4/17/2016

A los violadores, el gobierno de Veracruz les sigue protegiendo, afirma el padre de Daphne


Los Porkys son sicóptas, depredadores sexuales; donde estén representan un peligro
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En la entidad, nuestro caso se multiplica por miles, pero la gente tiene temor a denunciar, señala

Ante la falta de justicia, hay que exhibir a los responsables, dice Javier Fernández Gómez

Periódico La Jornada

Son sicópatas, depredadores sexuales, dice Javier Fernández Gómez, el padre de Daphne, sobre Enrique Capitaine, Jorge Cotaita Cabrales, Gerardo Rodríguez Acosta y Diego Cruz Alonso, conocidos como Los Porkys. Por tanto, advierte que los jóvenes, aún en libertad, donde estén representan un peligro para las mujeres.
“No soy especialista en la materia, pero ellos son sicópatas, sociópatas, con algunas tendencias sádicas, algo que tiene que ver con la certeza de impunidad. Es un modus operandi contra las mujeres, a quienes consideran objetos, trofeos, lobukis o artículos de decoración, y creen que pueden hacer con ellas lo que quieran”, dice en entrevista con La Jornada quien se ha convertido en un padre coraje al dar la cara para defender a su hija, víctima de agresión sexual.
Su caso, afirma, es la punta del iceberg de una problemática social en Veracruz, gobernado por Javier Duarte, donde impera la impunidad: Mi caso se multiplica por miles. Pero la gente tiene temor de denunciar y desconfianza en el sistema de justicia. Y nada más de ver por lo que estamos pasando Daphne y yo, nadie quiere más sufrimiento. Por sí misma, una violación es una desgracia, y además hay que añadirle todo este camino de acceso a la justicia que es tortuoso y muy doloroso.
A pesar de todo, Javier Fernández le ha prometido a su hija luchar hasta conseguir encarcelar a sus violadores: Nunca me voy a dar por vencido. Se tiene que hacer justicia. No podemos permitir como sociedad que esto quede en la impunidad. Las cifras de violencia contra las mujeres son aterradoras. Tenemos que cambiar la estadística, pero si dejamos todo en manos de las autoridades, esos números serán más horrorizantes.
El caso de Daphne saltó a la opinión pública luego de que su padre denunció a los cuatro jóvenes, hijos de gente poderosa, funcionarios y empresarios, luego de que subieron a su hija a un coche en las afueras de una discoteca, le quitaron el celular y la llevaron al domicilio de uno de ellos, en el fraccionamiento residencial Costa de Oro, en Boca del Río, donde la violaron.
Desde hace casi un año, cuando sucedió la agresión a Daphne, la vida de su familia cambió radicalmente. Ante la presión social y por seguridad, la joven víctima y una hermana salieron del país y decidieron vivir en el extranjero, mientras la más pequeña permanece con su padre: Todo este proceso ha sido brutal, devastador. En este momento mi hija está muy triste, tiene muchos altibajos, está muy desesperada, muy lejos de mí; se siente sola, aunque todo lo que estamos viviendo nos ha hecho más fuertes y unidos. Nos hemos dado fuerza uno al otro.
Comenta que en un principio suplicó por justicia, pero ahora cambió de estrategia y la exige: Estos individuos cometieron un delito y tienen que pagar por él. Ahora estoy exigiendo que las autoridades hagan lo que les corresponde; nada más pido justicia, y voy a seguir hasta donde sea necesario para conseguirla.
Lamentablemente, asegura, su caso ha estado lleno de irregularidades desde un principio y hasta ahora. Después de que la Fiscalía General del Estado de Veracruz giró órdenes de aprehensión contra tres de los violadores, el Ministerio Público no le ha permitido acceder al expediente, ni copias ni mucho menos fotos.
Voy a impugnar el proceso, porque falta una cuarta orden de aprehensión. No acepto que no se le haya imputado a Gerardo Rodríguez Acosta. El expediente está integrado y es sólido desde mayo de 2015. De esa fecha hasta ahora todo ha estado plagado de irregularidades, como el hecho de que no hayan consignado en tiempo y forma. Otra cosa, a los denunciados no se les molestó hasta el 10 de septiembre, primera vez que se les tomó declaración, algo inadmisible, y que hayan permitido un sinfín de pruebas y periciales para ganar tiempo, cuando con las testimoniales e incluso los videos debieron haber consignado inmediatamente.
Las autoridades de Veracruz, comenta, les dieron todas las facilidades, y finalmente los agresores sexuales salieron del país: Diego Cruz está en Bilbao, España; Gerardo Rodríguez Acosta, a quien no le han girado orden de aprehensión, se encuentra en Dallas, Texas, mientras que Enrique Capitaine Marín se ubica supuestamente en The Woodlands, Texas. Jorge Cotaita no se sabe donde está.
Otra de las irregularidades, comenta, es que las órdenes de aprehensión sólo fueron giradas por el delito de pederastia, pero debieron haber sido también por el delito de “privación ilegal de la libertad.
Es obvio que se les está protegiendo por vínculos con el sistema y por su poderío económico. El gobernador Javier Duarte no se ha puesto en contacto conmigo, sólo con la abuela materna de Daphne, pero para darle un discurso demagógico de que iba a hacer justicia, pero es mentira.
Antes de sufrir esta tragedia, Javier Fernández tenía una falta de confianza hacia la impartición de justicia, y después de esto, esa idea se reforzó: Estoy viviendo en carne propia la inoperancia del sistema. La justicia no es para todos; la justicia se sesga o la balanza se mueve hacia donde haya relaciones, poderío económico y político. Si no tienes contactos o dinero, simple y sencillamente no obtienes justicia.

Agresores a salto de mata
Javier Fernández calificó de indignante la carta de Rocío Acosta, madre de Gerardo Rodríguez, uno de los violadores confesos, en donde defiende a su hijo y ataca a la víctima por haberlo marcado de por vida con su denuncia.
Daphne publicó una carta al respecto: “Dices que tu hijo quedó ‘marcado de por vida’ y que tendrá que vivir con ese ‘estigma’… ¿Y yo qué? Ahí es donde me das lástima, Rocío, porque me queda claro que aún no puedes ver, no logras comprender que esto se pudo haber evitado si hubieran sido justos, si hubiesen jugado limpio, si no hubiesen inventado tantas porquerías. Hasta el día de hoy te pregunto, ¿qué has ganado? ¿Por qué sigues mintiendo? ¿Con qué fin? Porque si es con el fin de salvar a tu hijo, eso sólo lo podrías intentar socialmente, ya que en la memoria de él siempre va a estar lo que sucedió esa noche”.
Javier Fernández y sus hijas se enfrentaron al escarnio social en un principio, cuando denunciaron el delito, aunque ahora gozan del apoyo de la mayoría de la gente. Reconoce que cuando inició las acciones legales fue criticado por no haber actuado inmediatamente contra los violadores.
Es muy fácil criticar o juzgar cuando no se está pasando por un delito tan intenso como una violación. A las víctimas sólo las pueden entender sus familias. En un principio hubo un ataque frontal y brutal en contra de mi hija. Linchan a quien se atreve a denunciar, cuando esto es por todas las mujeres. Ahora todo ha cambiado y sólo recibimos mucho apoyo, con mensajes conmovedores.
Su caso se ha convertido en referente en torno a la violencia contra las mujeres en un país donde aumentan los feminicidios y las violaciones: En ningún momento fue mi intención que mi caso se convirtiera en emblemático. Pero no podemos seguir viviendo en un país con ese grado de impunidad. Las mismas formas y mecanismos legales atentan y revictimizan a las afectadas. Las mujeres que se han atrevido a denunciar han sido acusadas de ser las provocadoras de estos delitos.
El problema, dice, es que hay que cambiar los paradigmas sociales en torno a la visión de las mujeres y actualizar las leyes: Yo tengo tres niñas y voy a luchar hasta donde Dios me dé aliento para que se reconozca y se respete a las mujeres. No es posible seguir así con una realidad tan horrorizante para las víctimas de delitos sexuales.
Lamenta que exista gente que sigue apoyando a los agresores sexuales y normalizando la violencia contra las mujeres. A pesar de saber que los hijos, los sobrinos, los nietos o los familiares de los amigos son unos delincuentes, los siguen apoyando y justificando.
En cuanto al fiscal Luis Ángel Bravo, critica que se haya negado a actuar a tiempo contra los violadores confesos y les haya permitido huir: Él debería de haber sido mi abogado, él debería haber velado por los intereses de la víctima, y no ha sido así.
Ante la falta de justicia expedita, dice, el último recurso que les queda es exhibir a los violadores, como lo están haciendo en España o Estados Unidos, lugares donde se presume que están: Es parte del hartazgo, no se puede permitir que estos delincuentes anden deambulando por ahí. Hay que denunciarlos y además generar un repudio y un rechazo en lugares públicos o en cualquier lado donde los encontremos. Tenemos que forzar al sistema para que funcione.
Javier Fernández suspira, se emociona cuando hace un recuento de esta lucha. Es un padre amoroso, dedicado plenamente al cuidado de sus hijas, pero dice que su familia necesita volver a la normalidad: Queremos poder retomar nuestras vidas; necesitamos paz y tranquilidad. Mi hija está en terapia. Tiene una herida muy profunda y muy dolorosa que le va a dejar cicatriz de por vida.

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