3/08/2019

México SA de Carlos Fernández-Vega


Cepal: en 2019 más de lo mismo
Lozoya y Ancira, en la mira

Allá por los inicios de la venta de garaje, con Carlos Salinas en Los Pinos, el gobierno mexicano desincorporó (léase privatizó) infinidad de empresas propiedad de la nación, porque –decía– no son estratégicas para el país, y entre ellas vendió Agro Nitrogenados, un consorcio perteneciente a la paraestatal Fertilizantes Mexicanos (Fertimex).
Por tal desincorporación –en 1992 y con el empresario Alonso Ancira como beneficiario, el mismo que compró Altos Hornos de México– las arcas nacionales habrían recibido alrededor de 150 millones de dólares por un consorcio no estratégico en plena operación y producción.
Casi 22 años después de esa desincorporación, esa misma empresa no estratégica para la nación (Salinas dixit) regresó al rebaño sagrado del sector público, porque a Petróleos Mexicanos (con Emilio Lozoya en la dirección general), por medio de su filial PMI, se le ocurrió la brillante idea de recomprar Agro Nitrogenados, adquisición por lo cual pagó 475 millones de dólares a (¡sorpresa!) Alonso Ancira, aunque las condiciones de la empresa eran por demás deplorables.
Así, por cada dólar que el erario obtuvo en 1992 por la venta de la citada empresa, en 2014 Pemex pagó más de tres para recuperarla, aunque en realidad la compra resultó mucho más onerosa, porque desde 1999 el consorcio recuperado no era más que un montón de fierros viejos, improductivo y con tecnología obsoleta, amén de que requería una multimillonaria inversión del Estado para su rehabilitación.
El empresario Alonso Ancira, quien se presume como muy buen amigo de Carlos Salinas y de Ricardo Monreal, hizo uno de los negocios de su vida: en 1992 adquirió del Estado una empresa en plena producción, y dos décadas después vendió a Pemex pura chatarra a un precio tres veces mayor al que él –se supone– pagó en tiempos de la desincorporación. Pero, hay que reconocerlo, es un empresario que sabe tratar bien a los amigos, como Emilio Lozoya.
La firma del contrato de recuperación fue el 16 de enero de 2014, con Emilio Lozoya, y Alonso Ancira en primer plano. Y fue tal la alegría del funcionario que celebró la ocasión, pues con la compra de los activos de Agro Nitrogenados, Pemex reactivará la producción hasta de 990 mil toneladas anuales de urea en Pajaritos, Veracruz, a partir de 2015. La producción esperada de urea representa cerca de 75 por ciento de la demanda nacional actual de este insumo estratégico (resulta que ahora sí es estratégico) para el agro nacional. Con esta operación, Pemex cumple su compromiso con el campo mexicano, el Plan Nacional de Desarrollo y con las iniciativas del presidente Peña Nieto de un México próspero.
Pues bien, desde aquella firma la empresa recuperada no produce más que puras vergüenzas. Y aunque este escandaloso atraco a la nación se conoció en tiempo y forma, ni el entonces inquilino de Los Pinos (Enrique Peña Nieto) ni sus tres titulares (más un encargado) en la Procuraduría General de la República movieron un dedo para resarcir al erario y enchiquerar a los responsables.
Pero el asunto no pasó inadvertido para otros, de tal suerte que ayer el presidente López Obrador informó que el caso que se cita ha ameritado que se haga una investigación por parte nuestra y se presente una denuncia formal a la Fiscalía General, porque se trata de operaciones de mucho dinero, que se llevaron a cabo en la pasada administración, se compraron plantas de fertilizantes en desuso, abandonadas. Se privatizó en la época de Salinas y, de esas cosas paradójicas que tienen que ver con la corrupción, de repente esa misma planta se (re) estatiza, porque estaba de por medio un negocio. Antes de que empezaran a aplicar este modelo llamado neoliberal o neoporfirista éramos autosuficientes en fertilizantes; ahora lo tenemos que comprar (en el extranjero); acabaron con todo.
Las rebanadas del pastel
Y no fue la única recuperación a modo. Entonces, el balón está en la cancha de Alejandro Gertz Manero, y urge que meta gol.

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