6/04/2009

Y ganaron la pelea


Utopía

Eduardo Ibarra Aguirre

Sólo la abundancia de gobiernos progresistas en el mapa sociopolítico de América Latina --alejados en medida diversa de los directrices políticas, económicas e ideológicas de la Casa Blanca--, y el cambio en los acentos y la retórica de la política exterior de Estados Unidos, hicieron posible que la 39 Asamblea de la Organización de Estados Americanos aprobara por aclamación derogar la sanción con la que el 31 de enero de 1962 excluyó a Cuba del ministerio de colonias de EUA, como la bautizó Raúl Roa García.


Si en Punta del Este, Uruguay, Latinoamérica se dividió entre los 14 países que votaron por la decisión imperial de excluir a la mayor de las antillas y seis se abstuvieron –Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador y México, promotores de la rectificación actual--, en Honduras la aclamación unánime selló lo que a juicio de su presidente significó que “la guerra fría ha terminado este día en San Pedro Sula”.


Por desgracia se equivocó. Las políticas de la guerra fría se aplican donde el imperio, en pronunciado repliegue, está en condiciones de hacerlo y estima que son eficaces, por ejemplo hacia la República Islámica de Irán y la República Democrática Popular de Corea, mientras que dejó de aplicarlas en Libia porque el gobierno de Muammar Kadafi negoció con quienes antes lo estigmatizaron como parte del eje del mal. Y en otras latitudes, como la República Popular China, donde ayer se cumplieron 20 años de la matanza de la plaza de Tiananmen, simplemente Washington no puede y por lo visto tampoco quiere. Como todo imperio, tiene grandes intereses a los que subordina los principios universales.


Lo que hicieron los cancilleres de la OEA, en estricto rigor, fue formalizar la apabullante realidad al sur del río Bravo: todos los gobiernos mantienen relaciones diplomáticas con el gobierno de Raúl Castro Ruz, desde diciembre Cuba forma parte del Grupo de Río y participó en la Primera Cumbre de América Latina y el Caribe, donde los jefes de Estado y de gobierno acordaron reparar definitivamente la exclusión de la isla de los foros regionales.


Ante esa realidad ineludible, derivada de un mapa geopolítico latinoamericano que deja estrechos márgenes para alianzas de subordinación con EUA, como las que practican México y Colombia, el Departamento de Estado no tiene empacho –con todo y nueva retórica de Barack Hussein Obama-- para ostentar que “Estados Unidos trabajó incansablemente para defender nuestros principios básicos y convencer a países de toda la región para que apoyaran una posición”.


“Trabajo incansable” que se lee en la fórmula aprobada por unanimidad y aclamación: “la participación de Cuba en la OEA será el resultado de un proceso de diálogo iniciado a solicitud del gobierno cubano y de conformidad con las prácticas, propósitos y principios” del bloque hemisférico, entre los que se mencionan, en la resolución de la cumbre, “la seguridad, la democracia, la autodeterminación, la no intervención, los derechos humanos y el desarrollo”. Pero Washington privilegia unos en demérito de otros. Y La Habana ni pidió ni quiere volver.


“¡Con la OEA y sin la OEA, ganaremos la pelea!”, fue la consigna que enarbolaron los cubanos frente a la expulsión que sirvió de mampara para que uno a uno los países latinoamericanos, con la excepción de México, rompieran relaciones con Cuba y, enseguida, EUA comenzara el bloqueo económico y comercial más draconiano y antiguo que padezca país alguno.


Con esta derrota para las políticas expansionistas, nugatorias del libre mercado, comienza otra batalla política y diplomática acaso más compleja y que tiene como referente la reunión del Grupo de Río, que México debe convocar en 2010.


Simpatías o antipatías aparte, enhorabuena que acabó por abrirse paso el más común de los sentidos.


Acuse de recibo


Popularidad presidencial (3-VI-09) motivó el comentario del abogado Lamberto García Zapata: “Cuando Bush anunció sus aberrantes políticas contra el terrorismo, emergió a niveles de popularidad pocas veces vistos en un presidente de Estados Unidos. Hoy Calderón tiene grande porcentajes de aceptación, pero son sobre bases falsas. Yo podría asegurar que en poco tiempo vendrá el desencanto y sus niveles de popularidad bajarán considerablemente. Hay muchos motivos para ese desencanto: la economía no mejorará, la violencia seguirá creciendo y Calderón seguirá mintiendo”… Prensa Civil informa sobre la creación del Comité Hermanas González “con el fin de realizar acciones de presión y demandar al Estado mexicano que remita a la justicia ordinaria civil la investigación que se encuentra en el fuero militar y que las repare integralmente. El caso de las tres indígenas violadas por militares en Chiapas en 1994, ha llegado a una etapa (jurídica) crucial”… El querido colega Fausto Fernández Ponte recibirá la medalla Defensor de la libertad y promotor del progreso, por acuerdo del Consejo de Directores del Estado de Veracruz, el día 7, a las 14 horas, en el salón La Criolla de la Exhacienda Lucas Martín, de Xalapa.


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