violencia grave
grave, aunque
no desbordada, en un país que, a pesar de todo, estaría
bajo control, según declaró el coordinador político de los diputados federales, Ricardo Monreal, luego de una reunión de tres horas de esos legisladores con el alto jefe policiaco.
Más allá de discursos y declaraciones, lo cierto es que se han multiplicado los focos de violencia en el país, en varios casos con expresiones extremas (la decapitación del presidente municipal de Chilpancingo y el acribillamiento de 10 personas en un bar de Querétaro, por citar dos casos).
Tal exacerbación (el secretario García Harfuch aduce que no hay
desbordamiento) puede tener dos interpretaciones rápidas, a riesgo de
ser simplistas: que la nueva administración federal está apretando de
verdad contra los grupos criminales y éstos están reaccionando con
provocaciones y golpes efectistas, o que la nueva administración federal
ha agitado el avispero (con más detenciones de generadores de violencia
y una evidente disposición a la confrontación armada, con mayor
letalidad) y está siendo rebasada al menos en esta primera etapa.
El acrecentamiento de la violencia extrema tiene como marco de referencia los primeros cuarenta y tantos días de gobierno de la presidenta Sheinbaum y, ahora, la programada toma del poder estadunidense por Donald Trump, quien tiene una tripleta de temas con los que tratará de frenar o acotar la continuidad reformista de la llamada Cuarta Transformación: la revisión del tratado comercial subcontinental, la migración (rubro también relacionado con los cárteles) y el crimen organizado.
La presión estadunidense, en realidad, es sistémica, no necesariamente asociada con los cambios de membretes partidistas en la Casa Blanca, el Pentágono y conexos. La estrategia de combate a la 4T tuvo un arranque previo a las elecciones mexicanas con el uso de tres medios extranjeros para acusar al entonces presidente López Obrador de haber recibido financiamiento del narcotráfico para una campaña electoral de 2006. Luego vino la muy costosa campaña en redes con las etiquetas # narcopresidente y # narcocandidata. Para aterrizar en un aeropuerto fronterizo con Ismael Zambada, El Mayo, y uno de los hijos de Joaquín E l Chapo Guzmán, en un episodio aún oscurecido a partir del cual se desató la principal narcobatalla nacional, entre chapitos y mayitos.
Uno de los puntos críticos del posicionamiento mexicano ha residido en la virtual inactividad, durante la administración obradorista, y la permisividad y protección a figuras que son parte expresa de la citada 4T o que han favorecido este proyecto. Ejemplos del pasado reciente: Quirino Ordaz, quien dejó el gobierno de Sinaloa para irse de embajador a España, y Claudia Pavlovich, que pasó de Sonora a un consulado de lujo: Barcelona.
Véase lo que sucede en Sinaloa, donde el gobernador Rubén Rocha Moya sigue en el cargo a pesar de las evidencias de sus punibles manejos políticos, mediáticos y forenses en el caso del asesinato del ex rector de la Autónoma de Sinaloa Héctor Melesio Cuén y en el episodio clave de las horas en que El Mayo Zambada habría sido secuestrado, según versiones que la propia autoridad no logra o no quiere esclarecer. En una incesante espiral de violencia, ayer se anunció la cancelación de la tradicional feria ganadera y del palenque en Culiacán.
Por lo pronto, García Harfuch se consolida como el máximo jefe policiaco, con pretensiones hasta ahora cumplidas de coordinar
a los mandos de la Defensa Nacional y la Marina, además de controlar
los servicios de inteligencia y la operación de policías en todo el país
y estar en espera de reformas constitucionales que le permitan investigar
directamente actos delictivos. Superpoderes, supersecretario, supercompromiso, ¿superlogros? ¡Hasta mañana!
X : @julioastillero, Facebook: Julio Astillero, juliohdz@jornada.com.mx
El mecanismo destructivo se probó el 17 y 18 de septiembre en Líbano, cuando Israel provocó la explosión de buscapersonas y radio comunicadores, con un resultado de más de al menos 40 muertos y de 3 mil 500 quinientos heridos. Además, no es la única tecnología moderna que se utiliza para causar daño letal. En forma paralela, aviones no tripulados o drones generan miles de muertes en el mundo. En estas condiciones, nadie está exento de padecer las consecuencias de las guerras.
Los dos conflictos más relevantes en estos momentos ya se ampliaron a nivel regional. En Medio Oriente participan con Israel aliados occidentales, entre los que destaca Estados Unidos y, junto con Palestina, diversos países árabes, principalmente Irán. En el caso de Ucrania sucede un fenómeno parecido con la intervención de Europa y Estados Unidos, que proporcionan armas y financiamiento; y en el caso de Rusia, con Corea de Norte y naciones que formaron parte de la URSS, como Bielorrusia.
Estos conflictos los ganarán quienes utilicen la tecnología más avanzada, como sucedió en la Segunda Guerra Mundial con el uso de la bomba atómica. Ahora, las armas de vanguardia están ligadas a los sistemas de comunicación satelital.
La llegada de Donald Trump al gobierno de Estados Unidos y la participación de Elon Musk cambiarán la correlación de fuerzas en los conflictos. La razón es que Musk cuenta con la red de satélites más avanzada del mundo en materia de comunicaciones mediante Starlink. Esta red permite la conexión a Internet aun en zonas sin infraestructura, herramienta que utilizó Ucrania para repeler en un primer momento el ataque de Rusia y ahora está al servicio de los aliados occidentales. El regreso de Trump implicará nuevas negociaciones políticas con Rusia, China, con Europa y con Israel. El control que Estados Unidos tiene sobre la red satelital definirá en parte el futuro de los grandes conflictos que padecemos.
renovación de la dirigencia, el PAN confirma su decisión de desaparecer del panorama político del país, pues sus cabezas visibles privilegian, una vez más, el negocio, la transa, la chicana, los moches y demás enjuagues que han enriquecido a la cúpula, pero hundido a la agrupación como
alternativa opositora, y ello es fácilmente comprobable con la
eleccióndel jefe del cártel inmobiliario de la Ciudad de México, Jorge Romero Herrera, como
nuevopresidente nacional del blanquiazul.
El PAN es un dinosaurio en extinción, cercano ya a la pérdida de su registro como partido político nacional, toda vez que su militancia registrada ante el Instituto Nacional Electoral (INE) ha caído vertiginosamente y de todas (Presidencia de la República, gubernaturas, diputados y senadores, etcétera), prácticamente ha perdido todas, aunque a sangre y fuego mantiene la alcaldía Benito Juárez de la Ciudad de México como su centro de negocios.
Para conservar su registro, el INE obliga a los partidos políticos
nacionales a mantener un número de militantes no menor a 0.26 por ciento
del padrón electoral federal utilizado en la elección federal inmediata anterior
(100 millones 454 mil 859 ciudadanos). De acuerdo con la estadística de
dicho instituto, al cierre de 2023, el PAN a duras penas registró 277
mil 665 militantes, y la propia institución advierte que cada tres años
verifica el cumplimiento mínimo de los padrones de militantes de los institutos políticos nacionales para la conservación de su registro
, y realiza el conteo para garantizar que cada fuerza política cumpla con los requisitos previo al inicio del proceso electoral federal
.
Dado lo anterior, la empresa blanquiazul disfrazada de partido político está a escasos 16 mil 458 militantes de perder el citado registro federal, lo cual, todo indica, a la cúpula panista le importa un bledo, porque lo suyo es el negocio, aunque debe entender que está muy cerca de cerrar las puertas, con todas las prebendas que ello implica, ante la caída en picada de su militancia. Entonces, ¿existirá el PAN en las próximas elecciones intermedias? (2027). Hagan sus apuestas.
El pasado domingo, el PAN eligió nuevo
dirigente nacional, en relevo de otra inenarrable joya blanquiazul,
Marko Cortés, y en ese proceso participó menos de 50 por ciento de la
militancia (menos de 138 mil sufragantes). De acuerdo con las cifras del
propio partido, el diputado con licencia Jorge Romero Herrera –ex jefe
delegacional en Benito Juárez– ganó con alrededor de 80 por ciento de
los votos, con 91.7 por ciento de las casillas computadas. Desde luego,
atrás del ungido está el junior tóxico.
No es casual que ahora se recuerde que el año pasado la fiscalía
capitalina informó que investigaba a ex funcionarios de la alcaldía
Benito Juárez por un esquema de operación ilícita con bienes inmuebles
en el territorio, un grupo al que se llamó cártel inmobiliario
( La Jornada,
Néstor Jiménez). Y en la lista de involucrados aparecen Jorge Romero y
quien el domingo pasado, muy pegadito, le aplaudió a rabiar: Santiago
Taboada, a su vez ex jefe en esa misma demarcación.
Consultada sobre dicho nombramiento, la presidenta Sheinbaum fue directa: Jorge Romero “es el jefe del cártel inmobiliario; lo conocimos muy bien en la Ciudad de México. Probablemente no fueron ‘los de abajo’ quienes revelaron, sino incluso los propios empresarios como testigos revelaron el modus operandi de ese grupo muy corrupto de la alcaldía Benito Juárez. Entonces, pues ese es el hoy representante del PAN”.
De pasadita, la mandataria propuso “preguntarle a Felipe Calderón qué opina de Jorge Romero; en su libro dice: ‘Jorge Romero, de la Ciudad de México, ex delegado en Benito Juárez, famoso por los casos de corrupción que constantemente empresas extorsionadas revelan. Un amigo suyo y sobrino mío me relató que dejó de trabajar con él cuando el propio Romero le confesó que asociaciones de ambulantes y otros le representaban a su grupo ganancias de 7 millones de pesos al mes. Con ellos, además, habían filtrado el padrón del PAN en toda la ciudad’. Eso es lo que opina Calderón, que no es precisamente alguien que apoya a la 4T, ¿verdad? Entonces, así que digan ‘¡qué renovación tuvo el PAN!’, pues no mucha, ¿verdad?”
Las rebanadas del pastel
Luego de 85 días de vacaciones pagadas –con cargo al
erario–, los holgazanes de la sede del Poder Judicial de la Federación
por fin se animaron a retornar a lo que ellos llaman trabajo
, pero advierten: mantendremos la protesta
.
Twitter: @cafevega, cfvmexico_sa@hotmail.com
No hay, por lo pronto, más que amenazas que producen, eso sí, miedo entre la gente que quiere o pretende convertirse en migrante. Miedo a que Donald Trump se lance en contra de ellos, que cierre la frontera y cercene lo que ellos pretenden como única posibilidad de hacer más vivible su vida.
Quienes están convencidos de que lo dicho por Trump no es amenaza, sino un plan bien definido, quieren adelantarse al hecho y formar una especie de barricada frente a los horrores que esboza el presidente electo de Estados Unidos.
No sabemos si aquí, en México, las autoridades encargadas del asunto migrante estén elaborando un plan que pudiera aminorar el efecto de las medidas de Trump, pero dejar en manos de las organizaciones no gubernamentales la tarea sería un verdadero desatino.
Si estos grupos crecieron y se multiplicaron fue a merced de la desatención del gobierno y hasta de su torpeza para tratar el problema. Funcionarios como el comisionado del Instituto Nacional de Migración, Francisco Garduño, y sus malos manejos, permitieron que ONG, por ejemplo las ligadas a la Iglesia católica, se convirtieran en grupos de presión hacia el gobierno.
Ahora, la Comisión de Migración deberá ser una entidad fuerte dispuesta a solucionar no sólo la ola de deportaciones que prometió Trump, sino la situación de los nuevos grupos que buscarán llegar a Estados Unidos desde nuestro país.
Algo que debe tenerse muy en cuenta es que el hoy triunfador en las elecciones pasadas no tienen ninguna reserva cuando habla de violencia, y si a eso le agregamos la ración de odio que contiene la sociedad de aquel país, podríamos empezar a entender qué sucedió hace ocho días.
Y esto porque si Trump es preocupante por peligroso, la sociedad gringa debe inquietarnos mucho más porque ha demostrado que el país del norte es un mundo enfermo que puede elegir como su representante a un delincuente. No hay otra explicación.
A esa sociedad, como a muchas de las llamadas democracias, no les interesa ni por asomo saber el rumbo que marcan los principios de los organismos políticos. Se vota por los personajes, no por las ideas.
Pero a los partidos políticos tampoco les interesa poner a consideración de la gente su proyecto de gobierno, su atención se centra en conseguir un candidato popular y no importa si es afín o no a las ideas del partido, siempre que les haga ganar la elección.
Que quede claro: para los partidos políticos ganar una contienda electoral no es marcar un rumbo a la sociedad que los vota; ganar es conseguir recursos económicos suficientes para vivir bien. Lo demás carece de importancia.
El método ha logrado que, por ejemplo, en el caso de la elección reciente no encuentra razón en la explicación superficial, somera, del hartazgo por el gobierno de Biden, pero parece que se vuelve razonable cuando el factor odio interviene.
Será muy interesante para los estudiosos de la materia descifrar lo que parece la muy incongruente elección en EU, pero por el momento habrá quien diga: que nadie se sorprenda, así son los gringos.
De pasadita
Pero de qué criticamos a la sociedad gringa si aquí, en nuestra política, las cosas van por el mismo camino, o cuando menos se parecen.
Ahora resulta que el Partido Acción Nacional decidió –apenas 35 por ciento de su padrón– poner al frente a Jorge Romero, uno de los tres cerditos (marranos) que nada hicieron por la reconstrucción de la ciudad después del sismo de 2017, pero según los datos públicos, desviaron –¿a sus bolsillos?– algo así como 80 por ciento de 7 mil millones de pesos que se asignaron para la reconstrucción.
Se hicieron las denuncias, se les quitó lo que faltaba por ejercer, pero la justicia –que afortunadamente ahora ya cambió– nada hizo de verdad para castigar la corrupción de Jorge Romero, hoy presidente del PAN.
Si allá eligieron a un delincuente convicto, aquí el partido de los azules de derecha ya tiene a un presidente acusado de robar el dinero que requerían muchos, que aún viven en la calle, porque sus casas no fueron reconstruidas.
Y no sólo eso, también se ha dicho, en casi todos los ámbitos, que el ahora presidente del PAN es un miembro activo del cártel inmobiliario. Lo que sí nos queda claro es que Romero, a eso de sacarle jugo a las casas sí sabe, y sabe mucho. En esas andamos.
no se tuvo certeza, se violó la legalidad y fue una elección inequitativa; así, de esa manera, hoy ganaron. Asimismo, llamó a la nueva dirigencia a reconocer que el modelo de partido construido desde hace una década no funciona, y se preguntó si habrá la voluntad
para hacer del PAN una institución que merezca ser heredera del legado demócrata y liberal de Manuel Gómez Morín.
Más allá de los vicios que hayan podido enturbiar el proceso, el hecho es que el blanquiazul tendrá de dirigente nacional a un político salpicado de escándalos e investigado por las autoridades debido a los sólidos indicios de que creó y se benefició del esquema corrupto conocido como cártel inmobiliario: la explotación del ininterrumpido control panista sobre la alcaldía Benito Juárez, de la que fue jefe delegacional entre 2012 y 2015, para apoderarse de cientos de inmuebles a cambio de otorgar permisos de construcción ilegales.
A Romero Herrera se le considera el jefe del grupo político que controla la vida interna del blanquiazul en toda la Ciudad de México. La naturaleza mafiosa de su poder, que comenzó a construir desde 2007 gracias a su cercanía con la familia del ex presidente Felipe Calderón, ha sido denunciada a lo largo de los años por sus propios correligionarios. Tras abandonar el PAN, Calderón y su esposa, la actual diputada federal Margarita Zavala, señalaron varias veces su cacicazgo: en 2018, el michoacano lo acusó de manipular el padrón interno del PAN capitalino y de encabezar la corrupción en la Benito Juárez; en 2020, publicó un libro donde afirma que Romero es famoso por extorsionar a empresas y que asociaciones de ambulantes y otros le representaban a su grupo ganancias de 7 millones de pesos al mes.
Por añadidura, como legislador local Romero Herrera integró con los perredistas Mauricio Toledo (prófugo) y Leonel Luna (fallecido) la Comisión para la Reconstrucción tras el devastador sismo del 19 de septiembre de 2017, encargo en el que manejaron 8 mil millones de pesos de los cuales no rindieron cuentas.
Está claro que los militantes de Acción Nacional pueden elegir a quien prefieran para conducir su partido, incluso si ello redunda en acelerar la descomposición, el desprestigio y la pérdida de votos de su organización partidista. Sin embargo, esta decisión no afecta sólo a los 300 mil afiliados que le quedan al organismo político más emblemático de la derecha mexicana, sino también al conjunto del régimen de partidos y al mismo país. Dado que los institutos partidistas forman parte del Estado, mantener al frente de ellos a quienes practican el uso de los cargos públicos para el enriquecimiento personal degrada la vida institucional e introduce un elemento de desconfianza en la democracia.
También es lamentable que la principal formación opositora se coloque en una posición de extrema debilidad al ser dirigida por un individuo desacreditado por su historial de corruptelas, ya que una democracia funcional requiere de instituciones competentes para representar el sentir de los ciudadanos que no comulgan con los grupos gobernantes. Con la elección de Romero Herrera, el PAN se excluye a sí mismo de esa función.
La deriva autoritaria, donde académicos firmaron un diagnóstico que, en esencia, acusó al gobierno de López Obrador de encaminar el país a una concentración de poder que socavaba al pluralismo mediante la destrucción de instituciones. Quizá sin proponérselo ese texto fue una especie de documento fundacional que articuló la alianza PAN-PRI-PRD.
Tras el fracaso electoral que ha padecido esa alianza desde 2021
–donde sus dos partidos principales perdieron 18 gubernaturas (11 el
PRI, siete el PAN); y permanecen como minorías en congresos locales, en
la cámara federal y el Senado, y donde perdieron la Presidencia de la
República en 2024–, es de señalar que parte de la crisis de los dos
sobrevivientes de la alianza PRIANRD se debe a la debilidad y tono
apocalíptico que implicó su tesis de la deriva autoritaria
.
Ese diagnóstico partía de premisas erróneas, como acusar riesgos en la libertad de expresión sin mencionar casos de periodistas censurados por la voluntad presidencial; en un entorno donde el grueso del ecosistema mediático enfocó sus baterías contra la 4T. Esa oquedad no sólo es falsa, sino una falta de respeto contra voces que sí lidiaron con la venalidad censora de Peña o Calderón.
Adoptar la proclama de la deriva autoritaria
significó para el
PAN un descuadre ideológico. El partido dio indicios el sexenio pasado
de no saber cuál identidad confirmar como protagónica. Dos ejemplos: en
2021, senadores panistas, con Lilly Téllez a la cabeza, firmaron la Carta de Madrid para ligarse a extremas derechas como Vox; asumirse como fuerza política retardataria y refreír los prejuicios de la guerra fría.
Sin embargo, poco después sería el PAN el partido que, sin democracia
interna, postuló como candidata presidencial a Xóchitl Gálvez, a quien
abanderaron no sólo esperanzados en que fuera una suerte de producto
milagro, sino porque pretendían que, con su supuesto perfil alivianado y
progresista, le arrebatara votos al electorado obradorista, bajo el
compromiso de mantener la política social de la 4T.
Esa dualidad refleja un dilema identitario. ¿Qué hacer? ¿Adoptar una pose intransigente que desde la derecha más oscurantista interpelara al voto conservador? ¿O mejor dotarse de una fachada moderna, capaz de incluir derechos sociales e inclusión en su agenda, para así interpelar a un sector más amplio del electorado? La salida no fue acertada: el PAN adoptó un discurso intransigente, pero acciones zigzagueantes, donde, verbigracia, un día juraban mantener programas sociales, mientras diputados habían votado contra ellos y muchos de sus voceros acusaban de ninis a sus beneficiarios.
Con la débil consigna de la deriva autoritaria
a
cuestas, hay que señalar que la crisis de resultados electorales del PAN
viene de lejos: en 2012, convertido en apéndice de la sevicia
calderonista, se tornó en el primer partido que, como entidad
gobernante, se fue al tercer lugar en una elección presidencial. Pero
desde entonces su autocrítica ha sido escasa y sus autocríticos
ninguneados.
El PAN se ha evidenciado en los últimos años como aparato que ve el
gobierno como plataforma de lucro personal. De ahí que aliarse con
rivales históricos como el PRI o el PRD fuera más producto de
desesperación que de pragmatismo. Su discurso contra la deriva
autoritaria, sus salmodias antipopulistas y su llamado a articularse sin
chistar en causas inasequibles (la marea rosa) fueron una
mascarada evidenciada por sus dirigentes: al mismo tiempo que el PAN
alertaba contra una presunta democracia en riesgo, su dirigente Marko
Cortés se repartía con el priísta Alito –en un modo más
gansteril que antimeritocrático–, notarías, órganos autónomos o
direcciones de universidades en Coahuila, acto ilegítimo que, para
colmo, el PRI no acató, en un acto que eximió al tricolor no por la ingenuidad inepta de Cortés, sino por lo de que ladrón que roba a ladrón
.
Hoy el PAN renovó dirigencia. Cortés dejó un instituto debilitado en manos de Jorge Romero, quien simboliza sin cortapisas la crisis del partido. Líder central de un cacicazgo gestor de corruptelas en la construcción, cuyo entorno se encuentra hoy preso, prófugo o confeso, Romero significa el ascenso en el PAN de un grupúsculo que ha hecho del partido en la Ciudad de México un coto y de los gobiernos locales ganados un nido de transas: el llamado cártel inmobiliario.
En la elección pasada parecía cinismo terminal que postulara en la alcaldía Benito Juárez, matriz del cacicazgo inmobiliario, al hermano de un panista preso, y como candidato a jefe de Gobierno a otro miembro del cártel. La asunción de Romero parece indicar que el partido pretende expandir esa iniquidad local a escala nacional. De la farsa de la deriva autoritaria el PAN pasa a la real deriva inmobiliaria, encabezado por un grupo para quien el gobierno es negocio y cuya renovación es cosmética: atrás quedan las barbas virreinales del Jefe Diego y las suplen los usos de los mirreyes en el poder.
*Autor del libro Las raíces del Movimiento Regeneración Nacional
¿Por qué en Estados Unidos no cambian de pueblo en vez de Presidente?Sí, la explicación de lo que ahí ocurre está en la sociedad, más que en sus élites políticas. Desazones, idiosincrasias e ideologías gestadas en plazos largos, discursos de los actores políticos, entran en la historia en estampida y hacen lo suyo. Los medios gringos nos reseñaron mil aspectos de la pugna electoral, pero la sociedad está ausente de sus recuentos. Nos contaron una contienda de gallos enfrentados en empate: era falsa. Nos contaron que Trump ganó de calle; también es falso, veamos en qué sentido.
Al redactar estas líneas la fulgurante epopeya jamás vista en la historia ya aterrorizaba al por mayor por el planeta. Trump tenía en su haber 312 votos electorales (necesitaba 270), que le aseguran la presidencia; dominará el Senado, le faltaban siete votos para conseguir la mayoría de los Representantes. Y es suya la Corte Suprema. Trump ganó apoyo en todo el mapa electoral tanto en los estados republicanos como en los demócratas. Las derechas más a la derecha avanzarán más allá de EU.
Kamala y los demócratas desestimaron el principal malestar de las mayorías: las pérdidas en su nivel de vida: el impacto de la inflación y los estragos en las finanzas: ahora ahorran menos que antes de la pandemia, o están cayendo en mora, cada vez más, tanto en los préstamos para autos como en las tarjetas de crédito, con tasas de interés inicuas. En una sociedad hiperconsumista, esos datos se ven amplificados. Fue el factor de mayor peso en las decisiones de los electores. Creen que Trump mejorará su vida: agárrense. También desdeñaron la fábula trumpiana sobre los cientos de miles de asesinos y violadores extranjeros que les quitan el pan de la boca a los propios. Es una amenaza real según la percepción de la mayoría.
La suprema victoria de todos los tiempos es menor que la de
Biden, que obtuvo 81 millones en 2020, frente a 74.6 millones de Trump
en 2024. La población creció en 7 millones en el tramo 2020/24, y los
votos no aumentaron sino disminuyeron: 15 millones menos que en 2020.
Votaron por Trump 50.5 por ciento de los electores, y 48 por Harris: los
electores están divididos en dos partes de tamaño similar. Cuarenta por
ciento, no votó. Trump consiguió, en realidad, 28 por ciento del apoyo
efectivo de los electores. Una victoria insólita está muy lejos de ser
verdad. La contundente derrota de Harris
es embuste trumpiano.
Con todo, dadas las reglas electorales, Trump tendrá dentro de las instituciones del Estado un poder que no tuvo Clinton, u Obama, o Biden. Las repercusiones por el mundo serán de gran alcance. Mientras la OTAN se tambalea, Europa ya está en alarma, buscando cómo va a proteger su casa. Las futuras decisiones de Trump estarán guiadas por el ultraderechista Proyecto 2025 formulado por la Heritage Foundation, una agenda para los supermillonarios. El impacto sobre las mayorías irá en sentido contrario a las creencias por las que las mayorías votaron por Trump.
Habrá republicanos en el poder por muho tiempo, prevén algunos
analistas de EU; el próximo presidente será el vicepresidente J. D.
Vance, de una derecha más recalcitrante que la de Trump, dicen. Es
posible, pero el impacto sobre las mayorías también está por verse. El
estándar de su vida decayó con Biden, la desigualdad social aumentó. Los
asalariados históricamente prefirieron al Partido Demócrata (PD) pero,
esta vez, explicablemente votaron republicano. Hace mucho tiempo que el
PD es el partido de Wall Street y recibe de los banqueros ingentes
montos de financiamiento para su campañas. Durante demasiado tiempo el
Partido Demócrata ha llamado procazmente democracia
al neoliberalismo.
Acaso esté llegando la hora de la izquierda subsumida en el Partido Demócrata, y la de las izquierdas que militan fuera de ese partido. Es la hora de la sociedad, no la de los partidos históricos de EU. Acaso están configurándose las condiciones para empezar a desmontar los espantosos preceptos del neoliberalismo, a echar por tierra su perversa doctrina sobre el individuo, su pauta según las cual las personas son consumidores y clientes.
Para Trump, es la hora de las corporaciones y de los ricos, que verán rebajados drásticamente sus impuestos. Para Trump es la hora de Elon Musk que verá ampliados los miles de millones de dólares en contratos gubernamentales que Musk ha recibido para SpaceX y Tesla, que contribuyeron a convertirlo en el hombre más rico del mundo. Musk ha intentado impedir que los trabajadores de Tesla se sindicalicen. El sindicato United Auto Workers presentó una denuncia contra Trump y Musk después de que ambos hablaran durante una conversación en X sobre la intención de Musk de despedir a trabajadores de Tesla en huelga. Es la hora de los Musk en un país donde el porcentaje de trabajadores sindicalizados ha caído por debajo de 7 por ciento, niveles no vistos desde 1932.
Es la hora del desiderátum de los de abajo.
La tempestad puede ocasionar daños. El capitalismo es mortal. La afirmación es contundente. Independientemente de los desastres naturales, el modo de producción dominante nos conduce a la barbarie.
Pero, más allá de la denuncia a la matriz que explica la letalidad y capacidad destructiva que puede adquirir una catástrofe climatológica cuando topa con un sistema inhumano, hay otras piezas del rompecabezas que dan cuenta de cómo la DANA fue gestionada torpe y criminalmente, y sus efectos han sido usados para objetivos que nada tienen que ver con la atención a las víctimas.
Entre esas otras piezas se encuentran la politiquería rapaz que busca
sacar raja de la desgracia de miles de personas, el nuevo
fundamentalismo de la derecha más rancia y el papel que influencers reaccionarios
(y sus patrocinadores) han jugado en la difusión de bulos para
exacerbar la legítima crispación social y rescatar a los responsables de
la debacle. En ellas, ideas fuerza nacidas de la izquierda como que se vayan todos
y sólo el pueblo salva al pueblo
,
han sido desnaturalizadas por la extrema derecha y puestas a su
servicio para capitalizar políticamente el dolor, la rabia y impotencia
de los afectados.
En el centro del nuevo imaginario social que la derecha radical quiere construir están, como explicó Martín Caparrós en El País, los migrantes. “Y sin embargo –escribe el autor de La Historia–,
ahora el ‘problema’ de los in-migrantes se ha transformado en uno de
los grandes temas europeos: uno de los argumentos más incisivos, más
decisivos que aplican las distintas derechas para hacerse votar; el que
más usa la prensa que se les vende para venderlos.” Añade: Lo que se
presenta hoy en Europa como derecha es el oportunismo de los políticos
que intentan aprovechar ese miedito, los intentos desesperados de
resistirse a la inevitable renovación de nuestras sociedades. Para lo
cual inventan todo tipo de infamias sobre esos inmigrantes, que es lo
primero que hacen los conservadores para defenderse antes de recurrir a
métodos más contundentes
.
Hagamos un recorrido a vuelo de pájaro por la política valenciana (y española), para entender claves de la coyuntura y cómo la migración juega en ella. El 28 de mayo de 2023 se realizaron elecciones en la comunitat Valenciana. La coalición de izquierdas que gobernaba perdió el poder. El Partido Popular (PP) fue la fuerza más votada (35.37 por ciento y 40 diputados). El ultraderechista Vox, obtuvo 12.41 por ciento de los sufragios y 13 legisladores. Juntos, sumaron más de los 50 diputados necesarios para la investir como presidente de la generalitat a Carlos Mazón.
En un hecho hasta ese momento inusitado en España, ambas fuerzas acordaron confeccionar un gobierno conjunto, integrado por tres consellers de Vox y siete del PP, incluido el presidente.
Así, se abrió la ruta para pactar coaliciones de gobierno PP-Vox en
Extremadura, Aragón, Castilla y León, Murcia y Baleares. Seis,
incluyendo Valencia. En ellas, la ultraderecha se concentró en
protagonizar guerras culturales
. En Castilla y León y Aragón
intentaron borrar la memoria democrática, que permite el acceso a la
adquisición de la nacionalidad española por opción, y para los nacidos
fuera de España de padre o madre, abuelo o abuela, originariamente
españoles.
Sin embargo, poco menos de un año después de la travesía valenciana (360 días), las alianzas gobernantes conservadoras se rompieron, con el pretexto de la acogida de menores inmigrantes en las comunidades autónomas. Santiago Abascal, presidente de Vox, anunció que cancelaba los acuerdos regionales con el PP y pasaba a la oposición. Se convirtió así en lo que algunos analistas califican de fuerza antisistema-dentro del sistema.
Vox tomó entonces una ruta similar a la seguida por otras formaciones
de la derecha radical en el viejo continente: Rassemblement National en
Francia, la Liga en Italia, el Fidesz en Hungría, y el Partido por la
Libertad en Países Bajos. En el Parlamento Europeo se sumó al grupo
político encabezado por el húngaro Viktor Orbán (Patriotas de Europa) y
asumió posiciones más beligerantes en cuestiones migratorias, de
integración regional, soberanía
nacional y protección
de
las identidades nacionales. Apuesta así a hacer de la migración (en
realidad, racismo y discriminación), una herramienta para capitalizar el
descontento popular en torno a otros asuntos (como el de la tragedia
valenciana) presentándolos como resultado de la emigración.
En La extrema derecha inunda las redes de bulos
(https://shorturl.at/TA1ww) Miguel Urbán sistematiza cómo la ultraderecha ha usado la DANA para inundar las redes sociales de fakenews y conspiraciones con los que reafirmar
su negacionismo climático, esparcir sus odios, atacar al gobierno y de
paso salvar al soldado Mazón de su responsabilidad en la tragedia
.
Como explicó magistralmente Ignacio Ramonet en La era del conspiracionismo: Trump, el culto a la mentira y el asalto al Capitolio, la derecha radical ha elaborado desde las redes sociales una política de la posverdad
que ha cambiado radicalmente las claves de la acción en la vida
pública. Lo que hoy sucede con la catástrofe valenciana es inimaginable
sin ello.
Raimon, el emblemático cantautor valenciano, autor de Al meu país la pluja, escrita en 1984, dice en su canción: En
mi país la lluvia no sabe llover. O llueve poco o llueve demasiado. Si
llueve poco es la sequía. Si llueve demasiado es la catástrofe
. Al
igual que sucede con la lluvia, puede acusarse a la ultraderecha de no
saber hacer política: en momentos de tragedia como la vivida en
Valencia, en lugar de poner en el centro la solidaridad y la lucha por
la vida, lo único que hace es avivar las peores pasiones humanas,
asociadas al odio, la xenofobia, el racismo, el supremacismo y el
clasismo.
X: @lhan55
demostrarque en el
fracasode los países no importan la geografía económica, los recursos para generar riqueza en la sociedad capitalista, ni la cultura, en el capítulo inicial de Por qué fracasan los países, los noveleros Acemeglu y Robinson comparan una ciudad dividida por una frontera (no dicen que un muro) que pese a compartir clima, situación geográfica (pertenecían
al estado mexicano de California, sic), antepasados,
e incluso nos atreveríamos a decir que tienen la misma cultura, una es el infierno en la tierra (Nogales, Sonora), y otra casi el paraíso (Nogales, Arizona).
¿Por qué las instituciones de EU conducen mucho más al éxito económico que las de México? La respuesta se encuentraen la historia.
¿Historia? Sobre cada afirmación suya podría escribir un artículo: no, Moctezuma no fue capturado desde el principio, ni se inauguró así la estrategia fundamental de los españoles, porque ese evento no se repitió en los cientos de altepemeh que fueron dominados posteriormente. Y cualquier historiador serio se reiría de la reducción al absurdo de las instituciones económicas del siglo XVI y su perorata sobre la encomienda basada en una sola fuente: Bartolomé de las Casas. Desde ahí, falsean y tergiversan y, por supuesto, omiten toda referencia al carácter capitalista de los mineros y comerciantes de la Nueva España… y no hablaré hoy de los errores elementales en fechas y hechos concretos ni de su paupérrima bibliografía.
A fray
Miguel Hidalgo (garrafal error hacer fraile a un
párroco) apenas se le menciona, y sólo para hablar de la muerte y
destrucción. Pasan por alto a Morelos y así se ahorran la Constitución
de Apatzingán y ¡tampoco dicen una palabra de la Constitución de 1824! Y
eso, aunque su tema sean las instituciones políticas y se desvivan en
elogios a la democracia y la Constitución estadunidenses. Corramos un
pudoroso velo sobre su Iturbide de estampita de primaria, para no hacer
enojar a la derecha iturbidista que aplaude este panfleto (creo que esa
parte no la leyeron).
Donde sí se detienen es en la inestabilidad política de 1824 a 1867,
omiten las razones económicas y geográficas, así como las presiones y
agresiones de las potencias causales de esa inestabilidad. ¿La agresión
imperialista de 1836-1848? Bastan dos líneas: Santa Anna presidió la
pérdida de el Álamo y Texas, y la desastrosa guerra México-estadunidense
que condujo a la pérdida de lo que se llegaría a conocer como Nuevo
México y Arizona
, y más adelante: grandes zonas del país no estaban bajo su control, lo que permitió la anexión de Texas por EU
.
Suma: Mientras EU empezaba a experimentar la revolución industrial
en la primera mitad del siglo XIX, México se hacía cada vez más pobre
.
¿Razones de ello? Ni el acero, ni el carbón, ni los puertos naturales,
los ríos navegables ni la masiva migración europea que aportó la
imprescindible mano de obra: solamente las instituciones democráticas…
¡y tampoco hay una sola palabra sobre la Constitución de 1857, más
democrática que la de EU!
“Tras el caos de la época de Santa Anna, hubo un intento fallido del emperador francés Napoleón II (sic) de crear un régimen colonial (sic) en México bajo el emperador Maximiliano… los franceses fueron expulsados y se redactó una nueva Constitución (sic).” Y luego: “Díaz violaba los derechos de propiedad… y concedía monopolios y favores a sus seguidores en todo tipo de negocios… Aquel comportamiento no era nuevo, sino que reproducía exactamente (sic) lo que habían hecho los conquistadores españoles y también Santa Anna siguiendo su ejemplo”. Y así sigue, sin mencionar ni por casualidad que los oligopolios que saqueaban nuestra riqueza (¡ah, el modelo extractivo, bestia negra del libro!) eran muy mayoritariamente de capital británico y estadunidense.
Para estos señores la competencia bancaria es clave (aunque nunca mencionen a tiburones como el Chase Manhattan o el National City Bank: en EU son pececitos que compiten sanamente), pero “el caso mexicano es muy distinto. De hecho, en 1910… solamente había 42 bancos y dos de ellos controlaban 60 por ciento de los activos… prácticamente no había competencia”. Se omite que esos dos bancos eran de capital británico y francés.
“Díaz y sus secuaces… se dieron cuenta de que México también tenía
que cambiar. Sin embargo, el cambio no significaba arrancar las
instituciones coloniales y sustituirlas por unas similares a las de EU…”
Donde, a pesar de que los pueblos indígenas habían sido marginados
(sic) se creó una frontera igualitaria
a diferencia de México, donde Díaz siguió el modelo de Cortés, Pizarro y Toledo
y enriqueció a sus cómplices. ¡Y aquí sí aparecen los indígenas!:
“También se produjo a costa de quienes no tenían derechos en aquel nuevo
orden, como el pueblo yaqui… Entre 1900 y 1910, unos 30 mil yaquis
fueron deportados, esencialmente esclavizados…” Es cierto, pero ¡qué
contraste con la omisión del exterminio de los nómadas de las llanuras
de EU! Y ya. De la Constitución de 1917 no se habla tampoco, sólo de que
Carlos Slim es multimillonario gracias al favor del gobierno, a
diferencia de los magnates del complejo militar-industrial de EU y sus
poderosos lobbys… supongo.
La receta es clara: échale ganas, erradica cualquier viso de socialismo
o populismo
,
imita las instituciones y modelos yanqui y británico o, al menos,
sudcoreano, responde a los incentivos como perrito de Pavlov pero, sobre
todo, échale ganas: eres pobre –como país– porque quieres.
En marzo de 1958 se inauguraron las torres de Satélite. No fueron tan altas como las imaginó su creador, Mathias Goeritz, ni llegaron a ser siete como había planeado. Por lo demás, la plaza desde donde se yerguen resultó más pequeña de lo previsto, sin los cuerpos de agua considerados y el color de una de ellas cambió por completo. Pese a todo ello, las torres de Satélite se han convertido en un símbolo entrañable del paisaje mexicano.
Dice Fernando González Gortázar que debemos considerarlas una concepción maestra, una completa novedad
, una propuesta que cambió el modo de entender el arte para la nueva dimensión urbana y en la era del automóvil
. Para él, las torres de Satélite marcaron un antes y un después en el arte hecho para la ciudad
.
Si el 21 de noviembre de 2012 fueron declaradas monumento artístico nacional; hoy, un grupo de vecinos de Naucalpan busca que la Organización de Naciones Unidas, para la Educación, la Ciencia y la Cultura las declare patrimonio artístico de la humanidad.
Para Mathias Goeritz fueron pintura, escultura, arquitectura
emocional con sus texturas de estrías y su volumen triangular. Para él,
sólo recibiendo de la arquitectura emociones, el hombre puede volver a considerarla una obra de arte
. Creía, como Le Corbusier, que la construcción tiene por misión emocionar: la emoción arquitectónica se produce cuando la obra suena en nosotros el diapasón de un universo
, cuando la obra nos capta
.
A Goeritz le hubiera gustado colocar pequeñas flautas y silbatos en sus esquinas para que interactuaran con el viento y quienes pasearan cerca de ellas escucharan su extraño canto, pero los promotores financieros desecharon la idea.
En 1958 el conjunto escultórico ya se había construido como lo conocemos. Estaban las cinco torres, no las siete, proyectadas por falta de presupuesto y, por ese mismo inconveniente, ninguna alcanzó los 200 metros considerados por Goeritz para una de ellas. La más alta sólo se levanta 52 metros y la más pequeña 37.
A más de medio siglo, las torres han enfrentado retos significativos, como el puente peatonal construido en 1974 y la calamidad que la ciudadanía logró conjurar: la construcción del segundo piso Bicentenario de 22 kilómetros que pasaría por sus lados. Lo que no se logró controlar fue el paisaje trasformado por una descontrolada urbanización y los cielos cada vez más contaminados.
Pese a ello, Goeritz siempre prefirió la calle en lugar del museo para compartir sus obras. En la calle, decía, la obra llega a tener una vida completamente independiente, va cambiando, enriqueciéndose, modificándose
.
Aunque le gusta que sus obras produzcan emociones, sabe que las
cosas pasan, se olvidan, y muchas veces las que permanecen y recordamos
no son las más representativas ni las mejores de una época
.
De cualquier manera las torres han sobrevivido. Este monumento, aseguraba González Gortázar, es
una pieza imprescindible de nuestro proceso cultural, una seña de
identidad visual para sectores muy amplios de la metrópoli, un punto de
referencia, un emblema
.
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