7/20/2019

Sin igualdad salarial


Monedero 



“Aparte de las personas desempleadas, en 2018 hubo otros 140 millones de personas en la categoría de “fuerza de trabajo potencial”, un grupo clasificable como fuerza de trabajo subutilizada. En este grupo de quienes buscan empleo pero no están disponibles para incorporarse a un empleo, o que están disponibles pero no buscan empleo, hay muchas más mujeres (85 millones) que hombres (55 millones).

En consecuencia, la correspondiente tasa de subutilización de la fuerza de trabajo es más elevada en el caso de las mujeres –del 11.0  por ciento– que en el de los hombres –del 7.1 por ciento–. Además, es mucho más probable que las mujeres trabajen a tiempo parcial, aunque un importante porcentaje de ellas afirma que preferiría trabajar más horas.”
Es lo que la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en su documento: “Perspectivas sociales y del empleo en el mundo, 2019, OIT denomina “Mayor prevalencia de la subutilización de la fuerza de trabajo entre las mujeres”.
Cuatro son los puntos más destacados de este documento:
  1. Persiste una gran brecha entre los géneros en la participación laboral
  2. Generalización de los déficits de trabajo digno. En particular el salario tan bajo en las Mujeres
  3. Más de 170 millones de personas desempleadas pese a la reducción constante de la tasa de desempleo mundial
  4. Generalización de los déficits de trabajo digno. Mayor prevalencia de la subutilización de la fuerza de trabajo entre las mujeres.
Esa brecha entre géneros de la que habla OIT es muy amplia en el caso de México, 49.1 es la participación laboral de las mujeres versus 75.7 por ciento la masculina, prácticamente el doble (datos de Enoe-Inegi, segundo trimestre de 20189).
Mientras que para los países miembros de la OCDE la participación femenina es de 67 por ciento. Las barreras a las que se enfrentan las mujeres mexicanas pasan -entre otras cosas- por la carga de trabajo de género, y una división sexual del trabajo que sigue confinando a las mujeres a la cocina.
Por lo que concierne al punto 4 del documento referido, es indispensable enfatizar que el salario -tanto de mujeres como de hombres - dista mucho de ser un salario digno, o como lo marca el Artículo 123 de la Constitución Política Mexicana, implica que no hay empleo digno, como lo establece la OIT.
Pese a que el incremento salarial de este año fue inédito, la recuperación del poder adquisitivo salarial tiene un “atraso” de más de 38 años; por lo consiguiente es prácticamente imposible que, en un año, dé un salto a más de 300 pesos diarios que es el que se requiere, como declararon el actual presidente de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos y el propio Observatorio del Salario de la Universidad de Puebla.
El número de mujeres que gana hasta tres salarios mínimos en el primer trimestre de 2015 era de 6.3 millones (79.1 por ciento). Para el mismo trimestre de 2019 creció a 8.7 millones, representa siete de cada diez mujeres (datos de Coneval).
Esta institución informa que en el primer trimestre de 2019 el ingreso laboral promedio (poder adquisitivo) masculino fue de 4 mil 584.38 pesos, en contraste el ingreso femenino es inferior en un 30 por ciento (3 mil 548.92 pesos); lo mismo sucedió en el primer trimestre de 2005, hace 14 años, prácticamente no hay ningún avance para las mujeres en materia salarial o de un empleo digno
Ahora, si se compara la situación del salario entre los municipios indígenas y los “no indígenas”, la situación es mucho más crítica.
La brecha salarial con los “no indígenas” supera 200 por ciento; en los primeros el salario en el primer trimestre de 2019 fue de 1 mil 981.13 pesos y 4 mil 337.92 pesos, para lo segundos municipios.
Por fortuna el nivel de inflación ha estado decreciendo y eso permite un ligero repunte del 3 por ciento en el salario general. Pero igual, las mujeres están lejos de un empleo digno, por la simple y sencilla razón de que uno de los componentes esenciales de éste son los salarios y su poder adquisitivo
Definitivamente, hay una generalización de los déficits en el trabajo decente. Por lo menos para las mexicanas.


CIMACFoto: César Martínez López
Por: Carmen R. Ponce Meléndez*

Cimacnoticias | Ciudad de México.

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