12/15/2010

El mal educativo


Samuel Schmidt
schimdt@mexico.com

Hay una tendencia a culpar a los demás por lo que sale mal. Un tema recurrente en la discusión nacional es la situación del sistema educativo y ahora que en el examen de PISA aplicado por la OCDE México ha salido pésimo (penúltimo lugar) sin duda volveremos a escuchar los mismos argumentos: la culpa la tienen Elba Esther Gordillo y el Sindicato de maestros.

Un amigo me pidió que leyera el libro de Oppenheimer sobre la educación y entendí que quería que leyera lo relativo a México y es que el periodista era el eco de la misma queja. Sin embargo hay que tomar al autor como lo que es, un periodista con una lectura superficial sin entender que una entrevista no explica toda la realidad. El libro empieza con la descripción -incompleta por cierto- de Finlandia cuyo sistema educativo es el mejor del mundo, para ni siquiera usarlo como el patrón de comparación, los demás casos se manejan por sí mismos, sin haber generado un patrón comparativo. Cualquier autor serio compara manzanas con manzanas y no brinca de indicadores dejando en el camino críticas que no tienen un mayor sustento con la realidad.

Discutir la realidad de la educación mexicana hoy en día implica entender la situación misma del país. Se derrumbó la industria frente a la apertura comercial, se hundió la agricultura al grado que el país se convirtió en el mayor importador de granos en el mundo, cosa que hoy se resiente cuando los precios de la tortilla aumentan 50%, se ha generado una grave fuga de cerebros (hay más doctores en Estados Unidos que miembros en el Sistema Nacional de Investigadores) debido al descuido del gobierno para apoyar a la ciencia y la tecnología. El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología ha propiciado un deterioro en las tesis doctorales y la Secretaría de Educación Pública ha visto de manera indolente el surgimiento de las llamadas escuelas “patito” cuya característica principal consiste en una enseñanza de baja calidad y en algunos casos de fraudes abiertos. Luego entonces como culpar al sindicato de maestros de la caída en el nivel educativo.

Estudiando los indicadores de la prueba ENLACE destinada a entender la calidad educativa, note que en el 2009 hay una caída generalizada; no era posible pensar que la mayoría de los maestros del país, incluidos aquellos que habían trabajado para alcanzar indicadores elevados, hayan frenado sus esfuerzos para que se cayeran las evaluaciones. Resulta que la culpa fue de una más de las reformas, porque mientras los maestros trataban de adecuarse a la reforma, los estudiantes se enfrentaban a un examen diseñado como si la reforma ya hubiera sucedido. Se creó un desfase entre pretensiones y realidad que se reflejó en un desempeño deficiente.

El asunto de las reformas es sintomático. En México a la gente le encanta llenarse la boca con la palabra reforma, y los políticos desconocen lo que hicieron sus antecesores buscando inventar el hilo negro y los reflectores, sin entender que las reformas requieren de un tiempo de maduración para dar los mejores resultados posibles. Al atropellar las modificaciones introducidas en el sistema y presionar para generar nuevas modificaciones, logran confundir a los maestros, a los estudiantes y de paso a las autoridades que tienen que navegar en aguas de confusión.

Por supuesto que un papel importante lo tiene el nivel salarial de los maestros, el que a todas luces es deficiente. En los últimos quince años los salarios se cayeron por lo menos 75% junto con el resto de los salarios en el país, el salario real actual equivale al de 1970, así que poco se le puede pedir a los maestros que tienen que generar estrategias de sobrevivencia en lugar de capacitarse.

También está el factor político. Muchos gobernadores usan a los maestros como ejército electoral y con esto corrompen al sector educativo, pero yo adelanto la hipótesis que esta situación se presta justamente por el abandono que sufre el sistema educativo y por el hecho que mejorar la educación no aparece como una de las prioridades nacionales.

Bien haríamos en el país si en lugar de buscar linchar a la Maestra Gordillo nos involucráramos en la educación para darle la vuelta en la atención de gobiernos y sociedad. Requerimos que los padres y madres se metan a las escuelas y que los profesionistas vuelvan la atención hacia las escuelas y de paso obligar a los legisladores para que adopten a la educación como la prioridad fundamental.

Si dejamos la educación en manos de los políticos y algunos periodistas como hemos hecho hasta ahora, la tendrán exactamente como la tienen.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario