8/01/2014

Los periodistas pal café . . . .


Tal como sucedió en Puebla, aunque sin muerto de por medio, el gobernador de Chiapas tardó apenas unas semanas en proponer al sumiso Congreso estatal que dé marcha atrás a lo mismo que había hecho aprobar. Manuel Velasco Coello envió el pasado 19 de mayo una iniciativa para crear el Código que Establece el Uso Legítimo de la Fuerza por las Instituciones de Seguridad Pública del Estado de Chiapas, longa denominación inmediatamente bautizada social y mediáticamente como ley bala o ley garrote. La persuasiva argumentación del volátil mandatario convenció inequívocamente a una aplastante mayoría de los diputados locales, pues hubo 26 votos a favor, cuatro en contra y una abstención. Luego, el 4 de junio, el mencionado Velasco Coello hizo publicar su deseado código represivo en el Diario Oficial de la entidad. Fanfarrias en formas de boletines de prensa y declaraciones retóricas cerraron el episodio entonces considerado tan histórico y trascendente.
Sin embargo, al estilo de la cita atribuida al gran humorista Groucho Marx (disculpas de antemano a quienes consideren que al citarlo junto a gobernadores mexicanos se ofende la memoria del actor que hizo famosa la frase de ‘‘estos son mis principios; si no le gustan, tengo otros’’), ahora ha anunciado el mismo chiapaneco que siempre no es tan superlativamente positivo el tal código o ley bala/garrote (opinión descalificatoria que desde un principio expresaron ciudadanos y organizaciones que en su momento sufrieron paredón mediático y político), así que con enjundia y motivación argumental similares a las usadas antes en sentido contrario, ahora mandó una iniciativa para abrogar el mismo código flamante.
El recular de Velasco Coello, como antes había sucedido con Rafael Moreno Valle, merecería un público reconocimiento social si sus motivaciones fueran la atención al reclamo popular y la enmienda, en forma y fondo, de políticas reconocidamente erróneas (faltaría en este retablo el gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge, quien hizo aprobar en marzo reciente una Ley de Ordenamiento Social con ánimo restrictivo de las manifestaciones de protesta y aún no la ha hecho derogar). Qué más quisiera México que gobernantes que escucharan las críticas colectivas y tuvieran capacidad de dar marcha atrás en sus decisiones impugnadas.
Pero no hay en Chiapas ni en Puebla ninguna señal positiva más que en términos de escaparate. Ambas administraciones, como otras más en el país, ejercen el poder con displicencia, puesto el aparato público al servicio de facciones y corporaciones. Televisión Azteca, de Ricardo Salinas Pliego, por dar un ejemplo, ha convertido a Chiapas en una especie de paraíso particular, con un telesenador propio, Luis Armando Melgar Bravo, al que se pretende colocar en ruta hacia la gubernatura del estado. En Puebla, el gobernador Moreno se ha hecho aprobar sin debate camaral alguno la cuenta pública del año pasado, como presunto ejemplo de limpidez operativa que fuera de los ámbitos palaciegos no es considerada así, sino todo lo contrario.
La aparición sincronizada de ese espíritu represivo en tres entidades cuyos gobernadores se desviven por quedar bien con el poder federal hace suponer que tuvo el visto bueno de Los Pinos o de la Secretaría de Gobernación. Dotar a las policías de nuevas facultades ofensivas contra movilizaciones ciudadanas habría sido asumido como un paso necesario ante los indicios de que el reformismo peñista generaría irritación social con riesgos de desbordamiento. Pero ahora se busca diluir esas extrañas confesiones de endurecimiento normativo, ante la reacción negativa que a escala nacional provocó el episodio en el que murió en Puebla un menor de edad durante protestas provocadas por la decisión gubernamental de cambiar de lugar oficinas del registro civil.
A fin de cuentas, y conforme a la larga tradición del ejercicio priísta del poder, no hacen falta adecuaciones legales para ejercer la mano dura. Ninguna de las represiones históricas ha tenido justificación jurídica y los responsables se han beneficiado de un pragmatismo institucional propiciador de impunidad absoluta. Tlatelolco, el 10 de junio, la Oaxaca de 2006 y Atenco son sólo algunos de esos ejemplos de represión sangrienta que no necesitó de cobertura legalista para los autores intelectuales y materiales. En el Distrito Federal, por dar otro ejemplo notable, se ha dado un giro escandaloso en cuanto a la operación policiaca contra manifestaciones públicas, sin que se hubiera cambiado el marco normativo correspondiente (aunque algunas de esas preocupaciones gubernamentales se han incluido en la Ley de Movilidad). Con reformas legales o sin ellas, con facultades expresas para soltar bala o garrotazos, el poder constituido se sabe distante de los intereses populares y aun cuando persiste la apatía social, el radar operado desde las cúpulas percibe los riesgos de seguir apretando tanto.
Rubén Mendoza Rodríguez comenta desde Veracruz que ‘‘ante la avalancha de reformas, apabullante, inmisericorde e irreflexiva, permanecemos absortos, impávidos, inamovibles, pasivos, estupefactos y demás sinónimos relacionados; sin duda nuestros legisladores, poseedores de un conocimiento rústico pero efectivo, saben, desde hace mucho, que el mexicano ha dejado de responder a la aplicación constante de estímulos aversivos y contrarios a su bienestar, y acepta lo que le impongan sin chistar. En mi fuero interno, ante el asalto en despoblado que estamos sufriendo, siento un frenesí que busca salida; me molesto, me enervo, quiero manifestarlo, gritarlo, buscar consensos y luchar en contra; pero después de tanto brinco, surge de mí la sensación de que nada de lo que haga encontrará eco, que nadie me seguirá, que nunca pasaremos de las palabras. ¿Por qué?, ¿acaso forma parte ya de nuestra constitución genética?, ¿necesitaremos, como antaño, un caudillo que nos guíe?, ¿o será sólo cuestión de fuerza de voluntad y amor propio?’’
Y, mientras el impago argentino generaba turbulencias en bolsas de valores del mundo, entre ellas la de México, ¡feliz fin de semana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero

Foto
Quizá como acto de contrición de la camarilla que se ha apoderado de las siglas del PAN –no de todos los panistas–, o sencillamente porque quieren votos para la elección del próximo año, Gustavo Madero está llevando a cabo una consulta que pretende ser nacional. Pregunta si el encuestado quiere un aumento al salario mínimo. Mañosamente oculta de cuánto sería el incremento, pero en algunos medios ha mencionado la cantidad de 500 pesos mensuales, 16.67 al día o 2.08 la hora. ¡Apenas alcanzaría el sueldo de un día para comprar dos sopas Maruchan: cada una cuesta 6.55 pesos! ¿Qué dice la pregunta? Es larga y laberíntica, para enredar a la gente: Estás de acuerdo en que la Ley Federal del Trabajo establezca que la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos fije un nuevo salario que cubra todas las necesidades de una familia para garantizar al menos la línea de bienestar determinada por el Coneval? Obviamente se desvía del contenido del texto constitucional: artículo 123: Los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos. Tiene un siglo ese artículo en la Constitución esperando ser acatado, y ahora quieren desviar su sentido con una encuesta. Lo peor es que también el PRD tiene una iniciativa para mejorar los salarios y acusa al PAN de plagio. Malo cuando los partidos disputan el título de benefactores del pueblo. ¿No se acuerdan, PAN y PRD, que firmaron el Pacto por México?
Sobran bancos, faltan clientes
En la primera mitad de este año los bancos obtuvieron 46 mil millones de pesos de ganancias. Son 11.7 por ciento menores a las del mismo semestre del año pasado, de acuerdo con un reporte de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores. Atribuyen la caída a que el año anterior tuvieron ingresos extraordinarios porque vendieron algunos bienes. En los sexenios de Vicente-Calderón fueron otorgados permisos para que operaran más bancos. Hoy existen 41, pero hasta hace días eran 42, sólo que cerró Bicentenario. ¿Irán a correr otros la misma suerte? Hay algunos que están arrastrando una cartera vencida impresionante, como puede verse en la gráfica. Está claro que sobran bancos y faltan clientes. Millones de mexicanos no están bancarizados por una de estas dos razones, o por las dos: 1) falta de confianza; la palabra Fobaproa esta ligada a algo negativo, y 2) no hay sucursales bancarias en las poblaciones alejadas. En Oaxtepec, Morelos, por ejemplo, sólo Banamex tiene oficinas.
En pie la orden de aprehensión
Se mantiene la orden de aprehensión contra el empresario Gastón Azcárraga, de acuerdo con información surgida en horas recientes de la Procuraduría General de la República. Tanto la PGR como la defensa de Azcárraga presentaron recursos de revisión contra el amparo que otorgó la jueza séptimo de distrito, Martha Gabriela Sánchez Alonso, al ex presidente del consejo de administración de Mexicana de Aviación y del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios. El amparo anulaba la orden de aprehensión. La procuraduría y la defensa consideraron que su fallo, por distintas razones, no se apegó a derecho y presentaron sus recursos dentro del plazo que tenían para hacerlo. Por su lado, Joaquín Ortega, representante legal del sindicato de trabajadores de tierra de Mexicana, insiste en que todo el proceso constituye una farsa. Azcárraga fue consignado por un falso delito, uno que no cometió, con la finalidad de que salga libre cuando no pueda ser probado a lo largo del proceso. El delito que sí cometió es el de fraude y administración fraudulenta de los recursos de la aerolínea, dice el abogado de los trabajadores.

Foto
Richard C. Lewontin (RCL)1 escribió el capítulo La maduración de la agricultura capitalista. El granjero como proletario, en el libro Hungry for Profits (Monthly Review Press, 2000) editado por Magdoff, Foster y Buttel que estoy examinando en esta serie. RCL empieza señalando que el punto de vista que sostiene que la transición al capitalismo maduro ha concluido, excepto en los márgenes, está claramente equivocado pues ignora a la agricultura, inmenso sector de producción mercantil básica. Añade que la penetración del capital en la agricultura ha sido un largo proceso, de forma diferente al del caso clásico de la producción industrial. De hecho, señala, en apariencia la agricultura parecería haber resistido al capital, apariencia en abono de la cual provee algunas cifras: hay (al finalizar el siglo XX) 1.8 millones de granjas en EU e incluso las más grandes, que producen poco más del 50% de la producción total, son más de 100 mil, mientras en la industria las cuatro más grandes de cada sector producen en promedio el 40% del total producido. Destaca el interesante fenómeno de tierra agrícola rentada a granjeros que también poseen su propia tierra. Estos propietarios-arrendatarios, en su mayoría pequeños, operan el 55% de toda la tierra agrícola. Finalmente, señala, a pesar de la sabiduría convencional que la agricultura corporativa se está apoderando del sector, la proporción de granjas operados por administradores que representan a propietarios ausentistas, permaneció constante, en alrededor del 1%, durante todo el siglo XX. Por tanto, no encontramos una concentración de más y más capacidad productiva en manos de un muy pequeño número de granjas, sino que la “vasta mayoría de empresas agrícolas no emplean una fuerza de trabajo grande; más típicamente, tienen uno o dos trabajadores asalariados, usualmente durante sólo una parte del año. En la frase que he marcado en cursivas se hace evidente que Lewontin se percata del carácter estacional del trabajo agrícola.
Nuestro autor hace notar que al analizar el proceso de la transformación capitalista de la agricultura debemos distinguir la actividad agropecuaria misma (farming) del sistema agroalimentario. La primera produce productos como trigo, papas y ganado usando el suelo, el trabajo y maquinaria. El biólogo genetista lista cinco rasgos (naturales y financieros) para explicar el fracaso de la concentración capitalista en la actividad agropecuaria: 1) la propiedad de la tierra no es atractiva para el capital porque no puede ser depreciada fiscalmente y tal inversión es muy poco líquida por el escaso desarrollo del mercado de tierra agrícola; 2) el proceso de trabajo en granjas muy grandes es difícil de controlar porque las operaciones agropecuarias son extensivas espacialmente; 3) las economías de escala, más allá de las ya logradas en empresas medias, son muy difíciles de alcanzar; 4) riesgos de eventos naturales como el clima, y enfermedades y pestes nuevas, son muy difíciles de controlar; 5) finalmente, el ciclo de reproducción del capital no puede ser acortado pues está ligado al ciclo anual de crecimiento en las plantas o a un ciclo reproductivo fijo en animales grandes (p.95).

Al ritmo que lleva, la deuda pública tiende a convertirse, una vez más, en un asunto explosivo porque, amén de que la economía de plano no levanta, en apenas 18 meses (del cierre de 2012 al término del primer semestre de 2014) del nuevo gobierno el débito con cargo al presupuesto federal aumentó poco más de 876 mil millones de pesos, sin considerar la más reciente decisión del Congreso de subir a esta cuenta los abultados pasivos laborales de Pemex y la CFE, que en su momento nadie tuvo la cortesía de fondear.
En tan breve periodo la deuda del sector público federal aumentó poco más de 16 por ciento. En contraste, la economía creció menos de 1.1 por ciento en 2013 y un tanto similar, en el mejor de los casos, durante el primer semestre de 2014. En el lapso de referencia el débito a cargo de los mexicanos se incrementó a un ritmo promedio mensual cercano a 49 mil millones de pesos, o si se prefiere mil 633 millones por día.
Así, en el periodo de referencia la deuda del sector público federal pasó de representar el 33.1 por ciento del producto interno bruto a 37.3 por ciento, un aumento de 4.2 puntos porcentuales, o si se prefiere casi cuatro veces más que la tasa de crecimiento económico. Ello, insisto, sin considerar la más reciente cortesía del Congreso.
De acuerdo con el más reciente informe que la Secretaría de Hacienda envió al Legislativo, al cierre de junio de 2014 el saldo de la deuda del sector público federal llegó, en números cerrados, a 6 billones 229 mil millones de pesos (incluye el débito del gobierno federal, los organismos y empresas y la banca de desarrollo), mientras el saldo histórico de los requerimientos financieros del sector público (un concepto más amplio de la deuda pública, al incluir todos los instrumentos de política pública que pudieran implicar endeudamiento a cargo del sector público, según la propia definición de la SHCP) se aproximó a 6.8 billones de pesos, equivalente a 40.8 por ciento del PIB.
Sólo en el segundo trimestre de 2014 el sector público federal realizó erogaciones por concepto de costo financiero de su deuda interna por 115 mil 118.3 millones de pesos. Así, el total erogado por este concepto en el primer semestre fue de 130 mil 145.5 millones de pesos. Por otra parte, durante el segundo trimestre se efectuaron erogaciones por mil 462.3 millones de dólares para cubrir el pago por concepto de intereses, comisiones y gastos asociados a la deuda pública externa, por lo que durante el primer semestre el monto pagado ascendió a 3 mil 285.6 millones de dólares.

El número de menores detenidos cuando trataban de cruzar solos la frontera con Estados Unidos se disparó en años recientes; mientras entre 2008 y 2011 los que quedaron a cargo de las autoridades para refugiados sumaban entre 6 mil y 7 mil 500 por año; en 2012 los agentes fronterizos detuvieron a 13 mil 625 menores no acompañados, y esa cifra aumentó a 24 mil 668 el año pasado. Se estima que en 2014 serán más de 60 mil. Según el embajador estadunidense en México, entre octubre y junio han sido detenidos más de 52 mil menores migrantes no acompañados. La oleada de niños procede, en su mayoría, de Guatemala, El Salvador, Honduras y, por supuesto, de México.
Niños y adolescentes deciden viajar solos para cruzar la frontera de Estados Unidos, en primer lugar, por el deseo de reunirse con sus familiares; en segundo, por el de mejorar su nivel de vida mediante un trabajo, y por último, por escapar de la violencia familiar o de la explotación sexual. En años recientes los controles migratorios en esa frontera se han endurecido. El desvío de flujos migratorios a zonas más inseguras para evadir dichos controles y la contratación más habitual de traficantes de personas ponen en peligro la vida de los migrantes indocumentados, especialmente de niños y niñas.

Hace un mes la periodista y bloguera iraní Marzieh Rasouli fue condenada a dos años de cárcel y a recibir 50 latigazos. Su delito: difundir propaganda contra el Estado y alterar el orden público mediante su participación en reuniones. La acusación se remonta a enero de 2012 cuando la detuvieron. La televisión del gobierno la señaló entonces de tener relaciones con extranjeros. Rasouli ha trabajado para varios periódicos reformistas del país, ofreciendo información sobre arte, música, libros, la situación económica de Irán y los conflicos que sacuden a dos naciones vecinas: Siria e Irak.
Tras la elección el pasado año del conservador moderado Hasan Rohani como presidente, se creyó que habría mayores libertades, entre ellas la de expresión. Justo hace un año el nuevo régimen liberó a los periodistas Issa Saharkhiz y Masa Amrabadi (detenidos en 2009) lo que se interpretó como signo de apertura política. Saharkhiz estaba condenado a siete años de prisión por propaganda antigubernamental, mientras Amrabadi salió libre tras pagar una fianza de 200 mil dólares. Pero en 2012 sufrió otra condena, de dos años. Su esposo, el periodista Masoud Bastani, desde 2009 purga seis años de cárcel por actividades antigubermantales.

Afines de 2013, la incertidumbre en torno a que pudiera desaparecer Reactor 105.7 FM (Ruta Sonora 08/11/13), prácticamente la única estación de radio en la ciudad de México que difunde música independiente de rock y géneros afines, se disipó cuando, tras salir Marcelo Lara como gerente en septiembre, asumió tal cargo la comunicadora Romina Pons en enero de 2014, con el propósito de seguir con el mismo concepto, el cual compartía con el Instituto Mexicano de la Radio, a decir de aquélla. Para entonces, Raúl David (Rulo), una de sus cartas fuertes, también había ya salido. La permanencia de Evaristo Corona (El Golfo) como programador garantizó continuidad, hasta que en marzo también dejó Reactor. La estación volvió a tambalearse al perder dos figuras fuertes. 


El Congreso de Sinaloa aprobó ayer, por unanimidad, una serie de reformas a la Ley Orgánica de la Procuraduría General de Justicia del Estado, que entre otras cosas establece prohibiciones para que los medios de comunicación tengan acceso a lugares en los que se hayan cometido delitos; para que tomen audio, video o fotografías de personas presuntamente involucradas en tales hechos; para que accedan a información vinculada con investigaciones más allá de los boletines oficiales y para que entrevisten sobre esos temas a funcionarios de la fiscalía estatal que no tengan autorización expresa de su titular para ello. De tal forma, los medios informativos solo podrán tener como referentes los boletines emitidos por las autoridades estatales.

Proliferan los buitres
Siguen proliferando los buitres que agobian a nuestros pueblos a escala mundial.

Sobre el poder seductivo del fascismo (y su retorno), la novela Spiewaj ogrody (2014) –título tomado de un poema de Rainer Maria Rilke– del escritor polaco Pawel Huelle, ambientada en Danzig/Wolne Miasto Gdansk de los años 30, narra la historia de un compositor que trabaja en una inconclusa –y ficticia– ópera de Wagner: El cazador de ratas de Hamelín, la vieja leyenda –documentada por los hermanos Grimm– sobre un flautista que al no recibir su recompensa por sacar las ratas de la ciudad se venga seduciendo con su música y desapareciendo a los niños inocentes. Sirve de fondo para retratar el mundo a punto de sumergirse en llamas y hablar, entre otros temas, de cuestiones morales alrededor de Wagner, su propio antisemitismo y el (ab)uso de su obra por los nazis. Hitler, que hizo de Bayreuth su segunda casa, se sentía como uno de los héroes wagnerianos que se sacrificaban por el bien del pueblo teutón. En realidad era como aquel cazador de ratas de la ópera apócrifa que sedujo a los alemanes prometiendo liberarlos de la crisis y otras desgracias de Weimar. Pero muchos se dejaron seducir con ganas.

Sería desperdiciar a los clásicos de la ciencia política ilustrar con sus conceptos la actuación de las y los legisladores del PRI, del PAN –con sus honrosas excepciones– y sus partidos esbirros en todo el ciclo de reformas en materia energética y de telecomunicaciones. Lo que están consumando se describe mejor con una paráfrasis de Paquita la del Barrio: Se dan aires de tan decentes y resulta que les gusta lo corriente: entregar el país por apoyos para sus futuras campañas. No tomaron en cuenta que “… no estamos en venta”. Con todas sus votaciones, nos hicieron entender “… que son hombres de negocios y todo lo quieren con socios…” sobre todo extranjeros.

El maíz transgénico no nos hace falta para la autosuficiencia alimentaria. Privatiza las ganancias mientras socializa el riesgo y persigue el totalitarismo alimentario. En su más reciente embestida, los consorcios multinacionales de semillas transgénicas buscan sorprender a los gobiernos de los países en desarrollo que, como el de México, funcionan desconectados de sus comunidades científicas independientes. Proclaman que no hay evidencias científicas de que los cultivos transgénicos dañen la salud humana o la ecología. Citan como última evidencia un estudio recién publicado en la revista Critical Reviews in Biotechnology en el que sus autores analizan mil 783 investigaciones sobre el tema de la inocuidad de los organismos transgénicos publicadas en el periodo 2002 a 2012. El mensaje se nos transmitió a los mexicanos en reuniones de gran visibilidad por conducto de connotados científicos mexicanos como el doctor Francisco Bolívar Zapata, coordinador de Ciencia y Tecnología de la Presidencia de la República, y el doctor Luis Herrera Estrella, director del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad. Hay por lo menos dos elementos obvios que mueven a la cautela y en los que los citados científicos mexicanos transmisores del mensaje ponen en juego su credibilidad.

La generación nuestra leía mucha literatura soviética y revolucionaria, en general, para alimentar voluntades y vencer nuestros naturales temores: El tábano (Ethel Lillian Voynich), Así se forjó el acero (Nikolai Ostrovski), La joven guardia (Alexander Fadeiev), El poema pedagógico (Anton Makarenko), que exaltaban lo épico de las luchas sociales, el papel del valor individual y de grupo, las cualidades morales de los rebeldes y revolucionarios y, sobre todo, de los comunistas, como abnegados, sacrificados combatientes que morían cantando La Internacional. También estudiábamos sobre la naturaleza de los servicios y aparatos represivos: el libro Lo que todo revolucionario debe saber sobre la represión (Victor Serge) era ampliamente comentado en los círculos de los iniciados, y ni qué decir de las obras de Marx, Engels y Lenin, libros sobre materialismo histórico y dialéctico, manuales de marxismo que servían para enfrascarnos en bizantinas discusiones sobre las determinaciones de la estructura sobre la superestructura y de cómo la matriz clasista podría ser la clave de todo, o de casi todo.

José Cueli: La guerra que no cesa
Albert Einstein ¿Porqué de la guerra?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario