4/18/2012

El padrón electoral y el Censo 2010 no son equiparables





Lorenzo Córdova Vianello
Consejero Electoral del Instituto Federal Electoral


Desde principios de la década de los noventa el Padrón Electoral y la Lista Nominal que de aquél se deriva (y que incluye a los potenciales electores: aquellos ciudadanos que habiéndose inscrito en el Padrón efectivamente recogieron su credencial para votar), se han convertido en uno de los eslabones fundamentales de los procesos electorales del país.

Se trata de un registro que es auditado de manera permanente por los partidos políticos quienes conforme a la ley tienen todos los años el derecho de presentar observaciones que deben ser revisadas por la autoridad electoral y, en caso de ser procedentes, atendidas haciendo las correcciones conducentes. Las observaciones de los partidos permiten, en ese sentido, contar con un padrón más confiable y más actualizado.

Pero el sentido político de la participación de los partidos en la revisión de ese registro ciudadano supone que el insumo fundamental de las elecciones en México, las listas de votantes, cuentan con la confianza de los actores mismos de la contienda. Por eso, en cada elección las observaciones por parte de los partidos y las eventuales modificaciones que se desprenden se inscriben en un proceso que culmina con la validación que a fines del mes de mayo debe hacer el Consejo General del padrón y de los listados nominales que serán usados en los comicios.

El pasado sábado venció el plazo legal para que los partidos presentaran sus observaciones; a partir de entonces y hasta el 15 de mayo las mismas serán analizadas y en su caso atendidas por la Dirección Ejecutiva del Registro Federal de Electores (DERFE). El número total de señalamientos presentados este año por los partidos asciende a 2.66 millones, apenas la tercera parte de las que se presentaron en la elección presidencial de 2006 (7.33 millones).

Hasta este momento tenemos un Listado Nominal que suma casi 79.6 millones de ciudadanos, lo que representa el más alto de la historia del país y que además se benefició de la importante depuración que trajo consigo la pérdida de vigencia de la credencial con terminación 03 y la intensa campaña de renovación de dicha mica.

Ese hecho, entre otras cosas, provocó que en los últimos 6 años el IFE haya entregado más de 69.8 millones de nuevas credenciales (el 87.72% del listado nominal), lo que implica que en las elecciones del 1º de julio contaremos con uno de los listados de electores más actualizados y por ello confiables de nuestra historia electoral.

Todos estos datos están contenidos en un informe especial que, a solicitud del PRI, la DERFE presenta hoy al Consejo General y que fue motivado por la preocupación externada por ese partido a propósito de la discordancia detectada entre los datos del Censo de 2010 y el Padrón Electoral respecto de los registros del Distrito Federal lo que le hicieron suponer la existencia de un padrón “inflado”.

Frente a esa preocupación el informe aclara que dichos instrumentos no pueden equipararse sin asumir que:

1) el Censo es una fotografía en un momento específico, mientras que el Padrón es un registro dinámico en constante movimiento;

2) el Censo cuenta a los residentes en un momento determinado y el Padrón sólo incluye a aquellos ciudadanos que tramitaron su credencial para votar, y

3) el Censo se nutre de los testimonios recabados en visitas a viviendas y el Padrón de solicitudes voluntarias respaldadas con documentación comprobatoria.


Además, el informe señala que las diferencias se explican por las siguientes razones:

a) la gran migración de población hacia el extranjero y otras entidades;

b) las defunciones y

c) de manera marginal la suspensión de derechos políticos por mandato judicial. En ese sentido, según datos del INEGI, el DF es una de las entidades expulsoras de población más importantes; en la última década más de 337 mil personas mayores de 18 años han emigrado a otro país y más de 504 mil lo han hecho a otras entidades (principalmente al Estado de México).


Dicho informe, con independencia de las verificaciones que se harán en los próximos días, proporciona datos muy relevantes, disipa los cuestionamientos que hasta ahora se han hecho sobre la integridad de la lista nominal y, con ello, abona a la certeza del proceso electoral.

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