1/28/2015

Síndrome del corazón roto: efectos físicos del estrés



“Si consigo impedir que un corazón se rompa, no habré vivido en vano”

Emily Dickinson (1830-1886)
 
“Queridas amigas, quiero que sepan que tengo un problema en el corazón y me operan a principios de febrero, es algo que ya tenía desde hace algunos años, sin embargo, se ha recrudecido y la única forma de arreglarlo es haciéndome una cirugía a corazón abierto…”
 
Palabras más, palabras menos, en eso consistió el mensaje de una de mis amigas con quien estudié la carrera de Psicología y que compartió con nuestro grupo de amigas con quienes me reúno a desayunar cada mes desde hace más de 25 años.
 
Después de la noticia, un gran silencio inundó el ambiente, después empezaron las preguntas y comentarios de todas nosotras: ¿Por qué si eres muy sana?, además haces mucho ejercicio desde hace años, y cuidas mucho tu alimentación, eres la más joven del grupo…
 
Realmente no entendíamos, estábamos impactadas con la noticia y lo único que atinamos a hacer fue reiterarle lo importante que es para nosotras y lo mucho que la queremos.
 
Han pasado ya tres semanas desde la noticia y hasta el día de hoy sigo en proceso de asimilación, creo que una buena manera de hacerlo ha sido no quedándome paralizada con la inquietud que despertó en mi tan impactante noticia.
 
Llegaron a mí preguntas como: ¿Qué pasa con el corazón de las mujeres? ¿No se supone que son los hombres quienes se enferman más del corazón?
 
Empecé a investigar sobre el tema y algo de lo que encontré aquí lo comparto para que tengamos las mujeres un foco de alerta en cuanto al cuidado de nuestra salud integral.
 
Resulta que aunque las enfermedades del corazón las puede padecer cualquiera, la realidad es que hasta hace algunos años eran más los hombres quienes las padecían.
 
De hecho se cree que las mujeres no desarrollamos tan pronto alguna enfermedad cardiaca gracias a los estrógenos, y es cuando baja nuestro nivel estrogénico con la menopausia que el riesgo de padecer alguna afección del corazón se eleva.
 
Otro factor que juega un papel determinante en la posibilidad de que una enfermedad del corazón se desarrolle en una mujer es el estrés, que muchas veces contribuye a que se desarrolle una enfermedad llamada Cardiomiopatía Takotsubo o el “Síndrome del corazón roto”.
 
Este trastorno se caracteriza por un alargamiento y debilitamiento del músculo cardiaco, que a menudo se desencadena por estrés físico o emocional extremo. Por ejemplo: ante una situación de angustia por la economía familiar, haber estado en un accidente, o la pérdida de una hija, un hijo o la pareja.
 
Durante un estudio realizado en la Universidad de Emory, en Atlanta, Georgia, a 534 pacientes con alguna enfermedad cardiaca coronaria estable, que consistió en realizarles una prueba de estrés mental, que además incluía recordar algún acontecimiento vital estresante y hablar sobre el mismo.
 
La prueba de imagenología nuclear mostró que las mujeres de 55 años y menores sufrían una reducción del flujo sanguíneo en el corazón que era tres veces mayor que en los hombres de la misma edad, y las mujeres de 56 a 64 años experimentaban una reducción del flujo sanguíneo coronario que era el doble que la de los hombres de la misma edad.
 
De lo que se deduce que el estrés emocional afecta más a las mujeres jóvenes y de mediana edad que a los hombres incluso con enfermedades cardiacas.
 
Según la doctora Viola Vaccarino, presidenta de Investigación Cardiovascular y Epidemiología de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Emory: “Las mujeres que desarrollan una enfermedad cardiaca a una edad más joven son un grupo especial de alto riesgo porque son vulnerables al estrés emocional de forma desproporcionada”.
 
Es éste, un riesgo más que enfrentamos las mujeres por el mandato social que hace que muchas mujeres jóvenes y de mediana edad enfrenten niveles considerables de estrés en su vida diaria cuando se encargan casi al mismo tiempo del cuidado de las hijas e hijos, de su matrimonio, del trabajo dentro y fuera de casa, sumado en muchas ocasiones al cuidado de sus padres cuando empiezan a envejecer.
 
Es por todo esto que el personal médico debe ser consciente de que las mujeres jóvenes y de mediana edad son especialmente vulnerables al estrés, y tomar en cuenta para la historia clínica realizar preguntas sobre el nivel de estrés psicológico de cada mujer porque generalmente tiende a obviarse, y por tanto a no tomarlo como elemento importante que contribuye a generar diferentes padecimientos, que ya abordaré en otros artículos.
 
Como sugerencia, me parece de suma importancia, por un lado, que la o el especialista en cardiología esté al pendiente de si su paciente sufre un estrés psicológico o está deprimida, y aconsejarle para que obtenga la ayuda o el respaldo necesario por parte de profesionales de la salud mental y emocional.
 
Y por otro, es vital que las mujeres tomemos conciencia de los efectos en nuestra salud física por causa del estrés y busquemos iniciar procesos de terapia para que contemos con eso a lo que he llamado una “válvula de escape emocional”, para evitar convertirnos en una especie de “olla de presión” y enfermarnos del “Síndrome del corazón roto” y no necesariamente por una decepción amorosa.
 
*Psicoterapeuta humanista existencial, especialista en Estudios de Género y directora del Centro de Salud Mental y Género.


Imagen retomada del sitio institutoregionaldelcorazon.com
Por: Alejandra Buggs Lomelí*
Cimacnoticias | México, DF.- 27/01/2015

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