4/25/2008

CUANDO SE MUERE LEJOS DEL REFLECTOR

En esta vida hay de muertes a muertes. De eso no hay duda. No es lo mismo fallecer en el anonimato de una comunidad apartada de Oaxaca a ser amenazado de muerte enfrente de los reflectores de la parafernalia del espectáculo.

El 7 de abril, Felícitas Martínez y Teresa Bautista, locutoras de la radio comunitaria triqui “La voz que rompe el silencio”, del Municipio Autónomo de San Juan Copala fueron asesinadas. A ambas mujeres las acribillaron en un camión cuando se dirigían a un encuentro de radios comunitarias. Ambas jovencitas fueron las voces de denuncia en un spot de la desaparición de dos muchachas de la comunidad en manos de un grupo de sujetos armados. Desafortunadamente estas jovencitas no eran famosas, ni tenían un programa televisivo en cadena nacional.

Eran mujeres de pueblo, de las que parecen no importarle a nadie. Y su muerte sigue ahí, sin investigarse.

Mientras, José Ramírez Flores, presidente del Municipio autónomo de San Juan Copala, apuntó que “hay autores intelectuales” del asesinato de Bautista y Martínez, y señaló como responsables al ex diputado local Rufino Merino Zaragoza y al líder del Movimiento de Unificación de Lucha Triqui, Heriberto Pazos Ortiz, a la vez que negó que ingresaran a la región elementos militares o federales para investigar el caso.Pero por otra parte están las divas de la comunicación.

Las que pegan el grito en el cielo cuando reciben un correo electrónico amenazándolas de muerte, o a las que un fulano por teléfono les pide que se encomienden a Dios.

A ellas de inmediato les prestan escoltas, les ponen a un “detective” de cabecera y hacen como que les resuelven su caso.

Mientras, en nuestro país donde hasta para morirse hay “niveles”, existe un Jiménez Mota desaparecido, hay un Ramírez Dillanes al que supuestamente quien lo mató, no lo mató, y una consecución de nombres y apellidos que a fuerza del olvido quieren terminar por enterrarlos.

Donde están Jesús Mejía Lechuga, de Radio MS Noticias; Rafael Ortiz Martínez, de Zócalo; Rodolfo Rincón Taracena, de Tabasco Hoy; Gamaliel López Candanosa y Gerardo Paredes Pérez, de TV Azteca Monterrey, desaparecidos en los últimos años… yo sé dónde: muy lejos de la agenda de los políticos y de los encargados de encontrarlos.

Muy lejos de los reflectores y del interés de la demás gente.

Ojalá cuando muera sea en una plaza pública, en un día que no haya partido de la Selección Mexicana, ni termine una telenovela, ni se muera algún Papa, ni se haya ido la luz. Y ojalá que mi caso les interese a los encargados de resolverlo. Mientras tanto, seguiré tocando madera.

Antonio González Díaz
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