11/16/2024

Se deteriora acceso a la sanidad de mujeres por aumento de hostilidades en Gaza, Líbano y Siria

 

Las órdenes de evacuación están empujando a los habitantes de Gaza hacia el sur, una región que se enfrenta al hacinamiento y al déficit de servicios básicos según describieron funcionarios de las Naciones Unidas.

Mientras tanto, los servicios sanitarios en el Líbano se han visto gravemente interrumpidos. Al menos 98 centros de atención primaria se han visto obligados a cerrar en el último año y cinco hospitales no funcionan actualmente debido a daños físicos o infraestructurales. Miles de personas siguen cruzando la frontera del Líbano a Siria, muchas de ellas desplazadas por segunda o tercera vez.

Los desplazamientos masivos están afectando especialmente a las mujeres y las niñas sin que se vislumbre una tregua a medida que se intensifican las hostilidades. 

Se calcula que 60 mil mujeres han dado a luz en Gaza desde el comienzo del conflicto hace un año. En ese tiempo, el UNFPA, el organismo de las Naciones Unidas encargado de la salud sexual y reproductiva, ha ayudado a unas 45 mil de esas mujeres en los alumbramientos en condiciones seguras; sin embargo, muchas otras no han podido acceder a servicios de parto seguro.

Además, actualmente muchos centros sanitarios, que ya apenas funcionan, están cerrando porque sus trabajadores están atrapados en casa por los combates y no pueden acudir a trabajar o porque el personal de salud sexual y reproductiva está siendo reasignado al sur para hacer frente a la afluencia de desplazados.

«La magnitud de la devastación en Gaza sigue sin tener precedentes», declaró Nestor Owomuhangi, representante del UNFPA en Palestina. «La destrucción, la pérdida de vidas y la desesperación son abrumadoras».

Tal y como confirmó Owomuhangi, el personal médico está informando de fuertes aumentos de abortos espontáneos y muertes maternas. Asimismo, la ansiedad y la desnutrición están obstaculizando la lactancia materna para las nuevas madres, ya que miles de mujeres embarazadas están al «borde de la hambruna» y «en condiciones similares a la hambruna».

Un hombre con chaleco del UNFPA abraza a un niño en primer plano. A su izquierda, una mujer carga a una niña pequeña
Samah (izquierda) carga a uno de sus tres hijos en la frontera entre el Líbano y Siria. © UNFPA Siria / Omaya Al Mekdad

Una nueva madre cruza la frontera con una herida de cesárea reciente

Samah, libanesa de 28 años y madre de tres hijos, se convirtió en refugiada sólo tres días después de dar a luz por cesárea.

«Estábamos cerca cuando se produjo el ataque; la noche se convirtió en día, todo brillaba como si hubiera salido el sol», declaró al UNFPA.

Huyó a la frontera siria pero un cráter en la carretera creado por los ataques israelíes hizo que el viaje en coche resultara intransitable, así que ella y sus hijos recorrieron parte del camino a pie. «Me envolví el vientre con un paño limpio, cargué a mi hijo en brazos y bajé hasta la frontera», explicó.

Temiendo que se le infectara, Samah buscó atención en una clínica una vez que ella y sus hijos llegaron a la frontera. Allí, el equipo médico apoyado por el UNFPA examinó su herida de cesárea y aseguró a Samah que tanto ella como su recién nacido se encontraban en buen estado de salud.

«En cuanto vi al pediatra examinar a mi bebé y a las enfermeras ocuparse de mi herida, volví a sentir esperanza», afirmó Samah. «Me dieron antibióticos, nutrientes y, sobre todo, me dieron una sensación de seguridad».

Una trabajadora sanitaria con chaleco azul y gorra blanca se sienta junto a una mujer tumbada en el interior de una clínica móvil
Las personas que cruzan la frontera desde el Líbano reciben servicios médicos móviles por parte de la Asociación Siria de Planificación Familiar y el UNFPA. El equipo móvil opera con financiación de la Unión Europea. © UNFPA Siria / Omaya Al Mekdad 

Aumentan necesidades de supervivientes

Las necesidades sanitarias de los desplazados no sólo incluyen la atención médica, sino también el apoyo psicológico y el tratamiento de los traumas.

Sin embargo, muchos de los que prestan esos servicios se enfrentan ellos mismos al desplazamiento.

«Las mujeres del refugio se relacionan con nosotros y nosotros con ellas», declaró Lama, coordinadora de programas especializada en salud sexual y reproductiva y prevención de la violencia de género. Trabaja con Amel, un asociado del UNFPA en el Líbano.

Esta semana tuvo que huir de los bombardeos en el sur de Beirut. «Ni siquiera pensé en llevarme algo de ropa de invierno. Tuvimos unos 15 minutos para tomar lo que pudiéramos y salir de casa».

Aun así, continúa su trabajo coordinando servicios para los demás. Los refugios colectivos están desbordados y tienen muy pocos baños. Cada vez son más las supervivientes que buscan ayuda por violencia de género, según explicó el personal de Amel al UNFPA.

«Ahora más que nunca, es nuestra responsabilidad garantizar que reciban el apoyo que tanto necesitan», afirmó Lama.

Con información del Fondo de Población de las Naciones Unidas

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