4/18/2012

Cristina, la Estadista; Calderón, Peña y Josefina, los empleados

Cristina, la Estadista; Calderón, Peña y Josefina, los  empleados
Lo bueno es que Calderón ya no estará en Los Pinos el próximo año, pues no tendría cara para presidir la conmemoración de la expropiación de la industria petrolera por el presidente Cárdenas en 1938.

El gran retroceso histórico que ha vivido México en los últimos treinta años, queda evidenciado en la reacción de Felipe Calderón ante el acto soberano ejercido por la presidente de Argentina, Cristina Fernández. Las palabras del inquilino de Los Pinos nos retrotraen al Porfiriato, cuando la oligarquía era absolutamente dependiente del extranjero y despreciaba al pueblo mexicano. En vez de hacer causa común con la mandataria de la Casa Rosada, como estaba obligado por su compromiso con las causas históricas del país, calificó de “irresponsable y muy poco racional” la decisión patriótica de la estadista rioplatense.

Es obvio que lo “irresponsable y muy poco racional” es el modo como Calderón ha ejercido el mando del Estado mexicano, como lo dejan ver los resultados de casi seis años en el poder. Elevó los niveles de pobreza a tasas históricas con más de la mitad de la población en ese rango, castigó el poder adquisitivo de los salarios como nunca antes, al hacerlo perder más del 40 por ciento de su valor, incrementó el desempleo y la precarización laboral también a niveles insuperables. Ni que decir tiene que su objetivo central como jefe de las instituciones nacionales fue apuntalar los privilegios de su grupo político, lo que significó incrementar la corrupción como nunca antes.

Con su defensa de los intereses de Repsol, se muestra tal como ha sido al frente del gobierno federal: un “gerente general” de empresas trasnacionales, presto a cumplir su tarea con la mayor eficiencia posible, haciendo uso ilegítimo de las atribuciones que le concede la Constitución. Para ello contó siempre con una fracción del Poder Legislativo, tanto de su partido como del PRI, que aprovechó muy bien la coyuntura para actuar con un provechoso servilismo, comparable al de Calderón con sus patrones.

Según Calderón, si se quiere un crecimiento con empleo, “el camino no es ni el proteccionismo ni las expropiaciones. El camino es el comercio, el intercambio, son las inversiones recíprocas. Creo que esas medidas (las tomadas por la mandataria argentina), finalmente vamos a acabar lamentándolas”. ¿Acaso no lleva casi seis aplicando esa receta, sin que se haya logrado un mínimo crecimiento real con empleo? ¿Cuáles inversiones recíprocas puede presumir si los empresarios españoles sólo se han dedicado a saquear al país, como lo patentiza claramente el comportamiento de los bancos? ¿Acaso las súper potencias no son las principales economías proteccionistas del planeta, sobre todo en el sector alimentario y algunas ramas industriales estratégicas?

Lo irracional y hasta absurdo hubiera sido no poner un alto a la depredación de Repsol en suelo argentino, pues de 1998 a 2011 la producción de petróleo había declinado 43 por ciento; la de gas natural, entre 2004 y 2011 descendió 37 por ciento; la refinación de crudo, entre 2007 y 2011 bajó 19 por ciento”. No obstante, sus ingresos por ventas ascendieron a 51 mil 307 millones de pesos, y las ganancias netas fueron de 5 mil 296 millones de pesos, de acuerdo con el director del Centro Latinoamericano de Investigaciones Científicas y Técnicas, Ricardo de Dicco.

Lo bueno es que Calderón ya no estará en Los Pinos el próximo año, pues no tendría cara para presidir la conmemoración de la expropiación de la industria petrolera por el presidente Cárdenas en 1938. ¿Quién podría creerle su discurso esquizofrénico, absolutamente contrario a su verdadero modo de pensar? Sin embargo, en su mismo caso están Josefina Vázquez Mota y Enrique Peña Nieto, quienes han reiterado su decisión de acabar de desmantelar a Pemex en beneficio de inversionistas extranjeros, lo que significaría cancelar el futuro de las nuevas generaciones de mexicanos.

Mientras las naciones del Cono Sur están decididas a emprender el camino de las reivindicaciones sociales y económicas, en beneficio de sus pueblos, la tecnocracia neoliberal “mexicana” sigue empeñada en servir fiel y lealmente a sus patrones, aunque así estén cancelando posibilidades de progreso en los años venideros, lo que afectaría incluso los intereses de sectores productivos del país, como lo han advertido los más importantes organismos empresariales, entre ellos el Consejo Coordinador Empresarial, cuyo presidente, Gerardo Gutiérrez Candiani, acaba de puntualizar que el costo anual de la corrupción en México representa el 10 por ciento del valor de la economía nacional.

Señaló que “ocupamos el lugar 134 de 142 países en costos derivados del crimen, y el 133 en fiabilidad de los servicios policíacos”. ¿De qué ha servido el costosísimo gasto en el gabinete de seguridad si los resultados son absolutamente nulos? ¿Acaso la estrategia de la derecha es dejar que los ejércitos extranjeros se encarguen de la seguridad en el país? Desde luego que se adjudicarían tal atribución, pero sólo para proteger a sus connacionales, sin importar las consecuencias de sus actos lesivos del Estado de derecho.

De ahí la importancia histórica del acto patriótico de la señora Kirchner, pues da un paso firme para salvaguardar no sólo la soberanía de Argentina, sino el futuro de sus compatriotas. En los años venideros, Calderón será juzgado como lo que es realmente, un empleado de intereses extranjeros, mientras que la estadista argentina tendrá un sitio preferente en los anales históricos de América Latina.

Guillermo Fabela - Opinión EMET

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