7/21/2010

El modelo empresarial de los legionarios de Cristo

Bernardo Barranco V.

La semana pasada escuchamos las inquietantes revelaciones de Luis Garza Medina, vicario general de los legionarios, presentadas por Carmen Aristegui en MVS, que ponen al descubierto diversas anomalías. Destaco sólo dos. Primero lo que todos ya sabíamos: Marcial Maciel no actuó solo, pues contó con la complacencia y complicidad sistémica de su estructura religiosa, además, pone en evidencia que la cúpula directiva de la congregación ha venido mintiendo sistemáticamente, no sólo a la sociedad, sino a los propios integrantes de la legión.

La segunda es de sobra grave: desorden en el manejo de los recursos económicos que permite, entre otras cosas, el abuso y discrecionalidad con que Maciel utilizaba los dineros. Sin embargo, el asunto no queda ahí, Garza Medina reconoce que hasta 2006 la contabilidad y el manejo financiero de los legionarios no estaba consolidado. En una ambigua respuesta, el propio Garza Medina intenta matizar las categóricas grabaciones, aduciendo que ninguno de los superiores actuales tenía constancia de los comportamientos ahora conocidos del fundador de la congregación; el sutil matiz entre saber y tener constancia de la conducta aberrante del fundador abona a la opacidad con que se ha manejado la cúpula legionaria frente a las contundentes revelaciones. Aquí dejamos por ahora el asunto.

La delicada falta de control en el ámbito financiero es un tema que se empieza a asomar y que seguramente develará acciones graves. El modelo se está agrietando, ya algunos legionarios y ex legionarios empiezan a descubrir secretos y prácticas subterráneas. Si Maciel carecía de todo principio ético con un comportamiento patológico múltiple, no sólo en el terrero sexual, mentía sistemáticamente, fue un agente corrupto y corruptor, con dobles personalidades y diversas identidades falsas, pues existen sospechas fundadas para suponer manejos turbios en el ámbito financiero que tanto le atraía y que era uno de sus ejes centrales de actuación.

Ahora entendemos el perfil del arzobispo y actual delegado pontifical, designado por Benedicto XVI, Velasio de Paolis, para poner orden en la legión. Además de ser un experto de derecho canónico y de toda la normatividad eclesiástica, es ni más ni menos que el auditor de la Santa Sede. Ahora entendemos por qué al hacerse cargo de los legionarios no dejará su actual cargo como presidente de la Prefectura para los Asuntos Económicos del Vaticano, porque utilizará dicha infraestructura para adentrarse y comprender origen, destino y aplicación de los dineros de la legión. Tarea nada sencilla, la estructura es laberíntica y compleja, pues abarca varias decenas de fundaciones, obras de caridad, iniciativas sociales, como Mano Amiga, Un Kilo de Ayuda, Teletón; redes sociales como Gente Nueva, escuelas técnicas, colegios, seminarios, universidades, etcétera. Además de la enorme infraestructura mobiliaria y de acciones; todo esto desagregado en diversos países como Estados Unidos, Irlanda, Italia, España, Chile, Brasil, Argentina y, por supuesto, en México.

De Paolis tendrá todo un reto para desentrañar y transparentar los recursos legionarios que ya se han convertido en leyenda negra contemporánea. Unos hablan de cuentas en paraísos fiscales, nexos poco sanos con grupos económicos de Monterrey; otros especulan en montos, que ascienden entre 25 mil millones de euros y otros calculan más de 40 mil millones.

Sin duda, el tema de los manejos de los dineros legionarios será un expediente candente cargado de sorpresas. Hasta cierto punto, son comprensibles las negaciones y deslindes recién nombrado secretario de Economía, Bruno Ferrari, de sus vínculos con los legionarios. Mientras organizaciones de feministas y de derechos humanos de Monterrey e investigaciones periodísticas, como la elaborada por Proceso, lo señalan no sólo como entusiasta colaborador, sino como enlace operativo entre Maciel y sectores empresariales regiomontanos, Ferrari se empeña en maquillar hasta las motivaciones de su maestría en derecho canónico en Roma.

En la entrevista con Aristegui, sus respuestas fueron ambiguas. Habló con la textura educada de Garza Medina, como si fueran de la misma familia. Aquí el presidente de la República, Felipe Calderón, fue insensible e irresponsable al colocar en la secretaría a Ferrari en un contexto tan delicado, al vincularse a un personaje tan desprestigiado como Maciel y estar expuesto a escándalos que pueden revertir sus iniciativas.

El asunto del dinero toca la esencia del modelo religioso de los legionarios. Usted se preguntará si el carisma de la legión es ¿el educativo, o el de las obras caritativas, incentivar vocaciones o la evangelización de las clases altas? No, el modelo de los legionarios es la procuración y movilización de recursos de las católicas elites económicas y políticas de los países donde están. A través de sus colegios y obras sociales hace estudios de prospectos. Sus jóvenes sacerdotes se acercan a las familias hasta casi hacerse parte de ellas. Elegir, pedir y agradecer, reza el método contundente que Maciel pregonaba.

El problema de fondo es romper la articulación estructural entre la perversión sexual de una parte del clero y la perversión económica y política que compromete a la Iglesia a los grandes poderes fácticos de la sociedad. Lo que está de fondo, pues, es qué tan evangélico es el modelo de los legionarios que ofrecen a los ricos y poderosos la total salvación sin cuestionar la forma de acumulación de riquezas ni los valores éticos de cómo muchos políticos acceden al poder. La existencia de la Iglesia está en riesgo si se sujeta un sistema de poder sacralizado y clerical. El tema de los legionarios apenas asoma e irá mucho más allá de la Iglesia, tocará fibras y redes sociales de las elites de México y de muchos países

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