10/11/2009

Los periodistas pal cafe......

El gobierno federal declaró la guerra a los trabajadores electricistas. Violentando la legalidad, armados con toletes y escudos, integrantes de la Policía Federal y del Ejército asaltaron las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro. No contento con provocar un conflicto de proporciones mayúsculas en la industria minero-metalúrgica, el Ejecutivo emprendió, a través del clásico sabadazo, una ofensiva frontal contra dichos trabajadores.

La adquisición que diferentes bancos extranjeros hicieron de grandes bancos mexicanos y que comenzó con Zedillo y se aceleró durante el gobierno de Fox fue, en su momento y después, justificada con un razonamiento que parecía plausible en sí mismo: el país necesitaba capital para su desarrollo y no importaba de donde viniera. La verdad es que cada una de las adquisiciones mostró enjuagues que no tenían precisamente mucho que ver con ese propósito. Hubo banqueros delincuentes que fueron salvados de sus apuros o de sus tropelías cediendo la propiedad de sus concesiones a los mejores postores del extranjero.

El (des)orden internacional con que se buscó sustituir el creado en Bretton Woods en 1945 ha terminado. Así lo declaró el presidente del Banco Mundial en Estambul el martes pasado, y con él parece coincidir el director-gerente del Fondo Monetario Internacional, el francés Strauss-Khan, la otra cabeza de un sistema que dejó de operar en concierto desde que el presidente Nixon decretó unilateralmente su ruptura. Robert Zoellick fue tajante: el viejo orden se ha terminado. No deberíamos perder tiempo y lágrimas lamentándolo. Hoy debemos empezar de nuevo.

es más que evidente que sobre las complicaciones notables de una economía en vía descendente, a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) –nombre contradictorio, si los hay– se agregan día a día las noticias de las barbaridades que comete la oficina del registro de asociaciones y que Javier Lozano anuncia vistosamente, particularmente en este momento, con la toma de nota del secretario general del Sindicato Mexicano de Electricistas, que tiene el título honroso de ser y haber sido uno de los más combativos en este nuestro mundo en el que no se equivoca quien manifiesta que muchas centrales y sindicales se someten respetuosamente al mandato superior en contra del interés de sus miembros. Claro está que se les compensa con diputaciones y senadurías de los partidos afines. Aparte de sus propios beneficios económicos derivados de sus arreglos.

Silvio Berlusconi, como dicen los italianos, posiblemente è cotto (o sea, está ya cocinado), pero el verdadero problema no es él sino las condiciones sociales y las relaciones de fuerza que lo han hecho posible y le han dado una sólida mayoría que le permitió ser primer ministro en cuatro ocasiones y, por otra parte, la recomposición del bloque político-social del bloque de la derecha que lo está marginando tal como una corriente de agua fuerte margina un desecho flotante.

En estas páginas se informó el jueves pasado que la Comisión Nacional de Hidrocarburos enviará un dictamen a Pemex Exploración y Producción (PEP) para que frene la asignación de contratos para la extracción de hidrocarburos en Chicontepec. Las causas principales son el bajo rendimiento de las perforaciones, sobre todo en comparación con las enormes cantidades ahí invertidas.

El imperio dominó al mundo más por la economía y la mentira que por la fuerza. Había obtenido el privilegio de imprimir las divisas convertibles al finalizar la Segunda Guerra Mundial, monopolizaba el arma nuclear, disponía de casi todo el oro del mundo y era el único productor en gran escala de equipos productivos, bienes de consumo, alimentos y servicios a nivel mundial. Tenía, sin embargo, un límite a la impresión de papel moneda: el respaldo en oro, al precio constante de 35 dólares la onza troy. Así ocurrió durante más de 25 años, hasta que el 15 de agosto de 1971 mediante una orden presidencial de Richard Nixon, Estados Unidos rompió unilateralmente ese compromiso internacional estafando al mundo. No me cansaré de repetirlo. De esa forma lanzó sobre la economía mundial sus gastos del rearme y aventuras bélicas, en especial la guerra de Viet Nam que, según cálculos conservadores, costó no menos de 200 mil millones de dólares y la vida de más de 45 mil jóvenes norteamericanos.

La producción petrolera de México empezó a descender en el verano de 2004. Hace poco más de cinco años. Pero varios años antes ya se advertía de esa declinación. Desde ese verano –en consecuencia– el ingreso gubernamental por concepto de renta petrolera (derechos de extracción de hidrocarburos) fue relativamente decreciente. ¿Qué significa esto? Que pese a recibir más renta petrolera derivada de unos precios en ascenso, ésta era menor a la que se hubiera recibido si la producción no hubiera descendido. Claro, dice Perogrullo.

La Universidad Nacional Autónoma de México, la entrañable UNAM, bien llamada máxima casa de estudios, tiene en su raíces a la primera universidad que se fundó en el continente americano. Pero la institución es mucho más que un centro de formación académica, es también custodia de valiosos acervos nacionales, como la hemeroteca y la biblioteca. En sus institutos se lleva a cabo gran parte de la investigación científica que se realiza en nuestro país, además de preservar riquezas fundamentales, como las que resguarda el Instituto de Biología.

Ya hemos abundado sobre el síndrome de personalidad múltiple de Obama, quien exhibe un lado muy atractivo: su visión (muy utópica, pero loable) de un mundo libre de armas nucleares, al unísono de otros rasgos negativos que le impiden a cualquier presidente de Estados Unidos –a riesgo de ser asesinado (física o mediáticamente)– liberarse de los grilletes del omnipotente complejo militar industrial y de los intereses inexpugnables de la banca israelí-anglosajona.

El merecido, a nuestro juicio, Premio Nobel de la Paz a Obama fue otorgado a uno de los pocos estadistas en el mundo que abogan por la desnuclearización global, lo que ha exasperado a los superhalcones de Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel.

Nada extrañamente, los poderosos multimedia controlados por la banca israelí-anglosajona y el triple complejo militar-industrial de Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel, se le han ido a la yugular a Obama por la obtención de su galardón que catalogan desde absurdo hasta de una broma por carecer de logros tangibles.

Curiosamente, los propietarios generacionales de los mismos multimedia israelí-anglosajones nunca protestaron en forma tan histérica los premios Nobel de la Paz otorgados a las palomas de sus jaulas repletas de etnocidas y asesinos en serie: Henry Kissinger, Menachem Beguin, Shimon Peres (padre de la bomba atómica israelí), etcétera.

La prensa británica se volcó furibundamente contra Obama. Michael Binyon, de The Times (9/10/09) –propiedad del superhalcón Rupert Greenberg, alias Murdoch, además de dueño del tóxico Fox News e íntimo del premier israelí Bibi Netanyahu–, expectoró que la absurda decisión sobre Obama convirtió en una burla (sic) al Premio Nobel de la Paz y fustigó al comité noruego de confundir esperanza con logros. ¿No valdrá la pena, de vez en cuando, premiar la esperanza, en momentos tan aciagos para el género humano, producto de las políticas nihilistas de la banca israelí-anglosajona?

Desconsolado, Glenn Kessler muestra el peine: un ataque contra Irán puede (sic) ser del interés de Estados Unidos. Pero, ¿es algo que autorizaría un galardonado con el Premio Nobel de la Paz? (The Washington Post, 9/10/09). ¡Pues no! ¿No vale el Nobel ese simple acto de control antibélico?

¿En qué radica el interés nacional de Estados Unidos de librar una guerra contra Irán, la cual solamente favorece los intereses unilaterales de Israel?

Los catastrofistas suponen que al cumplirse el bicentenario y el centenario de las viejas revoluciones se producirá una nueva. Que cada 100 años hay en México un estallido. Esta teoría carece de seriedad. Sin embargo, valdría la pena vernos en estos espejos y constatar parecidos o diferencias.

La sociedad mexicana es hoy mucho más compleja e instruida y diversificada que a principios de los siglos XIX o XX. Sin embargo, tiene una característica negativa y grave: subsiste la desigualdad. Alejandro Humboldt escribió en 1803: México es el país de la desigualdad. Existe una desigualdad tremenda en la distribución de la riqueza y la cultura. Por lo que toca al porfiriato, Daniel Cosío Villegas escribió: la lluvia de riqueza caía en el penacho de la pirámide y ahí se concentraba, descendiendo muy poco a la clase media y casi nada a las masas. Esa desigualdad no ha cedido en los últimos 100 años y parece agravarse. Seis millones de personas han pasado en 2009 a la pobreza extrema.

Estructura política. El Estado mexicano ha adquirido gran complejidad y poder en los últimos 100 años. Pero a la vez, como al final de la época virreinal y en las postrimerías del porfiriato, la estructura institucional está muy dañada y a veces parece en franco desmoronamiento. El poder efectivo del gobierno se ha debilitado frente a la oligarquía. Aquí hay un desagradable parecido con las situaciones antepasadas.

Modernizaciones fallidas. Tanto en 1809 como en 1909 y ahora, tres proyectos de modernización con tintes liberales han vivido su agonía. Las reformas borbónicas resultaron un fracaso, salvo para la corona y una estricta minoría de peninsulares y criollos. Las reformas del liberalismo positivista y darwiniano porfíricas significaron injusticias cada vez mayores. Nuestro neoliberalismo ha consolidado el poder de 30 grupos monopólicos que asfixian el desarrollo.

Hay una diferencia que no es favorable a nuestra época. No cabe duda, en el siglo XVIII la Colonia vivió un auge minero, comercial y agrícola. Durante el porfiriato se produjo un enorme progreso material que fue su principal timbre de orgullo. Es cierto, en 1808 y en 1908 se produjeron crisis agudas que generaron condiciones adversas y que abonaron el camino de la insurrección. Pero la crisis actual de México es de mayor profundidad (nos hemos desplomado hasta estar peor que ninguno de los países de América Latina). Y se ha prolongado 30 años con falta de crecimiento y concentración del ingreso.

Al vernos en los espejos distantes constatamos que las esperanzas de las generaciones anteriores parecen frustradas. No hay mucho que celebrar.


B

ajo la luna de octubre, entre campos yermos y graneros vacíos, los abajeños atizan el fuego de la intolerancia; en León, Guanajuato, reavivan el fanatismo que arroja libros a la hoguera. Libros de texto de biología, en los que se muestra el cuerpo humano tal como es, despertaron la ira de una funcionaria panista del municipio y llevaron a pronunciar a coro la inconcebible condena a la genitalización del ser humano.

Año nueve del tercer milenio, del milagro de la alternancia mexicana, del calendario según Aznar el exiguo. Año de convocatoria presidencial en todos los medios, en todas las horas, en todas las plazas del país, a combatir la pobreza por medio de un impuesto al consumo y a todos los servicios en toda la nación. Año del inesperado consenso que rompe las barreras de clase y suma las voces de ricos y pobres, de todos los partidos de la pluralidad, salvo el partido en el poder, para entonar el coro que rechaza el paquete fiscal enviado por el rotundo secretario de Hacienda. Algo huele mal en esta Dinamarca donde no hay príncipe presa de la incertidumbre, sino majestad presidencial aferrada a su verdad, la única verdad, bendecida por el dogma de la ortodoxia neoliberal. Y obediente a la voz divina, aunque en el inesperado consenso del otoño de nuestro descontento se incluyan los jerarcas de la clerigalla.

En León queman libros que envió la Secretaría de Educación después de haber reconvenido al secretario de ese despacho en la tierra del Macabeo abajeño por haber publicado su propio texto de biología sin las impudicias del cuerpo humano, sin órganos genitales a la vista o insinuados. Como en los años felices del virreinato, la orden del secretario Lujambio se acata pero no se cumple. Para eso están los fuegos inquisitoriales, hogueras florentinas, sin Savonarola. De hecho, versión, regresión, perversión persistente de la intolerancia dogmática y el totalitarismo que pretenden imponer uniformidad de pensamiento, convertir en cenizas las ideas y en humo la razón. ¿Cómo eludir la terca realidad que nos muestra a la derecha mexicana, a los del sindicato de patrones, así como a legos y curas, en torno del fuego al que condenaron los primeros libros de texto gratuitos impresos en el distante gobierno de Adolfo López Mateos?

Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos, dijo el poeta. Los del PAN que no se come, sí. Con virtudes que nadie puede negarles: la tozuda persecución del poder por la vía legal, del voto, del mandato inequívoco de la mayoría. Pero vuelven los fantasmas de la intolerancia en la hora del ensayo democratizador del poder, por el poder y para el poder. La hora triunfal de la alternancia llegó con el padrinazgo y patrocinio de la Coparmex, la patronal, el sindicato de patrones fundado en Monterrey para oponerse al sindicalismo activo del régimen cardenista. (En Chipinque, sede de los encapuchados, según versión de Luis Echeverría; de conjurados descendientes de los de La Profesa.)

A López Mateos, militante juvenil en la trágica aventura del vasconcelismo, le atribuyeron inclinaciones socialistas, le preguntaron adónde llevaba el país. Criatura de la generación víctima de Las palabras perdidas (Mauricio Magdaleno), Adolfo López Mateos quedó atrapado en los entresijos del gobierno de izquierda, de atinada izquierda, de izquierda dentro de la Constitución. Pero mexicanizó Luz y Fuerza del Centro, integró la generación de electricidad en todo el país. Y dejó trunca la nacionalización, la unificación de la CFE y de Luz y Fuerza del Centro, por pruritos de legalidad en materia de acciones dispersas en Canadá o vaya usted a saber dónde. Hoy lo reivindica el autoritarismo, la imposición de mano dura y de ignorancia del extraño secretario Javier Lozano, a quien el abogado laboral Néstor de Buen califica de siniestro personaje que ha convertido la toma de nota en un acto político de la STPS.

Y pensar que al iniciar el cambio de rumbo hacia la derecha muchos reprochamos a Arsenio Farell no cumplir con la obligación que le imponía la norma constitucional de tutelar el interés de los trabajadores. Los sindicalistas ven quemar las barbas de los dirigentes del SME en la hoguera de la intolerancia reaccionaria y ponen las suyas a remojar. En la marcha del jueves acompañaron a Martín Esparza, líder del SME, dirigentes del SNTE, telefonistas, universitarios y diversas variantes de la dispersa disidencia. Pero al día siguiente alzó la voz la CTM. Nada más y nada menos, la vieja central de los siete lobitos, del largo liderazgo de Fidel Velázquez y la degeneración crónica, víctima de la corrupción endémica y del arribo fatal de la gerontocracia.

La CTM, dije. PRD y PRI ya habían coincidido en exigir al gobierno que saque las manos del SME, de ese gremio y de la vida sindical. Pero en el mausoleo de Plaza de la República, vigilado por la estatua colosal de Fidel Velázquez, hay música guapachosa o un silencio sepulcral. Y de ahí salió la exigencia de respeto a la autonomía sindical. Patricio Flores, vocero del sector obrero y dirigente del Sindicato Industrial de Trabajadores y Artistas de Televisión y Radio, Similares y Conexos de la República Mexicana, se apareció y dijo: la autoridad sólo debe actuar después de que se agoten los recursos estatutarios. Y concluyó: hay quienes quieren que las organizaciones sindicales desaparecieran de un plumazo...

Terca que es la realidad, asoma la lucha de clases, declarada inexistente por decreto. Sí, señor Calderón, a pesar del aplauso brindado a los empresarios cristianos por haber impedido conflictos clasistas todavía hay clases. Y el señor Lozano juega con cerillos en el llano seco del desempleo y el reguero de pólvora dispuesta para combatir a los trabajadores, a los sindicalizados, aunque juren y perjuren que es contra líderes indiciados por la justicia, como Napoleón Gómez Urrutia, o elegidos fraudulentamente, como Martín Esparza. Y el Fondo Monetario Internacional, sancta sanctórum de la generación de José Ángel Gurría, el citoyen du monde que hoy despacha en la OCDE, asegura que el desplome económico de México es tres veces mayor que el promedio regional. Ocupamos el último sitio en América Latina y la contracción padecida ha sido de 7.3 por ciento del PIB en 2009.

Con razón busca César Nava en el sistema plural de partidos quién pague los platos rotos. Donde lloran está el muerto, dice el refrán. En cada reforma a la anterior reforma de la reforma electoral se escucha el lamento de lo cara que es nuestra democracia. Tanto que la querían. Entre los logros de la reforma emprendida en 1977 destaca haber declarado a los partidos políticos entidades de interés público y haberlo inscrito en la norma constitucional. Dio pie al financiamiento público, a la posibilidad de evitar en lo posible el control de los partidos por los dueños del dinero (capital legítimo o lavado), control del proceso electoral, del gobierno democráticamente electo.

El PAN propone reducir a la mitad ese financiamiento a cargo del erario: hágase la voluntad de Dios en los bueyes del PRI, partido que, por dictado de la ley, recibirá la mayor parte del financiamiento en las elecciones de 2012.

Premio Nobel de la Paz a Barack Obama por sus extraordinarios esfuerzos para fortalecer la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos. El Comité Nobel de Noruega dio especial importancia a la visión de Obama sobre un mundo sin armas atómicas y su trabajo para lograrlo.

Ah, pero todavía no ha caminado sobre el agua, dicen quienes desdeñan lo real y lo posible en aras de lo perfecto. Pero el horizonte está ahí para perseguirlo, para avanzar siempre.

El dolor de la SIP: Pocos fueron los diarios latinoamericanos que no dieron importancia al voto en el Senado argentino que ratificó la decisión de la Cámara baja y aprobó la Ley de Servicios Audiovisuales (llamada, por comodidad, Ley de Medios). La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) se encargó de llenar de gacetillas las redacciones y la ley en cuestión pasó, en los títulos de nuestro continente, a ser unánimemente polémica aunque es, probablemente, la más democrática hasta ahora aprobada en esos suelos. La lista de los diarios que informan al respecto con el sesgo SIP es larga y, entre otros, va desde los paraguayos ABC y Última Hora, los uruguayos El País y República, los chilenos El Mercurio y La Tercera hasta todos los diarios argentinos. Entre éstos se destaca Clarín, el principal afectado que titula El kirchnerismo aprobó la ley que da al gobierno el poder sobre los medios. Es lógico: cuatro grandes grupos oligopólicos controlan 83 por ciento de los medios y, con la nueva ley, sólo 33 por ciento de los medios audiovisuales estará en manos de todas las empresas privadas, otro 33 en las del Estado y 33 restante en las de comunidades indígenas, sindicatos, ONG, iglesias, etcétera. Clarín, que perdió ya un negocio de 4 mil millones de dólares (la transmisión televisiva del fútbol) deberá vender decenas de radios, operadoras de cable, televisoras locales y la derecha del país perderá su monopolio en la formación de opinión. Otra cosa: la bancada oficialista (que no es sólo kirchnerista) logró sumar votos opositores (radicales, socialistas, de centroizquierda) porque la nueva ley deroga la anterior, de la dictadura militar y de Menem, y democratiza los medios.
Fuerza e ilegalidad

Mal andan las cosas en Los Pinos para que hayan decidido, al más viejo estilo priísta, escenificar un bochornoso sabadazo, asaltando con miles de agentes de la Policía Federal las principales estaciones y subestaciones de Luz y Fuerza del Centro. Con esa medida, el Ejecutivo federal da una muestra cabal de su talante dialogador y asume íntegramente la actitud ilegal y golpeadora del secretario de Trabajo y Previsión Social, Javier Lozano Alarcón.

Brinda por la nueva ley de medios de comunicación en Argentina

Hoy, sábado 10 de octubre de 2009, ya en horas de la madrugada, el Senado de la nación votó en favor, tanto en lo general como en lo particular, la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en Argentina, ratificando así lo aprobado por la Cámara de Diputados en septiembre último. La división en tercios iguales del uso de los medios: el Estado, los privados y organizaciones no gubernamentales, como sindicatos, universidades, etcétera, no puede ser más equitativa y justa. Los sin voz, tendrán voz. Quienes se oponen en la práctica apoyan el privilegio de los sectores económicamente poderosos, de los que hasta el momento del gobierno surgido en mayo de 2003 y continuado en diciembre de 2007 por la actual presidenta Cristina Fernández de Kirchner, hacían y deshacían a su antojo de Argentina. Ahora hay democracia y un gobierno y un parlamento representativos de los intereses de las mayorías. Aunque a algunos no les guste ni convenga a sus intereses particulares. ¡Salud por la nueva ley!

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