7/22/2018

Que tenga un buen día

38 Foro de la Cineteca
Carlos Bonfil

El Pulp fiction del cine de animación chino. Por una vez el lema publicitario de un filme es atinado y contundente. Al menos en lo relativo a las intenciones del director. Que tenga un buen día (Liu Jian, 2017) es en efecto un título irónico para la jornada de pesadilla que vivirá Xiao Zhang, chofer de un hombre mafioso, quien comete la imprudencia temeraria de robarle a su patrón una maleta repleta de dinero. Lo que sigue es la diseminación de la noticia del robo por todos los rincones de la pequeña ciudad al sur de China, y anécdotas concomitantes tan delirantes como la cirugía facial fallida de una joven y los intentos desesperados de su hermano por reparar el daño.

Como una espiral diabólica, o una bola de nieve indetenible, las peripecias que desata el dinero robado despiertan en diversos personajes lo mismo un apetito de revancha que otro más devorante aún de rapacidad y codicia. En el paraíso del igualitarismo comunista chino, esta parábola de las ambiciones materiales y la mezquindad moral desbocadas por toda una población rural tiene una carga subversiva suficiente, aun en su formato de tira cómica animada, para decidir su prohibición oficial, por parte de las autoridades chinas, durante su primer paso internacional por el Festival de Annecy, Francia, 2017, para ser luego reivindicada en la Berlinale del año siguiente.

Dividido en cuatro capítulos, este relato que sigue la tradición más depurada del neo- noir alterna imágenes de una ciudad fantasma, donde los habitantes presentan un rostro pálido y mortecino, con ilustraciones contrastantes y colores muy vivos de algunos iconos culturales persistentes del maoísmo. El libro de estampas de una animación plagada de gángsters, villanos y personajes sumidos en la desesperación, tiene como contraparte irónica una representación paródica de las felices utopías sociales. La gran paradoja de la cinta de Liu Jian es haber conseguido, a partir de un manejo estupendo del sonido y planos fijos muy largos, una ilusión de suspenso y actividad febril que terminan por sorprender a quienes pudieran considerar que el ritmo de la cinta es algo lento.
La destreza del cineasta chino en este su segundo largometraje, consiste precisamente en sugerir de modo inteligente la manera en que detrás de la retórica oficial (siempre unidimensional y tiesa) se anima de modo formidable una realidad mucho más compleja de acciones y sentimientos que van de la nobleza a lo más mezquino, y en la que los personajes finalmente adquieren veracidad y mayor vida.
Que tenga un buen día transforma la curiosa combinación de thriller estadunidense y el manga chino en algo más que un objeto atractivo para los consumidores de esas dos manifestaciones artísticas. Se trata de un cine de animación con fondo político que resulta embriagador para sus aficionados más fieles y perturbador para quienes, con toda razón, lo interpretan como una faceta inesperada y molesta de la disidencia.
Se exhibe hoy en la sala 7 de la Cineteca Nacional, a las 12:15 y 17:45 horas.
Twitter: @Carlos.Bonfil1

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