2/20/2019

Sobre los límites de la formación política en MORENA


La formación política se ha conformado dentro de MORENA como una de las grandes tareas a realizar, se piensa en ella como una vacuna contra la posible corrupción y burocratización del partido. Cientos de comités desde la conformación de MORENA han realizadas tareas de formación política, ahora con el Instituto de Formación Política se plantea que tenga un alcance mayor. Sin menospreciar los fines de este proyecto y reconociendo la capacidad de los intelectuales que están en la organización del instituto quiero señalar algunos límites y contradicciones de la formación política dentro de MORENA.
Hay una relación desigual entre los que saben (expertos, líderes e intelectuales) y los que “no” saben (las bases lopezobradorista). Unos dictan catedra mientras otros escuchan. Esta relación reproduce y refuerza las jerarquías de mando en el partido. Se menosprecia el saber de la base. La militancia de MORENA tiene una gran experiencia de lucha, raíces en los movimientos sociales de por lo menos hace 50 años y han sido testigos dolorosos del fracaso de importantes proyectos de  izquierda. Esta experiencia no se utiliza, ni se menciona, hay una lógica, en muchos casos, de que la formación política es para los militantes de base “que no saben” a los que hay que enseñar.
Si de carencia de formación política hablamos hay una mayor necesidad en los grupos dirigentes de MORENA. Legisladores, líderes y burócratas encumbrados muestran su carencia ideológica y su ignorancia con respecto a los mismos documentos base de MORENA. Allá arriba el grupismo, la lambisconería, la prepotencia y otras lacras de la política están presentes, y la falta de claridad política aflora. Es en este sector donde más falta hace una verdadera formación política-ética.
Por último, la formación política choca ante la realidad institucional de MORENA en donde los comités no deciden nada, donde el militante de abajo no tiene voz ni voto. La formación política entonces se presenta como un entretenimiento para las bases en lo que llega una nueva elección. La revisión histórica, el estudios de los problemas nacionales, es sólo una parte de una autentica formación política, falta la auto-organización, el establecimiento de tareas, la crítica fuerte a la dirigencia y asumirse como sujetos y dueños del partido. Nada de esto pasa.
Pero mientras se habla de formación política y de una ética partidista, la dirigencia abrió el partido a cualquier oportunista que así lo quisiera, regalándoles cargos y candidaturas. Desdibujando con ello ideológicamente al partido y reforzando las prácticas de la vieja política, el clientelismo, el oportunismo, el sectarismo, la pleitesía y el grupismo, formas de corrupción política. Esos políticos que llegaron al último serán los primeros en huir ante las dificultades y los ataques, se irán tras una mejor oferta, mientras la militancia de base estará ahí en defensa del gobierno popular.
Estos problemas son centrales, la militancia los identifica y los sufre, de eso quiere hablar, discutir y proyectar un nuevo camino. La solución no está en talleres, conferencias y lecturas grupales. Está en la organización y en la disputa del partido, en la rebeldía frente a la dirigencia y líderes encumbrados que reproducen la vieja política. Los límites de la formación política en MORENA es que no incide en la conducción del partido que viaja a la deriva y pierde el rumbo bajo la presión de ganar elecciones a toda costa.
MORENA está en disputa, grupos en proceso de corrupción política lo dominan con las prácticas de siempre, la esperanza está en la base, en su poder de organizarse, en su fuerza de irrupción y no en la asistencia a talleres de formación política. La base construyó al lopezobradorismo, se forjó en la resistencia y tiene raíces profundas, lo que hace falta es organización para disputarle el partido a aquellos que representan un MORENA con las viejas prácticas políticas, con traidores velados, obsesionaos con el poder a toda costa. 

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