuencia, hasta lo esgrimen, con toda impunidad, quienes vienen a
negociar o a evangelizar en nuestras universidades. Incluso me ha tocado
enfrentar a quienes nos corrigen con la altanería endémica de Castilla
cuando decimos que hablamos español y no castellano
.
Se resisten a aceptar que la riqueza de nuestros idiomas, que son verdaderos americanos
,
le da 10 y las malas al que se habla en su tierra. De ello dan claras
muestras hasta los refugiados o aquellos descendientes suyos que se
resistieron a la mexicanización y se han trasladado a vivir a la
península ibérica, incluso denostando al país en el que salvaron la vida
y pudieron vivir y desarrollarse mucho mejor que en su tierra de origen
bajo la capa protectora del Caudillo
.
Son estos intelectuales del ensayo de Dosse que me impresionan
porque, justo en el triunfo inesperado y eufórico de los socialistas y
comunistas de Mitterrand, no arropan a sus electores ni les proponen un
plan para Francia. Son los mismos que han salido del mayo de 1968, pero
se han ido despolitizando a tal grado que para lo único que se unen es
para sospechar de cierta tibieza de parte del nuevo gobierno en los
hechos de la huelga de los astilleros en Polonia. Son los que inventan
el post
, como una forma de denominar a su propio tiempo con algo
que no signifique ni revolución ni ruptura. Hay post-modernos,
post-marxistas, post-capitalistas. Critican lo que llaman los grandes metarrelatos
,
es decir, la historia, el inconsciente o, incluso, la verdad fáctica.
La post-realidad es aquella que puede ser sustituida por los medios de
comunicación. Célebremente, uno de ellos, Jean Baudrillard, dirá el 29
de marzo de 1991 al diario Liberation, que la Guerra del Golfo no ha ocurrido
.
Cuando algunos lo reconvienen con el pequeño detalle de que hay muertos
y familias de luto, el filósofo responderá algo todavía más indignante:
Un simple cálculo muestra que de los 500 mil soldados estadunidenses
que participaron en las operaciones del Golfo durante siete meses,
habrían muerto tres veces más, si se hubieran quedado en sus casas, sólo
en accidentes de tráfico
. Ni siquiera se le ocurrió hablar de los
civiles iraquíes muertos. Eran esos mismos intelectuales que vieron a la
izquierda ganar y no les pareció que ello fuera histórico
porque, para ellos, ese término ya no era moderno. Como habían apoyado
las liberaciones de las antiguas colonias y ninguna de ellas cumplió con
sus expectativas de ser el paraíso en la tierra, entonces ya sólo
denunciaban al tercer mundo por no respetar los derechos humanos. Los
intelectuales de los países pobres sólo eran los disidentes que habían
huido de las persecuciones. Pascal Bruckner llamó a los que apoyaban las
revoluciones de liberación llorones de la historia moderna, hemofílicos dispuestos a sangrar por cualquier causa
.
Lo que se fraguaba era la derechización de estos
intelectuales, alguna vez maoístas, otras humanistas y existencialistas,
con la aceptación de su propia derrota ideológica, años antes de que,
en verdad cayera el Muro de Berlín. Con la idea de que Europa no le
debía nada a sus colonias saqueadas, se propusieron reconciliarse con su
presente boyante. No más culpabilización. No más moralizaciones. Su
postura era un centro incoloro, inoloro e insípido donde reinaba el
vacío y la vaguedad individuales en un presente continuo donde se
estiraban bostezando la democracia y el libre mercado. La historicidad
había entrado en una crisis, no porque el tiempo hubiera dejado de
correr ni las rupturas de darse, sino por la renuncia a la furia de
pensar. Era más fácil tirar los cientos de libros de marxismo y nombrar a
Alexis de Tocqueville en sustitución de todos: algo que justificara la
renuncia a la voluntad política y al lazo que une a las revoluciones con
las repúblicas. Para borrar a su propia Revolución, François Furet dirá
en 1978 que hay una continuidad entre el Rey Sol, Luis XIV, y
Robespierre en la centralización de la administración. Tocqueville
estaba mandado a hacer para justificarse en un presente neoliberal al
que le estorbaban los triunfos electorales de socialistas y comunistas:
un aristócrata desilusionado de la revolución francesa, adorador de los
gringos y su democracia. Como escribe Dosse en el segundo tomo de su
ensayo: “La perspectiva de un futuro común y emancipador da paso a la
idea de que sólo existe un proyecto individual: dar rienda suelta a los
intereses egoístas de cada individuo, a la maximización del beneficio a
escala personal, y la represión de la esfera pública hasta la
insignificancia. Juilliard lo escribió en 1985 sin siquiera ruborizarse:
Búsquen la satisfacción aquí y ahora: crear su propio negocio o
salir a correr, dedicarse a la informática o al antirracismo. Lo que sea
. Así, antiguos militantes de la izquierda, que apoyaron a Argelia en su liberación o al Che Guevara, como el actor Yves Montand, pudieron autodefinirse en los años 80 como: izquierdista de tendencia reaganiana
.
Habían renunciado a pensar casi una década antes, hartos de que no se cumplieran sus profecías de revoluciones proletarias, paraísos tercermundistas, futuros para siempre. Una enfermedad del intelecto que se había convencido de que su trabajo era ser oráculo y no lectores de lo real.
Se suponía que ésta debía a echar a andar el próximo 1º de diciembre, tras el paso de los candidatos a comisarios por el Parlamento Europeo, pero todo se ha complicado en un episodio que refleja por igual miserias europeas y españolas.
Por partes. El colegio de comisarios siempre es fruto de un doble equilibrio. El primero tiene que ver con la geografía –un comisario por estado– y el segundo con la ideología. Históricamente, conservadores y socialdemócratas se han repartido el pastel, dejando algo para los liberales. El auge de la extrema derecha y el abrazo indisimulado que le han dado los conservadores, sin embargo, han complicado las cosas, pues ni el Partido Popular Europeo (PPE) puede prescindir de los socialdemócratas, ni a la izquierda le dan los números para crear una alternativa.
Esto acaba desembocando en soluciones de compromiso como la que se suponía que iba a darse esta semana. Los socialdemócratas parecían mostrarse dispuestos a aceptar como uno de los seis vicepresidentes al candidato de la ultraderechista primera ministra italiana, Giorgia Meloni, que fue lo suficientemente hábil como para proponer a Raffaele Fitto, miembro del ala más moderada y europeísta de su partido. De hecho, la izquierda italiana anunció hace tiempo que votaría a favor del candidato de su país. Italia siempre tiene giros de guion.
España también, pero en sentido contrario. Pedro Sánchez, que tras el previsible adiós de Olaf Scholz en Alemania, se quedará como único primer ministro socialdemócrata al frente de uno de los pesos pesados europeos, aspira a colocar a Teresa Ribera como vicepresidenta. Parecía hecho, pero entonces llegó la DANA, la catástrofe meteorológica que hace dos semanas se cobró la vida de más de 200 personas en Valencia, sumergiendo barrios y pueblos y haciendo emerger lo más miserable de la política española.
La izquierda italiana vota a su adversario político porque entiende que, pese a todo, le conviene tener una voz italiana en Bruselas. La derecha española, por contra, ha movilizado al PPE entero para impedir el nombramiento de Ribera.
Hay una razón inmediata: una huida adelante en la que, para tapar la vergonzosa y negligente gestión de la catástrofe valenciana –comunidad gobernada por el PP– la derecha ha decidido culpar a Pedro Sánchez de lo ocurrido. No está claro que el gobierno central esté libre de culpa, porque todos incurrieron en cálculos políticos demasiado peligrosos, pero está fuera de toda duda que la principal responsabilidad fue la de los gobernantes locales del PP. El presidente de la comunidad, Carlos Mazón, estuvo desaparecido durante las primeras cinco horas y la consejera responsable ni siquiera sabía que existía un sistema de alertas.
Hay otra razón de fondo: la oposición sin cuartel que el PP de Alberto Núñez Feijóo ha elegido hacer a Sánchez. Un estilo duro, sin tregua ni concertación posible, ante quien consideran un usurpador. Esta ruindad es letal para la convivencia política. España, el país que mejor desempeño económico está mostrando en los últimos meses en Europa, es uno de los más polarizados del mundo, según la casa Edelman.
Pero el drama no es sólo español. A la fiesta se ha sumado el presidente del PPE, Manfred Weber, enemistado desde hace tiempo con la presidenta de la Comisión, su correligionaria y paisana Ursula Von der Leyen, y con Sánchez, con quien ha tenido serios encontronazos. Para Weber ha sido un dos por uno de vendetta personal, la cual ha priorizado por encima de dar estabilidad a la institución a la que se supone que se debe. Es probable que Ribera acabe siendo designada, pero el proceso se alargará más de lo debido, como todo en este rincón del mundo.
Es desesperante y delirante. Esta Unión Europea es un proyecto elitista al servicio del neoliberalismo, renuncia a una política exterior propia, se obsesiona en crear una fortaleza contra los migrantes y anula, desde Grecia a Catalunya, la voluntad de pueblos y ciudadanos. En sus términos actuales, es un proyecto político indefendible desde posiciones progresistas. Y al mismo tiempo, el futuro del maltrecho estado de bienestar europeo depende de que el continente asuma como conjunto su mayoría de edad y busque su lugar en un mundo cambiante. China, una civilización que finge ser un país –lo dice Lucian Pye–, lleva décadas, si no siglos, preparándose. A Trump apenas le interesa nada que no sea esa competición insomne con Pekín. El eje del mundo se mueve hacia el Pacífico, mientras Bruselas ni siquiera es capaz de acordar un gobierno.
Sufragio efectivo, no releccióna través del Plan de San Luis. Este plan, fechado el 5 de octubre de 1910, se considera uno de los documentos base en donde se comienzan a establecer pautas para la defensa de la democracia, de los derechos civiles y políticos, así como de los derechos humanos en su sentido más colectivo.
Un siglo después, este texto nos convoca a reflexionar sobre nuestra actual realidad, pues la construcción de condiciones de vida digna está de nuevo en juego. Esta columna será corta ante el largo camino que implicará la defensa de los derechos humanos, la búsqueda de la verdad y la justicia para las víctimas de violaciones graves a derechos humanos en el país. A pesar de la insistencia sobre los riesgos de la relección de la actual titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) desde organizaciones de la sociedad civil, movimientos sociales, personas de la academia, entre otros sectores, el sistema político mexicano decidió dejarla por otro periodo más.
Desde un análisis político de lo simbólico y de lo narrativo, es preocupante que no haya elementos positivos para la ratificación de la titularidad de un organismo que, por un lado, debería garantizar la autonomía de la protección a los derechos humanos; por el otro, que se refrende el apoyo a una persona que no sólo ha sido omisa en la emisión de recomendaciones hacia temáticas que atentan directamente hacia el sostén de la vida, como lo referente a la Guardia Nacional o de la ausencia de pronunciamientos hacia la crisis de violencia que se vive en Chiapas, sino que ha respaldado acciones de gobierno que vulneran las condiciones democráticas desde los más altos estándares en materia de derechos humanos.
Como se ha colocado desde distintas organizaciones de la sociedad civil, la actuación de la CNDH no radica en el número de recomendaciones emitidas, sino en su posición política e institucional hacia acciones y entidades que ponen en vulnerabilidad a grupos históricamente discriminados, en la capacidad de escuchar y atender las necesidades de las víctimas, de abrir diálogos para la transformación de conflictos sociales y de construir condiciones para la dignidad humana.
Sin embargo, esto refleja que fue una decisión de Estado, cuyo actuar se suma a los distintos intentos institucionales y normativos en donde se ha colocado en una balanza la vulneración de los marcos de protección internacional y nacional de los derechos humanos, en medio de una crisis de violencia agudizada por el narcotráfico y el crimen organizado que está disputando tanto el control territorial, como la vida en sí misma.
¿De qué sirve una CNDH sin autonomía? ¿De qué sirve si este organismo garante de derechos humanos no respeta su propia normativa y función política e institucional? ¿Cómo se garantizan verdad, justicia y memoria para las víctimas de los crímenes del Estado desde una institución que está aliada a éste? Durante este proceso de designación de titular se ha viciado el sufragio para una selección que represente los intereses de las poblaciones en situación de vulnerabilidad y de quienes, aun la justicia y la verdad, no es una realidad. Si bien, la decisión institucional está tomada, la determinación política aún está en la cancha de la sociedad civil organizada.
Por ello, es importante que mantengamos nuestra observancia y utilicemos los mecanismos de exigencia para la protección de derechos humanos en la búsqueda de verdad y justicia. Requerimos encontrar formas para incidir y garantizar una autonomía efectiva, a pesar de la relección, porque la construcción de la dignidad no depende de una institución alienada, sino del poder de la colectividad organizada.
* Directora del Centro Vitoria
Más allá de lo que nos pudiéramos imaginar, las pugnas y diferencias
en los discursos no sólo se quedaron en las grandes cúpulas del poder,
también permearon en todos los estratos de la sociedad. Por irónico que
pareciera, los discursos de xenofobia los retomó la misma comunidad
migrante indocumentada, pues era recurrente que se hablara sobre el grave problema de la frontera
,
y lo mucho que cambió el país con los recién llegados, es decir las
personas que entraron en grupos grandes a ese país en el verano de 2022.
Afirmaban que anteriormente la economía y la seguridad eran mejores y
calificaban de injusto el nuevo sistema de apertura de fronteras, ya que
los que entran ahora, tienen todo más fácil
. Estas palabras se
escuchaban en repetidas ocasiones; incluso en entrevistas previas a
darse resultados electorales, una simpatizante latina de Trump usó la
expresión de que durante el gobierno de Biden dejaron entrar muchos animales
. Definitivamente, con este comentario repudiaba sus orígenes. La situación se convirtió en unos contra otros.
Lo más lamentable es que parte de la comunidad migrante mexicana ve en Trump la esperanza para arreglar al país
,
pues mencionan factores como que en su gobierno había una mejor
economía y que tuvo mano dura con la migración. Al hacer este análisis
perdieron de vista que ellos también son migrantes y, peor aún, que
alguna vez cruzaron esa misma frontera. Esto sólo nos deja claro que la
estrategia implementada en 2022 por el gobernador texano Greg Abbott de
enviar camiones llenos de solicitantes de asilo a los estados
santuarios, como Nueva Jersey, Nueva York o Chicago, fue un éxito.
Generó división y sobre todo, gran resentimiento entre las personas,
pues dio la sensación de que a los recién llegados se les trataba mejor
. En las calles se escuchaba la frase Nosotros cruzamos el desierto, trabajamos duro y nadie nos ha regalado nada, pero para ellos todo es muy fácil
.
Sumado a esto, los programas especiales que se habilitaron para los
recién llegados de regularizar su situación migratoria, empeoraron la
división y el enojo. Esto sólo nos refleja un poco del porqué Trump ganó
con una importante mayoría en las urnas y por qué muchos mexicanos con
documentos apostaron por él.
La comunidad mexicana migrante se siente defrauda por los gobiernos demócratas, pues sólo han sido utilizados como bandera política, mientras en los hechos los han olvidado, por lo que el fantasma de las deportaciones no asusta más que permanecer toda una vida en la incertidumbre, sin tener un futuro seguro ni aquí ni allá. Ellos y ellas, los indocumentados, han sido, por años, el motor de la economía estadunidenses. Sus hijos e hijas nacieron en ese país y para muchos de ellos es la única realidad que conocen. Hay poblaciones indocumentadas que han visto nacer a sus nietos ahí; otros tantos son grandes empresarios o tienen propiedades y, sobre todo, han hecho de esa nación su hogar. Sin embargo, nunca han podido regularizar su situación.
Esta es una gran incongruencia por los pasados gobiernos, que los han dejado marcados y han hecho su futuro incierto. Las personas que llevan décadas en este país aún mantienen el recuerdo vivo de que el único presidente que implementó una amnistía para que pudieran regularizar su situación fue el republicano Ronald Reagan en los años 80. Ésta es la razón del porqué algunos latinos, sobre todo mexicanos, se pronunciaron en favor de Donald Trump. Pudo esto más que el dolor por los suyos y por sus raíces ante las constantes agresiones del candidato en sus discursos. Todo esto no lo ven los demócratas, tan sólo lamentan la derrota, sin reconocer la deuda histórica con la población migrante.
Lo que sigue es un futuro incierto para todos, pues el próximo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, nos ha dejado claro que basó su campaña en el odio, la división, la misoginia y sobre todo, no respetando los derechos ganados. Para la comunidad migrante indocumentada viene un importante reto de sobrevivencia. Es por esto que desde el primer fin de semana que se supo que Trump sería el próximo mandatario, hubo varias movilizaciones en Nueva York, donde se pronunciaban por el derecho de las personas indocumentadas y por los de la comunidad LGBT+. Las y los defensores de la comunidad nos hemos replegado haciendo estrategias con nuestros pares, replanteando nuestro trabajo y sobre todo, diseñando diversos escenarios de ayuda. Sabemos que se aproximan tiempos oscuros que no sólo afectan a los indocumentados, sino a todas y a todos en carne propia. A pesar del miedo, sabemos que no pararemos, pues estamos seguros de que esto nos hará replantear nuestra estrategia no sólo en Estados Unidos, sino en México, que por mandato del país vecino también endurecerá sus políticas migratorias y de frontera. En las noticias nos han dejado ver que un gran cantidad de gente en forma de caravana está intentando cruzar México, antes de que Trump tome protesta, lo que refleja la última pisca de esperanza que tiene la población desplazada por la violencia en el mundo y que mantiene la fantasía de que Estados Unidos es la tierra prometida. Estas elecciones nos dejan claro que la discriminación y el rechazo a la otredad han podido más que cualquier política progresista.
Ahora, más que nunca, es importante generar estrategias y planificar programas de apoyo para la comunidad migrante que nos permitirán estar preparados ante futuros escenarios catastróficos. La unión de nuestra gente será el arma más poderosa que nos dejará derrumbar los muros, que han sido construidos por los discursos de miedo y odio.
* Integrante del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan
Para alcanzar esta posición de reservas y producción, en el marco de una estrategia de largo plazo, conspiró desde principios de la década de los 70, con apoyo del sha de Irán Mohammad Reza Phalevi para imponer alzas extraordinarias en los precios del petróleo que permitieran rentabilizar nuevos yacimientos en su territorio y en otras regiones. Así, el precio del barril de petróleo aumentó de 2.48 dólares a comienzos de 1973 a 12.80 dólares en 1976; y, años después, como consecuencia de la revolución encabezada por el ayatola Jomeini y el derrocamiento del sha, el barril llegó a cotizarse en 36.83 dólares en 1980.
No obstante, Estados Unidos no logró revertir las caídas de sus reservas ni su producción de crudo y gas, pues la burbuja de los precios se desinfló. En 1998, por ejemplo, el barril de petróleo descendía a 12.72 dólares. Por lo tanto, todavía en 2018 sus reservas de crudo se mantenían en 19 mil 121 millones de barriles, cifra similar a la de 1940. En el caso del gas, las reservas de 2004 eran similares a las de 1952. Ante la vulnerabilidad de su seguridad energética, el gobierno republicano de George W. Bush autorizó una mayor cantidad de permisos para explotar yacimientos mediante el fracking, método de explotación que provoca mayor contaminación del suelo y del subsuelo, destruyendo los ecosistemas donde operan los equipos petroleros y se utilizan multitud de productos químicos. De este modo, de una producción diaria de crudo de 5 millones por día, en 2008 aumentó a 12 millones 927 mil en 2023, 66 por ciento proveniente del shale oil.
Similar camino siguió el gas, ya que después de llegar en 1973 a un máximo de producción de 585 billones de metros cúbicos, sus yacimientos entraron en una fase de declinación que se extendió hasta 1983. Fue hasta 2007 cuando logró recuperar el nivel de 1973, principalmente por la alta producción obtenida del shale gas. Para 2023 su producción total de gas natural se situó en mil 73 billones de metros cúbicos, 74 por ciento proveniente del fracking. Cinco estados contribuían a este extraordinario crecimiento de la producción de gas de Estados Unidos: Texas, Pensylvania, Luisiana, Virginia del Oeste y Nuevo México; destacando, por su volumen: Texas, Pensylvania y Luisiana. Dos estados, territorio mexicano antes del despojo de 1847, Texas y Nuevo México, producían 57 por ciento del crudo y 36 por ciento del gas de Estados Unidos en 2023.
Para enfrentar, en el último medio siglo, los dos grandes momentos de franca declinación de sus reservas de crudo y gas, Estados Unidos levantó cortinas de humo con el fin de ocultar su verdadero propósito: proteger, a cualquier costo, su seguridad energética, provocando guerras devastadoras para los pueblos de Irak, Libia y Nigeria; y, con el pretexto invocado por Barack Obama, presidente demócrata, de que Venezuela e Irán son una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y a la política exterior de Estados Unidos, han provocado sabotajes, magnicidios, asesinato de militares de alto rango militar y un férreo bloqueo comercial que ha dejado heridas de guerra. Al tiempo, impulsa y ampara las acciones genocidas del gobierno de Benjamin Netanyahu, como de otros anteriormente, para colocar al Estado de Israel, gendarme en la región del Medio Oriente que proteja y defienda el flujo del petróleo y del gas hacia sus socios europeos y su propio mercado.
Hoy, Estados Unidos, con años-reserva de 29 para el crudo y de 16 para el gas, dependiendo del fracking, mantiene un frágil poderío petrolero. Aunque a corto plazo y con altos precios dispone de la capacidad para cubrir su demanda interna, no puede atender con suficiencia ni asegurar la de sus socios en Europa. Identificar, como en un termómetro e historiar acerca de la oscilación de la fragilidad del mayor consumidor de energía del planeta, por parte de Venezuela, Irán, Rusia y el BRIC+, será útil y necesario para diseñar estrategias que incidan en desactivar y enfrentar la desquiciante y belicosa geopolítica petrolera de Estados Unidos. Sin duda, por su fragilidad, la más violenta en toda su historia.
* Autor del libro Rebeldía, Tlatelolco y cárcel en Lecumberri
La decisión se tomó en el marco de las discusiones sobre cambio climático y biodiversidad, dos de las más graves crisis ambientales que enfrentamos. La crisis climática se evidencia en fenómenos extremos de sequías, inundaciones, tormentas más fuertes o inesperadas. La crisis de biodiversidad se manifiesta en la acelerada extinción de especies naturales (animales, plantas, microorganismos) y cultivadas (desaparición de variedades de semillas y razas animales campesinas). Ambas están relacionadas en sus impactos y en sus causas. La crisis climática empeora la de biodiversidad, la erosión de biodiversidad debilita la resiliencia frente al cambio climático.
Ambas comparten causas: los sistemas industriales de producción y
consumo masivo basados en combustibles fósiles, minería, agrotóxicos, y
la devastación ambiental y social que producen. Aunque las causas de las
crisis son bien conocidas y establecidas en paneles internacionales de
expertos de la ONU (IPCC en cambio climático e IPBES en biodiversidad),
los principales culpables, las empresas trasnacionales, particularmente
de energía, agronegocios, agrotóxicos y minería, así como los gobiernos
que las favorecen, hacen todo lo posible para evitar que se cuestionen
las verdaderas causas y mantener sus negocios como siempre
.
Las propuestas de geoingeniería les sirven como excusa para aumentar sus actividades contaminantes y hacer un nuevo negocio con tecnologías que afirman –sin pruebas– que servirían para capturar carbono o reflejar la luz del sol hacia el espacio para bajar la temperatura.
El CBD analizó esas propuestas tempranamente y concluyó que la geoingeniería climática conlleva altos riesgos para la biodiversidad y para las comunidades locales y pueblos indígenas cuyas formas de vida dependen de y cuidan la biodiversidad. Por ello estableció desde 2008 una moratoria a la fertilización oceánica y desde 2010, otra que engloba todas las técnicas terrestres, marinas y solares de geoingeniería. (Decisión CBD X/33 8 (w) ) La situación que llevó a esas moratorias ha empeorado y ninguna de las condiciones para considerar sus impactos se han cumplido, por ejemplo que exista un mecanismo multilateral, transparente y democrático para su supervisión y control, que se haya analizado y demostrado que no tendrá impactos en la biodiversidad y las comunidades, que en caso de hacer pequeños experimentos sean solo con fines científicos, en medios contenidos y sin impactos transfronterizos, que exista consulta y consentimiento previos de pueblos indígenas y comunidades potencialmente afectadas.
Los que proponen o están realizando experimentos de geoingeniería han ignorado adrede todo esto, desde la moratoria en CBD al derecho a consulta y consentimiento (o a denegarlo) previo, libre e informado de pueblos indígenas y comunidades rurales y campesinas. Pero por ello también se han detenido varios proyectos de geoingeniería en México y otros países (ver geoengineeringmonitor.org/es). Ante la agresiva ola de nuevas propuestas de geoingeniería, el CBD decidió ahora reafirmar sus decisiones sobre el tema.
Paradójicamente, a pocos días de que este convenio de la ONU afirmara el principio de precaución contra estas peligrosas tecnologías, la conferencia COP29 de la Convención sobre cambio climático, que se realiza Azerbaiyán del 11 al 22 de noviembre, apoyó en su primer día de reunión la instalación de nuevos mercados de carbono, un mecanismo que no aporta nada para la resolución del problema y que al contrario, podría legitimar la expansión de la geoingeniería terrestre y marina, por ejemplo, megamonocultivos de árboles y algas, alcalinización química de los mares y otras técnicas que amenazan los ecosistemas.
Ese apoyo no fue decidido por las partes del convenio de cambio
climático, sino por un órgano supervisor en el que apenas están
representados una docena de países, designado para proponer normativas
para los mercados de carbono, bajo el artículo 6.4 del Acuerdo de París.
(Ver Venta del clima al mejor postor
, La Jornada 2/12/23, https://tinyurl.com/27t94uhn).
Ese órgano publicó como aprobado –sin ser revisado por las partes del
Acuerdo de París– un estándar muy amplio y vago, que podría incluir
técnicas de geoingeniería para remover
carbono de la atmósfera
como fuente de créditos de carbono. Esta irregular forma de aprobación y
las propuestas de geoingeniería comparten una misma matriz: son
maniobras de una minoría que aumentarán el caos climático, al permitir
que este continúe mientras establecen un negocio para los mismos que
causan el problema (https://tinyurl.com/4ucvwrjc).
La decisión del CBD afirmando la moratoria es una herramienta de precaución que necesitamos hacer valer en todas partes.
*Investigadora del Grupo ETC
verdadessociales con efecto vinculante en un territorio. No se trata de que sus declaraciones sean verdaderas; de hecho, muchas veces son falsas, pero, regularmente, son aceptadas como
verdaderaspor una sociedad que las asume, tolera y cumple. A esto, él le llamó el monopolio estatal del capital simbólico, que permite que sus acciones y enunciados sean portadores, por lo general, de un implícito consenso colectivo.
El núcleo de la legitimidad
Ciertamente, el Estado no es el único portador de
legitimidad. La sociedad civil siempre es la fuente originaria de los
consensos, y en su interior existen múltiples motores de legitimación,
como los medios de comunicación, las iglesias, las universidades, los
sindicatos, los intelectuales, influencers, etcétera. Pero se trata de
legitimidades fragmentadas, referidas a los miembros de la cofradía
religiosa, a los partícipes de una rama de opinión pública
, a los
agremiados, etcétera. En cambio, las legitimaciones universales,
generales, comunes a todos, tienden a concentrarse en el Estado.
Por ejemplo, el monopolio de las titulaciones que certifican
conocimientos escolares; la elaboración de leyes que supuestamente
favorecerían por igual a todos los ciudadanos, o el ejercicio de la
seguridad pública que disminuye los delitos, etcétera. No importa si el
estudiante obtuvo calificaciones por favores económicos, o si tal ley
resultó de sobornos a gobernantes para favorecer algún negocio
inmobiliario privado, o si las infracciones a la propiedad disminuyen a
costa del aumento de las agresiones con uso de violencia, etcétera. Al
final, la certificación estatal garantiza la verdad
del
conocimiento adquirido, del beneficio colectivo de la ley o de la
reducción del delito. El Estado puede llevar adelante estas
arbitrariedades con recursos públicos sin que gran parte de la población
se entere o, cuando se entera, lo haga aceptando lo que la información
oficial y los portavoces oficiales lo justifican.
Esta legitimidad de las acciones estatales se verifica cuando el orden social funciona con regularidad. Pero la legitimidad se paraliza o fragmenta cuando el régimen económico o político entra en crisis. Las enunciaciones estatales dejan de ser creíbles; sus narrativas no generan adhesiones y el acatamiento a sus disposiciones se pone en duda. Es como si el Estado y sus funcionarios, hasta entonces portadores de una cierta aura de excelencia y superioridad, regresaran a la terrenalidad del descrédito e impugnación cotidiana.
Pasó en Argentina en 2002 tras el fracaso de la convertibilidad; pasó
en Grecia tras la recesión y austeridad impuesta por la troika europea
y, en general, con el ascenso del ciclo de protestas sociales y la
llegada de gobiernos progresistas o populistas
en Latinoa-mérica y otras regiones del mundo. El que la emergencia de gobiernos populistas
venga en medio de un malestar económico, la pérdida de ingresos,
reconocimientos o la sensación colectiva de un agravio por parte de las
viejas élites, no es un hecho menor. Habla de que el monopolio de la
legitimidad siempre requiere una materialidad de verosimilitud, sin la
cual, sencillamente se desploma.
La respuesta bourdiana respecto a que el monopolio estatal del poder simbólico se basta a sí mismo para fundar su eficacia no puede explicar por qué en ocasiones de crisis, la legitimación estatal se erosiona o desploma, que es el equivalente a responder qué es lo que lo sostiene.
Y es que el monopolio estatal de la enunciación legítima tiene como condición subyacente el monopolio de los bienes, condiciones y recursos comunes de la sociedad. Como señaló Carlos Marx: ese es precisamente el núcleo del Estado y sobre cuya gestión reposan los rangos de credibilidad o incredulidad de las enunciaciones estatales.
La condición de posibilidad de la legitimidad estatal radica en la gestión gubernamental relativamente universal
de esos bienes y condiciones comunes (impuestos, riquezas públicas,
derechos, reconocimiento, bienestar social, etcétera). La estabilidad
económica y derechos básicos garantizados establecen un marco de
recepción tolerante de las emisiones estatales y habilita una lucha
política partidaria alrededor de esta centralidad. Pero cuando los
bienes materiales y simbólicos de la sociedad se contraen, se reparten
de maneras agresivamente segmentadas; cuando las condiciones generales
de la vida social se fracturan, lo común (por monopolios) deja de ser
verosímil; esto es, la autoridad estatal se corroe, dando lugar a una
crisis de hegemonía.
Un régimen estatal puede convivir con la degradación de condiciones de vida, el enojo social, la pérdida de derechos e incluso el ejercicio arbitrario de la represión, siempre y cuando se trate de segmentos minoritarios de la población: minorías sociales, ramas sindicales, estudiantes o habitantes de una región. Pero cuando el deterioro de las condiciones de vida abarca a mayorías sociales, cuando el recorte de algún derecho es generalizado, la ofensa o represión es indiscriminada, el sentido de lo común, de lo universal es puesto en jaque y, con ello, la propia plausibilidad del régimen estatal vigente. Son tiempos de descrédito de los gobernantes; el monopolio de los consensos estatales se fisura por todas partes. El gobierno deja de ser creíble y haga lo que haga, siempre estará bajo sospecha pública o burla.
Las crisis económicas, los recortes de derechos o reconocimientos siempre anteceden a una parálisis y fragmentación de la legitimidad estatal, pues el horizonte predictivo común imaginado, alrededor del cual las familias y las clases sociales ordenan el curso esperado de sus vidas, se desquicia, se desploma, desmembrando el sentido de cohesión y destino compartido. La divergencia de élites políticas, la polarización social, que en ocasiones ha llevado al ascenso de los progresismos (Latinoamérica, España, Gran Bretaña), de los autoritarismos y populismos (Trump, Orban, Meloni) en las dos décadas recientes, han estado precedidos de retracciones económicas y visibilidad de agravios, propios de la fase descendente del orden económico neoliberal global.
Legitimidad fragmentada
La corrosión de la legitimidad estatal no necesariamente extravía la fuente de los consensos sociales. Provoca una crisis de hegemonía, una crisis del régimen estatal; es decir, un estupor en la forma de organizar la vida en común y el destino común imaginado de las sociedades. Pero da lugar a la expansión de otras fuentes de legitimidad desde la sociedad civil, bajo la forma de acción colectiva, politización de nuevos sectores anteriormente apáticos, cambios bruscos en los temas de interés de la opinión pública, papel creciente de las redes, protagonismo de nuevos intelectuales, etcétera, los cuales se disputan credibilidad con el discurso oficial. Cuando esas fuentes de nuevos consensos y proyectos de reforma del Estado y la economía se canalizan al interior del viejo sistema de partidos políticos, se producen cismas y reformas profundas al interior de sus ideologías y propuestas económicas, mas la transición hegemónica se lleva a cabo mediante cataclismos regulados. Es el camino, por ahora, de Estados Unidos, Gran Bretaña, Argentina con el kirchnerismo. Cuando el malestar social se canaliza por fuera del esquema de partidos tradicionales, emergen nuevas fuerzas y discursos políticos rupturistas, que reconfiguran el sistema partidario, como en Brasil, Francia, Alemania, España, Uruguay, o recientemente en Argentina. Que esperpentos políticos como Javier Milei en Argentina, puedan imponer arcaísmos monetaristas como solución a los problemas de inflación no es una astucia de manejo de redes, sino el resultado del hastío de una sociedad ante un Estado intervencionista que agotó sus reformas y llevó al país a una inflación de 160 por ciento anual.
Pero cuando las fuentes de legitimidad se estacionan en nodos activos
de la sociedad civil movilizada, como sindicatos, gremios, flujos de
acción colectiva y sus representantes emergentes, la crisis de
legitimidad estatal es radical. Estamos no sólo ante el agotamiento
temporal de una parte de las verdades
estatales, sino, además, del surgimiento de otras verdades
con pretensión de universalidad, de nuevos comunes cohesionadores. Por
ello, no bastará un recambio de narrativas y programas de las antiguas
élites, como en el primer caso, ni a una ampliación de élites, como en
el segundo, sino que conducirá a una sustitución de los bloques sociales
con capacidad de producir nuevos esquemas universales para toda la
socie-dad, un nuevo horizonte predictivo y, con ello, una nueva
coalición social con capacidad hegemónica.
Es el momento de lo que Antonio Gramsci llamó un empate catastrófico
entre una fuente de legitimidad estatal en declive, raída y devaluada, y
fuentes de legitimación social portadoras de grandes reformas sociales.
Que el conglomerado de instituciones monopolizadoras de lo común (el Estado) que es capaz de movilizar recursos comunes se muestre en competencia e, incluso, en desventaja ante nodos de la sociedad civil cuya virtud es, por ahora, sólo una promesa de una manera de organizar esos recursos comunes, habla del poderío político de la imaginación colectiva, la esperanza sobre esos recursos comunes al momento de definir la formación de los liderazgos históricos y las hegemonías duraderas.
En todo caso, lo relevante del ocaso de un sistema de legitimación estatal es la disonancia entre esquemas de emisión estatal y esquema de recepción social. Es como si hablaran idiomas distintos o, las palabras tuvieran significados diferentes.
El desquicio y pavorosa orfandad que todo ello provoca en los
gobernantes queda perfectamente graficada en la creencia de la esposa
del presidente chileno Piñera que calificaba a los sublevados de 2019 de
alienígenas
.
A la vez, la parálisis de creencias estatales no puede ser indefinida, por lo que, casi paralelamente, sectores crecientes de la población se ven impulsados a abrazar una disponibilidad o apetencia a nuevas creencias compartidas, habilitando una audiencia a los renovadores de los viejos partidos, a los marginados del sistema de partidos, convertidos ahora en adalides de una renovación intelectual y moral de la política o, a las enunciaciones resultantes de la acción colectiva.
Y es que allí donde la transición de esquemas estatales de
legitimación viene acompañada de estallidos sociales, son estos
movimientos sociales los que tambien actúan como intelectuales
colectivos capaces de promover quiebres y adhesiones cognitivos en
amplios sectores populares. La acción colectiva siempre actúa como
epifanía cognitiva, como gramática de nuevos cursos de acción posibles
de la sociedad sobre los modos de organizar la vida en común; es decir,
de disputar los universales legítimos de una sociedad. Lo que en la
literatura se estudia como doble poder
es una variante radical de
este factor disruptivo de lo decible y lo posible que acompañan los
momentos de efervescencia social. En resumen, a estas tres formas de
transición de un régimen de legitimación estatal, corresponderá formas
institucionales y discursivas diferentes de formación del nuevo régimen
de legitimidad.
Legitimidad extraviada
Pero también puede darse que al eclipse de un régimen de legitimación estatal no le acompañe un sustituto desde el viejo sistema de partidos, ni desde los outsiders; ni una regeneración desde la ausente movilización social. Y entonces, el consenso social entra en un periodo temporal de descomposición, fragmentado y en cámara lenta, que es lo que precisamente sucede hoy en Bolivia. Pero claramente, esto tampoco puede ser duradero.
* Fue vicepresidente de Bolivia (2006-2019)
El primero tiene que ver con las tres fases de su trayecto creativo. Primero, Ginastera escribió música con un rico sabor nacional, expresado a través de una serie de obras en las que se percibe claramente y de manera objetiva lo pampeano y lo gauchesco. Después, dejó atrás las referencias regionales y locales para escribir en un lenguaje en que el espíritu de su tierra y su cultura adquirieron un perfil más estilizado y subjetivo, sin perder su identidad. Finalmente, puso todo ello a buen resguardo en el cajón de su experiencia acumulada y se lanzó (con singular éxito artístico) a componer música del todo abstracta, sintonizada con las expresiones y estilos más nuevos de su tiempo, ya sin referencias argentinas específicas. Así, Ginastera trazó un camino ejemplar que fue seguido por algunos otros compositores de Latinoamérica, y si bien ninguno de ellos llegó a su altura, algunos lograron dejar huella importante gracias a su trabajo pionero.
El segundo agradecimiento está relacionado con su breve, pero contundente catálogo de óperas. Sólo escribió tres: Don Rodrigo (1964), Bomarzo (1967) y Beatrix Cenci (1971), y en todas ellas tuvo la lucidez de apartarse de los argumentos banales centrados en las atribuladas y lacrimógenas bordadoras, geishas, cortesanas, princesas y sacerdotisas que pueblan el grueso del repertorio tradicional.
Los argumentos de las tres están sustentados en oscuras pulsiones y violentas pasiones, lo que las convierte de inmediato en piezas de teatro particularmente atractivas por su descarnada exploración de las simas de la condición humana.
Dicho lo cual: he aquí que, en un gesto insólito y bienvenido, la Ópera de Bellas Artes puso en escena recientemente la última de las óperas de Ginastera, en estreno nacional. Importa menos saber qué motivó la programación de esa potente ópera que es Beatrix Cenci, que señalar el hecho de que más allá de los resultados artísticos se trató de un acierto indudable.
Si bien esta puesta en escena (a cargo de Marta Eguilior) tuvo unos cuantos momentos de buen teatro, en general pecó de inconsistencia y de falta de orientación estética unitaria. La presencia deambulatoria de una mujer desnuda (presumiblemente, alter ego o doppelgänger de Beatrix Cenci) que deviene diyéi para atronar el espacio escénico con un lamentable punchis-punchis acompañado de luces estroboscópicas y la indispensable cuota de tubos de neón resulta un distractor que trivializa y desdramatiza la ruda historia que cuenta la ópera, abundante en asesinatos, violaciones, incestos, parricidios, ejecuciones y otras violencias. Además, ese y otros variados desnudos ya no impresionan, ni escandalizan, ni provocan, ni nada; es déjà vu en todo su esplendor. Y, seguramente, hay mejores maneras de aludir a lo fúnebre del argumento que desatar una procesión de no-muertos luciendo sus costurones de autopsia.
Lo más redundante de todo, una alusión iconográfica más (¡por enésima
vez!) a Frida Kahlo, cuyo dudoso valor como sufrido emblema del
pintoresquismo turístico ya está más que agotado. ¿No hay en la cultura
de México otra imagen significativa de referencia? Suelo discrepar
seriamente de los puristas que insisten en exigir que las óperas sean
representadas como hace 100 o 200 años, con fidelidad pétrea a las
convenciones de tiempo y espacio. Pero discrepo con enjundia similar de
la manía de adaptar
y modernizar
a ultranza y con calzador cualquier cosa.
En el reparto, una combinación no del todo equilibrada de voces jóvenes del Estudio de Ópera de Bellas Artes con cantantes más maduros y experimentados, destacadamente Genaro Sulvarán y Rosa Muñoz. Lo sobresaliente de la parte musical de esta Beatrix Cenci: el trabajo concertador de la joven directora española Julia Cruz, quien logró dominar en buena medida una partitura compleja, demandante y a la vez fascinante, logrando momentos marcados por una rara combinación de potencia y expresividad. En suma, una puesta en escena de la perturbadora Beatrix Cenci con altibajos, que pudo ser más coherente en su materia teatral, pero meritoria por algunos logros puntuales y por el simple hecho de haberse llevado a cabo. Y… Bomarzo, ¿para cuándo?
Sólo por un momento suspende las burlas y las trueca en pésames. Aquel en el que concuerda la forma del carácter y el fondo de las representaciones.
Es El Quijote un querer escribir la locura
y la
extravagancia hasta hacerlas desaparecer, excluirlas, pero sin
borrarlas, el casi inverosímil, pero real funcionamiento del aparato
síquico, un delirio abierto al infinito entre lo oculto y lo declarado,
entre lo latente y lo manifiesto, entre esa escritura interna que
siempre está amenazada con el borramiento. Se trata, entonces, del
lenguaje de la razón en la impecable lógica del delirio, de la
sensibilidad y los sueños. El lenguaje que es, a la vez, la ruptura y el
enlace con la locura que a todos nos habita.
El Quijote corrió y corre permanentemente el riesgo (y eso es no la vida misma) de no tener sentido. Mas sin ese riesgo, ni el Quijote ni la existencia lo serían. El Quijote revela y oculta palabras convertidas en encantamiento verdaderamente mágico por su forma, por ser emanaciones sensibles.
Así, vemos cómo sus personajes con sus vestimentas y sus gestos
componen verdaderos jeroglíficos que viven y mueren para volver a renacer y a morir, y que son máscaras del mismo. Cervantes (El retablo de maese Pedro y los de orfebrería y colores).
Jeroglíficos de tres dimensiones que se bordan, a su vez, en un cierto número de gestos, de signos misteriosos que corresponden a no se sabe qué realidad fabulosa y oscura que en la concepción occidental se hallan reprimidos.
Entre el delirio y el sueño: Cervantes y Freud, de José Cueli, 2010. La Jornada Ediciones
Es sabido que a Allen le gusta imitar a sus admirados directores europeos, como Bergman y Fellini, por ejemplo. En esta ocasión se aproxima al estilo del francés Claude Chabrol y sus thrillers situados en la alta burguesía de su país. Pero sólo consigue una especie de Chabrol descafeinado.
La trama se sitúa en París, donde una joven mujer llamada Fanny (Lou de Laage) se topa por casualidad en la calle con Alain (Neils Schneider), un aspirante a escritor, enamorado de ella desde que ambos estudiaban en el liceo francés de Nueva York. Ella, a su vez, está casada con Jean (Melvil Poupaud), un hombre mayor millonario que la empalaga y controla con sus atenciones.
El insistente cortejo de Alain hace que finalmente Fanny se vuelva su amante. Ante los cambios de conducta en la chica, Jean contrata a un detective privado, quien le revela la infidelidad de su esposa. El esposo cornudo contrata a dos matones rumanos con el fin de hacer desaparecer al amante.
Hay algunos cambios en el ya trillado estilo de Allen. Por una vez, sus actores no imitan las inflexiones vocales del director. Las canciones gringas de los años 30 en la banda sonora han sido remplazadas con temas de jazz más recientes; son composiciones de Nat Adderley y Herbie Hancock de los años 60, pero eso ya es progreso. Y a diferencia de lo que hacía en Vicky Cristina Barcelona (2008), no cae en el enfoque turístico de sus locaciones. Fanny y Alain se citan frecuentemente en la calle, mas no aparecen monumentos parisinos (debemos felicitar a Allen por no mostrar nunca la torre Eiffel). Eso sí, la tipografía de los créditos sigue siendo la misma y mantiene su duración en los muy considerados noventa y pico minutos.
Por otro lado, como guionista Allen se ha vuelto perezoso. El asunto está tratado de manera poco sorpresiva. Derivada en parte de La mujer infiel (1969), de Chabrol, Allen no consigue nada de tensión dramática en la intriga, revelando desde un inicio que Jean es un villano, pues se menciona en los diálogos chismosos que su socio desapareció de manera misteriosa. Mucho peor es la forma como el cineasta resuelve su castigo final con una gratuidad indigna de él. Por supuesto, el empleo del sexo –inexistente– y la violencia es típico de Allen en su antisepsia.
Aunque en teoría se trata de otra indagación alleniana sobre la coincidencia y la ironía como fuerzas vitales, referenciada en los diálogos por Alain y rematada como moraleja, el tratamiento de ellas es mecánico y previsible. No hay aquí la ambigüedad, ni la malicia características de Chabrol, digamos.
No obstante, el prestigio de Woody Allen persiste. El año pasado Golpe de suerte fue estrenada en el festival de Venecia fuera de competencia. Y no se programó de puro milagro en la Muestra de la Cineteca.
Golpe de suerte
D y G: Woody Allen / F. en C: Vittorio Storaro /M: Temas varios / Ed: Alisa Lepselter / Con: Lou de Laage, Niels Schneider, Melvil Poupaud, Valérie Lemercier, Elsa Sylberstein / P: Gravier Productions, Dippermouth, Perdido Productions, Petite Fleur Productions. Francia-Estados Unidos-Reino Unido, 2023.
X: @walyder
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