7/23/2010

Las condiciones más desfavorables las viven las mujeres: PNUD

A romper el circulo vicioso de la desigualdad en AL y el Caribe

Por Gladis Torres Ruiz

México, D.F 22 jul 10 (CIMAC).- Ser mujer, joven indígena o afrodescendiente en América Latina y el Caribe, es sinónimo de padecer mayor desigualdad, en la región más desigual del mundo afirmó el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), por lo que llamó a los gobiernos a romper “el círculo vicioso” de la desigualdad social, mediante políticas públicas adecuadas.

Durante la presentación del Primer Informe Regional sobre Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe 2010, “Actuar sobre el futuro: romper la transmisión intergeneracional de la desigualdad”, en una video-conferencia desde Costa Rica, el organismo expuso que esta es la región más desigual del mundo, lo que complica reducir la pobreza.

En la video-conferencia, transmitida en las oficinas del PNUD, los economistas Luis Felipe López Calva e Isidro Soloaga, afirmaron que en América Latina, el coeficiente de desigualdad es de 65 por ciento, contra 36 por ciento de Asia menor, y 18 por ciento de África.

López Calva precisó que si bien en los últimos años se ha avanzado en políticas sociales como la educación, el ingreso económico, y el crecimiento, la desigualdad podría frenar esa tendencia en los próximos años.

Los economistas subrayaron que las mujeres jóvenes e indígenas o afrodescendientes, son quienes presentan las condiciones más desfavorables.

En el documento del informe, se precisa que las mujeres de la región siguen obteniendo empleos de remuneración menor a la que obtienen los hombres, aún cuando se trate de mujeres y hombres con similares capacidades.

A ello se suma que la proporción de mujeres en la economía informal, es mayor que la de hombres; en México, del total de personas ocupadas en las áreas urbanas en la economía informal 49.1 por ciento son mujeres, esto implica que carezcan de acceso a prestaciones sociales en su empleo, y queden en condiciones de mayor vulnerabilidad.

A nivel regional, como promedio para 2008, el 45 por ciento de las mujeres trabajaba en el sector informal, 6 puntos porcentuales más que el porcentaje de hombres en esa condición laboral.

Destaca también el efecto de una doble carga laboral para el caso de las mujeres. “En promedio, las mujeres trabajan por día entre 0.5 y 2.5 horas más que los hombres en los países de la región para los cuales se disponen datos”.

Con respecto a las desigualdades asociadas al origen racial y étnico, los niveles de pobreza son notablemente mayores en la población indígena y afrodescendiente que en la población eurodescendiente, con excepción de Costa Rica y Haití.

“En promedio, el doble de la población indígena y afrodescendiente vive con menos de 1 dólar (unos 14 pesos) por día, respecto a la población eurodescendiente”.

El PNUD informa que el 33 por ciento de la población total de la región es indígena, es decir 50 millones, mientras que el número de personas afrodescendiente es de 120 millones.

Destaca que en el caso de Ecuador, la pobreza disminuiría casi 44 puntos porcentuales si la población indígena y afrodescendiente tuviera los mismos rendimientos en educación que la población eurodescendiente. “Esta reducción sería de 21 puntos porcentuales para el caso de México y de 18 puntos para el caso de Bolivia”.

La desigualdad genera desigualdad, “la persistencia de la desigualdad, acompañada de una baja movilidad social, ha llevado a la región a caer en una trampa de desigualdad”, por lo que llama a romper éste “círculo vicioso” de alta desigualdad, mediante la aplicación de medidas concretas y efectivas, puntualiza el PNUD.

Plantea la creación de una agenda mínima para el combate de la desigualdad en desarrollo humano para América Latina y el Caribe y su transmisión intergeneracional podría empezar por disminuir las desigualdades de poder e influencia, procurando erradicar el clientelismo, la captura del Estado y la corrupción.

El fortalecimiento general de las instituciones estatales clave, y el impulso a una participación ciudadana más activa, que haga visibles a todos los sectores de la sociedad, y sus necesidades, son otros aspectos que, según el Informe Regional sobre Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe 2010, deberían formar parte de este acuerdo de mínimos.

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