7/20/2012

El regreso del salinismo equivale a una sentencia de muerte para las nuevas generaciones


El regreso del salinismo equivale a una sentencia de muerte para las nuevas  generaciones
El menosprecio de los priístas al servicio del salinismo por los ciudadanos

Según tres senadores del PRI, Andrés Manuel López Obrador es el causante de la situación que se está viviendo en el país, de rechazo a la imposición de Enrique Peña Nieto como virtual ganador del proceso electoral. Siguen insistiendo en que la ciudadanía que no acepta el fraude electoral, carece de voluntad propia y sólo obedece a la convocatoria radical del abanderado del Movimiento Progresista. Consideran que los votantes sólo tienen criterio si aceptan que México siga atado a los dictados de la oligarquía, si no protestan por la situación prevaleciente de injusticia y antidemocracia como nunca antes.
            Fernando Castro Trenti afirmó que “el #YoSoy132 y otros grupos radicales son víctimas de las mentiras y verdades a medias que les ha dicho Andrés Manuel López Obrador”. Se confirma el menosprecio que los priístas al servicio del salinismo tienen por los ciudadanos, pues creen que todos son como ellos, incapaces de pensar por cuenta propia. Está más que documentado el origen del movimiento estudiantil, producto de la soberbia del PRI que postuló a Enrique Peña Nieto, de su actitud monárquica y arrogante que ofendió a los estudiantes de la Universidad Iberoamericana.
            Dijo Castro Trenti: “¡Basta! Es hora de ubicar a López Obrador. Tiene que admitir que no le alcanzaron los votos, perdió y tuvo 600 mil menos que Miguel Ángel Mancera”. Esto demuestra la manipulación que se hizo de las urnas en casillas de zonas donde el control de los gobernadores priístas fue total. Es absurdo creer que López Obrador tuviera menos votos que Mancera, cuando en el territorio nacional hay mayor número de votantes que en el Distrito Federal, y durante la campaña fuimos testigos los mexicanos del firme apoyo que recibió en todas las grandes plazas del país, mucho más que los otros candidatos.
            Por su parte, Carlos Jiménez Macías afirmó que López Obrador “será el responsable de las acciones que lleve a cabo el movimiento #YoSoy132 y otras organizaciones radicales en contra del triunfo de Enrique Peña Nieto”. Se engañan solos al suponer que la gente va a creer semejante absurdo. López Obrador está rebasado por la ciudadanía, como lo demuestran los hechos. Aun si saliera del país, el descontento popular habría de continuar, porque no es el candidato del Movimiento Progresista quien azuza a la gente, sino el grupo en el poder con su voracidad, su desprecio a la ciudadanía y su absoluta falta de un elemental patriotismo.
            El ciudadano común está consciente de que el regreso del salinismo a Los Pinos equivale a una sentencia de muerte a las nuevas generaciones de mexicanos. Los estudiantes y otros grupos más politizados saben con certeza lo que nos espera si Peña Nieto asume la primera magistratura. Se habría de instaurar un régimen fascista sostenido por la fuerza de las armas, porque sólo así podría llevar a cabo su proyecto entreguista y antidemocrático. Tan seguros están de que habrán de regresar a Los Pinos, gracias al apoyo de la oligarquía y de las grandes trasnacionales, que Jiménez Macías tuvo el descaro de afirmar: “Sabemos que el triunfo de Enrique Peña Nieto como presidente de la República se va a ratificar”. ¿Cómo puede estar tan seguro cuando hay más evidencias de fraude que en las elecciones del año 2006?
            Quizá porque los órganos electorales están al servicio del grupo en el poder y carecen de una mínima autonomía. Esto lo debe saber muy bien Jiménez Macías y no tiene empacho en hacerlo público. Así se habrá de confirmar durante el proceso de calificación de los comicios, y si no quedan dudas de que tales instituciones sólo sirven para “legitimar” la suciedad, se habrá de cancelar una etapa histórica en México para dar paso a un Estado fundado en la ilegalidad, con las terribles consecuencias que cabría esperar de una situación de tal magnitud.
            A su vez, Francisco Arroyo Vieyra dice que “parece que ya no es el 132 que vimos, con un cimiento de preocupación de los jóvenes por su futuro, y ahora tratan de impedir la normalidad democrática”. ¡Vaya descaro! Así que “normalidad democrática” es vivir en un régimen podrido por la corrupción, por la entrega de los recursos naturales a intereses extranjeros, por la demagogia y la simulación. A Arroyo Vieyra le preocupa que López Obrador se defienda de los insultos que le hizo el diario español “El País”, no que éste se entrometa en los asuntos de México.
Afirmó el diario que el tabasqueño “es un lastre” para los mexicanos, cuando España está sufriendo como nunca antes por el verdadero lastre que significa el regreso del franquismo a la vida pública. Lo mismo habrá de padecer los mexicanos con el regreso del salinismo, si no somos capaces de evitarlo ahora que aún es posible, haciendo un gran frente común contra la imposición
Guillermo Fabela - Opinión EMET

No hay comentarios.:

Publicar un comentario