8/02/2010

Con la mirada de la Teología Feminista y del Ecofeminismo

Por: Gladys Parentelli *

El artículo de hoy plantea una apreciaciación diferente del vínculo de las mujeres con Dios y otra forma de celebrar la Vida. Versa no sólo de la comprensión de las fuerzas religiosas-culturales que contribuyen a mantener cautivas a las mujeres en las grandes decisiones, sino que a su vez es una percepción que señala nuevos caminos en el sentido de la existencia humana para la Percepción del Misterio de Dios ese Misterio inmenso en el planeta Tierra.

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El ser humano escribe acerca de Dios desde que inventa la escritura. Sobre tablillas de arcilla, cuero y otros materiales hasta llegar a las imprentas sofisticadas de hoy día la mayoría de los textos publicados tratan acerca de Dios. Cuando Johannes Gutenberg perfecciona la primera imprenta el primer libro que imprime, en 1455, es la Biblia latina. La Biblia y el Corán llevan ventaja a cualquier otro libro en número de impresiones y en cantidad de ejemplares en todas las lenguas, muertas o vivas.

Que se haya escrito tanto acerca de Dios no necesariamente facilita conocerlo. Jerarcas eclesiales tratan de impedir la lectura de libros que, a su parecer, no hablan bien del Dios de las religiones monoteístas: un musulmán hizo quemar los 700.000 volúmenes de la biblioteca de Alejandría porque eran inútiles tanto si eran conformes como si eran contrarios al Corán.

Durante cinco siglos, desde el Concilio de Trento, siglo XVI, hasta que el papa Paulo VI lo elimina en 1966, el Index librorum prohibitorum pretende que los católicos no lean decenas de miles de títulos.

En mi adolescencia, interesada en el tema en un pueblo sin biblioteca, malgasté mucho dinero en libros, estos más que aclarar mis ideas las confundían. Desde aquel ahora lejano tiempo, constato que los teólogos no piensan que su rol es aclarar nada a los fieles. Tampoco los expertos en mitos, con sus catálogos exhaustivos, facilitan las cosas.

Hasta hace cinco décadas, nuestra cultura occidental y cristiana y, por ende, androcéntrica, solo habla del Dios de las tres religiones monoteístas porque ¿Ignora o, más bien, evita hablar de las religiones politeístas? ¿Quizá porque ellas poseen importantes deidades femeninas?

El desafío de revertir lo establecido

Llega la década de los 70. Las mujeres europeas y estadounidenses, que llevan años reuniéndose como integrantes del pueblo de Dios para conversar de su situación de opresión desde una perspectiva distinta de las lecciones masculinistas generalmente enseñadas en las iglesias, sinagogas y seminarios, llegan a la conclusión de que el origen de sus problemas radica en la cultura patriarcal porque el patriarca, original y modelo, es el Dios monoteísta. Más tarde las ecofeministas agregan que no sólo la opresión de las mujeres, también, todos los males que sufre el planeta Tierra tienen su origen en la Biblia.

La misoginia de los jerarcas eclesiales tiene, como todo en la vida, sus aspectos positivos y uno de ellos radica en que no se permitía a las mujeres el ingreso a las universidades pontificias para estudiar teología, porque, allí, les hubieran lavado el cerebro.

Sin embargo, mujeres feministas, con su visión original y propia, comienzan la relectura de la Biblia, y sí estudian, no solo teología, también filosofía, historia, sociología, antropología, lingüística, arqueología, etc., y apelando a la hermenéutica de la sospecha, hacen su relectura de las ciencias, investigan a fondo, reflexionan y ponen en evidencia hallazgos de los científicos varones.

Ellas constatan que antes del monoteísmo que impuso al patriarcado, hay grupos humanos que poseen un arte, paleolítico, que pintan, no dioses, sino los animales que necesitaban para alimentarse, desentierran ciudades sin murallas ni estatuas de héroes, se preguntan: ¿Eran sociedades donde nadie dominaba a los demás? ¿Dónde no existían las guerras de conquista? ¿Eran sociedades con relaciones horizontales, por ende fraternales, sororales?

Las primeras deidades eran femeninas

Algo que aprendimos, por y con ellas, es que, en la mayoría de las concepciones sobre el origen del mundo, los dioses creadores eran deidades femeninas. Para no hablar sino de América precolombina, en el Cono Sur se denomina Pachamama a la Tierra, que corresponde a la Gaia del Hemisferio Norte (Lovelock, 1979; Ruether, 1992).

En las cosmogonías Mesoamericanas, Coatlicue es la diosa dadora de vida y madre de los dioses (Marcos, 1991). En las narraciones mitológicas de la actual Colombia: Bachuécolimas de Tolima su deidad madre es Auxisue; para los Kogi la madre universal es Haba. Los guajiros o wayúus, se dicen hijos de la diosa Igua (Carbonell, s/a). es la madre de la humanidad para los muiscas; para los

Una mujer de Zambia, campesina analfabeta, afirma que Dios hace difícil la vida. También, millones de niñas y mujeres, en los cinco Continentes, con su clítoris y vulva mutilada por tradiciones tribales, cuyos defensores pretenden que el islam lo ordena. Según la Organización Mundial de la Salud, 136 millones de mujeres han sufrido esa mutilación y seis mil niñas son mutiladas cada día. (Ablan Pacheco, Edymar; El Universal, Caracas, 18-08-2002, p. 1-13)

Investigaciones científicas determinan que la violencia contra las mujeres es propia de la cultura patriarcal. (Nogueira, Charo; El País Digital, Madrid, 11-07-2002). Lo mismo que las feministas sostienen desde siempre.

Las mujeres cristianas, masivamente, rechazan el autoritarismo de los jerarcas eclesiales y, por ello, abandonan su práctica religiosa, buscan verdades en las religiones del Lejano Oriente, en grupos esotéricos, investigan sobre el poder de la energía que inunda el Universo, etc.

Surge el Ecofeminismo

En los últimos treinta años años, con lideras como la estadounidense Rosemary R. Ruether, la brasileña Ivone Gebara y la chilena M. Judith Ress, las teólogas feministas armadas con la hermenéutica de la sospecha, evolucionan hacia el ecofeminismo.

La teología feminista, la ecofeminista (lo ecológico en la relación con Dios), son ciencias nuevas que trabajan todos los asuntos que preocupan mayormente a la humanidad: las injusticias y violencias que sufren los excluidos (mujeres, niños, minorías étnicas y sexuales, empobrecidos) la muerte de la biodiversidad, el deterioro del medio ambiente del cual depende toda la Vida en la Tierra.

En este inicio de milenio, las ecofeministas que basan su reflexión en su experiencia de vida, e intentan captar el actual momento histórico de la liberación de las mujeres y de la espiritualidad feminista, representan una muestra de una tendencia de pensamiento y acción presente en el mundo.

Las características principales del ecofeminismo conciernen la adopción del feminismo, las preocupaciones ecológicas y una crítica del sistema religioso patriarcal que excluye a las mujeres. Abrazar esta nueva manera de ver el mundo implica una crítica a los mitos judeocristianos y la consecuente introducción de una nueva cosmología, de una nueva antropología, de una nueva epistemología, de una nueva formulación ética y de una nueva forma de celebrar la Vida. Todo esto invita a nuevas revelaciones, interpretaciones y desafíos. (Gebara, 2002)

De la teología tradicional, la del mito de un Dios que como un relojero creó y puso en marcha el Universo, la del mito de la tierra prometida que, en realidad, pertenecía a los cananitas (exterminados para poder apropiársela igual que todo el resto de sus posesiones) en un vuelco copernicano, hemos llegado a la sabiduría que sostiene,misterio último a la luz de los más recientes conocimientos científicos en física subatómica y sobre el origen del Universo. (Ress, 2001). metáfora que deja atrás el dualismo de la trascendencia o la inmanencia y da nuevo nombre al

*Teóloga Feminista

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