11/04/2014

Los enredos de Amado (segunda parte)

Serpientes y Escaleras
Salvador García Soto

Entró en pánico cuando desde Los Pinos ordenaron a Pemex despedir a Carlos Morales e inhabilitar a Oceanografía


Acostumbrado a los privilegios y a ser tratado como empresario consentido en 12 años de gobiernos del PAN, Amado Yáñez entró en pánico cuando desde Los Pinos ordenaron a Pemex despedir Carlos Morales, el 7 de febrero pasado, y cuatro días después, inhabilitar a Oceanografía por 21 meses. Ya tenía a Banamex reclamándole los préstamos por 500 millones de dólares que obtuvo con su facturas falsas de Pemex, y empezaba a hablarse de una investigación por fraude a su empresa.
Tratando de evitar el colapso, Amado acudió a un conocido despacho jurídico en busca de asesoría legal. La respuesta de los abogados fue que no podían ayudarlo porque ellos representaban a Banamex, pero ofrecieron ponerlo en contacto con personajes que podían arreglarle el problema con altas esferas del gobierno de Peña Nieto. Aparecieron entonces en escena el empresario Jaime Camil Garza y el ex tenista Oliver Fernández, como los gestores que podían “resolverle su problema”.
Versiones de los allegados a la defensa de Amado Yáñez afirman que para esa gestión se pactó un pago de 10 millones de dólares, que habrían sido entregados. Amado recibió señales de que habría arreglo por el trato que comenzó a darle la PGR cuando el 4 de junio pasado lo detuvieron por primera vez. En el MP le reclasificaron el delito de fraude bancario, lo que le permitió salir libre bajo fianza tras pagar sólo 55 millones de pesos y obtener arraigo domiciliario. 
Hasta ahí todo pintaba bien para Yáñez. Se defendía en libertad mientras la PGR endurecía acusaciones contra su socio Martín Díaz, a quien responsabilizaban del fraude a Banamex, aun cuando 162 de las 166 solicitudes de crédito del expediente judicial tenían la firma de Amado como presidente del Consejo. 
Pero dos sucesos cambiarían la suerte de Yáñez. Primero, a principios de septiembre, Citigroup anunció su intención de invertir en México 20 mil millones de pesos para tecnologías y centros de datos, 50 mil millones en créditos a PyMES, y 130 mil millones en proyectos de infraestructura y energía (200 mil millones de pesos en total). Sólo que para invertir, Citigroup ponía una condición: el resarcimiento de los 500 millones de dólares defraudados a su filial mexicana, debido a que en Estados Unidos la SEC ya los presionaba por los laxos controles de Citi y Banamex. 
La respuesta del gobierno fue inmediata; el 10 de septiembre el presidente Peña Nieto y el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, acompañaron al CEO de Citigroup, Michael L. Corbat, al anunciar la inversión para nuestro país, en un evento donde el director del gigante estadunidense elogió al gobierno peñista y sus reformas: “En Citi creemos que México tiene gran potencial de crecimiento… Vemos bases fundamentales económicas, un sistema financiero robusto y reformas estructurales”, decía el financiero. 
La segunda señal de que todo había cambiado para Amado fue la decisión del gobierno federal de vender Oceanografía. El 8 de octubre se anunció que el grupo mexicano Alemán había decidido comprar a la empresa. Por órdenes directas de la presidencia, el director de Pemex, Emilio Lozoya Austin, inicio el proceso de venta y comenzó la entrega de documentación a los Alemán. 
Pero el 14 de octubre, a través de un comunicado, Grupo Alemán sorprendió de nuevo al cancelar la compra. “El consejo, después de una serie de análisis, decidió no seguir adelante con este proyecto de compra (de Oceanografía), y permitir que siga el proceso de concurso mercantil”, dijo el presidente Miguel Alemán Magnani. 
No hubo una explicación oficial de por qué los Alemán decidieron retractarse, aunque fuentes cercanas al proceso de compra-venta aseguran que en la revisión de los pasivos de la empresa, Alemán se encontró con otros créditos fraudulentos otorgados a Oceanografía por varios bancos más, por un monto millonario, bajo el mismo esquema de facturas fiscales falsificadas. 
Esa fue la señal de la desgracia para Amado Yáñez. Cuatro días después de caída la venta a los Alemán, la PGR lo detuvo por segunda vez. Agentes lo capturaron afuera de un restaurante con una orden de presentación y, según testigos, él acompañó confiado a los ministeriales. Tal vez Amado pensó que volvería a ser protegido pero su suerte había cambiado: el 22 de octubre, el procurador Jesús Murillo Karam anunció su consignación por “delitos graves” —esta vez sí por fraude bancario, además de evasión fiscal y lavado de dinero— y el 28 de octubre un juez federal confirmó el auto de formal prisión. Ahí terminaron los enredos de Amado.
sgarciasoto@hotmail.com

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