.-Fuente: UFPACiudad de México.- Durante el Simposio Regional Intercultural de las Américas sobre Salud Materna de Mujeres Indígenas, parteras tradicionales y profesionales del continente se dieron cita para analizar los principales retos que aquejan a la región y que obstaculizan el acceso oportuno a servicios de calidad desde la etapa prenatal hasta el posparto; cuyo eje fundamental giró en ungir a gobiernos para mejorar sistemas de salud y abandonar todo discurso de exclusión y punibilidad en contra de los saberes de la partería.
En 2020, la razón de mortalidad materna en América Latina era de 88 muertes por cada 100.000 nacidos vivos. Cada hora muere una mujer debido a complicaciones en el embarazo, parto o puerperio. Y tratándose de mujeres indígenas y afrodescendientes, la cifra es tres veces mayor.
“La muerte de una mujer, en un momento que se supone es un acontecimiento de vida, representa la cara más cruel de la desigualdad y pobreza en nuestra región”, apuntó Susana Sottoli, directora regional del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) para América Latina y el Caribe.
Acceso a mujeres parteras, clave para disminuir muerte materna
“No somos el problema. Queremos ser parte de la solución. Las sanadoras, las parteras y las obstetras indígenas tienen esa sabiduría que proviene de la relación con su comunidad, su pueblo, su vida y el entorno, con el uso de plantas y elementos naturales que han generado vida. Si estas prácticas no hubieran sido pertinentes, no habríamos nacido más, pervivido y llegado a este punto, refirió Tarcila Rivera Zea, fundadora del Enlace Continental de Mujeres Indígenas de las Américas (ECMIA).
- Recopilar datos desagregados para diseñar estrategias eficaces y específicas para las mujeres indígenas.
- Mejorar el acceso de las embarazadas indígenas a los servicios de salud materna.
- Garantizar un parto digno, respetado y humanizado.
- Brindar mayor información a las mujeres indígenas sobre anticoncepción y cuidados maternos.
- Fortalecer los planes de capacitación sobre interculturalidad y no discriminación para el personal de salud.
El Estado de las Parteras en el Mundo mostró que, cuando las parteras se desempeñan junto a un equipo multidisciplinario y un entorno propicio, podrían satisfacer alrededor del 90% de la necesidad mundial de intervenciones esenciales en el continuo de la atención de la salud sexual, reproductiva, materna y neonatal (SSRMN).
En México, las parteras resisten desde el siglo XX
A mediados de los 1800, las profesiones de la salud intentaban hacer replegar a las parteras, pues las mujeres «invadían» los campos que eran considerados exclusivos de ellos; querían ganarse el reconocimiento social y del gremio académico, pero eso implicaba el intento por controlar a otras agrupaciones, entre ellas, a las parteras.
Y para 1887, se instauró la ginecología como especialidad, lo que terminó por recrudecer la presión estatal; los médicos –mayoritariamente hombres– exigían que las parteras tradicionales se hicieran a un lado en el camino obstétrico y de acompañamiento.
Esto último, lo documenta Ana María Carrillo en «Nacimiento y muerte de una profesión«, donde refiere que el Ministerio de Gobernación terminó cediendo y publicó un reglamento para las parteras. Se les limitaron sus funciones, donde se les demandaba sólo a atender aquellos asuntos de «menor importancia o riesgo»
«Están destinadas, aunque sin pretensiones de una igualdad imposible y absurda, a ser las auxiliares de los médicos en casos difíciles, y sus sustitutos en otros muy contados. Natural, era hacerles conocer el oficio en todos sus pormenores, de otra manera, servirían ustedes tanto como cualquier otra anciana de vecindad» (Doctor Quijano. en «La medicina científica, 1892).
Cimacnoticias conversó con Hanna Borboleta directora de Morada Violeta, sobre la situación actual del trabajo de partería, pues a pesar de que el actual titular de la Secretaría de Salud haya referido que está en la mejor disposición de trabajar de manera conjunta con las mujeres parteras tradicionales y profesionales, existe el Proyecto de Norma Oficial Mexicana NOM-020-SSA-2024 que, desde septiembre busca regular el trabajo de las parteras.
El objetivo de la norma es crear la profesionalización de la partería un hecho que, no sólo se aleja del reconocimiento de la ancestralidad de la práctica, sino que, además, desconoce el trabajo de parteras tradicionales y ejerce la violencia institucional al colocar como prioritaria la atención médica hegemónica, renegando y discriminando a las parteras de nuestro país.
Para Hannah Borboleta el Estado sí debe trabajar en conjunto con las parteras, pero no desde la criminalización, el castigo y la observancia, sino más bien, desde un piso parejo donde debe vincularse con ellas, trabajar en conjunto y construir un México donde se combata la violencia obstétrica, se garantice la atención digna y se prioricen las garantías de las y los bebés: «Eso sí tienen que estarlo viendo».
Hay que apuntar a que esta no es la primera vez que se intenta dar una ofensiva normativa en contra de las parteras de nuestro país, y es que, desde el año pasado el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López- Gatell, anunció que se buscaría regular el oficio con el objetivo de garantizar las «condiciones necesarias» para que la práctica fuera segura.
Esto último, a pesar de que la Organización de las Naciones Unidas ha apuntado a que, si las parteras recibieran apoyo e inversiones de todos los gobiernos del mundo, sólo en 2023, 4.3 millones de vidas que se habrían salvado, entre ellos, 1.9 millones de bebés que mueren después de 28 semanas de embarazo, pero antes del parto o durante este, al igual que 2 millones de muertes neonatales y 280 mil muertes maternas.
Esto último no quiere decir que no se busque una regulación en el trabajo de partería, por el contrario, se busca el diálogo bilateral con los sistemas de salud con el objetivo de construir espacios seguros para las mujeres en etapa de gestación y durante el parto; las muertes maternas y la negligencia no serán erradicadas mientras las parteras sean excluidas, discriminadas y criminalizadas.
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