4/03/2018

Cifras del Banco Mundial, el FMI y el Inegi exhiben el fracaso de Meade en Hacienda








CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Los gobiernos de Enrique Peña Nieto y de Felipe Calderón, en los que el candidato presidencial priista José Antonio Meade fue secretario de Hacienda, son los de más bajo crecimiento económico en México desde la década de los ochenta y ambos figuran entre los tres de peor desempeño en la historia moderna del país.

Así lo indican cifras y proyecciones del Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), las cuales ubican al sexenio de Peña Nieto como el tercer gobierno más mediocre en resultados económicos desde 1934.
De acuerdo con los datos del BM y el FMI, el promedio anual de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) durante el gobierno de Peña Nieto (2013-2018) será el 2.30%, apenas 0.13 puntos por arriba del promedio del gobierno de Calderón (2.17%).
Durante la gestión de Calderón (2006-2012), Meade fue parte de la cúpula tecnocrática que diseñó y ejecutó la política económica del gobierno panista, que ha sido el de peores resultados económicos en los últimos 83 años, después del de Miguel de la Madrid (1982-1988).
En el sexenio calderonista, Meade fue primero coordinador de asesores de quien fuera el secretario de Hacienda entre 2006 y 2009, Agustín Carstens. Después fue subsecretario de esa cartera y, finalmente, su titular, entre septiembre de 2011 y el 1 de diciembre de 2012.
Del gabinete de Calderón, Meade pasó al del priista Peña Nieto como secretario de Relaciones Exteriores. En 2015 asumió como titular de la Secretaría de Desarrollo Social y el 7 de septiembre de 2016 fue designado secretario de Hacienda en sustitución de su amigo Luis Videgaray, economista, como él, del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
Según las cifras y proyecciones del BM y el FMI, con Videgaray y Meade en Hacienda, Peña Nieto terminará su gobierno con cifras económicas casi tan bajas como las de Calderón o incluso peores en algunos rubros.

El BM, por ejemplo, estima que durante los primeros cuatro años de gobierno de Peña Nieto el PIB per cápita de los mexicanos, en dólares, se ha reducido en 8.5% al pasar de 9 mil 870 dólares en 2012 a 9 mil 40 dólares en 2016.
Desde el llamado Maximato (1928-1934) que siguió a la Presidencia de Plutarco Elías Calles, sólo De la Madrid ha tenido peores resultados económicos que Peña Nieto y Calderón.


Fue cuando, en medio de la crisis de la deuda que vivió Latinoamérica, el PIB de México aumentó apenas 0.21% por año, según datos del Inegi, el Banco de México (Banxico) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
El paso por Hacienda

En los gobiernos de Calderón y Peña Nieto, Meade sumó 29 meses al frente de la Secretaría de Hacienda. Durante el año y tres meses que el actual candidato presidencial del PRI-PVEM-Panal fue titular de Hacienda con Calderón, México se expandió a una tasa de 3.6%.
Como secretario de Hacienda de Peña Nieto le fue peor. Cuando dejó el cargo, en noviembre pasado, para iniciar su precampaña, la economía apenas había crecido 1.2% durante el trimestre previo, la tasa más baja desde el periodo octubre-diciembre de 2013.
Todo eso no le ha impedido al hoy candidato priista presumir sus cualidades como economista. “México –dijo en enero ante militantes del PRI en Colima– necesita, hoy más que nunca, propuestas que generen confianza, propuestas que generen unidad, propuestas que generen reconciliación, propuestas que hagan de México una potencia”.
Hasta ahora, Meade no ha dicho si en un eventual gobierno suyo haría algo diferente a lo que han hecho los dos últimos gobiernos, de los que formó parte.
En la opinión del exsecretario ejecutivo de la Cepal, José Antonio Ocampo, para que México se transforme en “una potencia” y satisfaga las necesidades de su población debería crecer a tasas anuales sostenidas de 5%.
“De lo contrario eso no va a ocurrir. China es una potencia porque ha crecido a tasas de siete, ocho y 10% la mayor parte de los últimos 30 años”, dice a Proceso el doctor en economía de la Universidad de Yale, la misma donde cursó Meade un posgrado igual.
Según datos de la Cepal, en el periodo 2013-2018 México será una de las ocho economías latinoamericanas con más bajo crecimiento. Ocampo considera que debe haber algo “muy equivocado en un modelo de desarrollo que no logra ni crecimiento ni aumentos en los ingresos de la población. En ese sentido es un modelo agotado”.
El economista colombiano afirma que el decrecimiento del PIB desde 1990, cuando tomó vuelo el proceso de apertura económica, revela que el país tiene un “problema estructural” que no se resuelve con la estrategia económica aplicada desde el sexenio de Miguel de la Madrid.
El especialista considera que los gobiernos mexicanos desde Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) hasta Enrique Peña Nieto, han incurrido en una grave omisión: el proceso de apertura económica no ha ido acompañado de políticas productivas y tecnológicas que le permitan al país “sacarle más provecho al desarrollo exportador exitoso”.
Las exportaciones de México pasaron de 50 mil 900 millones de dólares en 1994 –equivalentes al 10% del PIB de ese año–, a 409 mil 494 millones en 2017, que representaron el 36% del producto nacional y que en su mayoría se destinaron al mercado estadunidense.
“Pero México es un ensamblador de insumos que vienen de Estados Unidos y de Asia. El contenido mexicano de las exportaciones es muy bajo, y eso no genera crecimiento”, indica el economista, quien dice que este gobierno no solo persistió en el modelo económico, sino que intentó profundizarlo con sus “reformas estructurales”.
En noviembre pasado, ante el cuerpo diplomático acreditado en México, el entonces secretario de Hacienda, José Antonio Meade, defendió las reformas fiscal y energética de Peña Nieto y dijo –en contra de lo que indican las cifras de los organismos multilaterales y del Inegi– que éstas han producido crecimiento económico.
Dos meses antes, en una reunión con senadores del PRI, Meade había reconocido que el gobierno había frenado la estrategia de impulsar el crecimiento económico para reducir el nivel de endeudamiento y estabilizar las finanzas públicas:
“En los últimos dos años le hemos quitado ese estímulo a la economía para ir reduciendo el déficit, el cual nos está permitiendo que la deuda como porcentaje del PIB empiece a caer”, aseguró.
Contradicciones
Como candidato, Meade comenzó a deslindarse de políticas que ejecutó como secretario de Hacienda. Por ejemplo, ha negado ser el autor del “gasolinazo” (el aumento en 20% en las gasolinas y el diésel decretado el año pasado) y dijo que ese incremento se debió a que el precio de los combustibles “se determina internacionalmente”.
El Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) señaló el 21 de marzo, en su informe anual, que la inflación de 2017 (6.77%, la más alta en 17 años, impulsada por el “gasolinazo”) incrementó a 41% la proporción de mexicanos cuyo ingreso laboral no alcanza para comprar los bienes de la canasta alimentaria.
Durante el sexenio de Calderón, la pobreza ya había subido 5.4% (pasó de 31.7% a 37.1%) y la cifra de mexicanos pobres aumentó en 9.8 millones, de acuerdo con la Cepal.
La institución indica que entre 2006 y 2014 el saldo social de los gobiernos de Calderón y Peña Nieto fue totalmente deficitario: 10.6 millones de mexicanos engrosaron las filas de la pobreza en el país.
El Coneval estima, por su parte, que entre 2012 y 2016 el número de mexicanos pobres se incrementó en 100 mil, al pasar de 53.3 millones a 53.4 millones en ese lapso, mientras que la pobreza se redujo de 45.5% a 43.6% en el mismo periodo.
El execonomista en jefe para América Latina del Banco Mundial, Guillermo Perry, dice a este semanario que a México le ha faltado algo después de integrarse a la economía global y buscar más dinamismo de su sector privado:
“Los países exitosos han hecho esas mismas cosas, pero también otras. Estados Unidos, las naciones europeas y China se han abierto, pero además le han puesto un interés extraordinario a la economía del conocimiento, a la innovación, a la calificación de su mano de obra y a la calidad de su sistema educativo.”
El economista colombiano afirma que “el tema no es que México se haya abierto mucho, sino que no hizo otras cosas que había que hacer junto con la apertura”. Una de ellas, agrega, es desarrollar una política social mucho más inclusiva, con educación y salud de mejor calidad para todos y “con una protección social mínima” para los millones de pobres.
“Esas son cosas fundamentales –plantea Perry– para que los ciudadanos se sientan mucho más integrados al desarrollo de su país, al modelo político y al modelo económico, y para que contribuyan con todo su interés a que las cosas funcionen. Sólo así se generan consensos nacionales. No es un misterio, eso es lo que lograron hacer todos los países europeos.”
El gobierno de Calderón justificaba el bajo crecimiento económico con el argumento de que Estados Unidos, el principal socio comercial de México, fue golpeado por la crisis financiera y eso limitó el aumento de su PIB a 0.83% por año entre 2007 y 2013. Pero, a cambio, el panista gobernó con altos precios internacionales del petróleo –que superó los 100 dólares por barril en esos años–, lo que se tradujo en holgados ingresos fiscales.
A Peña Nieto le tocó un escenario opuesto: la recuperación de la economía estadunidense y la caída en los precios del crudo. El resultado también fue un crecimiento mediocre, incluso en comparación con el resto de Latinoamérica, cuyas economías sortean parecidas coyunturas. 
Este reportaje se publicó el 1 de abril de 2018 en la edición 2161 de la revista Proceso.

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