6/15/2011

La crisis de los medios en México




Carlos Villa Guzmán
caviguz@gmail.com


Se muestran vigorosos, nadie duda de su poder, sin embargo, los medios de comunicación pasan por una severa crisis. Quizá ni sus propios directivos hayan dimensionado de manera suficiente lo que comenzaron a enfrentar.

Por mucho tiempo los medios han mantenido un estaus quo privilegiado. Nadie o casi nadie, se mete con ellos y en cambio, ellos se inmiscuyen en lo que les plazca, sin pudor alguno escarban en lo público o privado siempre que reditúe puntos a su favor.

Nos acostumbraron a esa suerte de soberanía discursiva que despliegan sobre el acontecer cotidiano, donde los emisarios o reporteros se abren paso, como si llevaran un cáliz o un arma que todos miran con respeto o cierto temor. El logo de la difusora envuelve con una cubierta de plástico el micrófono que llevan en la mano. Los identifica como acólitos de la noticia que contribuyen diariamente a ese ritual que escenifica el repaso de los acontecimientos, en un vertiginoso resumen de imágenes y frases cortas que enjuician lo que sucede y a quienes lo protagonizan.

“Ya llegaron los de la tele”, es un lugar común que se escucha en las aglomeraciones que se forman alrededor de un evento, un hecho, cualquier cosa, entre las muchas cosas que le dan sentido al tiempo y al espacio que habitamos. Como que sin la presencia de “los de la tele”, aquello no estuviera sucediendo o no hubiera pasado. Es hasta cuando llegan que las cosas toman relieve. Cuando comienzan a grabar o transmitir los técnicos aquello que los locutores o comunicadores dicen o hacen, es entonces que se percibe esa singular sensación de que todo el conjunto, es decir, locutores y espectadores, pasan a la otra dimensión, la de las pantallas. Hay algo de emoción en el ambiente. Todo mundo se está viendo en la tele.

Lo mismo sucede o sucedía, hasta hace poco, con la prensa. Ninguna actividad podía quedar al margen de la presencia de periodistas. Los salones de hoteles u otros espacios quizá todavía generan buenos dividendos todos los días, al organizarse desayunos que en realidad son lanzamientos de noticias, aunque no todas tienen la suerte de ser publicadas o si acaso en forma muy superficial.

Sin embargo, las convocatorias por Internet ya ganan bastante terreno desafiando las reglas del oficio del periodismo presencial. Esto que se conoce como “la fuente”.

Indicadores primarios de la crisis mediática:

    1 Los diarios tienen dificultad para mantener o han bajado sus ventas

    2 La credibilidad en los noticieros televisivos se ha desplomado

  1. La competencia entre agencias mediáticas crece sin que mejore la oferta hacia las audiencias
  2. El Estado se contrae y con ello sus gastos publicitarios
  3. Los procesos electorales han tenido modificaciones que tienden a limitar la compra de espacio en los medios
  4. La Internet se transforma aceleradamente como la mejor herramienta de comunicación e información
  5. Los medios han sido incapaces de crear sus propias redes sociales
  6. Han perdido respeto en la sociedad
  7. Se han autocensurado ante la escalada de violencia contra comunicadores y en general la que atraviesa el país
  8. Se contaminaron con el “mundillo” de los escándalos políticos y de toda clase, que presentan como productos
  9. Se revelaron como extorsionadores o cómplices de políticos u otros actores sociales, que les compran protección para no ser exhibidos
  10. Los niveles de profesionalización de los comunicadores dejaron de tomarse en cuenta, principalmente en radio y televisión
  11. El ingreso al país de canales de televisión extranjeros que superan con mucho en calidad a los nacionales (Discovery, Disney, History, People and arts, Animal Planet, etcétera) les recorta mercados y espectadores. (Hablando exclusivamente de TV)
  12. La piratería e irrupción de opciones para obtener a bajo costo o en forma gratuita géneros musicales, los mp3, I pods, u otros, vuelven menos atractivo el radio para esta actividad
  13. La crisis financiera mundial impacta negativamente en sus balances, al depender los medios de tecnología fabricada en el extranjero
  14. Los sindicatos de los trabajadores de los medios de comunicación son totalmente blancos, quedando el personal vulnerable, en estado de indefensión ante despidos, abusos o falta de cumplimiento de contratos. Un número importante de trabajadores o empleados de las empresas de medios, operan bajo la forma de “free lance”, sin prestaciones, ni derechos de antigüedad u otros
  15. Persiste un desequilibrio de género, dado que los titulares de los principales noticieros, así como directivos y personal, continúa siendo por mucho, mayoritariamente masculino
  16. La pluralidad del Congreso inhibe en alguna medida, aunque no de manera suficiente, el avance del poder de los medios al amparo de un marco legal instrumentado para salir beneficiados
  17. La democracia ha tenido avances significativos, por lo que en las Cámaras es frecuente escuchar críticas puntuales hacia el comportamiento de los monopolios de la comunicación que operan en México, principalmente las dos televisoras privadas
  18. La internacionalización de las noticias ofrece alternativas interesantes como CNN

    Después de reflexionar acerca de cada uno de los veinte puntos enunciados, nos parece notorio que algo sucede al respecto, una crisis mediática.

    Quizá faltan otras observaciones que pudieran respaldar aún más lo hasta aquí expresado, o bien, matizar la crítica. Tal vez existen más señales de esta crisis que nos afecta como ciudadanía expuesta o de alguna manera en contacto con los flujos mediáticos. Por otra parte, seguramente hay quien no lo considere de esta manera y puede ser que tuviera razón, en todo caso tómese este artículo como un ejercicio de análisis que superficialmente despliega una mirada hacia los medios, en el contexto donde operan y los otros multiplicados y dispersos, donde llegan sus mensajes.

    ¿Esto es benéfico o negativo para la sociedad que depende de los medios para tener contacto con el mundo, en términos de estar al día en informaciones?

Ni lo uno ni lo otro, es decir, en lo que siempre ha sucedido y que haya tenido que ver con medios de comunicación, los receptores escasamente han sido tomados en cuenta. Más allá de conocer si están o no al pendiente de lo que se les transmite, para comprobar el raiting, las audiencias no tienen mayor importancia para los que dirigen los medios de comunicación. Por lo mismo, al no estar ligados a los medios electrónicos de una forma más interactiva, los televidentes o radioescuchas, permanecen hasta cierto punto indiferentes a lo que sucede en el espacio interno de los medios, de ahí que la crisis que se menciona en este artículo, ni siquiera sea percibida por ellos. Si quiebra una empresa o se fusiona con otra, (algo que sucede con más frecuencia que antes) si desaparece del cuadrante o aparece con otro nombre, si Slim entra o no al mercado de la televisión, porque se lo pueda impedir Televisa a través del control de las instancias oficiales, es algo que a la gente no le causa mayor interés, o si acaso se comenta sin darle mucha importancia. Se trata de un tema más de conversación intrascendente que a nadie le quita el sueño. Aquí es donde surge la sospecha de que los medios se hallan sumergidos en una crisis profunda.

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