8/01/2014

Marco Antonio Bernal: con la izquierda, ¿cuál debate? No puede haberlo si se parte de que somos rateros y sólo queremos negocios


Otra vez, los verdes abanderan la defensa del Ejecutivo

Entre alegatos ideológicos y diatribas, avanzan los cambios

Prometen que hoy sí, la reforma de los desvelados estará lista

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El salón de plenos de la Cámara de Diputados, al iniciar ayer la discusión del dictamen sobre los órganos reguladores de energíaFoto José Antonio López
Arturo Cano
 Periódico La Jornada
Viernes 1º de agosto de 2014, p. 7
¿Cuál debate?, devuelve la pregunta, sin estridencia alguna y en charla informal, el diputado tamaulipeco Marco Antonio Bernal, presidente de la Comisión de Energía. Se ve tranquilo y satisfecho, feliz de haber tenido una cercanía inusual con el coordinador Manlio Fabio Beltrones, dueño de la burbuja más poderosa de la Cámara de Diputados.
“No puede haber debate si el piso de partida es que somos rateros, que sólo queremos hacer negocios… hasta música en la tribuna, caray.”
Se refiere el diputado Bernal al miniconcierto folclorico venceremos que recetó la acapulqueña Rosario Merlin en horas de la madrugada: La maldición de la Malinche y Letanía de los poderosos, ambas de Gabino Palomares, con su Ipad y en tribuna.
Las izquierdas no son las únicas responsables, sin embargo, de que largas horas transcurran entre diatribas y alegatos ideológicos (¿cómo se espera que, con tanta historia, el debate sobre el petróleo no sea ideológico?, ¿no son los panistas quienes machacan con su victoria cultural?).
A las acusaciones y adjetivos de la izquierda (cómo les cala a muchos diputados el mote de traidores a la patria), la mayoría responde con la misma receta.
“Hemos visto estos días cómo un grupo radical en esta Cámara de Diputados ha pretendido venir aquí a hacer un concurso de bajezas que no les vamos a responder con bajezas. Pareciera que el concurso en esta tribuna es a ver quién exhibe de mejor manera sus miserias intelectuales… no vamos a permitir más chantajes”, arenga, incendiario, el panista Rubén Camarillo.
El legislador recibe una ovación, aunque menor que aquellas que la mayoría dedica a los diputados que se esmeran en el elogio al presidente de la República.
Compañeros, dejémonos de críticas
El diputado verde Enrique Aubry es bueno para las trompadas pero no sabe leer. Dice existencias donde le escribieron exigencias y se traba a cada rato. Su atropellada lectura no impide que sea ovacionado al término de su intervención y felicitado con largueza al acercarse a las curules de sus hermanos del PRI. Que alguien elogie al presidente de la República siempre causa ese efecto en la bancada tricolor: Compañeros, dejémonos de críticas, dejémonos de dejar de venir a atacar (sic) y de no reconocer la voluntad de un presidente que quiere un nuevo México, que quiere transformar a un país de punta (resic), que podamos competirle al mundo.
Los verdes, otra vez, llevan la voz cantante en muchos bloques del seudodebate con las izquierdas. En esta ocasión porque tienen un punto de interés especial: la creación de la agencia nacional de seguridad industrial y protección al medio ambiente, cuya titularidad –y esto lo reconocen incluso priístas– le ha sido prometida al partido de Jorge Emilio González Martínez.
Con nuestro voto en favor refrendamos nuestro compromiso con un México verde, que ama profundamente a la naturaleza y que por ello se empeña en cuidarla y respetarla a toda costa, cierra Aubry, nacido en el Distrito Federal, formado en una escuela de la Legión de Cristo y ahora diputado por Jalisco.
Ahora nuevamente de la mano de los panistas, el año pasado se lio a manotazos con diputados del PAN (él practica boxeo amateur), quienes pidieron que se le aplicara una prueba de dopaje.
Sobre el tema de la nueva agencia gubernamental, así como de las comisiones Nacional de Hidrocarburos y Reguladora de Energía, desfilan legisladores de la mayoría parlamentaria y de las izquierdas.
La votación en lo general refleja la correlación de fuerzas que se ha expresado en la semana (333 en favor y 125 en contra).
Se pasa a la discusión en lo particular. Como se sabe, para agilizar el trabajo parlamentario los partidos acordaron agrupar en varios temas las reservas de las izquierdas (aunque en ese viaje la mayoría también ha hecho algunos cambios menores a los documentos enviados por el Senado).
El verde y las focas
La mayoría –por obra y gracia del otrora contrapeso político Manlio Fabio Beltrones– fue condescendiente a la hora de titular los temas a discusión. Así, aunque priístas, panistas y verdes suben a defender las maravillas de los órganos reguladores, el tema es órganos reguladores débiles.
Hasta ahí la concesión, porque todas las objeciones de las izquierdas son rechazadas. Por lo tanto, se desecha, se cansa de decir José González Morfín, presidente de la mesa directiva.
Las izquierdas objetan esencialmente con argumentos como los siguientes: los órganos propuestos crearán una onerosa burocracia, su integración queda en manos del Ejecutivo (el presidente de la República propone y si el Senado lo rechaza dos veces, tiene la facultad de nombrar), y su diseño pone en duda su presunta autonomía.
Alfonso Durazo, de Movimiento Ciudadano, sostiene que esa agencia representa un severo retroceso en la política ambiental, respecto de lo que nuestro país ya tiene actualmente, además de que duplicará funciones con la Semarnat y la Profepa.
Lo interrumpe desde su curul el coordinador de los verdes, Arturo Escobar: “Usted no leyó la minuta. Esta agencia es un reflejo de instituciones que se han constituido en potencias energéticas como Noruega, Estados Unidos y Brasil… ¿En dónde encuentra estas debilidades que ninguno de nosotros ve?”
Durazo argumenta que la sobrespecialización en el área ambiental puede resultar contraria a los objetivos que se proponen. “Las decisiones van a ser contradictorias y consecuentemente van a generar mayor corrupción y un debilitamiento de la agencia que ustedes mismos están proponiendo… México no es un Estado fallido, pero sí un Estado débil y no vamos a ir a tratar desde una agencia ambiental con hermanitas de la caridad. Vamos a ir a tratar con intereses ajenos completamente al país. Lamentablemente esos intereses involucran a algunos de los que están votando esta iniciativa en favor”.
¿Acaso los organismos reguladores servirán de pago al Partido Verde y sus focas?, pregunta el perredista Mario Cuevas.
Se enciende la bancada del Niño verde
Sale en su defensa Rubén Camarillo: ¡No es pago de favores!
El coordinador del PVEM truena las palmas en solitario.
La maquinaria de la mayoría está lista para terminar. Enviará el paquete completo de iniciativas al Senado, el sábado a más tardar, y esperará que la colegisladora le devuelva sus observaciones. La próxima semana se habrá consumado la reforma.
Cambiarán sólo las comas que el selecto grupo redactor acuerde, como lo prueba en carne propia el panista Francisco Pelayo, a quien se le ocurre proponer que en los consejos consultivos de los órganos reguladores participen representantes de los sectores productivos del campo (los afectados o beneficiados, según se le vea, con la reforma a discusión).
Sincero o ingenuo, el panista sudcaliforniano también elogia la reforma porque, olvidando los 12 años que su partido dirigió estas empresas, afirma que este cambio permitirá romper de tajo con las corruptelas y los malos manejos de Pemex y de Comisión Federal de Electricidad.
Roberto López Suárez, perredista cargado al obradorismo, sugiere, ya de noche y sin que parezca tener mucho eco: Yo creo que todavía estamos a tiempo, diputadas y diputados de izquierda, de tomar la tribuna entre hoy y mañana para evitar que se consume este atraco a la nación.
Legisladores, empleados y visitantes se preparan para otra desvelada aunque, al abrir la sesión, se prometió que hoy sí los trabajos concluirían a una hora razonable. La reforma de los desvelados está casi lista.

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