.-Ciudad
de México.- Griselda Triana se ha convertido en un referente de la
lucha por la justicia y la libertad de prensa, no obstante, su labor
como defensora de derechos humanos y Coordinadora Ejecutiva de la Red
Nacional Tejidos Solidarios de familias de personas periodistas asesinadas y desaparecidas en México, nunca estuvo en sus planes.
Sinaloa
no fue su lugar de nacimiento, se convirtió en su hogar. Griselda
Triana nació en 1969 en Guadalajara, Jalisco, y fue la primera nieta de
la familia por parte de su padre. Muy consentida y querida, desde
entonces y hasta la fecha. Durante su infancia, su familia decidió
mudarse a Culiacán, Sinaloa, un estado conocido por su clima cálido, su
gastronomía y su música de banda.
Ahí fue donde conoció la
playa. Aquellos viajes junto a sus padres, hermana y hermanos en los que
caminaban frente al mar y veían los atardeceres, quedaron grabados como
unos de sus recuerdos más preciados de su infancia, y que luego tuvo la
dicha de replicar con su propia familia.
“Tengo
recuerdos muy bonitos. La primera vez que mi papá nos llevó a conocer
el mar, yo conocí el mar en Sinaloa (…) cuando nos llevaban a sacar
almejas en Altata, entre juego y trabajo, escarbábamos la arena y
sacábamos las almejas. Regresábamos a la casa y mi mamá las lavaba
perfectamente y nos preparaba un ceviche de almejas. Son esos recuerdos
que yo atesoro mucho”, compartió Griselda en entrevista con ONU México.
Su primer acercamiento con el periodismo fue cuando estudiaba psicología; comenzó a trabajar a la par en el periódico Noroeste, en Culiacán, donde ayudaba a algunos columnistas a transcribir sus entrevistas, entre otras actividades. Luego, en el Diario de Sinaloa, fue la encargada de diagramar las notas nacionales e internacionales.
“Le
pedí al director en ese momento que me diera oportunidad de empezar a
reportear (…) me llamaba mucho la atención cómo las reporteras y
reporteros salían (a reportear). Entonces, ahí empezó el gusanito por
ser reportera”, recordó la defensora de derechos humanos.
De
los medios impresos, Griselda pasó a la radio comercial y luego a la
radio en espacios universitarios. La búsqueda de la nota de “ocho
columnas” era lo que la llenaba de orgullo.
“La
verdad lo disfrutaba; eran otros tiempos, era cuando una salía a
reportear y querías llevarte la nota de ocho columnas. A mí me tocó esa
época. Ahora ya no trabajas por la nota de ocho columnas, ya no
reporteas, las condiciones ya no están para eso, pero fue una época que
yo disfruté mucho como reportera. Obviamente, me tocaron muchos hechos
violentos, situaciones complicadas”, comentó.
Salir a reportear
era una de las actividades que compartía con Javier Valdez, a quien
conoció en la universidad y con quien, tras años de noviazgo, se casaron
y tuvieron dos hijos.
Javier
era integrante de un grupo musical de folklore latinoamericano, era
“hippioso”, tenía el cabello largo y llevaba un morral de cuero. Sin
embargo, su convicción, sus temas de conversación e inteligencia fueron
los principales atributos que atrajeron a Griselda.
“Mientras
no nos embarazamos, muchas cosas las reporteábamos juntos (..) fue una
etapa en la que tuve la oportunidad y el privilegio de no nada más la
convivencia con Javier como mi compañero, como mi esposo, sino como
periodista”, compartió Griselda.
“Y eso me permitió, al paso de
los años, entender que el otro matrimonio de Javier era con el
periodismo. Lo que hacía, lo hacía plenamente convencido (de) que no
podía dejarlo, que tenía que estar ahí para visibilizar muchas cosas que
a veces la dinámica diaria del reporteo no te permite. Javier dio ese
paso de la nota diaria a hacer periodismo de investigación cuando
fundaron Ríodoce y tuvieron que darle otro enfoque al periodismo que se hacía en ese momento en Sinaloa”, añadió.
El Mecanismo de Protección “no debería existir”, pero salva vidas
El periodismo
de Javier fue reconocido a nivel nacional e internacional; lograba
reflejar los efectos del narcotráfico en la sociedad y era la referencia
para comprender las estructuras de los cárteles. Si bien trataba de
mantener a su familia al margen, las amenazas y el riesgo eran
palpables.
El 15 de mayo de 2017, Javier fue asesinado al salir de una reunión editorial de Ríodoce.
Su proyecto de vida fue arrebatado. Entre la rabia, el miedo, la
tristeza y la conmoción, la vida de su familia tuvo un cambio radical.
Griselda fue incorporada al Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas y, junto con sus hijos, fue desplazada de Culiacán, Sinaloa, a la Ciudad de México.
“En
primer lugar, creo que no deberían existir, estos mecanismos no
deberían estar, pero bueno lo que sucede con las personas defensoras de
derechos humanos y periodistas no da para decir los vamos a borrar.
Ojalá ejercer el periodismo y defender derechos humanos estuviera
realmente garantizado en este país. No quiero decir que los Mecanismos
son un mal necesario, pero bueno creo que, también si no existieran, en
qué condiciones estaríamos. Sería peor”, mencionó Griselda.
El Mecanismo mexicano se ha convertido en una
referencia tanto regional como internacional. Su innovador modelo de
gobernanza en red, establecido en la Ley que lo crea, permite una
participación inclusiva y diversificada, reforzada por el seguimiento
cercano y especializado de las organizaciones de la sociedad civil.
En 2023, el
Mecanismo de Protección tenía incorporadas a 2 mil 149 personas, de las
cuales 611 se dedican al periodismo (162 mujeres y 449 hombres);
además, mil 157 personas defensoras de derechos humanos, (636 mujeres y
520 hombres); y 381 personas beneficiarias indirectas, es decir parejas
de las personas beneficiarias, sus hijos, o sus compañeros y compañeras
de profesión.
El Mecanismo de Protección surge de la exigencia de
las organizaciones frente a este contexto de violencia (…) y lo que ha
significado especialmente para muchas personas defensoras y periodistas
es salvar la vida. No es dramático, pero sí lo es a la vez.
Especialmente
para las personas de las lejanías de las ciudades, que están
enfrentando la criminalidad sin ninguna autoridad que les proteja,
muchas veces contra la propia autoridad, porque la autoridad está
coludida o es parte de la criminalidad”, comentó Lucía Lagunes Huerta,
directora de Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC).
Lucía
Lagunes, también integrante del Consejo Consultivo del Mecanismo de
Protección, explicó que la protección de una institución federal
desincentiva a los perpetradores de atacar contra las personas
defensoras y periodistas.
“Cuando
ellas se saben protegidas y cuando las autoridades saben que una
institución federal está protegiendo a esa persona defensora, a esa
periodista, al menos es un freno, de pensar dos veces la agresión
posible contra estas personas. Y eso es salvarle la vida a las personas
defensoras y periodistas”, apuntó.
En 2019, la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) realizó un diagnóstico sobre el funcionamiento del Mecanismo de Protección a
petición de SEGOB, el cual fue presentado ante distintas autoridades
que se comprometieron públicamente a implementar las 104 recomendaciones
formuladas.
En septiembre de 2022, se estableció el Grupo de
Trabajo para el Fortalecimiento del Mecanismo de Protección (Grupo de
Trabajo) con el objetivo de impulsar y monitorear el cumplimiento de las
recomendaciones del Diagnóstico. El Grupo de Trabajo estuvo conformado
inicialmente por las instituciones que integran la Junta de Gobierno y
un consorcio de 14 ONGs especializadas en protección a personas
defensoras y periodistas (Espacio OSC), además de la ONU-DH.
Posteriormente, se sumaron PDP y otras dos ONGs.
En septiembre
de 2024, se hizo entrega del Informe a dos años de labores del Grupo de
Trabajo para el Fortalecimiento del Mecanismo de Protección. Al
respecto, la ONU-DH saludó los avances tangibles reportados y alentó a mantener espacios de diálogo constructivos para un fortalecimiento estructurado.
El
informe destaca varios avances significativos: un incremento en la
asignación de recursos humanos, materiales y económicos para la
operación del Mecanismo; mejoras en la coordinación interna, incluyendo
la creación de la Dirección General del Mecanismo y el desarrollo de los
lineamientos de la Junta de Gobierno; la creación de espacios para
fortalecer la coordinación interinstitucional con las entidades
federativas; el establecimiento de un grupo focal sobre enfoque
diferencial y perspectiva de género; y una mayor disponibilidad de
información desagregada sobre el funcionamiento del Mecanismo.
Durante
los dos últimos años se alcanzaron a implementar plenamente 29 de las
89 recomendaciones priorizadas por el Grupo de Trabajo.
“Desde
su creación en 2012, se han impulsado diversas iniciativas para
fortalecer el Mecanismo. En esta ocasión se logró tener un proceso de
fortalecimiento institucional continuado y enfocado en los
resultados. Este proceso ha sido un ejemplo de diálogo constructivo
entre instancias de gobierno, instituciones del estado y la sociedad
civil, enriquecido por la pluralidad de personas y la experticia técnica
de sus integrantes”, sostuvo Jesús Peña Palacios, Representante Adjunto
en México de la ONU-DH.
“La Oficina en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos reitera su plena disponibilidad para seguir brindando la asesoría y cooperaciones técnicas que se requieran para
fortalecer las políticas públicas de protección de las personas
defensoras de derechos humanos y periodistas”, añadió Jesús Peña.
Para
Griselda, aún queda la pregunta de si algo hubiera sido distinto si
Javier hubiera contado con medidas de protección. “Quisiera pensar que
sí”, se dice a sí misma. En el marco del Día Internacional para poner fin a la impunidad de los crímenes contra los periodistas, llamó
a las autoridades a reforzar el diálogo con las personas defensoras y
periodistas ya incorporadas en el Mecanismo de Protección, así como con
aquellas que potencialmente podrían acogerse, para seguir fortaleciendo
las políticas públicas y seguir mejorando las condiciones estructurales
para ejercer su labor.
“En mi caso, en nuestro caso, tengo
que ser honesta: a mí me han cuidado y me han cuidado bien. De repente
hay situaciones que uno tiene que platicar, pero que se resuelven. Pero,
bueno, lo mismo tienen que hacer con todos, con todas las personas que
estamos debajo del esquema de protección del Mecanismo, aquí tiene que
ser parejo”, afirmó Griselda.
Resignificar es una decisión
Griselda
tuvo que dejar de hacer el periodismo que hacía en la Universidad y, a
pesar de los esfuerzos por retomarlo en la Ciudad de México, su camino
ha tomado un rumbo diferente. Ahora acompaña a familias de periodistas
que han sido desaparecidos o asesinados y documenta todos los casos
desde la Red Nacional Tejidos Solidarios.
“Ahora soy activista y persona defensora de derechos humanos. A
mí me costó mucho trabajo asumirme como persona defensora de derechos
humanos, porque no estaba en mi proyecto de vida convertirme en una
defensora. Pero es lo que hay y es lo que quiero seguir haciendo. Por
fortuna, tengo planes para la vida; yo quiero y necesito seguir
documentando los casos de familias. Estamos hablando que estamos cerca
de los 200 (casos de periodistas asesinados o desaparecidos), y
esperemos no lleguemos a ese número”, mencionó.
A 7 años del asesinato de Javier, Griselda puede hablar de su proceso de reconstrucción y sus planes a futuro.
“Más
o menos hace un año, yo elegí que no quiero vivir atada al pasado. Yo
sé que sí, ahí va a estar la cicatriz, pero yo no quiero rascarle a la
herida, yo quiero seguir adelante; yo quiero que lo que me resta de
vida, quiero vivirlo plena, quiero vivir feliz, quiero estar satisfecha y
orgullosa de lo que estoy haciendo. El resignificar es una decisión”,
afirmó.
Para Griselda, su mayor sueño es volver al estado que se
convirtió en su hogar y hacer que aquellos recuerdos más preciados
vuelvan a ser una realidad.
“Yo quiero regresar, yo no me
quiero quedar en esta ciudad, que me ha dado mucha seguridad, me ha dado
paz, me ha dado tranquilidad, que me ha permitido reconstruirme. Estoy
rodeada de personas extraordinarias, maravillosas, pero yo quiero
regresar. Yo quiero volver a Sinaloa; no sé si a Culiacán, (porque) no
hay condiciones en este momento, pero yo quiero regresar. Yo no me
quiero quedar aquí. Yo quiero volver con mi gente, yo quiero estar
cerquita de Javier y de mi hija y mi hijo. Quiero irme a caminar por el
malecón, ver los atardeceres, quiero caminar sobre la playa. Yo quiero
volver”, concluyó.
Griselda Triana junto a su hija e hijo | Cortesía de Griselda Triana
Texto:
Tania García | Fotografías: Tania García/CINU México, ONU-DH y cortesía
de Griselda Triana | Video: Luis Arroyo | Centro de Información de las
Naciones Unidas en México, Cuba y República Dominicana
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