1/09/2012

¿Por qué asombró tanto que EPN no leyera?


En los siguientes 10, 12 días, saldrán las encuestas presidenciales –las primeras del 2012– y reflejarán el desempeño de los precandidatos en el movidísimo diciembre pasado. Mostrarán, por ejemplo, a Andrés Manuel López Obrador solo, sin Marcelo Ebrard. Pondrán en el lugar que le corresponde a Josefina Vázquez Mota, a Santiago Creel y a Ernesto Cordero.

Y la gran incógnita que todos estamos esperando: reflejarán qué tanto daño se hizo a sí mismo Enrique Peña Nieto en su primer encuentro con la realidad, después de años de desenvolverse dentro de una burbuja.

Creo, a diferencia de casi la mayoría de los mercadólogos, que sí tendrá una merma. En teoría, son los especialistas en sondeos de opinión los que tienen la razón, porque es su negocio. Pero yo insisto, guiado por mi sentido común, en que Peña Nieto resentirá el episodio en la FIL de Guadalajara; el desafortunado retuit de su hija (el Prole Gate); el audio de la entrevista con Salvador Camarena en El País (“yo no soy la señora de la casa”), y el video en el que habla inglés como un (disculpen) tarado. Y el “tarado” no es gratuito: su biografía dice que supuestamente estudió en el extranjero.

Desde que se dieron estos eventos, me hice una pregunta que no me he podido responder a satisfacción: ¿Por qué hizo tanto ruido enterarnos que Enrique Peña Nieto no lee? O, ¿qué fue lo que nos movió al asombro si su fama de ser un “producto milagro” de la televisión lo trasciende?

Quizás –especulo– nos escandalizó porque nos dio una confirmación. Nos dijo, en una serie de episodios consecutivos, que todas las sospechas que había sobre él son reales.

Aún así preguntaría: ¿Y qué esperaban de alguien que encuentra en una actriz de telenovelas, Angélica Rivera, “La Gaviota”, a la mujer ideal? No es que la menosprecie, quién soy yo, pero la aspirante a primera dama hizo trayectoria como personaje de la televisión, quizás uno de los mayores obstáculos para educar a los mexicanos y una de las más fuertes amenazas a nuestra democracia. ¿Qué esperaban de Peña Nieto, entonces?

Además, sostengo que el principal problema de Peña Nieto ni siquiera está en que no lea.

Sostengo que el principal problema no está en que un ignorante llegue a la presidencia; ya llevamos a Los Pinos a otro igual: a Vicente Fox Quesada (gracias, voto útil).

Sostengo que el principal problema es que Peña Nieto no tiene claro para qué sirve leer, porque así, sin leer, ha llegado hasta donde está. Ese sí es un tema, porque jamás tendrá la sensibilidad para saber de qué adolece este país. Porque sólo un tipo medianamente educado sabrá el daño que le ha hecho Elba Esther Gordillo a México, por ejemplo. Pero un ignorante, ¿qué? Él es el televidente más enajenado, y mírenlo, a punto de ser Presidente. Él es una “muestra” de que la cultura de la televisión es suficiente para progresar en la vida, nomás véanlo, qué “exitoso”: se ganó a la mujer que deseaban millones de televidentes: “La Gaviota”.

Una frase de Vicente Fox parece hecha para explicarnos:

“Es un soberbio Carlos Fuentes. Bueno, ¿él qué? ¿Qué se cree? ¿Muy leído, o qué? ¿O quiere que leamos sus libros? Ese es un debate falso, inútil, de quién lee y quién no lee”.

En otras palabras: No te sientas tan orgulloso porque lees; eso, querido mexicano, es soberbia. Eso es falso. No eres nadie extraordinario si eres culto, ¿quién te crees? Ni siquiera es necesario que te eduques, veme a mí, tan exitoso sin saber siquiera pronunciar el nombre (ya no un libro) de un autor.

Y, ¿saben qué?, Fox tiene razón: ¿Para qué leer si él, un ignorante, fue Presidente, y otro ignorante lo será –con su permiso– apenas 6 años después? Ser analfabetas no es una limitante para ser jefe del Poder Ejecutivo en México. No te sientas tan orgullosito, pues, si eres culto porque, ¿sabes qué?, el mundo (o este país) es de los ignorantes.

Por eso insisto: El problema de Peña Nieto no está en que no lea; el problema es que no tiene claro para qué sirve leer, porque así como es alcanzó “todo”: tiene dinero, tiene una mujer “de telenovela”, tiene una multitud que lo apoya, es bonito, no es refinado pero sí sabe sonreír en público. ¿Qué más quieres? Nada. ¿Leer? Para qué.

***

Decía que en los siguientes 10, 12 días, saldrán las encuestas presidenciales. Yo espero que sí reflejen una merma de Enrique Peña Nieto en la preferencia electoral, porque será una confirmación de que los ciudadanos tenemos en las redes sociales una herramienta poderosa que puede generar grandes cambios. Recordemos que los escándalos de diciembre del precandidato del PRI no salieron de la prensa tradicional, sino de Twitter, Facebook y Youtube.

Y si la popularidad del priísta no afloja, entonces prepárese: Peña Nieto será presidente de México. No veo cómo lo van a parar. Francamente no lo veo.

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