10/11/2009


El gobierno argentino hizo con el monopolio mediático lo que en México no pueden hacer los políticos traidores


Pedro Echeverría V.

1. El gobierno argentino de Cristina Kirchner –aunque burgués- consiguió este sábado 10 de octubre que el Congreso convirtiera en ley un polémico proyecto que impone límites al monopolio de medios audiovisuales, amplía regulaciones estatales y define la actividad como "social y de bien público". También establece mayor participación estatal en la autoridad de aplicación de la ley que estará a cargo de un organismo compuesto por siete miembros, dos de ellos bajo designación directa del Poder Ejecutivo, tres elegidos por el Congreso Nacional y el resto por un Consejo Federal. Mientras tanto en México el supermonopolio de Televisa mantiene al gobierno y a los legisladores, desde hace varias décadas, arrastrándose y con la lengua afuera bajo la ley de premios y castigos. Nadie se atreve a levantar la voz porque con ello saben que acabará su carrera política.

2. Nadie puede acusar a los Kirchner de izquierdistas, mucho menos de socialistas enemigos del capital. Los gobiernos argentinos de los últimos 10 años no han tenido una definición partidaria o una ideología clara porque el peronismo y el radicalismo han estado muy divididos mientras los intereses yanquis buscan colarse por uno u otro lado. Pero las batallas de los trabajadores, particularmente de los obreros –que durante muchas décadas fueron ejemplares en el continente- siguen representando una importante fuerza. Tuve la suerte de vivir dos semanas en un campamento de trabajadores desempleados y observar grandes manifestaciones de caceroleros en la Plaza de Mayo a principios de 2002 y pude ver lo que esas batallas representan. Argentina tiene mucho que enseñarnos acerca de la profundidad de la lucha de clases.

3. Las medidas votadas por la diputación –si son consecuentes- pueden romper el monopolio en los medios audiovisuales al limitar la cantidad de licencias de radio o de televisión que puede operar una misma empresa e imponerles el plazo de un año para adecuarse a la nueva normativa, lo que generó el rechazo de los empresarios mediáticos. La nueva ley de Medios Audiovisuales obligará a los grandes grupos mediáticos a vender algunas de sus empresas. Por eso el gobierno ha señalado: “Planteamos una ley que permite democratizar los medios, una ley que nos merecíamos los argentinos”. Ello ha agudizado el enfrentamiento con los grandes medios privados que están denunciando el control de la información y el silenciamiento de la libre expresión, cuando de lo que se trata es de reducir la concentración para que intervengan nuevos actores.

4. A eso comienza a llamarse democratización de los medios, pues puede facilitar una buena competencia entre televisoras, radios, periódicos que los obligarán a abrir sus puertas a otras ideologías y nuevas formas de participación. Personalmente nunca he podido hablar de “medios de comunicación” porque nunca ha existido comunicación con los lectores, radioescuchas o televidentes; lo que ha existido es simple información o, mejor dicho, desinformación o tergiversación de la realidad. En lugar de informar de manera objetiva e independiente lo que han hecho los medios –por imposición de sus dueños- es manipular en beneficio de sus intereses gubernamentales y empresariales. Si en lugar del monopolio de Televisa, TV Azteca y Radio Fórmula existieran por lo menos diez competidoras, además de radios públicas y comunitarias, otra cosa sería.

5. En México, desde que nació en los cincuenta la TV ha estado al servicio de la familia Azcárraga que, siendo dueño, es uno de los hombres más ricos de México y del mundo. Todos los gobiernos, desde Díaz Ordaz (1964/70) han dejado en las manos de los Azcárraga el control absoluto de los medios televisivos que ahora también controla la radio, revistas, equipos de fútbol, editoriales, etcétera. Con excepción de algunas confrontaciones con el gobierno de Echeverría (1970/76) el monopolio Televisa ha contado con el apoyo de presidentes y legisladores. Si en los primeros tiempos el gobierno pudo regular a los medios hoy resulta más difícil porque la fortaleza de los medios regula a los gobiernos, por ese motivo los especialistas más rigurosos en el mundo han escrito que del IV poder ahora los medios son el primer poder.

6. Por eso en México y la mayoría de países del mundo habría que festejar y apoyar a los Kirchner en este paso –aun limitado- y exigirles que se conviertan en un ejemplo mundial para acabar con esos medios que en nombre de la tan sobada “libertad de información” han establecidos monopolios que impiden la verdadera libertad. Sólo habría que imaginar gobernantes monopolistas y asesinos como Berlusconi que –junto con las mafias de Italia- controla y regula gran parte de los medios de información; o a los gobiernos progresistas de Chávez, Morales, Correa y demás que por tomar medidas en beneficio de los trabajadores son acusados de populistas o socialistas. Los medios en lugar de ayudar a democratizar a la sociedad con el fin de elevar sus niveles de reflexión y de entendimiento crítico, buscan hacerla más tonta para engañarla mejor.

7. No he leído lo que el gigantesco consorcio argentino El Clarín ha dicho estos días, pero sin duda él debe estar encabezando la oposición a los Kirchner y sus medidas aprobadas por los legisladores. Necesitamos que en México las luchas de los obreros, campesinos, maestros, estudiantes, rebasen sus demandas gremiales de sector -siempre muy limitadas- y denuncien a fondo el comportamiento nefasto de los medios de información que históricamente han funcionado como enemigos del desarrollo del pueblo. ¿Cómo es posible que nuestro país –abandonado en su educación formal o escolarizada- se supere si los medios de información sólo le hacen programas imbéciles como si fueran para retrazados mentales? Rescatemos con nuestras luchas los derechos que tiene el pueblo de elevar su nivel de conciencia con los materiales adecuados.

pedroe@cablered.net.mx

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