4/23/2011

En defensa de Gianni Proiettis




Elena Poniatowska

Resulta un lugar común afirmar que ser periodista en México es peligroso, pero la deportación del italiano Gianni Proiettis –después de 18 años de trabajo ininterrumpido en Chiapas–, comprueba que el gobierno mexicano elimina a sus críticos y pretende reducir el ejercicio de nuestro oficio al de amanuenses y lacayos.

Los periodistas críticos que se ocupan de los asuntos del país son mal vistos y, en la mayoría de los casos, rechazados y hasta expulsados. Desde 1994, muchos fueron satanizados por el régimen atemorizado por la popularidad del Movimiento Zapatista de Liberación Nacional y de su portavoz el subcomandante Marcos.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos define el derecho a la libertad de expresión en su artículo 19: Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión. Sin embargo, en México, este artículo es letra muerta.

Todas las organizaciones de Derechos Humanos han condenado el trato a los periodistas en nuestro país como uno de los peores del mundo. México es una de las naciones donde es más difícil ejercer el oficio: secuestrados, expulsados, asesinados, censurados, los periodistas corren mayores riesgos que en ningún otro lado al menos, claro está, de ser corresponsal de guerra.

La verdad, en estos momentos, cuando la persecución de narcotraficantes mata a los civiles, es fácil concluir que México está en guerra. K.S. Karol, de L’Express de Francia se asombraba ante la actitud de las autoridades mexicanas ante cualquier posibilidad de crítica y su absurda capacidad de venganza. Aceptar la crítica es uno de los puntales de un gobierno civilizado pero hasta la fecha, nuestros gobiernos han respondido con rabia a la más mínima denuncia.

Habría que recordar la saña de la Sociedad de Geografía y Estadística en contra de Oscar Lewis por su denuncia de la pobreza en su libro Los hijos de Sánchez en los años 60 o la muy reciente embestida en contra de Carmen Aristegui, sin olvidar a Lydia Cacho, quien evidenció con verdadero heroísmo el vínculo entre gobernadores y pervertidores de menores y sigue haciéndolo a riesgo de su vida.

Es inviolable la libertad de escribir y publicar escritos sobre cualquier materia. Ninguna ley ni autoridad puede establecer la previa censura (...), dispone el artículo 7 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Si el gobierno de México, en vez de preocuparse por perseguir periodistas, los respetara y protegiera, otra sería la vida ciudadana en nuestro país. Si con la eficacia que se castiga a los periodistas y se les elimina, se combatiera al narcotráfico otro gallo nos cantaría, pero tal parece que el gobierno en su estrategia tiene otras prioridades y defiende intereses inconfesables.

El Estado mexicano es parte de la Convención Americana sobre Derechos Humanos que prohíbe la censura y asegura la amplia protección al derecho a la libertad de expresión. Sin embargo, después de haber sido secuestrado y amenazado con tirarlo a un desfiladero en Chiapas, a finales de 2010, al corresponsal de Il Manifesto, Gianni Proiettis, dos judiciales lo subieron a un avión sin más explicaciones y voló a Roma, su ciudad natal.

El 15 de abril, Gianni Proiettis se presentó a las 10:30 de la mañana en la oficina del Instituto Nacional de Migración (INM) en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, porque según las autoridades se había vencido su forma migratoria FM2. Ese día lo trasladaron a la capital del estado y, en Tuxtla Gutiérrez, las autoridades lo subieron en una avioneta particular rumbo a la ciudad de México y a las siete de la noche a un avión de Aeroméxico con destino a Madrid, custodiado por dos agentes del INM. En Madrid lo detuvieron otras 24 horas y llegó a Roma el 17 de abril sin más ropa que la que traía puesta.

Visitar a Gianni y a Maribel Proiettis en San Cristóbal de las Casas era un verdadero deleite. Vivían en forma tranquila y sobria, cosechaban las verduras de su jardín y dormían en una cabaña de madera en el barrio de Cuxtitali, donde todos lo conocían y lo querían. Cultivaban sus hortalizas y servían una comida sana, de origen orgánico en los platos salidos del torno de pedal de Maribel, que ella misma había torneado.

Toda su vajilla la habían hecho ellos, bueno, la había diseñado Maribel y Gianni lo sabía todo de la cocción del barro y la duración en el horno para que las piezas no fueran a romperse. Ninguna vida más sencilla, más sana y más sin pretensiones que la de los Proiettis. Habían dejado atrás el mecanicismo de las grandes ciudades y poco les faltaba para tejer ellos mismos sus vestimentas. Gianni se veía muy bien con su sombrero de paja inclinado sobre las alcachofas y Maribel bajaba todos los días a la UACh (Universidad Autónoma de Chiapas) a dar sus clases y a diseñar con sus alumnos proyectos de desarrollo social para las comunidades más necesitadas del estado.

También maestro de la misma universidad, Gianni Proiettis se graduó Magna Cum Laude de la Universidad La Sapienza de Roma, Italia, posiblemente la universidad más tradicional y más reconocida de Italia. Diplomado por el Ministerio de Educación de Francia, impartía cursos de francés, inglés, italiano y técnicas de traducción. Hombre del Renacimiento, solía escribir artículos, reportajes y entrevistas como la que le hizo a Lula en Brasil. Fue el primer periodista en entrevistar al subcomandante Marcos para l’Unità, en enero de 1994.

En la UACh, Proiettis enseña desde 1993. Especializado en antropología con un diplomado en el pasado y presente de los mayas, su historia y su religión, Proiettis ha enseñado Historia de la religión, Estado y sociedad, técnicas lingüísticas y etnográficas, así como cursos intensivos de inglés para promotores turísticos de habla tzotzil.

Sus alumnos, que provienen en su gran mayoría de comunidades marginadas de Chiapas y han acumulado graves rezagos educativos lo quieren y una de ellas le escribió a su mujer:

Profesora Maribel, me uno a la voz de todos mis compañeros y compañeras ante tal injusticia perpetrada contra nuestro querido Gianni. Si en determinado momento se necesitan voces y corazones para manifestarse, cuente conmigo. Me comunicaré con otros compañeros, Adriana.

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