8/25/2015

Organizaciones piden pena máxima para sacerdote acusado de pedofilia en México




Cristina Fontenele
Adital
Acusado por corrupción de menores involucrando a dos niños en Villa Alta, Distrito de Sierra Norte, Estado de Oaxaca, en México, el sacerdote Gerardo Silvestre Hernández está preso desde 2013 todavía sin sentencia definida. Se estima que el sacerdote se habría abusado de por lo menos 45 niños, en por lo menos siete comunidades indígenas pertenecientes a las parroquias en que estuvo presente, en un período de seis años. En un comunicado, organizaciones pertenecientes al Foro Oaxaqueño de la Infancia y la sociedad civil exigen la definición del caso por la justicia, la reparación de los daños causados a las víctimas y la garantía de no repetición.
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El sacerdote Gerardo Silvestre Hernández está preso desde 2013. Se estima que el sacerdote se habría abusado de por lo menos 45 niños, en por lo menos siete comunidades indígenas.



Según el Foro Oaxaqueño de la Infancia, el abuso sexual de niños y adolescentes representa una violación grave a los derechos humanos, afectando el proceso de desarrollo físico, psicológico y emocional de las víctimas. "Y cuando se comete en contextos rurales e indígenas adquiere proporciones mayores, por lo que es necesario que el Estado, tal como se ha comprometido con organismos internacionales, garantice a través de todos sus niveles de gobierno la protección y desarrollo para todas las niñas, niños y adolescentes de Oaxaca”.
En junio de este año, en acción inédita, el Papa Francisco creó un tribunal especial dentro del Vaticano para juzgar a los obispos que sean negligentes en casos de abuso sexual contra menores y no traten adecuadamente las denuncias recibidas. Pero, aún sin reglas definidas, los casos de pederastia clerical siguen ocurriendo sin el debido envío a la justicia y al tribunal del Vaticano. En el caso de México, existe una lista de arzobispos y sacerdotes que podrán ser denunciados cuando el nuevo tribunal inicie, de hecho, sus actividades.
En 2009, un grupo de 10 sacerdotes avisó al arzobispo de la Arquidiócesis de Antequera-Oaxaca, José Luis Chávez Botello, sobre los abusos cometidos por el sacerdote Gerardo Silvestre Hernández, pero sin efectos. El acusado permaneció en el ejercicio eclesiástico por otros tres años. En aquella época, en reunión con Botello, los sacerdotes leyeron trechos de documentos con relatos de las víctimas y testigos: "Santa Catarina Yetzelalag, Villa Alta: el sacerdote Silvestre Gerardo a los niños y jóvenes de la comunidad (...) les hacía caricias obscenas y jugueteaba con ellos (...) En una de las festividades (...) invitó a unos jóvenes a tomar y les compró sus cartones de cerveza y que ya tomados a uno de ellos le estuvo chupando el pene y acariciándolo indebidamente”.
El grupo envió una carta al Vaticano, en agosto de 2010, expresando su preocupación por los casos de abuso cometidos por Hernández. En febrero de 2011, la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, sesión del Vaticano responsable de la conducción de los procesos de pedofilia contra sacerdotes católicos de todo el mundo, estableció que no encontró una denuncia verosímil contra Hernández.
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Informado por un grupo de 10 sacerdotes, el Arzobispo de la Arquidiócesis de Antequera-Oaxaca, José Luis Chávez Botello habría descalificado el caso de Hernández y la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe habría considerado la denuncia como inverosímil.



Entienda el caso
El padre Gerardo Silvestre Hernández nació en la ciudad Putla Villa de Guerrero, poblado mexicano del Estado de Oaxaca. Ordenado en 2006, fue denunciado penalmente, en 2012, por el comerciante Pedro Mendonza Flores, de San Pablo Huitzo, por abusar de su hijo de nueve años, cuando era acólito en 2006, en la parroquia del Municipio.
Ya en 2006, cuando estuvo en su primera parroquia, Hernández fue acusado de violencia sexual contra un niño, después el sacerdote fue transferido a Santiago Camotlán, parroquia en la que se presume haya hecho por lo menos 45 víctimas. Los casos se habrían repetido en las parroquias siguientes, de Villa Alta, San Juan y Santa María Ozolotepec.
Desde el 29 de noviembre de 2013, Hernández se encuentra recluido en el Centro de Reinserción Social número 12, en el Municipio de Tlaxiaco, noroeste de Oaxaca, a la espera de la sentencia penal.
En una campaña implementada en la plataforma change.org, organizaciones del Foro Oaxaqueño de la Infancia y entidades de la sociedad civil recolectan firmas para presionar al Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca a decretar la pena máxima contra el sacerdote Hernández.
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